Las religiones y los religiosos: ¿Debemos respetarles?

Como saben algunos de mis lectores, el otro día se generó una bronca monumental en mi muro de Facebook porque un católico radical me quitó de su lista de «amigos». Dice que nosotros «ofendemos» los católicos y que no hay derecho a ello. En consecuencia, escribí lo siguiente en el muro de actualizaciones: «Ayer, un católico-romano me quitó de su “lista de amigos” en Facebook, enviándome además un mensaje diciendo que los liberales debemos “respetar la religión” y que en mi hilo la gente “no respeta” a los religiosos católicos como él. Lejos de pedirle disculpas, me reafirmé en lo liberal: nosotros NO le debemos “respeto” a nadie ni a nada que no nos apetezca. ¿Son acaso el catolicismo o el islam, por poner dos ejemplos, dignos de «respeto»? Seamos consecuentes por favor. ¿Qué significa el respeto? El verdadero ejercicio de la libertad es precisamente poder ridiculizar lo ridículo o hasta poder ser ofensivo. Porque no nos engañemos: Una cosa es tolerarles, otra es respetarles. Si nadie espera que respetemos a un pirado que dice “soy un santo porque eso lo dice mi religión”, ¿por qué la gente espera que respetemos a un individuo que cree en un catecismo escrito por hombres hace siglos? No, no pienso respetarles. Se les tolera siempre que no impongan a los demás. Me alegro que mis hilos sirvan para ridiculizar a estos engañabobos.»

Bien. Pues hoy toca desarrollar más esta idea porque uno de los «choques» que se avecinan en estos últimos tiempos que le quedan a las religiones oficialistas va a ser qué relación tendrán con el Estado democrático y qué grado de «toleración» se podrá aplicar. Sin duda, va a ser uno de los grandes debates y la verdad es que esto representa una buena oportunidad para los juristas europeos y norteamericanos, porque se va a desarrollar de manera distinta en ambos continentes.

Desafortunadamente para el pensamiento libre, un gran porcentaje de «liberales» en España dicen ser católicos o «religiosos». No sería un gran problema si solo se limitaran a decir que son católicos, pues sería equiparable a otro rasgo inofensivo como ser alto, o bajito, rubio, o moreno, negro, o blanco, etc. El problema surge cuando estos defensores del catolicismo exigen que, en el nombre del liberalismo, se les «respete». Confunden «respeto» con tolerancia y creo que va siendo hora de definir estos conceptos y desacreditar a los articulistas como Francisco Moreno, del Instituto Juan de Mariana, que dice cosas como «El laicismo es una garantía del respeto del Estado a la conciencia individual».

No, el laicismo no tiene nada que ver con el «respeto del Estado» sino más bien con la «neutralidad» de dicho estado hacia comportamientos que emanan de una creencia individual de carácter espiritual.

El artículo de Moreno es pésimo y mirad lo que dice su primer párrafo completo:

«El laicismo, se nos dice, lejos de ser un arma contra tal o cual religión, es una garantía del respeto del Estado a la conciencia individual y es la base de una convivencia respetuosa con todas las creencias. Impecable su formulación teórica; veamos las obras de sus acólitos.»

¿Se nos dice? ¿Quiénes lo dicen, señor Moreno? ¿El laicismo es una religión? ¿Cómo es que tiene acólitos entonces?

Moreno procede entonces a denunciar supuestos delitos que cometieron las brigadas antipapistas. Dice así en su homilía velada:

«La Puerta del Sol acabó siendo, empero, escenario de comisiones de delitos en cascada contra los pacíficos católicos allí reunidos. Sufrieron amenazas, vejaciones, insultos y agresiones, entre otros. Todo ese matonismo despreciable quedará impune pese a sus denuncias. El actual y exquisito Ministerio del Interior afirmó que investigaría si hubo excesos policiales contra los ciudadanos que protestaron contra la excesiva presencia de la JMJ en la calle.»

