¿Es España un país «occidental»?

El artículo para la entrada de hoy lo escribió el comentarista controvertido, Rubén. Es un artículo largo pero merece la pena leerlo todo. Espero que los que comenten RESPETEN a Rubén porque NO QUIERO QUE SE REPITA el espectáculo que ya tuvimos en esta bitácora – si no te gusta lo que defiende Rubén — utiliza argumentos SOBRE EL TEXTO y no sobre si Rubén es negro, moro peludo o albino. El texto es controvertido y obviamente no será del agrado de todo el mundo pero ya va siendo hora que los liberales adoptemos nuestra propia identidad, como vengo defendiendo desde hace años, en vez de quedarnos en manos de Intereconomía y Libertad Digital.
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ESPAÑA ¿OCCIDENTAL?

Samuel P. Huntington en El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial dice:

“Los años noventa han conocido la explosión de una crisis de identidad a escala planetaria. Casi en cualquier parte adonde se volviera la vista, la gente ha estado preguntándose ¿Quiénes somos?, ¿adonde pertenecemos? y ¿quién no es de los nuestros?” p.165.

Efectivamente, el mundo durante la “Guerra Fría” estaba claramente diferenciado en dos bloques: Occidente y Oriente, los EE.UU. y alíados y la URSS y aliados, capitalismo y comunismo, bien y mal. El mundo estaba definido por una dualidad consistente. Sin embargo, el fin de este período con la derrota del comunismo a nivel global, nos abre un mundo nuevo multipolar, no tan claro ni concreto, no tan específico, más complejo y relativo. Este es el mundo del s.XXI.

Así pues, desde el final de la II Guerra Mundial, el término “civilización occidental” generalmente se refiere a una cultura capitalista en comun entre los paises de Europa occidental y América, todos alíados de los EE.UU. quien como potencia central de la civilización occidental marcó las pautas a seguir por el resto de países. Pero vamos a analizar con mas cuidado este término surgido de la guerra fría y vamos a estudiar si realmente su definición como civilización es acertada y consistente a lo largo de la Historia. ¿Existe realmente una civilización occidental? ¿Cuando se genera propiamente y bajo que terminos la cultura occidental? ¿España pertenece a una hipotética civilización occidental? Intentaremos dar respuesta a todas estas preguntas en las siguientes líneas.

¿CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL?

La primera vez que se utilizó el término “Occidente” u “occidental” fue durante el Imperio Romano. Fueron los romanos los que marcaron una frontera entre Oriente y Occidente. Pero para los romanos ¿qué significado tenía occidental?

A pesar de las primeras iniciativas de división administrativa en el Imperio Romano con Diocleciano primero y Constantino después, no fue hasta la muerte de Teodosio que el Imperio no se dividió en dos mitades en el año 395 entre sus dos hijos Arcadio y Honorio. A partir de esta fecha, políticamente hablando existían dos Imperios, el Imperio Romano de Oriente y el Imperio Romano de Occidente, con dos emperadores, dos senados, dos capitales, etc. Esta es la primera vez en la Historia en que surge el término Occidente u occidental.

Teodosio crea dos Imperios diferentes que, con el andar de los tiempos correrán, también, caminos y destinos diferentes. Pero de momento, y en el año 395, Occidente y Oriente sólo era una frontera meramente política. Todo el territorio de Italia hacia el oeste sería Occidente y el resto, el territorio comprendido de Grecia hasta Persia sería Oriente. Como podemos observar es una división meramente geográfica a partir de un eje norte-sur que atraviesa el Mediterráneo. Tan occidental era la Galia, la Germania, o la Britania como el Magreb o Libia. Tan oriental era Grecia como Siria.

De esta forma, diversos pueblos de diversas culturas e idiomas, más o menos romanizados, entraron a formar parte de una misma entidad única y exclusivamente política que poco tenía que ver con sus características culturales propias. Por lo menos en el caso de Occidente, no así en el caso de Oriente donde la homogeneidad cultural era mucho mayor, quizá debido a una historia mucho más antigua en común y al helenismo. La prueba de ello es que el Imperio Romano de Occidente no tardó mucho en disgregarse en pequeños reinos independientes (476, Rómulo Augusto último emperador occidental) mientras que el Imperio Romano de Oriente continuó fuertemente unido muchos años más orientalizándose cada vez más, pasando a llamarse Bizancio y terminando el proceso de helenización que comenzó con la muerte de Alejandro en el año 313 a.C. No fue, tal y como ya hemos comentado anteriormente en otros artículos, hasta la fuerte controversia arriana que comenzó en el s.IV y que fecundará en el s.VII, que el Imperio, ya Bizantino, comience a desmoronarse quedando sólo un núcleo propiamente griego como territorio del Imperio (Grecia y Asia Menor), y el resto evolucionando del arrianismo al Islam que será como se llame la nueva civilización oriental.

Este es, pues, el panorama mediterráneo que tenemos a comienzo de la Edad Media, una época que, sin lugar a dudas, va a ser el germen de las futuras naciones europeas. A partir de la Edad Media, el término Occidente y occidental, así como oriente, se diluye en el tiempo, y su significado vuelve a ser el originario, una dirección geográfica, este y oeste. No podemos entender, a partir de esta época, una definición civilizatoria clara y concreta en estos dos términos geográficos, como mucho podemos observar una asimilación de lo fabuloso, las riquezas, lo exótico con el término oriental pero nada más.

La Edad Media creará dos términos concretamente: Islam y Cristiandad. Estos van a ser las dos grandes palabras que definan a las dos grandes civilizaciones. Como podemos observar, vienen unidos a las dos grandes religiones monoteistas. Ahora nosotros las llamamos civilizaciones pero ¿entendían ellos qué era una civilización? Absolutamente NO. El término civilización adquiere su significado actual en la sistematización de las ciencias que tiene lugar en el s.XIX. Para el hombre medieval las únicas divisiones aceptables eran las políticas (entre reinos o principados) y las religiosas (entre Cristianismo e Islam).

Una civilización puede estar compuesta de diversos pueblos y Estados que tienen características comunes. Este es el caso de los antiguos griegos, fragmentados en diversas “polis” pero con un substrato cultural común: lengua, religión, costumbres, modas, formas, etc. O el caso de la Hispanidad, fragmentada en diversos Estados y compuestos por gran cantidad de pueblos (blancos, indios, negros, mestizos) pero todos con un substrato cultural común:lengua, religión, costumbres, modas, formas, etc.

En base a esta definición del término “civilización”, vamos a comprobar si los historiadores del s.XIX acertaron cuando estudiaron y describieron las civilizaciones. En general, podemos decir que sus estudios fueron bastante sistemáticos y acertados con la salvedad de la civilización europea (entonces así la llamaron) ya que ni se plantearon definirla o estudiarla, simplemente la aceptaron como algo obvio y evidente, como algo existente desde el Imperio Romano. El error fue, pues, no dedicar tiempo de estudio sincero a Europa.

