Señores: Hoy tenía previsto escribir sobre las armas y el hecho de que no es un derecho individual portar las mismas, pero son tantas las referencias originales que estoy recopilando, que creo mejor dejar eso para otro día. Hoy, sin embargo, sí que quiero hablar de un tema caliente y así contribuir a dar otro entendimiento sobre la libertad religiosa que obviamente no será del agrado de todo el mundo.
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En la última década, hemos visto el surgimiento de una industria completa de libros, artículos y sumarios jurídicos dedicados a la historia de la separación entre Iglesia y Estado. Sabemos también que muchas veces, la manipulación de la retórica separatista ha sido manipulada de vez en cuando por grupos anti-musulmanes en el caso de España (en su mayoría partidos nazis y fascistas), por partidos populistas (caso francés y la prohibición del velo) y, también vamos a reconocerlo hoy, por parte de algunos protestantes que sólo viven de odiar a los católicos y que para nada representan el calvinismo clásico. Un ejemplo: los miembros del Ku Klux Klan utilizaban la retórica de separación entre Iglesia y Estado para atacar a católicos (muchas veces tenían razón, otras no). También aprendí, por casualidad, que el Juez Black, en su infame opinión en el caso de 1947 (caso Everson), utilizó las opiniones del KKK para decir que la Iª Enmienda era aplicable a los estados – algo que choca frontalmente contra mi visión y contra la visión de los padres fundadores de EEUU. Sin embargo, también estoy viendo que el concepto de separación entre Iglesia y Estado está permitiendo amplias distorsiones de la historia. La primera es el argumento que dice que el principio de separación entre Iglesia y Estado es un invento de elementos anti-clericales y élites anti-religiosas del siglo XIX, empezando con el «padre» Thomas Jefferson. No seré yo el que defienda a Thomas Jefferson u otros indeseables, pero lo cortés no quita lo valiente. La segunda distorsión dice que este principio fue secuestrado por elementos supuestamente racistas y anti-católicos, sino anti-religiosos, que introdujeron todo tipo de cambios negativos en la ley del siglo XIX contra la libertad religiosa. Debido a eso, deberíamos relajar nuestra oposición a las relaciones sanas entre Iglesia y Estado. Yo no estoy de acuerdo con esos planteamientos de reciente cosecha aunque sí veo necesario revisar ciertos planteamientos a la luz de nuevos descubrimientos. Tampoco podemos negar, NINGUNO de mis lectores debe negarlo, que la mayoría católica en el Tribunal Supremo de EEUU es preocupante además de inconstitucional. Reconocer eso, no obstante, tampoco justifica que nuestra postura deba ser 100% separatista. Voy a explicarlo en varias partes porque es un tema que requiere vuestra ABSOLUTA atención y consideración – son temas complejos.
El separatismo americano tiene raíces europeas
La frase «separación entre Iglesia y Estado» muchas veces es asociada con la modernidad y EEUU. En realidad, este concepto es antiguo y tiene sus raíces en la propia Biblia. En la Biblia hebrea, el pueblo elegido de Israel era amonestado en repetidas ocasiones con el objetivo de separarse de los demás y también separar los levitas y otros oficiales del templo del resto de la población (Exodo 34:11-16; 1 Reyes 8:53; Levitico 20:24-5;
II Samuel 22:26-7; DeuteronomIO 10:8, 32:8)
El Nuevo Testamento decía que había que darle al César lo que es del César y a Dios, lo de Dios (Mateo 22:21) y decía que dos espadas eran suficientes para gobernar el mundo (Lucas 22:38). Los cristianos debían ser «separados» del mundo y sus tentaciones, manteniéndose puros y piadosos. Haciendo eco de la Biblia hebrea, el apóstol Pablo habló en términos literales de un muro de separación entre cristianos y no-cristianos impuesto por ley (Efesios 2:14).
Criterios católicos iniciales: Los documentos fundadores apuntan también a este dualismo – entre infierno y cielo, alma y carne, Dios y Satán, mundo y cielo. El ideal era apostólico y generó un rasgo que aún perdura institucionalmente: el monacato, que produjo un archipiélago extenso de comunidades de hermanos espirituales, cada uno separado del mundo a su alrededor.
