Hoy vamos a empezar este sermón leyendo del libro de Hechos, capítulo 15, versículos 36-41. Como algunos ya saben, nuestra iglesia provocó sensación el pasado domingo, al decidir de forma unánime, con el voto de los miembros, separarse de la PCUSA (Iglesia Presbiteriana USA) y ahora formamos parte de la EPC (Evangelical Presbyterian Church). Esta decisión se tomó por la deriva irremediable de la PCUSA hacia posturas socialistas que, aunque por supuesto respetables, no vemos compatibles con la Palabra de Dios. Hoy os voy a hablar de eso y sobre cómo se toman las decisiones en la Iglesia Presbiteriana, ya que muchos ven al presbiterianismo como un bastión del principio tan clásico liberal: «no pagaremos impuestos sin representación legítima».
Antes que nada, quiero darle las gracias a Dios por las oportunidades laborales que me han ido surgiendo últimamente y espero usar mi puesto de trabajo como profesor sustituto en Rutgers para darle toda la gloria a Él. Bien, el texto bíblico de hoy dice así, atención por favor. «Y después de algunos días, Pablo dijo á Bernabé: Volvamos á visitar á los hermanos por todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, cómo están. Y Bernabé quería que tomasen consigo á Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; Mas á Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Pamphylia, y no había ido con ellos á la obra. Y hubo tal contención entre ellos, que se apartaron el uno del otro; y Bernabé tomando á Marcos, navegó á Cipro. Y Pablo escogiendo á Silas, partió encomendado de los hermanos á la gracia del Señor.
Y anduvo la Siria y la Cilicia, confirmando á las iglesias». Palabra del Señor, estimados jóvenes.
La semana pasada, las autoridades eclesiásticas decidieron separarse de la PCUSA (junto con la propia tierra donde está nuestra iglesia, porque hemos optado comprar el terreno y apropiarnos del suelo para evitar cualquier demanda de la PCUSA) por los motivos que ya conocéis. Ya había demasiadas diferencias entre nuestra iglesia local y la PCUSA en materia de conciencia individualista y no fue una decisión fácil de tomar, según el pastor. Tardamos años para llegar a este punto porque hemos hecho todo lo posible para NO separarnos de la PCUSA. Hemos debatido, hemos orado, hemos deliberado, como buenos presbiterianos, hasta llegar a las últimas y más importantes consecuencias lógicas. Sencillamente, no podemos estar afiliados a una denominación que no solo tolera ciertas cosas que vemos incompatibles con nuestro entendimiento de la Biblia, sino que además las promueve activamente.
Hoy domingo, nosotros los miembros vamos a votar para ratificar de forma legal y en papel, esa decisión de la semana pasada después del sermón de nuestro pastor. Por eso pienso que hoy merece la pena hablaros sobre cómo es la «democracia presbiteriana» así como la separación.
¿Qué podemos aprender de la separación entre Bernabé y Pablo, entre los más importantes personajes de la Biblia? Sé perfectamente que cuando se lee el texto, no parece que el desacuerdo entre ellos fuera tan grave. Por eso quiero dar un contexto para que se entienda mejor. Bernabé era de Cipro y aparece en la Biblia por primera vez en Hechos 4. Originalmente, se llamaba José, pero los apóstoles le apodaron Bernabé, que significa «hijo de la profecía» en el antiguo arameo. Cabe decir, por cierto, que apodar a las personas es una práctica compatible con la Biblia. Todos conocemos a personas que tienen un nombre que no encaja ya que «parecen» más otra cosa. Siendo más jocoso, si un individuo optara por ponerle a Gabriel Calzada un apodo como «el morito juan», no desentonaría en absoluto con su apariencia física/étnica y forma de ser. Volviendo a la seriedad, Bernabé fue el que descubrió a Pablo y gracias a él Pablo se convirtió en el gran maestro, predicador y apóstol.