Como podemos comprobar, la civilización oriental u “Oriente” existe hoy como ente cultural complejo formado por una basta diversidad de pueblos y Estados con un substrato común muy antiguo que se retrotae a los albores de la Historia y que produjo la homogenización cultural del Imperio Romano de Oriente de la que ya hemos hablado: lengua común, religión común, costumbres, modas y formas comunes… Esto es el Islam y está claramente delimitado geográficamente desde el norte de Africa hasta la India y de ahí hasta el último extremo de Asia. Pero ¿vamos a encontrar la misma similitud en Occidente?

¿OCCIDENTE O IMPERIO?

El 25 de diciembre del año 800, Carlomagmo es coronado Imperator Avgvstvs por el Papa León III en la antigua capital del Imperio Occidental: Roma. Esta era una forma de reeditar el ya finiquitado imperio. Lo que pocos saben es que esta coronación fue ilegal, sin legitimidad alguna por muy coronado que el ya emperador Carlomagno fuera por el Papa.

En el año 476, el germano Odoacro depone al último emperador de Occidente: Rómulo Augusto. Así, se podía esperar una reacción inmediata del debilitado pero aun firme y poderoso Imperio de Oriente a causa de esta afrenta ejercida sobre Occidente por un simple bárbaro del norte que Constantinopla no podía tolerar, aunque solo fuera para no dar internacionalmente una imagen de debilidad. Sin embargo, Odoacro era un estratega consumado y no perdió el tiempo dándole oportunidad al emperador Zenón a sentirse ofendido y humillado. ¿Cuál fue la solución de Odoacro para salirse con la suya y no enfrentarse a las represalias griegas?

Odoacro podría haberse coronado emperador de Occidente o nombrar a un títere romano y gobernar a través de él. Cualquiera de estas dos opciones hubieran supuesto una rápida y dura represalia de Oriente. El sagaz Odoacro, sin embargo, devolvió las insignias imperiales de Occidente a Zenón junto con una carta en la que pedía ser confirmado como dvx (duque) de Italia. Zenón accedió y le ennobleció con el rango de patricio. Así pues, Odoacro se convirtió en gobernador de Italia como agente del emperador romano de Oriente.

La repercusión de esto es importante pues suponía de ivre una reunificación del Imperio Romano con capital en Constantinopla. Nuevamente un Imperio, un emperador, una capital y un senado. A pesar de que el Imperio de Occidente no desapareció en teoría hasta el año 476 con la deposición del último emperador, en la práctica desde comienzos del s.V (418, reino arriano visigodo de Tolosa), Occidente ya se había desmembrado en divesos reinos que solo reconocían la autoridad imperial en teoría pero que en la práctica eran independientes. Odoacro solo vino a confirmar una realidad desde hace años patente.

Así pues, nos encontramos en el año 476 nuevamente con un solo Imperio Romano, con capital en Constantinopla (Nueva Roma es su nombre oficial) que abarca todo el antiguo territorio de Oriente más la nueva provincia de Italia. ¿Y el resto de Occidente? Tanto Germania, las Galias, Hispania compo Africa, aunque reconozcan al emperador de Oriente y acudan muchas veces a él para legitimar principados y dinastías (como Odoacro), incluso para que actúe de árbitro, estas antiguas provincias romanas estarán, tanto en teoría como en la práctica, divididas en diversos principados y reinos godos, francos y germanos independientes. Con este estado de cosas, entendemos, pues, que el Imperio, unos pocos años más tarde, nuevamente fortalecido bajo Justiniano (483-565) y con un excelente general como Belisario, intente recuperar las antiguas provincias perdidas y reconquiste gran parte del territorio perdido en todo el litoral mediterráneo, algo que los visigodos arrianos de Toledo no pudieron evitar.

Antes del año 800, Carlomagno tuvo muchas dudas de su coronación como emperador. Había conseguido expandir su poder por buena parte de Occidente pero tratar de coronarse emperador era, como ya hemos explicado, una usurpación ilegítima del título imperial. Sin embargo, las presiones que sufrió por parte del papado fueron muchísimas. Para explicar esto tenemos que explicar previamente unas pocas cuestiones.

Desde el advenimiento del Imperio, la magistratura romana de Pontifex Maximvs (sumo sacerdote de la religión romana) fue uno de los títulos exclusivos del emperador. A partir del año 313, con el edicto de Milán con el cual se proclamaba al cristianismo como la religión oficial del Imperio, el emperador pasaba a ser el “papa” o sumo sacerdote del catolicismo. Los concilios (Nicea, Constantinopla, etc) los convocaba y presidía él como Pontifex Maximvs. Con la reunificación del Imperio en el año 476, sólo quedaba un emperador y un Pontifex Maximvs en las manos de la misma persona: el antiguo emperador oriental. Por tanto, a partir del año 476, será el emperador de Constantinopla el sumo sacerdote o “papa” de toda la cristiandad (tanto de oriente como de occidente), él convocará los concilios y él decidirá sobre los asuntos religiosos. No hace falta ser muy inteligente para adivinar que el patriarca de Constantinopla (a pesar de su teórica igualdad con los restantes patriarcas, incluído el romano) se convirtió en el más importante e influyente de todos.

Para el s.VIII, las diferencias religiosas entre oriente y occidente eran ya insalvables y ya sólo quedaban en pie dos patriarcas: el romano y el bizantino. Y a pesar que el occidente católico aceptaba la guía del romano, el patriarca de Roma debía obedecer los postulados, en teoría, del emperador romano o Pontifex Maximvs bizantino. Así pues, la lucha de poder entre los dos únicos patriarcas, Roma y Bizancio, para controlar a todos los católicos, tanto de Oriente como de Occidente, fue brutal. Pero al patriarca romano, le faltaba una cosa: legitimidad. No podía imponerse pues no era Pontifex Maximvs ni tenía un emperador en Occidente. Así pues, la solución era obvia, cuando surgió un rey fuerte que consiguió unificar bajo su cetro la práctica totalidad de los territorios occidentales, debía ser coronado emperador de Occidente.

Carlomagno era consciente de que esta coronación traería consecuencias diplomáticas pero las presiones romanas y, suponemos, el ego fueron demasiado fuertes como para resistirlos. Así, en el año 800, Carlomagno usurpó el título de emperador de Occidente que todavía estaba en manos del emperador bizantino desde el año 476. La respuesta del griego no se hizo esperar y Nicéforo I, emperador de Bizancio, declaró inmediatamente la guerra a Carlomagno. Por suerte para el franco, el Imperio griego tenía otros problemas internacionales de los que ocuparse y nunca emprendió ninguna campaña contra él ni tampoco Carlomagno reaccionó de forma alguna y la guerra quedó en nada.

Pero el objetivo del, ahora sí, Papa León III fue conseguido. Carlomagno, como sucesor (ilegítimo) del último emperador de Occidente heredó todos los títulos y dignidades imperiales, entre ellos el de Pontifex Maximvs que nunca utilizó ni él ni sus sucesores y que quedó “delegado” en el obispo romano y nuevo Papa de la “cristiandad”.