Durante el transcurso de la revolución papal que vino después entre los siglos XI y XIII, el modelo de separación operativo en el mundo e Imperio cristiano se transforma a un modelo de dos espadas gobernando una cristiandad unificada por ley. Utilizando el concepto de «libertad de la Iglesia» (libertas ecclesiae), el Papa Gregorio VII (1015-1085) y sus sucesores establecieron la Iglesia Católica como la única oficial y la única autoridad política de Occidente. Ahora la Iglesia no solamente tenía control sobre las almas – ahora tenía control político. El Papa y el clero decían que tenían jurisdicción absoluta y exclusiva sobre otros clérigos, peregrinos, estudiantes, herejes, judíos y moros. Hay MUCHA historia que cubrir aquí, así que solo doy rasgos generales porque no pretendo convertir esto en una clase de historia. Supongo que mis lectores tienen un nivel cultural suficiente como para conocer estas cosas.
El criterio protestante inicial en Europa
La Reforma protestante del siglo XVI empezó con una llamada a la libertad contraria al régimen de «dos espadas» en vigor – querían libertad en oposición a la tiranía papal, libertad de las conciencias contra las imposiciones del Derecho Canónico y el control clerical, y la eliminación de privilegios. Catalizado por Lutero y sus ideas en 1517 y la quema de los libros de Derecho canónico en 1520, los protestantes denunciaron las leyes eclesiásticas y las autoridades papales utilizando términos vitriólicos y métodos violentos.
Después de una generación que se dedicó a experimentar, las cuatro ramas del protestantismo surgido en la Reforma volvió a las mismas variaciones de los distintos modelos separatistas del pasado que la tradición católica ya había forjado: dos comunidades, dos ciudades, dos poderes, dos espadas – con nuevos acentos y aplicaciones, claro está.
En la tradición anabaptista: Amish, Menonita, hermanos suizos, hermanos alemanes y otros – su modelo era el modelo apostólico de dos comunidades. La mayoría de estas comunidades se separaron en comunidades pequeñitas, auto-suficientes, intensamente democráticas, separadas del mundo por lo que ellos llamaban un «muro de separación». Estas comunidades separatistas se distinguían por sus principios de caridad y no-violencia, no-resistencia. Tenían sus propias normas internas, sin referencia a las leyes del Estado. Eran muy parecidos, en este sentido, a los gitanos en España. El «Estado» para esta gente, era parte del mundo caído y debían evitarlo.
Este separatismo anabaptista tuvo su eco en el siglo XVII – el fundador de Rhode Island, Roger Williams, que abogaba por una separación absolutista entre Iglesia y Estado y este criterio tuvo su mayor esplendor entre los grupos evangélicos que nacen en EEUU durante «el Gran Despertar» que dura desde 1720 a 1780. Estos grupos, anárquicos en su mayoría, querían evitar cualquier «interferencia» del Estado en sus iglesias. Eran jefersonianos hasta la médula, en su mayoría, pioneros borrachos. Alexander Hamilton ya tenía cierto temor a que este grupo de dísoclos intentara utilizar la libertad religiosa como pretexto para no pagar impuestos de ningún tipo – por eso Hamilton en un principio tuvo que entretener la idea de establecer una confesión de carácter nacional.
La tradición luterana volvió a una variación de la teoría agustiniana de las dos ciudades. Para Lutero, había una pared de papel entre los estados espirituales y temporales. La Iglesia no tenía poder político ni autoridad legal en el criterio de Lutero – la Iglesia sólo debía dedicarse a predicar y a ayudar a los pobres.
La Reforma calvinista defendía el modelo de los dos poderes – un modelo en el que tanto la iglesia como el estado ejercían poderes separados pero coordinados dentro de un sistema unitario o «commonwealth»/comunidad de naciones-estados/federaciones cristianas. Los calvinistas defendían la separación básica entre las operaciones eclesiásticas y estatales. Calvino decía que había una enorme diferencia entre el poder civil y el poder eclesiástico y que no era inteligente mezclarlos.