Como podéis ver en Hechos 15, Pablo y Bernabé acababan de ganar una importante batalla contra los fariseos y sus sectas intolerantes. Pero ya en el v.39, la Biblia dice que hubo «contención» entre ellos. De hecho, la palabra moderna que más se asemeja es un ataque casi epiléptico. No fue un desacuerdo puntual sobre alguna nimiedad. Los ánimos estaban calientes y es posible que discutieron usando palabras muy fuertes. Este texto fue incluido en Hechos porque según los teólogos, la intención por supuesto no era «celebrar» este hecho, sino más bien avisarnos de que en la Iglesia de Dios, no hay sitio para la furia, la histeria fanática, el golpecito en el pecho, el nerviosismo o los ataques de furia, sin importar la gravedad del asunto, especialmente si son cristianos.
Es muy cierto que a lo largo de los siglos, gente de muy buena fe ha tenido verdaderos desacuerdos sobre lo que significa ser cristiano, ser bíblico o los textos que leemos. Estoy hablando de cristianos sinceros, sin mala fe, que interpretan la Biblia de una forma irremediablemente distinta a nosotros. Cada uno de nosotros en algún momento ha sido responsable de ser arrogante, de insultar o trata de forma despectiva a los que no comparten nuestras convicciones cristianas, y esa chulería pecaminosa no queda impune ante los ojos de Dios. Tenemos que pedir perdón a Dios y arrepentirnos si hemos creado un ambiente hóstil de negatividad perpetua en nuestros círculos. En muchas ocasiones, nuestras convicciones bíblicas nos han llevado a, por ejemplo, insultar con mucha maldad a los ciudadanos católico-romanos que no nos han deseado el mal. En otras situaciones, hemos sido arrogantes y hemos pensado que por el hecho de no cometer tal o cual pecado, ya somos justificables ante los ojos de Dios. GRAVE ERROR. Hay que confesar estos pecados ante Dios y pedirle perdón para que nos ayude a cambiar. No hay sitio en la iglesia para el odio irracional, para la histeria, para el fanatismo, para el sectarismo extremo. Nosotros no vamos a permitir convertirnos en ese tipo de comunidad. Pero dicho eso, existen situaciones que no tienen remedio y nos obliga a tomar distintos caminos, por el propio bien de la misión.
Bernabé quería llevar a su primo, Juan/Marcos, pero éste había desertado, sí, desertado, en otro viaje en el Mediterráneo. ¿Qué garantía tenía Pablo de que no lo iba a hacer más? Cuando mucha gente intentó apedrear a Bernabé y Pablo, Marcos ya no estaba allí para ayudarles ni defenderles. ¿Qué utilidad iba a tener un desertor cuando empezaran a volar las piedras de nuevo en su segundo viaje ante poblaciones hostiles? Bernabé defendía a su primo, diciendo que merecía una segunda oportunidad. El hecho es que Bernabé y Pablo no llegan a ponerse de acuerdo, llegan a un impasse sobre dos principios bíblicos igualmente importantes. Pablo sabía que Cristo decía que una vez inicias el camino de las misiones, no hay sitio para las medias tintas y mirar hacia atrás. Bernabé por su parte sabía que a menudo, Dios nos da muchas oportunidades para enmendar. Mirad el ejemplo de Pedro: Cristo le da una segunda oportunidad, a pesar de que Pedro le había negado TRES veces.
Nuestra iglesia también ha alcanzado un impasse, según nuestro pastor, nuestros miembros y nuestros presbíteros. Hemos llegado a un impasse teológico. Principalmente sobre la autoridad de la Biblia y el significado de Jesucristo y su muerte. Nuestra iglesia está comprometida con la fe protestante histórica, que fue resumida en una serie de cinco sermones hace un mes, en eco a las famosas «cinco solas» de la Reforma Protestante sin las que un cristiano protestante no puede vivir: No puedes vivir sin la Escritura, no puedes vivir sin la fe, no puedes vivir sin la gracia de Dios, no puedes vivir sin Jesucristo, no puedes vivir sin la Gloria de Dios. Es decir: Sola Scriptura, Sola Fide, Sola Gratia, Solus Christus, Soli Deo Gloria.
¡¡Ecclesia semper reformanda est!!
