Cómo no educar en valores

Hoy voy a hablar de un tema controvertido – una vez más. Este artículo seguramente me costará alguna amistad más, pero eso no me importa lo más mínimo.
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Considere usted el siguiente diálogo entre tres hombres –

Daniel: «Hola, tengo una pregunta sobre el LSD. Ayer me compré una pepa, como yo ya conozco como me pega, decidí tomar solo la mitad porque hoy tenía que venir a trabajar, mi sensación fue excelente, me tomé unas cervezas, me fumé un porrito, acosé sexualmente a una compañera de trabajo. Bueno quería beberme unas cervezas más y consumir la otra mitad que me queda. Espero que me aconsejéis sobre qué debo hacer».

Patricio: «Hola Daniel, yo los he tomado pero ya hace mas de 20 años, mi experiencia era que sí te hace efecto tomarte la otra mitad del tripi. Debes tener mucho cuidado con el lsd, yo conozco a gente que se han quedado colgados, es muy peligroso todo esto, demasiado colocón. No tires tu vida con esa mierda de drogas tio, tengo más edad que tú y sé lo que digo, la droga es la muerte, es un infierno».

David: «No seas tan alarmista. Patricio, todos sabemos que la droga es mala, ya hace mucho tiempo que la gente que tiene problemas con la droga no visita curas para desengancharse. Es un problema médico que no se resuelve solo con la estúpida frase «sé de lo que hablo». Y tampoco con esa frase vas a quitarle la curiosidad a quién quiera «iniciarse». Igual que a ti, hace 20 años, no te quitó la curiosidad el madurito que te la soltó. Esto me lleva a pensar que o bien no has tomado nunca, o bien te piensas que el resto del mundo es más tonto que tú y no debe probar algo que tú probastes…Pero el paternalismo barato solamente ayuda a los bobalicones…y los bobalicones se enganchan muy fácil a las cosas». Dani, tú prueba lo que quieras, no le hagas caso a este plasta.

Posiblemente, habrá un porcentaje que se siente identificado con lo que dice Patricio, y otro porcentaje que se siente más en solidaridad con lo que dice David. Quiero hablar hoy sobre cómo no debemos educar en valores y no será del agrado de ciertas personas.

Si estuviéramos en una barra llena de españoles de mediana edad, y dijéramos algo así como: «Estos putos moros nos están invadiendo», casi la totalidad asentaría con la cabeza y se sentiría completamente identificado con dicha declaración. Si dijéramos lo mismo en un bar lleno de moros como los muchos que hay por El Escorial y Galapagar, la reacción sería obviamente completamente distinta. Lo más seguro es que un grupo de moros te sacaría a la calle y en el mejor de los casos, te pegaría una paliza o te mataría a puñaladas, en el peor de los casos.

Para poder distinguir entre la importancia relativa de una frase, el contexto es importantísimo para poder diferenciar.

La frasecita «Educación en valores» también tiene dos significados. En un sentido amplio, se refiere a los esfuerzos que puede realizar una institución educativa fuera de lo académico, para intentar que los niños y jóvenes se conviertan en «buenas personas» cuando sean adultos. En un sentido estrecho, refleja cierta moral particular, una que refleja unos valores particulares así como suposiciones sobre qué son los niños y cómo aprenden. A menudo, se ha mezclado lo estrecho con lo amplio, llegando a producir resultados que no nos hace sentir conformes con el estado de las cosas.

Voy al grano: Lo que hoy pasa por «educación en valores» no es más que una colección de exhortaciones y sabiduría popular-barata diseñada para que los niños trabajen más y obedezcan todo lo que les dicen en el colegio. Incluso cuando se promueven otros valores (ser justos – por ejemplo, no dar deberes, porque hay niños que no tienen la ventaja de tener padres que les ayuden), el método preferido de educar es el adoctrinamiento.
El objetivo es militarizar a los alumnos para que tengan una serie de comportamientos específicos en vez de hacerles partícipes de reflexión crítica y profunda sobre su forma de ser.
Vemos ejemplos de cómo las autoridades en algunos países defienden esto – por ejemplo, esto lo extraigo y traduzco de un periódico alemán (no hablo alemán con fluidez pero algo he aprendido): Esto es de Der Spiegel:

«Un colegio enorme, multiétnico, en el centro de Berlin utiliza un marco creado por expertos alemanes en educación. Las clases que el director declare «buenas» (de buen comportamiento), serán premiadas con dinero, que podrá utilizarse para organizar una fiesta. En una pared enorme cerca de la cafetería escolar, unas nueces profesionalmente dibujadas contienen las normas – «Nunca hables cuando estés en la cola». En el aula modelo, la profesora le dice a los alumnos que escriban una lista con los nombres de las personas que ellos piensen que sea el «más trabajador o estudioso». La profesora luego les pregunta: ¿Cuántos de vosotros vais a ser buenos trabajadores?»

Tengo otro ejemplo – esta vez de un colegio concertado cerca de Boston, en una zona totalmente blanca (blanco y de origen inglés, alemán, irlandés, etc – osea, no hay hispanos – ni blancos ni de otras razas): Este colegio es para alumnos de clase media alta normalmente y blancos, como ya he dicho:

En las ceremonias semanales, los alumnos reciben una hoja que luego será colgada en la «Foresta de las virtudes». Estas virtudes no son discutibles para el director, porque él piensa que los principios morales son idénticos a las verdades matemáticas.

Casi todas estas estrategias para educar en valores y fomentar el civismo son gilipolleces. Bill Clinton dijo, en su discurso a la nación de EEUU en 1996, que la única práctica específica que él recomendaba era la de llevar uniformes a los colegios. Las premisas aquí son, primero, que el civismo o carácter de los niños puede mejorarse si les obligamos a vestirse como iguales, y en segundo lugar, que si los adultos están en contra de la vestimenta de los alumnos, la mejor solución no es invitarles a reflejar sobre cómo podrían resolver ese problema, sino forzarles a llevar la misma ropa.

También existen otras estrategias – igualmente risibles – una de ellas es la de ofrecer premios a los estudiantes cuando se les «pilla» siendo «buenos» – un enfoque que le gusta mucho a los católicos y otros grupos religioso-populistas. Lo único que aprenden estos estudiantes es que si quieren un premio, tienen que «ser buenos». Con razón muchos psicólogos han descubierto que los niños que reciben premios con frecuencia, a menudo son los más insolidarios, ya que lo hacen por interés nada más – e interés temporal.

Tristemente, los problemas con la educación en valores (en el sentido estrecho, y así es como sigo utilizando el término salvo indicación contraria), no están limitados a estas estrategias para imponer uniformidad o darles galletas como si fueran perros que se portan bien o realizan un truco para el amo. Lo más problemático son las suposiciones detrás, tanto implícitas como explícitas, que informan estos programas e incentivos. Voy a hablar de cinco ejemplos o algo más si me da tiempo – hoy hablaré solo de uno más para que podáis reflexionar:

1. ¿A qué nivel estamos dirigiéndonos a esos problemas? En Estados Unidos, existe un vídeo que casi todos los colegios públicos ya le enseñan a los estudiantes: Literalmente, al principio del vídeo – se puede ver a un grupo de jóvenes siendo detenidos por la Policía estatal, y el narrador entona de forma alarmante, que esto se debe a un «deterioro de los valores fundamentales de América». La idea de que los problemas sociales se deben a que la gente ya no toma en serio los valores tradicionales es una explicación muy simple y común. Pero, si la gente viola, o asesina o roba porque no respetan los valores tradicionales de América, esto es, por sus características personales, se tiene que suponer entonces que no hay ninguna otra provocación. Ayer hice referencia a esto, aunque de forma muy breve, en el hilo – también uno de los comentaristas hizo referencia a las motivaciones – ¿es más dañino robarle a un millonario – para él – o robarle a un muerto de hambre? La mayoría de las legislaciones toman en cuenta estas cosas en la defensa. Lo dejo ahí hoy.

4 comentarios

  1. Rubén · ·

    Alfredo.

    «Voy al grano: Lo que hoy pasa por “educación en valores” no es más que una colección de exhortaciones y sabiduría popular-barata diseñada para que los niños trabajen más y obedezcan todo lo que les dicen en el colegio. Incluso cuando se promueven otros valores (ser justos – por ejemplo, no dar deberes, porque hay niños que no tienen la ventaja de tener padres que les ayuden), el método preferido de educar es el adoctrinamiento.»