Pero retomemos la pregunta del epígrafe: ¿Occidente o Imperio? Como podemos observar hasta la Edad Media, Occidente y civilización occidental, eran sinónimos de Imperio y de cristiandad. Después de la Edad Media, Occidente seguirán siendo estos primeros territorios imperiales y los adquiridos por los diversos reinos y principados que lo compongan, aunque tengan poco que ver con las características sociales y culturales del imperio carolingio. Por el mero hecho de ser cristianos o católicos y por el mero hecho de responder a una concreta orientación geográfica en el mapa (occidente, oeste), ya serán automáticamente asimildos al resto de territorios que componen el verdadero Imperio de Occidente, aunque social y culturamente tengan poco o nada que ver.

En la ya mencionada obra de Samuel P. Huntington, el autor dice sobre la delimitación de Occidente:

“Determinar el trazado de esa línea de fractura en Europa ha sido uno de los principales problemas que ha debido afrontar Occidente en el mundo de posguerra fría. (…) ¿Qué es Europa? Las fronteras de Europa al norte, oeste y sur están delimitadas por importantes extensiones de agua. Pero ¿dónde está la frontera oriental de Europa? (…)

La respuesta más convincente y generalizada a estas preguntas la proporciona la gran línea histórica que durante siglos ha separado a los pueblos cristianos occidentales de los pueblos musulmanes y ortodoxos. La existencia de esta línea se remonta a la división del imperio romano en el siglo IV y a la creación del Sacro Imperio Romano en el X. Ha estado aproximadamente en su lugar actual durante al menos 500 años (…).” (Huntington, op.cit.,p.211).

En este texto, Huntington comete el error que ya hemos comentado: la identificación de una posición geográfica muy abstracta, occidente (oeste), con la “cristiandad” y con el Imperio de Occidente. Y lo hace por intentar delimitar la frontera oriental de Occidente encontrando la respuesta en el Sacro Imperio. Parece terner muy claro el resto de fronteras tanto la occidental como la meridional.¿Realmente esto es así? Recordemos la composición territorial del este imperio: Alemania, Francia, Italia y Paises Bajos, y nada más. Aunque en un principio, los países escandinavos no estuvieran incluídos en las fronteras del Imperio, podemos estar de acuerdo con Huntington e incluirlos en Occidente a causa de su similitud con los pueblos germanos de Alemania. Podemos incluso observar una especie de prolongación de Alemania en los países del norte de Europa con características culturales e incluso étnicas muy similares, casi idénticas. Sin embargo, España y Gran Bretaña, la frontera occidental, quedaron claramente fuera del dominio imperial por causas diferentes.

Gran Bretaña estuvo poblada mayoritariamente por los celtas que llegaron a las islas en el s.IV a.C. Después de la conquista romana, nunca fue una provincia muy romanizada, quizá por su lejanía e insularidad y hubo partes de las islas que quedaron fuera del dominio romano (Escocia) donde los celtas campaban a sus anchas. Así tenemos un territorio mayoritariamente celta hasta el desmoronamiento del Imperio. A principios del s.V, llegaron a sus costas dos pueblos germanos: anglos y sajones que consiguieron imponerse a la población celto-romana autóctona llegando a fundar incluso sus propios reinos. A pesar de esto, tenemos unas islas que durante nueve siglos han sido habitadas por los celtas y podemos hablar de una población de cerca de cuatro millones cuando llegaron estos dos pueblos germanos.

A partir del s.V y hasta la actualidad, los celtas sobrevivieron en Escocia donde los pueblos germanos no consiguieron llegar. Y en lo que actualmente es Inglaterra y Gales podemos presumir sin temor a equivocarnos una mezcla de los pueblos y culturas celtas con los germanos que, sin lugar a dudas, eran muy inferiores en número a los autóctonos celto-romanos. Estos hechos, junto a la proverbial insularidad de Gran Bretaña, han conseguido configurar en las islas una cultura propia y diferente a la continental: autónoma, autóctona e independiente y, por ende, a la del Imperio de Occidente que evolucionó hacia el posterior Sacro Imperio con el añadido substrato germano.

En cuanto a España, las próximas líneas van a tratar de su configuración como cultura también independiente de la imperial occidental, en proceso similar pero diferente al británico, con un substrato étnico y cultural más importante en su historia y más definitorio que el celta en Gran Bretaña: el elemento oriental que también originó, al modo británico, junto a su peninsularidad un plurisecular aislacionismo del resto del continente.

RAICES ORIENTALES

Como ya hemos dicho, la Edad Media constituye la época en la que se generaron las raíces de las culturas y los pueblos que en el s.XIX crearán las futuras naciones europeas, entre ellas España. El restaurado Imperio Occidental o Sacro Imperio supone, pues, las raíces de muchos pueblos y naciones de la Europa actual, incluso, por exclusión del resto y merced al error ya explicado, de la cultura y del futuro Estado europeo que desde Bruselas quiere imponer la Unión Europea. Estas son las raíces culturales de la actual UE: el católico Sacro Imperio. ¿Por que se caracterizó, entonces, la cultura medieval europea del Imperio Occidental? Podemos decir que por un fuerte substrato cultural romano (no griego, lo griego viene a traves de Roma) , el catolicismo y el feudalismo. Durante practicamente toda la Edad Media, España no cumplió NINGUNO de estos requisitos.

En este epígrafe, vamos a tratar de explicar las raices culturales orientales que posee España. En un pais que ha sufrido una labor de ingeniería cultural tan brutal donde el poder católico vencedor ha intentado introducirlo en la órbita del Sacro Imperio inventando mitos para afirmar las supuestas raíces plenamente occidentales y católicas, esta labor resulta ardua ya que el escepticismo generalizado granjea enemistades y un estado de voluntad negativo por parte del receptor. Empero, vamos a tratar de realizar un rápido recorrido por la Historia de España desde la Antigüedad para explicar con cuidado este hecho.

¿Por qué decimos que España posee raíces culturales orientales? Muchos han tratado de convencernos de que España es un país dentro de la llamada órbita cultural occidental, para ello esgrimen argumentos tales como la romanizción de la península, la sangre goda y germana que corre por nuestras venas, el origen de la nación española en la monarquía visigoda, la mal llamada reconquista que nunca fue, la unificación de los Reyes Católicos que daría a luz a la España actual, tal y como la conocemos hoy y, sobre todo, mitos, muchos mitos románticos. Sin embargo, si analizamos con rigor estos hechos, observaremos dos cosas. Primero que la España-Nación actual es hija del s.XIX y de la doctrina nacionalista de origen francés y poco o nada tiene que ver con la España anterior. Segundo, a pesar de la moderna concepción del Estado-Nación, la cultura de la población residente entre sus fronteras es mucho más antigua y heredada de padres a hijos remontándose en el tiempo hasta los albores de la Historia.

