Anarquía confesional y soluciones para eliminarla (V): La cuestión femenina

Hemos estado hablando de autoridad eclesiástica y en consecuencia, naturalmente hay que tratar la cuestión sobre el papel de las mujeres en las iglesias cristianas.

Las iglesias más «progresistas» han ignorado lo que dice la Biblia en esta cuestión y han ordenado a mujeres para que sean sacerdotes, un cargo reservado exclusivamente para hombres en todas las iglesias hasta hace poco. Ciertas iglesias carismáticas, fieles a la tradición radical de Wesley, presentan una imagen distorsionada, con sus mujeres predicadoras.

La cuestión ante nosotros es esta: ¿Qué pueden hacer las mujeres en la iglesia y qué no pueden hacer? Creo que como en todas las cuestiones sociales que han ido surgiendo, los conservadores se han puesto demasiado emocionales y han abandonado la serenidad para contestar preguntas.

¿Qué preguntas? Pues estas: ¿Pueden las mujeres profetizar? ¿Pueden ser dirigentes políticas? ¿Pueden dirigir iglesias? ¿Pueden ser sacerdotes o predicadoras? Uno de los errores que hemos cometido muchos protestantes es el de suponer que existe un sacerdocio universal de todos los creyentes y en este sentido hemos considerado que los hombres y las mujeres son «iguales» si se trata de ser sacerdotes. Esto, en mi opinión, oculta el tema principal. Supongamos que dijésemos «no, no es verdad que los hombres y las mujeres son profetas, sacerdotes y reyes. Solamente los hombres son profetas, sacerdotes y reyes; las mujeres son profetisas, sacerdotisas, y reinas». Aunque mucha gente con buenas intenciones humanas no acepten esto, tenemos que partir del texto bíblico en Géness 2 y 3. Antes de la creación de la mujer, al hombre se le encarga proteger el jardín del Edén. La mujer fue creada después para ser su ayudante. Ella también se viste y guarda el jardín, pero como mujer, no como hombre. Ella viste de forma distinta al hombre.

Volviendo a nuestras preguntas, ¿pueden profetizar las mujeres? Parece que sí. Hay profetizas en los dos testamentos, y aunque son pocas, no hay ningún texto que indique que son «raras» o ilegales ante los ojos de Dios. En la Biblia, un profeta es simplemente una persona que habla en el nombre de otra, en los términos del Consejo de Dios. Por consiguiente, la primera referencia en la Biblia a un profeta es a Abraham, que habla en el nombre de Dios en nombre de Abimelec.

¿Puede una mujer hablar por su marido? Ciertamente.

Siendo este el caso, es totalmente lícito que una mujer hable a una iglesia entera en el nombre de Dios, el «marido celestial».
Pero, un profeta profetiza no solo como representante del Padre/Esposo/Hijo, sino como símbolo de lo mismo; mientras que la profetisa profetiza simplemente como una representante, como la Madre/Esposa/Hija.

¿Pueden las mujeres ser jueces? Parece que sí. Deborah es el ejemplo más famoso de juez y profetisa en la Biblia. Significa esto que una mujer puede ejercer autoridad sobre un hombre, en este sentido? SÍ. Toda la teología que vemos en Jueces 4 y 5 se centran en Deborah, madre de Israel, cuyos hijos escuchan su voz y ganan la batalla.

¿Puede una mujer ejercer autoridad en el nombre de su marido? Claro que sí. Siendo así, también es lícito que una mujer participe a la hora de juzgar a otros en el nombre de la Iglesia. Sin embargo, un rey reina no solo como representante del Padre/Esposo/Hijo, sino también como símbolo de lo mismo; mientras que la reina solo es una representante.

¿Pueden las mujeres ser sacerdotes? NO. Por lo menos, no en su sentido especial. No hay sacerdotizas en la Biblia. Ni los protestantes ni los católicos tienen claro por qué, no obstante.

¿Cuál es el núcleo principal que tiene el cargo de sacerdote que no tiene la mujer? El sacerdote es una guardia y como guarda, tiene que guardar algo. En este caso, lo que guarda es la esposa, la esposa de Cristo, la Iglesia. Siendo así, tiene que ser un varón. Podemos recurrir al Génesis 2 y 3 para más información sobre esto.

Resumiendo, nos encontramos con lo siguiente: Dios le da al hombre dos tareas: la tarea, digna de un rey, de vestir el jardín, y la tarea sacerdotal de guardarlo/protegerlo.

Tenemos que subrayar que la Biblia dice en repetidas ocasiones que Eva fue engañada (1 Tim 2:14; II Cor. 11:3). Eva no fue creada con una constitución física apta para cuidar el jardín y no se le echa la culpa por la caída del ser humano. Adán no solo NO protege a su mujer, sino que además la ataca abiertamente. En esto, Adán totalmente invierte la relación y se convierte en el enemigo de todo lo que debió representar: La relación de Dios con su esposa.

Las mujeres nunca son sacerdotes, sino sacerdotisas. Una sacerdotisa solo puede proteger algo bajo la autoridad de un sacerdote. En segundo lugar, hay que distinguir entre lo general y lo especial. En la iglesia, hay un cargo especial. En relación con esto, el deber sacerdotal tiene que hacerse de una manera exclusivamente masculina, para que la relación entre Dios y su esposa, la Iglesia, quede clara en todo momento.

Podemos ya afirmar las siguientes proposiciones:

1. Tanto los hombres como las mujeres pueden desempeñar la tarea de la profecía en las esferas generales y especiales. Las mujeres pueden ser maestras.

2. Hombres y mujeres pueden desempeñar la tarea de diirigir las esferas generales y especiales. Las mujeres pueden ser magistrados.

3. Los hombres y las mujeres pueden desempeñar la tarea de proteger las esferas generales, pero solamente los hombres pueden guardar la esfera especial. Las mujeres no pueden ser presbíteros en una iglesia.

4. ¿Pueden las mujeres ser diáconos? Imposible, porque para ser diácono, según la Biblia, tienes que ser varón. ¿Pueden ser diaconisas, entonces? No hay problema. En el Antiguo y Nuevo Testamento, ciertas mujeres son elegidas para asistir a los presbíteros con ciertas tareas (Ex.38:8; 1 Sam. 2:22; Jueces 11:40; Mateo 27:55-56; Lucas 8:2-3; Romanos 16:1; I Timoteo 3:11,38 y I Timoteo 5:3-10).

CONCLUSIONES

Estas últimas cinco entradas solo son el comienzo de un nuevo orden eclesiástico que tenemos el deber de fomentar por el bien político, al margen de los «cautelosos» piadosos que ven «dictadura» y «control» donde quiera. Ahora tenemos que pasar a contemplar otros temas también.

Por ejemplo: la arquitectura eclesiástica. Históricamente, el modelo arquitectónico visto en el tabernáculo, el templo y en el libro de Apocalípsis han regido las normas de arquitectura eclesiástica. Curiosamente, los evangélicos, que son los que más hablan de hacer las cosas al estílo bíblico, no han prestado NADA de atención a estos detalles y ejemplos arquitectónicos.

Los niños y los catecismos. Los protestantes históricamente hemos separado a los niños de la mesa de Dios. Hoy en día, eso está cambiando. No estoy a favor de abandonar esta práctiica aunque sí creo que es necesario más simbolismo sencillo para los niños.

Organización eclesiástica — ¿Qué pasa cuando una denominación cristiana decide por ejemplo, que los gays pueden casarse? ¿Tiene derecho una congregación local de la misma denominación separarse y desobedecer a sus líderes eclesiásticos? No creo.

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