Es verdad que en España, desgraciadamente para la libertad, está prohibido en el Código Penal «ofender los sentimientos religiosos». Es una ley absurda, liberticida y equiparable a algunas leyes en países musulmanes en los que se prohíbe «ofender al Islam».

Pero eso no es realmente lo importante aquí, sino el hecho de que un autodenominado «liberal» como Moreno, miembro del Instituto Juan de Mariana en Madrid, justifique denunciar a estas personas. Ningún liberal en España ha denunciado esta actitud fascistoide de Moreno. Si Moreno fuése realmente liberal, denunciaría las leyes en España que prohíben a manifestantes insultar para mostrar su desagrado hacia tal o cual ideología. Y, habrá que ver a qué llama «amenazas» el señor Moreno. Porque yo estuve en esas manifestaciones y no oí a nadie amenazar con violencia a los papistas. Sí se les insultó y eso no me parece mal en absoluto, porque lo que no es digno de «respeto», puede someterse a insultos. En cuanto a las «vejaciones», es lo que llaman a las fotos ridiculizando al ex-Papa Benedicto y sus ACÓLITOS (ahora sí podemos usar la palabra correctamente, señor Moreno), hecho que se da en cualquier país libre, incluído EEUU donde se puede poner a parir a cualquiera en una manifestación y gracias a la Primera Enmienda de la Constitución Federal, el ciudadano es intocable cuando se expresa.

Ese hecho no le parece interesar a gente como Moreno, pues en realidad ni son liberales ni les interesa la libertad real – lo que les interesa es el frentismo «anti» izquierdas. No les importa que en ese frentismo, tienen que lógicamente defender a instituciones que nada tienen que ver con la libertad del ser humano, como por ejemplo la Iglesia Católica.

Tolerancia

La tolerancia no es lo mismo al «respeto». La toleración supone o presupone mejor dicho, nuestro desagrado. En el interés de la libertad, se «tolera» la manifestación de las religiones como el Islam, el catolicismo o la presbiteriana, pero nadie debe tener obligación de «respetar» a nadie. Son dos cosas distintas.Yo no me sentiría raro ni ofendido si un católico me insulta por ser protestante. Como liberal, pediría que insulte más en la manifestación porque esa es su libertad.

La tolerancia supone que NO podemos ser «indiferentes» hacia lo que no nos gusta. Nadie dice «tolero a mis vecinos gays y moros porque soy indiferente». Se usa «tolerar» cuando se quiere mostrar desagrado o cierto rechazo. Obviamente, en muchos casos, la «indiferencia» sería preferible antes que la tolerancia: mejor que la gente fuera «indiferente» hacia la orientación sexual de un desconocido, antes que decir «bueno les tolero», o ser indiferente cuando se insulta a un católico, pero ya me váis entendiendo.

El liberal Locke fue uno de los primeros filósofos a la hora de defender la tolerancia, aunque los liberales aquí deberíamos matizar su tolerancia universalista porque creo que es justo dcir que Locke no podía imaginarse hasta qué nivel las entidades privadas en nuestras sociedades modernas y capitalistas pueden ser mucho más sofisticadas a la hora de inculcar creencias y coaccionar activamente con el poder de la cartera. La pasividad histórica de la gente demuestra que los estados sí pueden inculcar creencias, hasta creencias peligrosamente falsas.

Falsos liberales como Francisco Moreno no se quedan contentos con la toleración hacia católicos. Exigen «respeto», como él mismo deja caer en su artículo (aunque sea por su ignorancia de las definiciones).

Todos somos iguales cuando se trata de nuestra capacidad para creer una mentira sin dar los pasos necesarios para aprender. Pero eso no implica nada más allá de la tolerancia: mientras que tu auto-engaño no haga daño a nadie, a mí no me interesa que te cuelgues un Rosario por el cuello o tengas un rancio crucifijo en tu habitación. Tampoco nos debería importar si una persona «busca el sentido a la vida y en su conciencia», a pesar de que esto pueda conducir a que sientas asco hacia determinados colectivos o tus sentimientos te lleven a pensar que los homosexuales «destruyen» a las familias tradicionales.

