La inmigración en EEUU, «un gringo», estadísticas, pistolas y un poco de todo

Antes de empezar, dos cosas: El lunes finalizaré la serie sobre la igualdad y el domingo publicaré el sermón dominguero que ya viene siendo habitual. Bien, hoy mi intención es hablar un poco sobre algunos temas cotidianos que han crispado la opinión pública en los EEUU. Primero empezaré con el tema migratorio, porque se avecina un gran debate sobre esto y la regularización de inmigrantes – en su mayoría, de origen latinoamericano.

Ayer me pasó algo bastante gracioso en Nueva York. Entré a una tienda para comprar una carpeta, en una zona de mayoría absoluta latinoamericana – principalmente colombianos, mexicanos, dominicanos y ecuatorianos. Estuve en esa zona investigando sobre un delito para escribir mi informe de imputación y poder tener éxito a la hora de encarcelar a esos malhechores imitadores de Pancho Villa, pero resulta que cuando entro a la tienda, nada más verme, el dependiente cambió de hablar en español y me habló en inglés. En un inglés muy mal hablado, me preguntó si necesitaba ayuda y le dije que solo entré para comprar la carpeta. Cuando pagué y salía de la tienda (le hablé todo en inglés para no asociarme con él) oí que uno de los sudamericanos dijo «mira la carpeta cara que se ha comprado el gringo ese, ellos tienen mucho dinero». Y yo, pensando dentro de mí dije: «uy y si supieran el que tenemos los protestantes clásicos, somos como los judíos». Bueno, anécdotas aparte, os diré que yo no estoy a favor de regularizar masivamente a estas personas latinoamericanos y voy a explicar por qué.

Aquí en EEUU, la regularización de inmigrantes la llaman «amnistía». Yo sé que bastantes latinoamericanos se van a enfadar conmigo pero a mí eso poco me importa porque no sois tan importantes como queréis hacernos creer a los demás.

Los republicanos que habían dicho que Mitt Romney iba a ganar seguro las elecciones del 2012 ya están hablando sobre qué deben hacer para ganar las de 2016. Después de su derrota desastrosa debido principalmente a un electorado cada vez menos protestante, masculino y blanco, errores de ideología y candidatos mediocres, ¿por qué debemos escuchar los consejos de esos estrategas? El otro día Bill O’Reilly dijo algo en la cadena Fox que es muy cierto: «EEUU ya no es el país en el que yo nací. Cada vez somos menos blancos, los latinoamericanos votan a Obama, los católicos, mujeres, etc». El único apoyo que queda para los republicanos (y cada vez menos) somos los hombres protestantes de clase media-alta y raza blanca – pero ni así, porque ahora también está de moda entre la clase media-alta blanca insultar a los republicanos y decir cosas como «uff yo nunca votaría a ese partido de paletos racistas (rednecks).

Ahora nos están diciendo que la amnistía para los inmigrantes ilegales – recuerdo una vez más – la práctica totalidad de los ilegales son de origen latinoamericano, le llaman «reforma migratoria» y lo ven como clave para una suerte de nirvana republicana en el futuro. Ese consejo no es fiable.

Barack Obama selló su victoria en los estados más controvertidos: Ohio, Wisconsin, Virginia y New Hampshire – pero esos estados tienen muy pocos latinos y la inmigración no era un tema. Obama ganó por un margen escaso en la Florida (porque la Florida se ha llenado de pensionistas progres del norte de los EEUU – la Florida en sí es un estado ultra-conservador, creedmelo) y además allí el voto hispánico es cubano y portoriqueño – dos grupos que no se ven afectados en absoluto por las leyes migratorias y por lo tanto no les interesa eso. Esto aparte del hecho de que los cubanos de la Florida son de raza blanca en su mayoría (casi todos son de origen español) con un poder adquisitivo altísimo y un nivel educativo superior al del típico indio mexicano raquítico de 1.57 que vemos en las paradas de autobuses buscando trabajo en la construcción.

La mayoría de las encuestas dicen que los criterios cañeros de Romney sobre la inmigración son más aceptados por la población que el criterio Obamita. Esta mayoría incluye a más de la mitad de los norteamericanos de raza negra, que ven la inmigración como enemiga suya (lo cual es cierto porque perjudica duramente al parado de raza negra).

La idea de que los hispanos votan a los demócratas porque éstos apoyan la idea de legalizar a los inmigrantes ilegales es una gran mentira política. La razón por la cual la mayoría de los latinoamericanos votan a los demócratas es porque más del 60% de las familias mexicanas, a pesar de ser gente muy trabajadora que merecen un respeto cristiano (NO OLVIDEMOS ESTO), viven en la pobreza y el 57% recibe alguna subvención estatal. Eso es más del doble de lo que reciben los hogares blancos nativos, no-hispanos, en los EEUU.

Ese no es un colectivo para el cual promesas `por parte de los republicanos para legalizarles les va a hacer cambiar de opinión. No olvidemos que en el subconsciente popular de EEUU, los republicanos somos «gente muy mala, egoísta, que solo se interesa por los ricachones, gobierno limitado y recortes a los débiles». Tampoco significa que ese colectivo vaya a votar por un cubano de raza blanca como es Marco Rubio – ellos seguirán votando por el partido que les ofrece más cosas: pasta, subvenciones, chollos sanitarios, etc. Estos latinoamericanos simplemente quieren cosas, cualquier cosa que sea, mientras sea gratis y la pague el gobierno (contribuyente).