El primer proceso urbanizador más importante de la península tuvo su origen en la colonización oriental y fenicia de España en torno al primer milenio antes de la era y toda civilización nace con el surgimento de la ciudad (no así la cultura que puede ser tribal y menos desarrollada). Antes de esta fechoa, los datos arqueológicos son escasos pero sí podemos estar más o menos seguros de unos primeros pobladores pre-indoeuropeos llamados iberos y de la llegada y expansión de los primeros pueblos indoeuropeos a la península: los celtas. De los iberos poco sabemos, de hecho, todavía suponen un gran misterio para nosostros ya que no se ha logrado descifrar su escritura. De los celtas y su cultura sabemos bastante más. A pesar de ello, por los restos arqueológicos que han dejado, la cultura de ambos pueblos estaba más bien poco desarrollada y su impronta depende de la zona geográfica concreta de la península.

Los fenicios fueron un pueblo muy importante de la región sirio-palestina, grandes navegantes y comerciantes que se expandieron por todo el Mediterráneo. En España les debemos ciudades como Cádiz, Cartagena, Ibiza, Almuñecar, Adra, Elche, etc. Primeramente se pensó que su estrategia era la de fundar pequeñas colonias comerciales al estilo griego, emporios (como la Ampurias griega en Cataluña), para tener distintas bases en todo el Mediterráneo y comerciar con los distintos pueblos de este ámbito. Los fenicios fueron los creadores de civilizaciones como la cartaginesa pero en España, se pensaba, su actividad habría sido puramente comercial hasta el surgimiento de Cartago como potencia.

Estudios más recientes, empero, han demostrado que esto no es del todo cierto. Nuevas excavaciones arqueológicas han demostrado la verdadera importancia de la cutura fenicia y oriental en España. No solo se han hallado nuevos asentamientos sino que se ha comprobado la grandísima importancia que la agricultura tenía para la vida de estas ciudades orientales en suelo español a causa del gran número de tierras roturadas. Cuando la agricultura se hace patente en la actividad económica de una ciudad de la Antigüedad podemos pensar en la gran importancia de esta población, así como de su perdurabilidad y consolidación territorial. Los emporios comerciales son pequeñas colonias que única y exclusivamente viven del comercio. Cuando las tierras de labor pasan a ser importantes, esta ciudad produce sus propios alimentos, luego su actividad económica principal no es el comercio y su arraigo territorial es importante y duradero.

Puede resultar extraño para un observador no informado, el establecimiento de pueblos orientales en la orilla occidental más distante del Mediterráneo. Las grandes distancias suelen ser vistas como grandes impedimentos para la migración y colonización de los pueblos y, efectivamente, así es. Sin embargo, no debemos caer en el error de ver en esas distancias algo insuperable, aun en esa época, ya que, aunque semejante peregrinar desde oriente por tierra sería algo prácticamente imposible, por mar se hace viable, sobre todo para un pueblo marinero como el fenicio. Si tenemos en cuenta las grandes facilidades que ofrece el oceano para el transporte y el viaje, resulta que España no está tan alejada de oriente como parecería. De hecho, podríamos decir que la península es fronteriza de la franja sirio-palestina a través de la enorme y veloz autopista que es el Meditrerráneo, tan fronteriza como lo pueda ser Francia.

Desde antiguo, hay referenciada una ruta marítima directa desde la franja sirio-palestina hasta el levante español, entre Cartagena y Almería, ya que, debido a la inclinación de la península, este es su litoral más oriental. Esta ruta marítima está ligada a la ruta comercial que emplearon los tartessos, antigua civilización bética de la que poco se sabe, para comerciar con oriente. Los fenicios fueron grandes navegantes, como ya hemos dicho, incluso queda constancia escrita de una expedición hasta las costas inglesas en busca de estaño, pero no fue su pericia lo que condicionó sus aventuras marítimas sino que más bien fue la consecuencia directa de su realidad geo-política oriental. Los fenicios estabna repartidos en un pequeño número de ciudades costeras orientales en la región sirio-palestina, ricas y populosas, pero muy limitadas territorialmente. A penas podían seguir siendo independientes ante los envites de los grandes imperios orientales: asirios, egipcios, babilonios, persas, todos ellos amenazaban su independencia y desde luego no tenían ni la posibilidad ni la capacidad de expandirse territorialmente en busca de nuevas tierras y recursos. Esto, pues, les empujó hacia el mar, la navegación y el comercio como única vía de expansión. Así llegaron hasta tierras donde tenían poca o ninguna competencia como España.

Pero los fenicios no llegaron solos a España. Con ellos trajeron su cultura, su religión, su lengua, sus modas, sus costumbres. Actualmente, y merced a la arqueología, sabemos que los fenicios poblaron y ocuparon toda Andalucía, Murcia y Valencia. Y su influencia cultural llegó hasta muy al interior en la península. Hay constancia escrita de la presencia de asirios, durante su imperio, en tierras españolas en busca de plata pues la península era muy rica en dicho mineral. También tenemos constancia escrita en la Biblia de relaciones comerciales entre Israel y España (con quien se identifica Tarsis en los textos sagrados).

La presencia judía es otra variable a tener en cuenta en las raíces orientales culurales españolas. Ya no solo por el texto bíblico (hay quien afirma que esta no es una correcta interpretación) sino por puro razonamiento lógico y deductivo. Es durante el reinado de Salomón cuando aparecen las primeras referencias a Tarsis (identificada con los ya mencionados Tartessos) en la Biblia. A pesar de que esta fuera una interpretación incorrecta, debemos recordar que el rey David fue el fundador de un gran imperio hebreo en la franja sirio-palestina que su hijo Salomón heredó y mantuvo. Las ciudades fenicias se mantuvieron independientes pero al mismo tiempo ligadas a Israel por pactos y alianzas de todo tipo según relata indiscutiblemente la Biblia. Para esta época (970-930 a.C. aproximadamente), los fenicios ya habían llegado a España. Si la mayor potencia del mundo civilizado, que entonces era Israel, comerciaba con decenas de pueblos más lejanos, ¿acaso no iba a comerciar con España a través de sus aliados fenicios? No solo eso, seguramente las expediciones comerciales fenicias serían compartidas también por comerciantes judíos yendo juntos en los barcos. Por tanto, y sin temor a equivocarnos, por pura deducción lógica, podemos asegurar una temprana relación desde el primer milenio antes de la era entre Israel y España. Lo que no podemos saber es el nivel de esa relación ni si ya hubo desde esas fechas pobladores judíos en la península. Es esta una buena hipótesis aunque por el momento no hay ninguna prueba arqueológica que la confirme.

En el año 218 a.C. comienza la segunda guerra púnica entre romanos y cartagineses y con ella, la conquista de España por Roma que no verá culminada hasta la época de Agusto, al comienzo de la era cristiana. Hasta entonces, la mayor parte de la península estuvo en manos de fenicios primero, y de cartagineses después. Evidentemente, la influencia púnica no fue igual en toda España. Como antes hemos dicho, toda Andalucía, Murcia y Valencia eran tierras orientales (a pesar de estar en occidente) y su influencia cultural llegó hasta Extremadura, La Mancha y Aragón como así lo demuestran los hallazgos arqueológicos. Por supuesto, en el resto de España, Castilla y todo el norte, la influencia cultural oriental fue casi nula, inmersos en una órbita cultural semibárbara celtibérica muy inferior y poco desarrollada.