Somos parecidos en muchas facultades, pero nos debería parecer raro eso de otorgarle un sentido respetable a esos ejercicios deficientes de nuestras facultades que vaya más allá de la tolerancia.

Los buenos gobiernos liberales, por supuesto, tienen obligaciones diversas pero una de ellas debe ser la tolerancia hacia aquellas prácticas que merecen esa tolerancia. Pero esto se complica cuando, además, las personas, usando el pretexto de sus conciencias personales, piden no tener que cumplir ciertas leyes aplicables a los demás.

Piensa por ejemplo en el caso de EEUU, donde decenas y decenas de asociaciones se hacen llamar «religiosas» para evitar los impuestos e inscribirse como asociaciones sin «ánimo de lucro».

La libertad confesional no puede, jamás, ser utilizada como licencia para desobedecer las leyes aplicables a una mayoría democrática. Cuando un funcionario público se niega a casar a personas del mismo sexo en España o EEUU, por ejemplo, alegando «motivos religiosos», o «su libertad», jamás se le debe permitir salirse con la suya. Ningún empleado público, financiado con el dinero de TODOS los contribuyentes, debe negarle una libertad a un ciudadano. Si tan «en contra» están realmente de casar a gays, ¿por qué entonces nada dicen sobre los contribuyentes gays que también pagan su sueldo? ¿Pero este cachondeo qué es? O sea, «no te caso porque eres marica», pero, «tu dinero sí me lo meto en el bolsillo», porque ahí sí no miro la sexualidad. ¡Hipócritas!

Los calvinistas por lo menos suelen ser más consecuentes: lo dejan a la conciencia individual eso de trabajar como funcionario pero si eligen lo público, asumen las consecuencias y no se quejan.

O, tomemos otro ejemplo: ¿Quién aquí de los lectores aceptaría que un funcionario musulmán en España dijera que se niega a atender a ciudadanas, porque son mujeres? Los católicos pondrían el grito en el cielo si un funcionario musulmán se negara a hablar con una mujer sin velo. ¿Por qué entonces se creen que merecen más respeto a sus creencias que un moro musulmán? Pues porque son hipócritas.

El «ser religioso» NO te da licencia especial para librarte de las normas aplicables a todos los demás sufridos ciudadanos. La libertad religiosa no es la libertad para hacer lo que te dé la gana y que encima te lo respeten, ni tampoco la libertad para redactar tu propia oferta laboral personalizada, o vestirte como quieras en un papel en el que los demás llevan uniformes.

Lee, infórmate por favor. Aprende lo que significa la democracia, la libertad y el pluralismo real, y la tolerancia (que no respeto).

Por último, queda también otra cuestión pendiente:

¿Por qué las religiones merecen más «respeto» jurídico que creencias «no» religiosas? Por ejemplo, ¿por qué las preferencias de un católico o de un musulmán en la ley están por encima de otro tipo de creencias? Tóma el ejemplo de los vegetarianos. Ningún juez se tomaría en serio a un vegetariano trabajando en un supermercado que se negara a vender carne en su puesto de trabajo. Por eso pienso que, al menos en este sentido, Europa está más adelantada que EEUU porque en Europa, en la protección de las libertades, se habla de «religión y/o CREENCIAS» mientras que en EEUU solo se habla de preferencias religiosas. Esto significa que como Europa ha ampliado más la definición, se ha tenido que equilibrar más y son mucho más exigentes cuando los ciudadanos alegan «motivos religiosos» para escaquearse de una ley.