    Completamente de acuerdo, Alfredo.
    Pero ten en cuenta que un ateo podría decir exactamente lo mismo del adoctrinamiento que recibe un cristiano desde pequeño en la iglesia cuando oye a su cura o pastor decirle que va a ir al infierno si hace…. o no hace….

  2. Alfredo · ·

    Rubén –

    Desde luego que puede – y yo le daría la razón – hay que promover más el auto-crítica individual – para tener más libre-pensadores. Hay muchos «cristianos» que sólo lo son porque mamaron esa moralina, pero no saben realmente POR QUÉ son cristianos y POR QUÉ DEBEN serlo – al igual que los católicos en España, que ahora participan en el circo de las procesiones – si ves como vive esa masa durante gran parte del año, pensarás que son de todo menos cristianos. No soy quien para etiquetar almas, no soy Dios – (gracias a Dios que no soy Él, pues Él tiene mucha más misericordia con la humanidad que yo), pero sí sé que la mayoría de los que van a las procesiones son unos hipócritas de cuidado y unos estúpidos que no tuvieron la suerte de ser educados con crítica constructiva.

  3. Ateo · ·

    Mi máximo respeto, Don Alfredo. ¡Hay que ser un tipo muy valiente y libre-pensador para decir lo que usted ha dicho! Yo no soy cristiano para nada, pero he estudiado muchísimo el tema y veo que usted es un perfecto ejemplo de lo que he estudiado de los presbiterianos – sois duros, auto-criticos, escolásticos y no os dejáis llevar por las pamplinas pseudo-emocionales que hoy pasan por lo religioso. Los mejores tratados teológicos los he visto de los calvinistas, como usted dijo una vez, empezando por la Westminster Confession, toda una declaración de intenciones de una calidad retórica y filosófica impagable.

    Me da asco lo de las estúpidas procesiones con dinero público e implicación municipal, como si todos los españoles fuéramos católicos. Al menos les está lloviendo en muchas partes jeje, que se mojen un poco que tienen mucha caspa papal. Son los mismos que he visto venir por aquí a ponerle a parir y a decir que usted tiene que tener «más educación» bla bla bla. Usted no se deja pisotear por nadie y eso lo admiro mucho. En persona soy tímido y no puedo ser así, pero una de mis aspiraciones en la vida es ser más como usted a la hora de defender mis ideas, sin tenerle miedo a ningún hijo de puta que intente violar mis derechos fundamentales en una democracia liberal.

  4. Alfredo · ·

    Gracias «ateo» – justamente ayer volví a echarle un vistazo a la Confesión de Westminster, a raíz de la discusión que mantuve con el caballero Rubén y comprobé que hasta los puritanos querían una armonía entre Iglesia y Estado – separación sí, pero JAMÁS AUTONOMÍA de la iglesia en TODAS las cuestiones – Cromwell no habría estado a favor de que una iglesia tenga su «propio derecho de admisión» al margen del Estado como peligrosamente defiende Rubén en esa cuestión.

    Fíjese en esto, ateo: Capítulo XXIII, párrafo 3º de la Confesión:

    «3. Los gobernantes civiles no pueden tomar la administración de la Palabra y de los sacramentos, o el poder de las llaves del Reino de los Cielos, y sin embargo tienen autoridad y es su deber hacer lo necesario para que la paz y la unidad sean mantenidas en la iglesia, para que la verdad de Dios se mantenga pura y entera, para que todas las blasfemias y herejías sean suprimidas, todas las corrupciones y abusos en la adoración y la disciplina sean impedidas o sean reformadas, y todas las ordenanzas de Dios sean debidamente establecidas, administradas y cumplidas. Y para el mejor cumplimiento de todo ello tienen la potestad de convocar Sínodos, estar presentes en ellos y asegurar que cuanto en ellos se decida sea de acuerdo con la mente de Dios».

    Para mantener la paz social, función del Estado civil – del gobierno civil bíblico, es necesario también regular ciertos aspectos y comportamientos de las confesiones.

    Saludos

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