Durante cerca de mil años, en la mitad sur de la península y el levante, se hablaba fenicio, se pensaba fenicio, se comía fenicio, se jugaba fenicio, se vivía fenicio y se moría fenicio. Era tierras orientales en el occidente europeo. Si por algo se carcaterizaban los fenicios era por su sincretismo cultural. Su lengua era propiamente fenicia (semítica) pero el resto de sus rasgos culturales: religión, modos, costumbres, formas, etc, era una amalgama de las culturas orientales más importantes. Así, podemos ver en los fenicios rasgos culturales egipcios, persas, asirios, judíos, etc. Por eso, podemos calificar la cultura púnica como de oriental. Y eso mismo fue lo que durante mil años estuvo implantado en buena parte de España.

Cuando Hispania pasa a formar parte del Imperio Romano como una provincia occidental más, este es el panorama cultural que los romanos encontraron. Un norte muy poco desarrollado, cuasi bárbaro, sumido en la cultura celtibérica, y un sur y levante urbanizado, rico, desarrollado y con una importante impronta cultural oriental. El proceso romanizador que dio entonces comienzo y que podemos decir terminó con la finiquitación del Imperio Occidental de facto el año 418 (reino arriano visigodo de Teodorico I) con el advenimiento de los germanos, fue muy importante en la península. Donde más se notaron sus efectos civilizadores fue en el norte y oeste de la península sin impronta cultural importante alguna, salvo la celtibérica, y sumida en un cierto salvajismo a su llegada. En estas tierras, la romanización no tuvo adversario. Otra cosa fue en el sur y levante español.

Cerca de cuatrocientos años de domino romano dan para mucho y sería una falsedad decir que no afectaron para nada a la España de cultura oriental. Estas tierras tuvieron que adaptarse y mutar parte de sus costumbres sobre todo lo que ha legislación y modo de organizarse se refiere. Los romanos fueron un pueblo respetuoso con los usos y costumbres de los distintos pueblos que conquistaron, no podía ser de otra forma para mantener semejante imperio. Se conformaban con poco: reconocimiento de la autoridad de Roma y tributos. Eran permisivos y tolerantes con el resto de cuestiones. Por supuesto, el latín, como lengua de los conquistadores, se fue abriendo paso en la península así como la legislación influía en la administración de las ciudades y provincias. Pero un español oriental perfectamente podía seguir hablando púnico, vivir en Gades (Cádiz) y ser ciudadano romano. El nuevo proceso urbanizador romano en la península también influyó en la expansión de la romanización. Pero en las zonas de cultura oriental (como ocurrió en el Imperio Oriental), la romanización ni pudo, ni quiso, substituir el fuerte, arraigado y antiguo susbtrato cultural oriental. Por otra parte, según transcurrían los siglos, Roma iba orientalizándose progresivamente hasta el punto de que los mismos romanos adoptaron modas y costumbres orientales.

Otro factor a tener en cuenta, como ya hemos dicho, es la variable judía. A partir lo menos, es cuando empezamos a encontrar restos arqueológicos claros y evidentes de su presencia en la península como tumbas, etc. Esta nueva presencia judía era un nuevo aporte de sangre y cultura orientales. Con los judíos llegó el monoteísmo a España. Aunque terminaron por expandirse por toda la península, si observamos un mapa de las principales juderías españolas, hallaremos que los judíos optaron por asentarse (con algunas importantes excepciones) en las tierras de cultura oriental: Andalucía y Levante. Nunca podremos llegar a saber a ciencia cierta el número exacto de judíos que llegaron a España, pero por la importancia cultural que tuvieron durante toda la Edad Media podemos presumir que su número fue abundante. Lo suficiente como para crear y mantener una importante cultura judeo-española o sefardí que dio al mundo importantes personalidades como Maimónides.

A comienzos del s.V (año 418, reino arriano de Tolosa) llegan los germanos visigodos a España, después de un largo peregrinar, procedentes de las estepas asiáticas. Su primer contacto fue con el Imperio Oriental y ahí se cristianizaron. Pero precisamente porque su primer contacto civilizador fue con Oriente, adoptaron la herejía del arrianismo. Así pues, la casualidad o la divina providencia quiso que España viniera a ser producto de otra excepcionalidad: unos bárbaros germanos orientalizados. Por supuesto, la orientalización de los visigodos no era profunda, apenas afectaba a su herética fe, en lo demás conservaban los usos y costumbres germanas. Sin embargo, en cuanto establecieron su reino en Tolosa, la herejía arriana caló hondo en los espíritus de la población española de cultura oriental, nuevamente en Andalucía y Levante. El arrianismo, como ya hemos dicho en otros artículos, resultará clave y fundamental para el proceso reorientalizador que se dará en la península a partir del año 711 y que culminará en el Al Andalus islámico.

Recompuesto ya el Imperio Romano, con capital en Constantinopla, en el s.VI y con Justiniano (483-565) como emperador, las tropas imperiales se lanzan a la reconquista de sus antiguas provincias. El invicto general Belisario consiguió extender nuevamente la autoridad imperial a todo el litoral mediterráneo. Podríamos analizar detenidamente la, esta vez sí, reconquista vertiginosa del magnífica general en tan poco tiempo y contan escaso número de efectivos y recursos. A la primitiva Roma le costó siglos e infinidad de recursos forjar un Imperio que abarcaba ambas orillas del mar pero Belisario tan solo necesitó unos pocos años para reconquistar buena parte de las provincias perdidas. No es este artículo el lugar indicado para un análisis concienzudo sobre este hecho pero vamos a apuntar una teoría y usar nuevamente el pensamiento racional.

El original Imperio Romano fue impuesto por la fuerza de las armas en un primer momento pero la única forma de mantener tal dominio, durante tantísimos siglos y en época tan temprana, es por la voluntad de los gobernados a ser dominados por Roma. La idea-fuerza que constituía el núcleo del Imperio fue aceptada por todos los pueblos sometidos a Roma con gran placer. El concepto de una única entidad política dominando todo el mundo conocido y sirviendo como elmento civilizador fue aceptado con agrado por todos estos pueblos siendo Roma tolerante con sus credos, usos y costumbres y ofreciendo también una grandísma autonomía. A cambio de unos pocos tributos, Roma ofrecía seguridad, organización, orden, respeto a las leyes, paz y un buen escenario para hacer negocios. Cuando esta idea-fuerza perdió su ímpetu a causa de la corrupción moral de Roma, por el incumplimiento de la parte del contrato que le tocaba a los romanos, el movimiento autoctonista del que ya hemos hablado surgió, primero en la parte occidental del Imperio y en la oriental mucho más tarde.