En EEUU, pasa lo contrario: decenas de niños no son escolarizados porque sus padres no «creen» en el colegio (ni el público ni el privado), los Amish no tienen que ir a la guerra aún cuando sea absolutamente vital (ojalá que nunca llegue a eso), y los prisioneros judíos y musulmanes pueden ser excarcelados en sus días festivos.

Los juristas en América deben reconsiderar más estas cuestiones.

9 comentarios

  1. Carlos H. · ·

    ¡¡Qué buen artículo, Alfredo!! Lo mejor que he leído en mucho tiempo. Yo estoy harto de aquello de «hay que respetar».

    Yo no creo en nada, pero he estudiado algunas religiones y la que más me parece digna de respeto es la teología calvinista. Vosotros sois los más consistentes y consecuentes que no somos perfectos y que no podemos «salvarnos».

    La gente dice que sois arrogantes pero en realidad a mí lo que más me gusta de vosotros es que no aceptáis «la religión» como fin en sí mismo.

    Nadie ha hecho tanto como vosotros a la hora de destruír tantas iglesias organizadas. Actualmente, vivo en Holanda. Como usted sabe, Holanda fue un país muy calvinista y la influencia sigue vigente porque he conocido a ciertas personas que profesan ser calvinistas y anti-religiosas a la vez, como usted.

  2. Tália · ·

    jajajaja yo tengo casi 60 años y estos son los artículos que echo tanto de menos en España. Yo no leía algo así desde los 80 cuando habia verdaderos debates ideológicos profundos. Y que conste que soy socialista, Alfredo, pero socialista de los de verdad como Tony Benn el inglés, no como el PP$OE de ahora.

    Este es el liberalismo cañero que recuerdo porque además hay sentencias de los 80 de nuestro Tribunal Supremo que defienden el derecho a ofender.

    «Los católicos pondrían el grito en el cielo si un funcionario musulmán se negara a hablar con una mujer sin velo.»

    Completamente de acuerdo Alfredo. No solo pondrían el grito en el cielo sino que hablarían de la «islamización» de España como si ellos no practicaran la «catolicización» de nuestro país.

    Estoy harta de esas incongruencias.

  3. Hola Alfredo,

    Durante bastante tiempo hemos estado discutiendo sobre los conceptos aconfesionalidad y laicidad del estado. Yo siempre decía ser laicista y a tí no te gustaba esa palabra «afrancesada» y preferías una aconfesionalidad más anglo, más parecida a tu cultura política.
    Pero hoy creo que has hecho un artículo laicista, muy en mi línea. Y creo que hay grandes puntos de acuerdo.

    Mi preferencia por el laicismo y no por la simple «aconfesionalidad» es porque creo que el estado no puede ser neutral ante las religiones. Cuando las religiones no son expansivas sí es posible que una estricta aconfesionalidad funcione bien, pero cuando las religiones son expansivas, como es el caso del catolicismo o el islam, creo que el estado debe ser laicista y combatir eso.
    El laicismo se basa en algo muy sencillo: La religión debe estar fuera del ámbito público. La sociedad, la administración y la convivencia entre los miembros de una sociedad debe darse fuera de la religión, que queda en ámbitos íntimos, personales o grupales. Esto no quiere decir prohibirle el credo a nadie, simplemente crear un conjunto de leyes en que todos entendamos que la religión queda fuera del ámbito público y legal y que se debe limitar su presencia excepto en aquellos campos en los que choque fuertemente con la libertad personal, donde hay que ser tolerantes.