Reagan regularizó a millones de ilegales, ciertamente, pero fue un error que pasó factura para el Partido Republicano, porque no produjo ningún voto de más a favor nuestro.

En la victoria de Reagan en 1980, obtuvoo el 33% del voto latino y en 1984, el 36%. Después de su generosa amnistía en 1986, George Bush I solo recibió el 30% de votos latinos en 1988.

Otro mito extendido sobre los votantes latinoamericanos es la idea de que son «cristianos» y «pro-familia». De hecho, son católicos en su mayoría y tienen una cifra de niños ilegítimos (con perdón si esto ofende pero así lo llaman aquí en las estadísticas del gobierno) que alcanza el 53%, más del doble que los de raza blanca. Además de eso, las últimas encuestas apuntan a que la mayoría de latinos ahora apoya el matrimonio entre homosexuales; así que eso de «valores familiares» pues como que no…al menos, no tradicionales, desde luego.

Un estudio sobre las actitudes latinoamericanas respecto al estado apunta a que solo un 17% de latinos cree que «menos gobierno, mejor». El 83% dice que el gobierno tiene que hacer muchas más cosas en EEUU.

Las turbas demócratas gastaron mucho dinero este año para intentar derrotar al famoso «Sheriff» de Arizona, Joe Arpaio pero ganó las elecciones una vez más. Él dice que quiere hablar «hombre a hombre» con Obama sobre el problemazo masivo de la inmigración mexicana en Arizona.

Los republicanos deberían leer los estudios publicados por el cubano exiliado, José Azel que analizan las actitudes hispanas y la historia. Azel concluye que la herencia sociopolítica de España y la experiencia post-colonial de Latinoamérica ha contribuido al estatismo exagerado de los inmigrantes estos. Ellos ven al Estado como algo muy diferente a lo que veían los padres de la patria estadounidense, todos de origen protestante.

No hay ninguna muestra de que los mexicanos en el oeste se estén asimilando al modelo anglo-protestante como sí hicieron los inmigrantes italianos e irlandeses. Ambos grupos vinieron de países tercermundistas y católicos, pero gracias a que frenaron la inmigración en seco a partir del 1920, pudieron asimilarse perfectamente.

El bloque de votantes que los republicanos tenemos que recuperar son los que ya he mencionado aquí en decenas de ocasiones: el voto blanco y negro, obrero. Me viene a la mente ese pobre joven de Kentucky, cuya familia lleva siglos aquí, de origen inglés y escocés, sin un duro para ir a la universidad mientras que en estados como Nueva York, se plantean ahora por ley permitir que los inmigrantes ilegales puedan obtener préstamos del estado para su «educación» universitaria. Ese joven todo-americano y cristiano que se queda sin empleo obrero porque ese puesto de trabajo se ha ido a la China o a India. Antiguamente se les llamaba los «demócratas de Reagan» y fue la gran razón detrás de las victorias de Reagan.

EEUU, al igual que Europa, necesita más empleos para la clase media. No es que necesitemos necesariamente o solamente «votos» republicanos sino más bien restaurar nuestra capacidad industrial, más empleos militares, seguridad nacional y apoyo a las familias más necesitadas.
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Tema pistolas:

Obama se ha pasado ocho pueblos en sus propuestas. Solo pido al Congreso responsabilidad – es obvio que hay que regular el uso de armas, pero rechazo todas las propuestas de Obama hasta la fecha. Yo aquí tengo dos pistolas y no pienso cumplir con ninguna ley que viole la Constitución de los EEUU. Como yo, ya hay muchos – si Obama sigue por ese camino irresponsable y odioso, me temo que podría provocar una gran reacción civil porque si hay algo que de verdad es «sagrado» en este país, son las armas de los «desdentados con labios finos», como yo y muchos otros. Todos tenemos un lado «asilvestrado» – quizá yo sea un poco «vaquero» o campesino en este aspecto, pero ya estoy preparando un viaje para la capital si hace falta, para presionar más a los legisladores republicanos y que bloqueen las propuestas de Obama. Algunos ya me habéis visto en Facebook con el fusil en la mano contemplando el panorama. Ese fusil ya lo tenía yo desde hace años cuando me lo compré en el estado sureño conservador de Virginia, nada más cruzar la línea «Mason-Dixon» que es lo que oficialmente divide EEUU entre norte y sur. Nueva York y Nueva Jersey, estados donde vivo ahora, tienen las legislaciones más duras contra las armas en EEUU pero eso no significa que no haya violencia pistolera – principalmente pandillas de latinos que se matan entre ellos constantemente. A mí eso no me preocupa porque es selección natural pero yo tengo bien claro que en los estados que permitan llevar el arma en el bolsillo, yo la llevaré. No vaya a ser que en Virginia me esté tomando un whisky en la barra y entre algún activista díscolo de Obama a pegar tiros. Estos dedos republicanos son muy inquietos…