Para el s.VI, las provinicas occidentales independizadas ya sabían lo que era vivir sin la salvaguarda del Imperio. Con Justiniano, la idea-fuerza imperial resurgió con renovado ímpetu en estas tierras. Pero nno surgió por igual, el Imperio Romano era ya plenamente de cultura oriental, Justiniano ya no era llamado imperator o princeps sino basileus, la capital era Constantinopla y el idioma el griego, de romano sólo quedaban las instituciones y el derecho. Así pues, para gran parte de la Europa occidental, esta cultura era considerada como ajena y el Imperio tenido por extranjero. Por otra parte, los pueblos germanos, dominantes ahora en buena parte de las antiguas provincias occidentales, habían traído consigo la regeneración que necesitaban estas tierras corrompidas por el vicio y la inmoralidad del Imperio. Los salvajes germanos, salvajes sí, y bárbaros también, pero, por ello mismo, más puros, sin corrupción, sin vicio, con fuertes valores morales reconfigurados por su temprana conversión al crsitianismo, supusieron el aporte de sangre nueva que Occidente necesitaba para su regeneración.

Sin embargo, no todo Occidente tenía esta percepción, el Occidente de cultura oriental veía como amigo y salvador de los bárbaros germanos al nuevo Imperio regenerado por Justiniano y al que todavía le quedaba mucho para caer en el malestar generado por los problemas religiosos que provocarían el movimiento autoctonista oriental del s.VII. En la península, la España oriental sucumbió nuevamente ante la idea-fuerza imperial. Así, toda Andalucía, Murcia, Alicante y Baleares fueron rápidamente reconquistados por las tropas de Belisario que fueron recibidas como hermanos. Estos territorios constituyeron la nueva provincia imperial de Spania (546-624), en griego. Los visigodos nada pudieron hacer para evitarlo y durante unos cien años el Imperio sobrevivió en la antigua Hispania. ¿Es casualidad que la Spania bizantina y oriental exactamente con el Al Andalus islámico?

Para cuando los visigodos lograron expulsar definitivamente a las tropas imperiales de la península, otro mal mayor se les venía encima: la guerra civil arriana y la destrucción del Reino de Toledo. Así, poco pudieron disfrutar los godos germanos de las mieles del triunfo, nuevamente el proceso autoctonista y orientalizador comenzaba en la península pero esta vez los causantes eran ellos mismos. Así llegamos al año 711 y al comienzo del proceso reorientalizador que empezó con fuerza y que consiguió extenderse a la práctica totalidad del territorito español. A partir de esta fecha y hasta 1492 con la conquista de Granada, se abre en España un fértil período de cultura oriental, con sus claros y sus obscuros, y que durará la friolera de siete siglos. A los que hay que añadir los primeros mil años y los cien años de provincia bizantina. Así, tenemos en Andalucía y Levante, hasta 1492, un dominio efectivo de la cultura oriental de mil ochocientos años frente a apenas cuatrocientos años de romanización. Si las cuentas las hacemos en la actualidad, con el año 2000 como referencia tope, tenemos un dominio de mil ochocientos años de cultura oriental frente a unos novecientos años de occidentalización. Esta frontera temporal es válida para toda la península, no así la geográfica que variará con el tiempo según la cultura oriental vaya expandiéndose o contrayéndose por las tierras peninsulares.

La línea fronteriza entre cultura oriental y occidental irá variando según las épocas, como ya hemos dicho, y podemos hacer aquí un pequeño esquema:

– Durante el primer milenio antes de la era, la frontera irá expandiéndose progresivamente desde el sur y el levante. Al comienzo de la segunda guerra púnica (218 a.C.) la tenemos situada concretamente en el Ebro. Podemos decir que en Aragón y Cataluña hasta el Ebro, Valencia, Murcia; Andalucía, Baleares, parte de La Mancha y Extremadura dominaba la cultura oriental. El resto de la península estaba en masnos de los celtíberos.

– A partir del 218 a.C., comenzó un paulatino retroceso que culminó en el inicio de la era cristiana. Donde la romanización predominante en toda la península recluyó en Levante y Analucía de forma residual a la cultura oriental durante unos cuatrocientos años.

– Con la desaparición del Imperio, la cultura oriental volvió a revitalizarse y comenzó a expandirse nuevamente por la península hasta la reconquista bizantina donde la línea fronteriza la trazamos ya en la provincia griega de Spania.

– A paritr de aquí, la cultura oriental comenzó a expandirse por toda España a pesar de la conquista visigoda de la provincia bizantina. Para el año 711, la línea fronteriza volverá a incluir a Valencia, Murcia, Andalucía, Extremadura y La Mancha. El proceso expansivo continuará hacia el norte.

– En torno a los siglos XI y XII encontramos la máxima expansión de la cultura oriental en la península. Incluirá toda España salvo el norte de Cataluña y Aragón y Navarra, Vascongadas, Cantabria, Asturias y Galicia.

– A partir del año 1100, comenzará nuevamente a disminuir progresivamente en un lento retroceso hacia el sur y levante. Hasta que en el año 1492, nuevamente desaparecerá efectivamente de la península hasta la actualidad donde podemos observar un tímido resurgir del orientalismo debido, con toda seguridad, a la degenración moral de la sociedad española y al aporte de inmigrantes musulmanes del sur, salvajes sí, y bárbaros también, pero, por ello mismo, más puros, sin corrupción, sin vicio y con fuertes valores morales.

RAICES OCCIDENTALES

Sería de ilusos negar las evidentes raíces culturales romanas y católicas que posee España. No sólo nos lo han machacado desde pequeñitos en las aulas, sino que también tenemos ojos y podemos ver. Como cultura occidental vamos aquí a definir la única civilización antigua que ha producido occidente: Roma. Muchos son los que también entienden como cultura occidental la originaria de los pueblos bárbaros germanos que llegaron a Europa procedentes de las llanuras asiáticas en torno a los siglos III y IV en adelante.

Negamos este hecho porque, si bien un pueblo bárbaro puede tener una cultura, como así es, es evidente que su desarrollo es tan inferior que no puede compararse a la de aquellos pueblos más avanzados. Fue el caso de los indios americanos cuando se encontraron con los conquistadores españoles y también es el caso de los pueblos germanos cuando se encontraron con las luces de Roma o Bizancio.

Muchos no se percatan de que las tradiciones tribales bárbaras apenas sí pueden denominarse cultura. La prueba reside en que estos pueblos salvajes, en su encontronazo con la civilización, son rápidamente aculturados y asimilados llegando a perder, incluso, sus más sagradas tradiciones. Fue el caso de los indios de América cuando fueron rápidamente civilizados por los españoles y fue el caso de los bárbaros del norte cuando fueron rápidamente romanizados.

¿Por qué esta obsesión de identificar lo poco que queda de las tradiciones germanas con la civilización occidental ignorando la romanización? Nuevamente, hace acto de presencia, amén de otras ideologías nacionalistas creadoras de mitos propios de la Alemania nazi, el error y la confusión: todo lo que está en occidente (o sea, en el oeste) es la civilización occidental. Pero vamos a demostrar que las tradiciones de los pueblos bárbaros del norte, no pueden calificarse ni de occidentales ni de orientales, sino simplemente de bárbaras. Ejemplos en la Historia no nos faltan.