Sin embargo, la iglesia sí tenía quej ugar un papel a la hora de gobernar. En la Ginebra de Calvino, este papel recaía sobre el consistorio, un cuerpo elegido de oficiales civiles y religiosos que tenían jurisdicción sobre casos de matrimonio, familia, caridad y bienestar social, así como la moral pública. Lo más interesante del modelo presbiteriano es el siguiente: si bien es cierto que el Estado no intervenía en sus iglesias, no era menos cierto que eran los principales guardianes del orden a nivel voluntario, muchas veces cooperando activamente a la hora de asegurarse el cumplimiento de las leyes.
La tradición anglicana era parecida, pero esta vez bajo la Corona inglesa, no la del papa. La Corona ahora era la espada superior dentro del sistema unitario. Ahora el monarca era el único que tenía autoridad sobre esta iglesia. Los monarcas británicos y los parlamentos establecieron una doctrina uniforme, orden y derechos – escribieron el Libro de oración común (1559), los 39 artículos (1563/71), y la famosa biblia «King James» (1611).
Y es que, uno de los principales problemas que siempre se ha tenido con el concepto de separación entre iglesia y estado llevado a ultranza es que pone en entredicho la unidad nacional. Por eso apunté el otro día sobre la necesidad de tener cierto criterio uniforme de la doctrina y no defender tanto que existan múltiples iglesias de todo tipo (no hablo de prohibirlas, ojo).
La pregunta de hoy ha de ser la siguiente: ¿Qué modelo podría ser el más deseable?
Mañana terminaré esto con conclusiones sobre qué camino hemos de seguir para tener mejor entendimiento entre iglesia y estado.
Para orientar el debate – más o menos tengo en mente lo siguiente:
El «problema» que podemos tener es con el Artículo VI la Const. de los EEUU, donde se prohíbe el “test religioso” — no estoy abogando por uno necesariamente, pero yo creo que todos están de acuerdo aquí en que ciertos límites a ciertas creencias podrían ser necesarios para ejercer un cargo público. Por ejemplo, ¿tiene sentido que un nazi que quiere destruir la democracia pueda ganar elecciones sin ningún tipo de «test» previo?
¿Hasta qué punto puede ser «peligrosa» la existencia de múltiples iglesias sin ningún tipo de control?
Por otro lado, para terminar con estas reflexiones hoy, cabe también preguntarse si el Estado debe poder decidir sobre cuestiones religiosas internas (mañana contestaré esta pregunta también) – quiero decir, que si el Poder Estatal debe tener la autoridad para declarar ciertas partes de una confesión como «falsas», si estas contradicen la ley o alguna cosa científica. Es un debate apasionante.
Alfredo.
Imponer un test previo para un cargo publico es algo realmente peligroso que incita a la uniformidad de criterios y a la posibilidad de institucionalizar una tirania ideologica determinada ya que quien elaborara los test seria quien realmente decidiera quien va a gobernar.
Hola,
Estoy de acuerdo con lo que dice Rubén sobre el test, además de que en un test se puede mentir. Al final esto es como lo de jurar o prometer sobre determinadas normas o leyes, ¿qué garantiza eso? Nada. Sólo hay que ver como nuestro jefe de estado juró sobre las leyes del movimiento.
Por cierto Alfredo, aunque esté un poco ajeno a esta entrada, ya que hablas de Iglesia me gustaría preguntarte que te parece las declaraciones del cardenal Rouco sobre que si les hacen pagar el IBI dejarán probablemente de subvencionar de la misma manera a Cáritas. Además que luego nos hemos enterado de que la iglesia directamente sólo representa el 1% del presupuesto de cáritas (algo muy interesante, por cierto, para todos aquellos que creen que la casilla de la declaración que otorga el 0,7% a la iglesia católica sirve para estas cosas, cuando no es así). http://www.ciencia-explicada.com/2012/05/quienes-forman-y-financian-caritas-los.html
¿No te parece una amenaza increíble en este momento en que Cáritas se ha convertido en una organización absolutamente necesaria?
Saludos,
Rubén:
Dices: «Imponer un test previo para un cargo publico es algo realmente peligroso que incita a la uniformidad de criterios y a la posibilidad de institucionalizar una tirania ideologica determinada ya que quien elaborara los test seria quien realmente decidiera quien va a gobernar.»