Nosotros creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, que es nuestra única autoridad sobre qué creer y cómo creer. Esto NO significa que no haya sitio para nuestro razonamiento humano, nuestras tradiciones o experiencias (empíricas o culturales). En el año 2009, escribí un artículo que ha leído mucha gente a la vista de las visitas a este blog. El artículo se llama «Contra el anarquismo: Razón + Religión + Libertad + Orden Público». Dije esto, entre muchas otras cosas: «Los dos grandes pilares de nuestra gran civilización occidental europea han sido la fe y la filosofía, esto es, religión y razón. La gran vitalidad y dureza de Occidente derivó sus tradiciones de Atenas por un lado y de Jerusalén por otro. Juntos, nos han proporcionado el oxígeno espiritual que ha permitido la propagación del progreso y la libertad. Gracias a la razón, hemos podido eliminar el “derecho divino” de los reyes sobre sus súbditos. Sin embargo, la razón a secas puede descarrilarnos. La educación no es suficiente. El fascismo, socialismo, nihilismo y el comunismo no tuvieron nada que ver con el sentido común de las personas. Y sabemos muy bien que las tiranías más sangrientas del siglo XX han sido el resultado de intelectuales como Marx, Lenin y Nietzsche. No le faltaba razón a Hobbes cuando dijo que “las universidades, para el Reino Unido, han sido como el caballo de madera en Troya.” Cabría añadir a la cita de Hobbes que también han sido así para todo el mundo occidental.
No somos perfectos, somos depravados, caídos. No hay ninguna razón por la cual Dios nos puede salvar más allá de su gracia y misericordia. No nos merecemos nada. Nosotros creemos que solamente Cristo puede salvar a los seres humanos. Ni el Buda Gautama, ni Alá, ni el ateísmo, ni el judaísmo, ni el Dalái Lama, ni el movimiento rastafari ni la madre que te parió podrán salvarte de tu condición pecaminosa. Sola Fide – no hay nada que puedas hacer para «ganarte» la salvación. No me importa que no tengas piercings, que solo escuches música clásica, que vistas «bien». Déjame decirte algo joven: si no tienes a Jesucristo como Dios, no eres salvo. No me importa lo guapo que seas, o lo respetuoso que seas con la autoridad o las buenas obras que hagas. Antes irá al cielo un maleducado con tatuajes y alcóholico antes que tú si el primero tiene a Cristo como Salvador. Somos una iglesia históricamente protestante, conservadora, ortodoxa en cuestiones de fe.
A la luz de lo que acabo de decir, yo no estoy interesado en arrojar piedras a nadie ni en ponerme histérico por lo que haga la PCUSA. Me basta con decir que la PCUSA y el presbítero local ha estado tomando decisiones en los últimos tiempos que estaban haciendo daño a nuestra iglesia local, socavando nuestras convicciones más íntimas. Cientos de iglesias en toda la república estadounidense han presentado quejas contra las acciones de la PCUSA solo para generar una respuesta de la PCUSA que consideramos débil e insuficiente. La PCUSA ha estado intentando ser más «abierta al mundo», pero al final eso ha provocado que parezca un circo en muchas ocasiones, ya que los que creen en todo, al final no creen en nada, señores amigos.
Existe un paralelo entre nuestra situación y la que atravesaba Martín Lutero hace siglos. Como Lutero, debemos decir lo mismo: «Nuestra conciencia está sujeta a la Palabra de Dios». No podemos hacer otra cosa, Dios nos ayude. No tiene sentido ni beneficio pasarse todo el día debatiendo quién tiene razón y quién no o qué iglesia es «la mejor» o la más «conservadora». No me interesa tampoco ese debate.
Nuestro pastor, comentando este mismo texto de Hechos 15 la semana pasada, dijo que aunque no podamos controlar el resultado de nuestra decisión, sí tenemos motivos para la esperanza porque fijaos en el texto de nuevo para ver lo que pasa: Bernabé y Pablo se separan, van a dos sitios distintos y el resultado es que la obra del Evangelio se multiplica. No solamente se multiplica, sino que se estrechan las relaciones. En Colosenses 4:10, dice: «Aristarchô, mi compañero en la prisión, os saluda, y Marcos, el sobrino de Bernabé (acerca del cual habéis recibido mandamientos; si fuere á vosotros, recibidle)». Nadie lo sabe, pero quizá con un poquito de separación, podremos llevarnos mucho mejor con la PCUSA, forjar nuevas amistades desde el respeto y a la vez mantener nuestra independencia sin perder el tiempo discutiendo en asambleas presbiterianas sobre cuestiones teológicas que no vamos a resolver.