Cuando hablamos de los primitivos pueblos celtas, automáticamente identificamos la cultura celta con la cultura occidental. ¿Por qué? ¡Porque está en el oeste! Sin embargo, pocos saben que los celtas pertenecen a las primeras oleadas de pueblos indoeuropeos que se trasladaron desde las estepas asiáticas, algunos acabaron en el occidente europeo, sí, pero no todos. Unos cuantos celtas, los gálatas (galos), acabaron en Anatolia (Turquía) dando nombre a una región (Galacia) de estas tierras. Los celtas de Europa se romanizaron. ¿Alguien duda que los celtas asiáticos se orientalizaron? Tenemos, pues, celtas en occidente y en oriente. ¿Qué son los celtas, occidentales u orientales? ¡Los celtas son celtas!

Con los pueblos germanos ocurrió lo mismo. Muchos de ellos, en sus migraciones desde Asia, tuvieron su primer contacto con las civilizaciones de oriente y se orientalizaron. Este fue el caso de los visigodos españoles cuyo primer contacto civilizatorio fue con Bizancio y adoptaron la herejía arriana. También es el caso de la última oleada migratoria de pueblo a indoeuropeos, los turcos-otomanos, estos, a pesar de ser racialmente indoeuropeos, su primer contacto civilizatorio fue en oriente, en Bagdad, adoptaron la fe musulmana y al Islam como cultura y conquistaron la ya decadente Bizancio convirtiéndola en la flamante capital del primer imperio musulmán de la Historia.

Normalmente, se define a un pueblo como occidental o como oriental solo por acabar en el oeste o en el este asignándole las características civilizatorias generales de la zona geográfica concreta. Esto es un grave error. En términos civilizatorios, Occidente está representado por la única entidad importante que dio esta posición geográfica: el Imperio Romano. Y la cultura clásica romana poco o nada tenía en común con las tradiciones bárbaras tribales de los pueblos germanos que también acabaron en el occidente europeo. Así, en el occidente geográfico básicamente nos encontramos con tres tipos de culturas: la romana, la oriental y la bárbara.

Es típico de los pueblos bárbaros, atrasados culturalmente, lo rápido que abandonan sus tradiciones tribales, apenas culturales, siempre que tienen ocasión adoptando velozmente las luces de la civilización de una cultura superior. Fue el caso de los indios americanos, como ya hemos dicho, y es el caso de los pueblos germanos. Estos, conforme fueron llegando a Europa y según su distribución geográfica, fueron romanizándose (occidentalizándose) o helenizándose (oreintalizándose) tras su contacto con Bizancio.

Este es el caso de los pueblos germanos: francos, godos, visigodos, ostrogodos, alanos, etc, en occidente donde terminaron romanizándose rápidamente, y el caso de los pueblos eslavos en oriente donde terminaron orientalizándose por influjo de la Bizancio griega. Es llamativo lo rápido que se produjeron estas adaptaciones al medio, los germanos no dudaron en abandonar sus creencias mitológicas odinescas y adoptar la fe católica, propia del Imperio Occidental. Mientras que los pueblos eslavos tampoco dudaron en abandonar sus creencias mitológicas odinescas y adoptar la fe católica griega u ortodoxa, propia del Imperio Oriental. Propiamente dicho, solo los pueblos bárbaros más alejados del influjo cultural romano fueron los que mantuvieron sus creencias, usos y costumbres tribales bárbaras intactas: los pueblos escandinavos.

No obstante todo ello, no vamos a negar que cierto influjo ejercieron estos pueblos germanos en la cultura occidental romana predominante. Prácticamente se romanizaron por entero: adoptaron la mayor parte de usos y costumbres, el idioma y la fe católica pero mantuvieron el derecho germano (no en su totalidad) y algunas otras tradiciones. Por eso mismo, la cultura occidental, hoy en día, está compuesta por una gran parte de cultura romana con una pizca de germanismo. Así, su presentación en sociedad, como cultura romano-germana, tuvo lugar el año 800 con la reedición del ilegítimo nuevo Imperio Occidental, ahora Sacro Imperio, del que ya hemos hablado anteriormente. Por este motivo, las raíces culturales occidentales se caracterizan por los siguientes elementos: catolicismo, Imperio, romanización y la pizca cultural germana, cuyo máximo exponente es el feudalismo, que substituye el toque cálido mediterráneo que originalmente poseía la cultura romana por un toque nórdico más frío.

En lo que a España se refiere, sus raíces occidentales también está afectadas de estos elementos. Los cuatro o cinco siglos de dominio imperial romano calaron, por zonas geográficas, profundamente en el substrato cultural español. Los visigodos y otros pueblos germanos que pasaron por la península como los suevos y los vándalos añadieron el toque de germanidad. Pero fundamentalmente fue el proceso de ingeniería cultural y social, que se realizó en la península a partir de 1492, el que logró injertar dentro de un poderoso tronco cultural oriental original la mayor parte de occidentalidad que posee la cultura hispánica.

Todos los procesos de homogenización que llevó a cabo la monarquía en España para unificar sus reinos bajo el catolicismo, como religión y cultura, y la autoridad real fueron los que produjeron los injertos de la cultura occidental romano-germánica y católica en la cultura española final resultante. Muchos elementos de la cultura islámica oriental de la península se transformaron y se adaptaron al catolicismo y con los decretos de expulsión de judíos y moriscos se pretendió dar la puntilla final a la unificación peninsular. Lógicamente, sólo los más irredentos prefirieron abandonar sus casas y hogares de generaciones y conservar su religión que convertirse al catolicismo. Un reciente estudio genético realizado en 2008 por National Geographic nos desvela que el 30% de la población actual española tiene ascendientes judíos y un 11% bereberes.

Los intentos de homogenización de la monarquía española dirigidos a eliminar de raíz el substrato cultural oriental de la península no tuvieron el resultado deseado, como es normal. Así surgió un curioso sincretismo entre usos y costumbres orientales y occidentales que dieron lugar a la cultura hispánica. También tenemos en cuenta el hecho peninsular español. La peninsularidad afectó en gran medida al desarrollo cultural creando un efecto aislacionista del continente europeo que consiguió paliar en gran medida el influjo cultural occidental irradiante desde el núcleo franco-germano. Cuando esta cultura hispánica se expandió y desarrolló en América ganando en mayor sincretismo y riqueza al contacto con otros pueblos creando soluciones nuevas se transformó en una civilización, se transformó en la Hispanidad.