Vamos a ver, Rubén y Pedro – no quiero que mi pregunta se interprete como que yo esté «a favor» (no he dado mi postura). Solo pregunto porque realmente lo importante en eso es lo siguiente:
Si no estamos a favor de un «test religioso», tenemos que asumir entonces que defendemos la incorporación de la XIV Enmienda de la Constitución de EEUU como vinculante para todos los estados –
y también el Artículo 6.3 de la Const. de EEUU que dice así:
«nunca se exigirá una declaración religiosa como condición para ocupar ningún empleo o mandato público de los Estados Unidos. »
Desde mi criterio jurídico, este artículo solo obliga al gobierno FEDERAL de EEUU pero no a los distintos estados que sí quieran imponerlo.
Rubén – entonces siguiendo tu criterio, supongo que estarías en contra de la decisión de Bush cuando eligió como candidata al Tribunal Supremo a la juez Harriet Miers ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE por su religión. ¿Acaso no es eso un «test religioso?»
Y decir que se puede mentir es una chorrada – también existen leyes y estas se pueden incumplir, lo cual no significa no tener leyes.
Rubén – ¿y qué pasa si existe la amenaza de un partido islamista a nivel nacional? ¿No le vas a exigir absolutamente ninguna declaración de principios? ¿Y si se tratara de papistas que quisieran reintroducir la inquisición?
Quiero recordar a los señores lectores que gran parte del movimiento que apoyaba esta prohibición contra los tests religiosos en EEUU era gente que no se oponía a la religión pública y oficial, sino que temían que OTRA religión se impusiera. Ese realmente era el debate, no si debe haber religión pública o no.
Rubén, ya que dices ser tan «federalista», ¿Estarías a favor de esto a nivel estatal o incorporarías los derechos federales a los estados individuales?
PEDRO:
Respecto a tu pregunta sobre Cáritas, pues ahí tenemos una de las consecuencias del «estado mínimo» que tanto pregonan algunos.
«Si no estamos a favor de un “test religioso”, tenemos que asumir entonces que defendemos la incorporación de la XIV Enmienda de la Constitución de EEUU como vinculante para todos los estados»
Esta dicotomía es totalmente absurda, se puede estar perfectamente en contra de ambas propuestas. De hecho yo lo estoy. Estoy en contra de ese «test religioso», pero quiero que sea mi propio Congreso Estatal quien no promueva un test religioso, no que me venga impuesto desde el gobierno federal.
Lo mismo ocurre con el eurofascismo. Que no me guste Merkel no significa que no me guste la austeridad presupuestaria, simplemente creo que ésta debe provenir del parlamento español.
«Respecto a tu pregunta sobre Cáritas, pues ahí tenemos una de las consecuencias del “estado mínimo” que tanto pregonan algunos.»
Debe estar de broma. Querrá decir que «ahí tenemos una de las consecuencias del «Estado máximo» que tanto pregonan algunos»:
«Según un reciente informe de Doing Business, España ocupa el quinto lugar en el ranking de países con más presión fiscal.»
http://www.diariodemallorca.es/opinion/2012/05/20/insoportable-carga/767084.html
«Por otro lado, para terminar con estas reflexiones hoy, cabe también preguntarse si el Estado debe poder decidir sobre cuestiones religiosas internas (mañana contestaré esta pregunta también) – quiero decir, que si el Poder Estatal debe tener la autoridad para declarar ciertas partes de una confesión como “falsas”, si estas contradicen la ley o alguna cosa científica».
Hombre, el estado no está para decir qué es verdadero y qué es falso, ni yo creo que deba inmiscuirse en los asuntos internos de las iglesias, que al fin y al cabo son clubs privados, a no ser que estos vulneren la ley de algún modo (como cuando ocurre, por ejemplo, que un imán musulmán defiende el maltrato a la mujer).
La ciencia, por su parte, sí que puede afirmar la falsedad de un precepto religioso (de hecho, lo hace constantemente), aunque no posea autoridad para obligar a la gente a abandonar una determinada creencia. Por ejemplo, la ciencia ha mostrado claramente que el ser humano ha evolucionado de otras especies anteriores, y sin embargo hay gente (como usted) que todavía cree que hay Dios que creó a los hombres de una vez tal y como son ahora.