    Hace unos días hemos visto como en España, una sociedad bastante secularizada y donde la iglesia católica tiene ascendente sólo sobre una parte minoritaria de la sociedad, la ley del aborto ha sido recortada basándose en las peticiones y planteamiento de la iglesia católica. Fácilmente 3/4 de la población española no siente como mandatorios los principios morales de la iglesia católica y los obvia sin ningún problema, y sin embargo lo que dice la conferencia episcopal española acaba pesando sobre nuestra legislación.
    Esto es un evidente desequilibrio que incluso podría violar aquel apunte semi-confesional de la constitución que dice que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias mayoritarias de la sociedad (párrafo que por cierto no comparto por las implicaciones que tiene).
    Es que incluso la conferencia episcopal española ha impuesto su mensaje ¡Por encima de los planteamientos del propio Papa! Estamos en una situación parecida a la que había en España antes del Cardenal Tarancón, cuando en pleno Concilio Vaticano II la iglesia española vivía en el siglo XVIII al servicio de la «cruzada» y del estado franquista.

    España, al igual que Francia, Italia, Turquía u otros países donde el catolicismo y el islam tiene fuerza social, necesita un laicismo de estado. Y para nosotros es importante: 1/ Romper cualquier vínculo entre la iglesia y el estado más allá de los méramente imprescindibles 2/Eliminar la presencia de símbolos religiosos de las dependencias del estado y eliminar la enseñanza de religión de las escuelas 3/ La creación de un pacto político general que deje claro que la moral religiosa individual no puede impregnar las leyes. 4/ Dejar claro que las libertades individuales y públicas están por encima de las religiones y las creencias propias.
    Este último punto es importante y creo que debe crearse un cuadro general para aplicar a todo. Yo he sido siempre absolutamente defensor de la libertad de expresión ante las amenazas que han sufrido artistas y personajes públicos por «ofender al islam» en varios lugares de Europa. Por la misma razón lo seré siempre ante la iglesia católica, donde las opiniones de los obispos deben ser directamente ignoradas por los poderes públicos.
    Y no estoy creando opiniones adhoc para el caso ni por mis convicciones personales. Como sabes me he mostrado contrario a considerar el negacionismo del franquismo como delito como han pedido algunas fuerzas políticas. La libertad de expresión es sagrada siempre que no ponga en grave peligro otras libertades, y considero que no es el caso.

    Has hecho un apunte importante sobre la «religiosidad» de opciones personales que no tienen que ver con las religiones. Yo he criticado mucho como la política en este país (y en otros) es religiosa en muchas ocasiones y he sido partidario de aislar este tipo de comportamientos como vacuna y método de instrucción política, y me da igual que esa religiosidad sea marxista o libertariana.
    Estoy, pues, muy conforme con casi todo lo que has dicho.

    Saludos,

  4. Hola Carlos,
    Gracias por su comentario – es verdad que los calvinistas tienen fama de ser “arrogantes”, pero no sé. Ser de Dios es lo que tiene…. 😉

    Ahora en serio, nosotros, en efecto, rechazamos la religión como “sistema” y optamos por la teología y el debate.

    En EEUU, allá donde hemos ido en el terreno eclesiástico también hemos destrozado iglesias enteras – ahora por ejemplo esto está ocurriendo con la Baptista.

    Tália:
    Gracias por su comentario – Desgraciadamente las incongruencias son muy “españolas”. Me recuerda todo esto a cuando muchos “católicos” en España dicen “joer pues yo no tengo nada en contra de los gays”. Hombre, a lo mejor tú no pero tu iglesia sí….o cuando dicen “yo creo en Dios a mi manera”, ok, muy bien, pero entonces NO TE HAGAS LLAMAR CATÓLICO.

    Pedro: Sabía que te iba a interesar este tema. Veamos – es verdad que durante siglos, debido a que las únicas sectas que existían en EEUU o UK eran protestantes al fin y al cabo, la “aconfesionalidad” funcionaba muy bien. Pero, ya sabes también que me gusta documentarme a fondo y nunca tener una opinión solo porque me guste o me resulte “sentimental”. Dicho eso, en un contexto de sociedad tan complejo como el actual, la aconfesionalidad strictu sensu se convierte en algo problemático porque da pie a que la gente haga lo que le dé la gana en el ámbito “religioso” y con ese pretexto. De momento, funciona “más o menos” en USA pero como bien dices, los liberales que trabajen en un contexto más “europeo” deben replantearse cosas.