La PCUSA y nosotros tenemos cosas en común: Nos interesa reducir la pobreza, defendiendo que surjan más oportunidades para los más desfavorecidos de nuestra ciudad. Deploramos el tráfico de seres humanos a través de la inmigración ilegal. Nos escandaliza la prostitución, la drogadicción, los casinos y máquinas tragaperras financiados por el estado como pasa en muchos países de la Europa continental, intentamos combatir las injusticias, aunque eso nos cueste amigos en nuestros respectivos bandos políticos. A veces estamos solos porque actuamos según principios lógicos y no partidistas o sectarios.
¿Cómo funciona nuestra democracia presbiteriana, por cierto?
1. Cada congregación tiene derecho exclusivo a su propiedad si los miembros deciden comprar el terreno e incluso la iglesia local tiene más autoridad para cuestiones internas que la denominación nacional.
2. Cada congregación tiene el derecho de enviar representantes al presbítero local y nacional así como a las asambleas. Algunas iglesias intentan alcanzar paridad entre los presbíteros eclesiásticos y dos presbíteros sin formación religiosa para evitar que no domine un «clero» exclusivo como ocurre en la Iglesia Anglicana o Católica. Desde mi punto de vista, no obstante, creo que nuestra iglesia local debe encaminarse más hacia una mayoría clerical, para evitar la «profesionalización» o «aburguesamiento» de la iglesia y de esa forma mantener la severidad eclesiástica, ceremonial y austera. Lo iremos debatiendo en las próximas reuniones de las asambleas.
Eso es todo hoy. Gracias por leer.
Alfredo,
¿A qué se debe que haya terminado su relación con Sergio Doncel? A mi su conservadurismo me sigue pareciendo tan rancio como el primer día.
Un saludo
Francisco:
A nivel «personal» tengo cosas positivas que decir sobre él (al menos en lo que se refiere a su trato conmigo, correcto en todo momento). En ese sentido yo no he «terminado mi relación» con Doncel.
Dicho eso, las expectativas que yo tenía de ciertas personas a la hora de contribuir a Liberalismo Democrático no se materializaron y eso fue bastante decepcionante. En consecuencia, no creo que es justo mantener a ciertas personas en los enlaces (ya sea por falta de contribución, por decepciones varias o porque no comparto la línea ideológica o porque colaboren activamente con grupos fascistas, racistas, extremistas, etc).
Por otra parte, no voy a negar que la línea de Doncel es bastante conservadora, «a lo español», además. Creo que en parte, este texto de la separación es relevante también para mis relaciones con otros escritores. A veces no nos queda más remedio que separarnos, ir por distintos caminos, a pesar de que como persona yo le pueda valorar y así lo demuestro siempre que me necesiten.
Saludos
Comprendo, Alfredo.
Tengo que reconocer que reconocer que a quien si que hecho de menos en internet es a Andrés, su bitácora era de mis favoritas.
Un saludo
*echo
Andrés tenía una excelente bitácora. Creo que uno de los problemas es la falta de «consistencia» o «compromiso» de las personas. Sin ánimo de criticar a nadie en concreto, creo que si alguien inicia un proyecto, debería seguir con él hasta que DE VERDAD no quede más remedio que descontinuar la batalla. No es por jactarme de nada pero llevo más de una década enfrentándome a batallas de todo tipo. Hoy, a los 32 años, tengo el cabello mucho más gris que en mi «juventud» de principios de siglo y finales del siglo XX pero lo que sí tengo claro es que seguiré por este camino porque la libertad es algo que jamás podemos abandonar — en todos los siglos, habrá una guerra, habrá que liberar la misma guerra contra las fuerzas de la tiranía, de la opresión, del autoritarismo a ultranza, de ese deseo tan perverso que tienen los seres humanos a la hora de seguir por el camino hacia la servidumbre.
He tenido momentos muy oscuros en mi vida, abandonos varios, amenazas de muerte, intentos de ataque violento (puñetazo en la cara en 2000 y 2002, dando la guerra dialéctica en Londres por las libertades ante una turba laborista y comunista en un bar) y en general han sido años muy violentos o desagradables. Hace tiempo que voluntariamente decidí entregarme a esta vida y, dentro de lo que cabe en mis limitaciones humanas, fiarme de mi Dios.
Saludos