La religión no aporta pruebas ni indicios de sus afirmaciones, y la ciencia está obligada a ello, pero en todo caso, cada cual es libre de creer lo que le dé la gana mientras eso no perjudique a los demás.
Por otra parte, decir que la separación iglesia-estado viene en la biblia me parece descabellado. La biblia es un claro ejemplo del vínculo entre religión y poder, o mejor dicho, del hecho de que el poder siempre ha utilizado la religión para justificarse. Moisés subía a una montaña y bajaba con unos mandamientos que decía que se los había dado Dios. Es la excusa perfecta para gobernar sin que nadie pueda discutirte.
Reconozco que en el Nuevo Testamento las cosas cambian, como usted bien dice con el ejemplo de dar al César lo que es del César. El mensaje de Jesús no parece perseguir el poder político, al menos directamente, lo cual apoya algo que ya he defendido aquí otras veces, y es que el NT habla de un Dios distinto al del AT.
Saludos.
Francisco:
«se puede estar perfectamente en contra de ambas propuestas.»
No, de verdad que no se puede: «De hecho yo lo estoy. Estoy en contra de ese “test religioso”, pero quiero que sea mi propio Congreso Estatal quien no promueva un test religioso, no que me venga impuesto desde el gobierno federal.»
Si no se acepta del gobierno federal, caben dos consecuencias: obligar a que su estado también respete ese derecho incorporado – y federal – o, NO reconocer que ese derecho federal es incorporable y aceptar un «test» religioso para su estado – ¿y qué pasa si su propio congreso estatal no le da la gana de eliminar el test religioso? Le recuerdo que muchísimos estados tenían esos tests hasta bien entrado el siglo XIX. ¿Estaban cometiendo un error anteriormente? ¿No era que el XIX y siglos anteriores eran más «liberales»? Hay que aclarar eso…
«Lo mismo ocurre con el eurofascismo. Que no me guste Merkel no significa que no me guste la austeridad presupuestaria, simplemente creo que ésta debe provenir del parlamento español.»
Ya, pero no proviene del Parlamento español sino de Merkel – ese es el hecho y yo prefiero inflación, en ese caso, si viene desde Madrid y no desde Berlín. A mí me interesa mucho el proceso de las cosas…
«Debe estar de broma. Querrá decir que «ahí tenemos una de las consecuencias del “Estado máximo” que tanto pregonan algunos»:»
No señor – a lo que me refería era que en ausencia de un estado que haga esas cosas, siempre tomará su lugar un grupo eclesiástico o religioso porque la realidad es que la sociedad lo exige y eso lo sabe muy bien la Iglesia. No me puedo creer que usted vea aceptable que el poder religioso ocupe todo el panorama social salvo que abogue por privatizarlo absolutamente todo y entonces tendríamos la tiranía de las asociaciones que más dinero aportaran.
“Según un reciente informe de Doing Business, España ocupa el quinto lugar en el ranking de países con más presión fiscal.”
Ya sé que España tiene problemas – nada nuevo bajo el sol.
Molondro:
«Hombre, el estado no está para decir qué es verdadero y qué es falso, ni yo creo que deba inmiscuirse en los asuntos internos de las iglesias, que al fin y al cabo son clubs privados, a no ser que estos vulneren la ley de algún modo (como cuando ocurre, por ejemplo, que un imán musulmán defiende el maltrato a la mujer).»
¿No se da cuenta que entonces esto ya sería «inmiscuirse» en asuntos «internos» de la iglesia? Supongo que querrá decir, en asuntos doctrinales, pero ya verá como esto no se sostiene con los hechos y usted lo sabe muy bien molondro.
«Por ejemplo, la ciencia ha mostrado claramente que el ser humano ha evolucionado de otras especies anteriores, y sin embargo hay gente (como usted) que todavía cree que hay Dios que creó a los hombres de una vez tal y como son ahora.»
Creo en la «creación» pero no necesariamente de que se creó en un «plumazo». Ni el Génesis afirma eso, ni yo.