    Absolutamente de acuerdo con lo que comentas de las religiones expansivas. Es aquí donde más surgen los problemas para mí, ya que nuestra postura indudablemente da pie a que el Estado entre en cuestiones doctrinales internas que afectarán a esas confesiones, pero al final creo que no hay alternativa a estas alturas y creo que también estás de acuerdo con eso.
    Has dicho algo muy apropiado – las creencias son individuales y ahí no hay problema. En Europa, los juristas han sido listos con esto y hablan de libertad “de creencia”. Y creo lo mismo: tú puedes CREER, más NO SER. No se debe proteger un derecho a esto último en el terreno “religioso” porque además no se encuentra dentro de un marco de derechos humanos como podría ser “ser negro” o “ser gay”.

    No, yo tampoco comparto ese párrafo de nuestra Constitución pero ya que está ahí…pues sí, esto viola ese principio…

    Ahora a tus puntos:
    “1/ Romper cualquier vínculo entre la iglesia y el estado más allá de los méramente imprescindibles”
    Nada que objetar.

    “2/Eliminar la presencia de símbolos religiosos de las dependencias del estado y eliminar la enseñanza de religión de las escuelas”
    Nada que objetar, aunque sabes que no me gusta prohibir que la gente lleve sus símbolos religiosos a nivel individual.

    “3/ La creación de un pacto político general que deje claro que la moral religiosa individual no puede impregnar las leyes.”
    Nada que objetar.

    “4/ Dejar claro que las libertades individuales y públicas están por encima de las religiones y las creencias propias.”

    Esto me ha resultado muy interesante, aunque me gustaría que lo explicaras más. ¿Te refieres al ámbito de empleo, por ejemplo, o incluso ya dentro de lo interno? Es decir, pongamos el ejemplo de un Obispo que diga “a esta iglesia no van a entrar ni negros ni putas ni maricones”. ¿Cómo regularías cosas como esas que surgen a veces?

  5. Pedro, tu comentario me ha hecho recordar a este caso del Reino Unido. Vivo aquí y fue muy controvertido pero al final no dejaron que esta señora se negara a casar gays utilizando el pretexto de su religión. Ella dijo que el matrimonio gay violaba sus «principios cristianos» pero los tribunales no aceptaron esa gilipollez como argumento.

    http://en.wikipedia.org/wiki/Ladele_v_London_Borough_of_Islington

    Alfredo, creo que eso va también en la línea de lo que dices.

  6. No creyente · ·

    «Las religiones y los religiosos: ¿Debemos respetarles?»
    Con respecto a los religiosos, por supuesto, todo el mundo es digno de respeto mientras respete y no ofenda deliberadamente a los demás. Todo el mundo tiene derecho a no tener por qué sufrir ofensas deliberadas y la ley ha de actuar al respecto, por encima de cualquier libertad de expresión, que como cualquier otro derecho o libertad ha de tener necesariamente sus limitaciones razonables. Otra cosa es ponernos a hablar de religones, y ahí la cosa cambia un poco.
    Otra cosa es la religión, que ha de poder verse sometida a crítica de la misma forma que podría serlo cualquier ideología política o cualquier sistema de pensamiento filosófico.
    Yo no podría nunca decir que los cristianos son una panda de mentacatos crédulos y sin juicio por creer en un libro supuestamente inspirado por un dios inventado por los judíos, y que viene a ser una mezcla soporífera de mitología judía supremacista donde ellos son el pueblo elegido por el único dios que existe (al menos en el Antiguo Testamento) y que a su vez bebe en parte de fuentes mitológicas aún más antiguas, junto con el mensaje de un supuesto ser que decía ser hijo de ese mismo dios. Todo ello trufado de contradicciones, profecías incumplidas y escenas de lo más gore y bizarro imaginable que a veces se supone que son «voluntad de Dios»
    No, no sería ético ofender a los cristianos ni a ningún tipo de religioso por creer en chorradas, y si lo hiciera públicamente comprendería que alguien se molestara y me denunciara, teniendo que asumir la sanción coreespondiente. Del mismo modo que no puedo ofender a un comunista o a un «libertarian» si se prefiere solo por el hecho de tener una ideología o creencia u otra.

  7. Alfredo,

    «me gustaría que lo explicaras más. ¿Te refieres al ámbito de empleo, por ejemplo, o incluso ya dentro de lo interno? Es decir, pongamos el ejemplo de un Obispo que diga “a esta iglesia no van a entrar ni negros ni putas ni maricones”. ¿Cómo regularías cosas como esas que surgen a veces?»

    Exacto, me refería a ámbitos de empleo, a la gestión de negocios privados (con licencia pública) o a cualquier ámbito que superase el meramente personal.
    Por ejemplo, no se puede coartar el derecho al trabajo por cuestiones religiosas, no se puede prohibir el acceso a un lugar de concurrencia pública por temas religiosos y cosas así.
    Siempre hay casos «límite» que habría que estudiar muy bien, porque tampoco se le puede obligar a nadie a que se relacione con gente que no quiere, pero por eso hay que saber diferenciar la esfera de lo público de la esfera de lo privado y marcar pautas claras.

    En el caso del obispo que comentas eso no se podía permitir, porque una iglesia está abierta al público, en el caso español están muchas de ellas restauradas y mantenidas con dinero público y por tanto entra dentro de la esfera de lo público.
    Claro, es cierto que conforme vayamos haciendo pequeño el ámbito entramos en un terreno más personal. Por ejemplo ¿y si en vez de una misa abierta es una especie de grupo pequeño de estudio de la biblia (por poner un ejemplo)? Ahi habría que valorar en qué parte es esfera pública (si la convocatoria ha sido pública, ha estado publicitada públicamente, se hace en local público) o privada (no deja de ser un grupo de «amigos», se hace en el ámbito privado, no ha habido publicidad del evento para que fuese quien quisiese, etc.). Depende la esfera que prevalezca se debe considerar un caso privado (donde pueden hacer lo que quieran) o público (están sometidos a la no discriminación y al laicismo social).

    JN,

    Exactamente, este es uno de los casos donde la esfera pública está por encima de la privada. El matrimonio se convierte en algo público en tanto en cuanto está regulada por las leyes, y esta señora que trabajaba en una oficina abierta al público debe cumplir la ley o irse a su casa.
    Caso distinto sería, por ejemplo, si esta señora tuviese que dar una bendición sagrada sin efectos legales y sin que nada público estuviese por medio. Ahí su libertad personal a no hacer algo contra sus creencias prevalece, pero no mientras sea trabajadora cara al público.

    Saludos,

  8. Pedro:

    Suscribo tus palabras al 100%. Debemos desarrollar más estos temas porque sin duda van a surgir en el futuro.

    @No creyente: Interesante postura. Bueno, igual no tanto – es una oda a la censura que favorece a la Iglesia Católica, ahora tan vigente en España.

  9. Jose · ·

    Alfredo,no hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
    Por lo tanto no veo correcto el que sea bueno ir ofendiendo a otros.
    A mi me gustan las personas que dan a conocer datos científicos,por que las opiniones no conducen a nada.
    ¿Que se sabe de los años que llevamos en este planeta?
    ¿Cómo hemos venido?
    ¿Fue decisión nuestra o nos pusieron por la fuerza?
    Las preguntas de siempre:De donde venimos,por qué estamos aquí y a donde vamos después.
    Cada persona tenemos una opinión,basada en los datos que tenemos en nuestra cabeza.Lo que no sabemos es que muchos de los datos que tenemos son falsos.

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