«Por otra parte, decir que la separación iglesia-estado viene en la biblia me parece descabellado. La biblia es un claro ejemplo del vínculo entre religión y poder, o mejor dicho, del hecho de que el poder siempre ha utilizado la religión para justificarse. Moisés subía a una montaña y bajaba con unos mandamientos que decía que se los había dado Dios. Es la excusa perfecta para gobernar sin que nadie pueda discutirte.»
Hmm, no me ha entendido caballero – he dicho que el concepto de «separación» a secas viene en la Biblia – el concepto del muro de separación entre iglesia y estado surge después. Antes usarían lo que usted llama «la religión» para justificarse, aunque hoy usan los derechos humanos como pretexto para todo tipo de cosas – incluido las guerras en Libia, por ejemplo.
«Reconozco que en el Nuevo Testamento las cosas cambian, como usted bien dice con el ejemplo de dar al César lo que es del César. El mensaje de Jesús no parece perseguir el poder político, al menos directamente, lo cual apoya algo que ya he defendido aquí otras veces, y es que el NT habla de un Dios distinto al del AT.»
No creo que hable de un «Dios» distinto molondro – pero sí creo que cambia el enfoque político y netamente «nacional» del Antiguo Testamento.
«¿y qué pasa si su propio congreso estatal no le da la gana de eliminar el test religioso?»
Pues mala suerte. Creo que debe de haber un punto en el que no nos estamos entendiendo, porque yo lo veo muy simple. El gobierno federal y el gobierno estatal regularán de forma independiente cómo y a quién contratan. Que uno realice un «test federal» no significa que el otro también deba realizarlo.
«la tiranía de las asociaciones que más dinero aportaran.»
El problema no es que el Estado no realice dichas funciones, sino que no existen más asociaciones de estas característicias que sean laicas.
¡Entonces estamos de acuerdo Francisco! Yo niego que la 1A Enmienda sea «incorporable» a los estados individuales – dicho de otra forma, creo que si por ejemplo Alabama (lo voy a decir de forma muy cruda y poco académica) mañana le da por ser un estado presbiteriano, con una iglesia establecida oficialmente y que prohíba las demás, es perfectamente constitucional (otra cosa es que sea eso lo deseable, y ahí sí que podriamos discrepar amargamente).
Lo tiene al revés: que el Gobierno federal no pueda realizar un «test» religioso no significa que Alabama no pueda si quiere…¿ve lo que quiero decir caballero?
Estoy muy de acuerdo, no obstante, con su última frase sobre las asociaciones.
De acuerdo entonces.
Alfredo.
Si me preguntas sobre mi postura respecto a si se debe exigir un test previo religioso para ocupar un cargo publico, mi postura es que no. Tanto a nivel federal como estatal. ¿Estoy de acuerdo con la eleccion de Bush? No.
En cuanto a lo de los islamistas, a todo el mundo se le debe exigir el respeto a los derechos individuales.
Sobre el resto te ha contestado muy acertadamente Francisco.
*Quise decir «test religioso», no «test federal».
La separación entre la Iglesia y el estado es fruto de la reforma protestante, siendo posteriormente reforzada por el proceso revolucionario francés.
Saludes, amigos gachupines.
Rubén:
«Tanto a nivel federal como estatal.»
Entonces no entiendo por qué dices que Francisco está acertado cuando dice algo distinto a esto en cuanto a sus consecuencias – porque, si estás «en contra» tanto a nivel federal como estatal, no sé si lo dices a título personal o si también crees que esa prohibición federal debe ser «incorporable» a los estados.
«En cuanto a lo de los islamistas, a todo el mundo se le debe exigir el respeto a los derechos individuales.»
Esto es una forma de «test» de algún tipo, así que «muy en contra» no debes estar…
Alfredo.
Te he contestado a algunas cosas, no a todas. En las restantes, me adhiero a la respuesta de Francisco.
En cuanto a que pedir respeto por los derechos individuales es una forma de test previo, no es asi. Porque yo no pido ninguna declaracion particular previa, presupongo que los respetan hasta que sus acciones digan lo contrario. Y cuando esto ocurra, si ocurre, para eso estan las leyes que son una forma de «test posterior».