LA TERCERA ESPAÑA

“Cuando el historiador García Cárcel escribió aquello de: la España que quiso –y no pudo-, evitar la confrontación de 1640; la España condenada a ser “la España que no pudo ser”, como tantas veces a los largo de nuestra historia.”, evocaba nuestro firme convencimiento en la existencia de esa tercera España. Nuestra percepción de la cosa es apartir de aquí, para atisbar que uno de los móviles creadores de tal España fue el cierre en falso de Al Andalus como componente. Decíamos hace ya largo rato que la historia no avanza por arte de magia; que no hay solución de continuidad en la historia, razón por la que debemos recuperar la alusión a la existencia de esta tercera España, propiciada por el rechazo de asimilación de Al Andalus como parte de nuestra memoria histórica y fundacional. Porque una España quería olvidar, otra se tuvo que ir o morir, y una tercera buscaba recordar sin ser vista ni sospechada. Y cosas tales no se solucionan ni en siglos, ni a golpe de cruz, ni mediante prescripciones facultativas de olvido” (González Ferrín, Historia General de Al Andalus,.p.545).

En términos civilizatorios, estas palabras significan que el milenario substrato oriental de nuestras raíces culturales no ha sido reconocido por una parte de la sociedad española, por la España oficial, la España del poder católico. Esto ha ocasionado graves conflictos internos, como podemos comprobar en la azarosa historia de España sobre todo de los dos últimos siglos. Sin embargo, lo que a nivel oficial ni se reconoce, ni se desea recordar, a nivel de calle, a nivel de trato diario entre las gentes, a nivel de usos y costumbres, la realidad es bien diferente. El pueblo español es más inteligente, por pura supervivencia se produjo una asimilación y un sincretismo cultural necesario para la convivencia pacífica que fue destruido en el s.XIX merced al nacionalismo mientras los voceros oficiales gritaban aquello de: “por Santiago y cierra España”. Pues bien, España no quedó cerrada.

Los Reyes Católicos fueron los primeros en plantear este cierre de España, cuando todavía pululaban judíos y moriscos, por medio del nacional-catolicismo e implementado por medio de una falsa reconquista acuñada a posteriori. Sobre este mito crecerán y se desarrollarán sus herederos en una España que sólo había conocido enlaces orientales. Cuando lo cierto y verdad es que la verdadera forja de España se hizo partiendo del bagaje oriental andalusí, mientras esa España oficial, cerrada, acabó asfixiando. Esa España-una, se cerró, renegando de otra España, la segunda, en tanto la tercera pretendía seguir entre-abierta y filtrando su cultura oriental, adaptándola al nuevo poder nacional-católico. Esa tercera España es la que confía en la voluntad de convivir en un mismo Estado pese a las diferencias.

Después de 1492, siguió habiendo vida oriental en España. Ese cambio mágico repentino entre la media luna y la cruz, hoy musulmán y mañana católico, que el mito nos cuenta es profundamente falso. No solo había judíos (pese a la expulsión) que todavía mantenían sus costumbres orientales, también existían de forma reconocida moriscos y practicando públicamente su fe hasta bien entrado el s.XVII. No señor, el Islam, siguió filtrándose en la sociedad española, pero no como religión constituida, sino como ambiente cultural repartido por mozárabes (católicos), mudéjares (musulmanes), judíos, y después moriscos y conversos.

En 1517 Lutero inicia la Reforma. El cierre en falso de la península, a partir de 1492, es implementado por el nacional-catolicismo durante toda la modernidad. Ambos hechos son coincidentes en el tiempo. La recientemente catoliquísima España transformándose en apenas veinte años de musulmana oriental a martillo de herejes papista. Este es el simbolismo de la España oficial, el querer y no poder. Porque en su seno, esa tercera España, rescoldo andalusí y oriental, patria de desheredados, se hizo erasmista por mor de buscar injertos con que nombrar asfixias oficiales internas. ¿A alguien se le escapa la “coincidencia”?

No fue por subirse al primer tren que pasaba, sino porque en la llamada ética del erasmismo pudo escuchar el converso, la tercera España, la voz que hablaba a cualquier corazón. La traducción española del Echiridion (1526) tuvo tal impacto social que la obra se leía en las tabernas, y ahí estriba la trascendencia del hecho: lo relevante no es el éxito de Erasmo, sino que toda España lo leyese, incluso la oficial. Esa es la España imperial, esa es la España del Hispanismo, no la de los barcos. ¿Quién dice que España no pensaba? ¿Quién dice que España no cuestionaba? ¿Quién dice que España no deseaba una Reforma?

En la historia de la filosofía, el erasmismo significa una llamada ética que indica su éxito en España: exigencia de interiorización frente a la España exteriorizante de cruzado y campanario, hoguera y expulsión. En torno al concepto estelar del erasmismo (el cuerpo místico de Cristo), la tercera España sentirá que tiene cabida. En el s.XVI, la causa del cuerpo místico significaba que todos pertenecemos a un solo cuerpo: el místico de Cristo. Es decir: todos caben en la España cristiana susurrante (interiorista), incluidos los desheredados en la otra España dogmática oficial, socialmente nacional-católica.

Esta tercera España, la oriental, ni expulsada ni asesinada, es la conversa, la heterodoxa. Heterodoxia española que comenzó en el siglo XVI con el erasmismo y continuó con los reformadores protestantes españoles. La tolerancia, la racionalidad, el individualismo familiar, el patriotismo no entendido como nacionalismo cutre, el espíritu emprendedor, y las ganas de mejorar son los atributos propios de esa tercera España que tiene que sobrevivir y adaptarse a la nueva realidad católica occidental.

Tolerancia porque deseaban ser tolerados y no excluidos de la sociedad mediante las famosas leyes de limpieza de sangre. Racionalidad porque pretendían una reforma en la que todos estuvieran incluidos gracias al poder salvador del cuerpo de Cristo. Individualismo porque la individualidad se destacó del grupo para diferenciarse de los expulsados o perseguidos, y familiar porque por muy individualistas que fueran no olvidaban ni sus raíces ni a sus antepasados, no querían olvidar. Patriotismo porque amaban a su tierra lo suficiente como para renunciar a su cultura. Emprendedores porque no les quedó otro remedio que buscarse la vida en un medio oficial católico hostil. Ganas de mejorar porque lucharon para ser aceptados como iguales en el cuerpo de Cristo y emigraron en busca de fortuna a las Américas.

Por desgracia, la tolerancia e incluso simpatía ejercida por Carlos I no fue continuada por su hijo, el martillo de herejes, el tirano, Felipe II quien no dejó fructificar al movimiento erasmista (hasta aquí oímos los suspiros de alivio de los papistas liberticidas y olemos el olor a humo de las hogueras de la Inquisición), no consintió ni permitió la reforma en ciernes. No quiso aceptar a una parte importante de España, no aceptó que la tercera España también era España, no quiso que tuviera un hueco en el cuerpo de Cristo, prefirió la exteriorización excluyente católica. Y la España oficial continuó cerrada en falso en torno al nacional-catolicismo mientras la sociedad mutaba, cambiaba, y sincretizaba una nueva cultura hispánica a espaldas del nacional-catolicismo ofical.

CONCLUSIONES

Como hemos demostrado en el desarrollo de este artículo, definitivamente existe una civilización occidental y España no pertenece a ella. La confusión ocasionada por la guerra fría al intentar unir en un mismo bloque civilizatorio a los que simplemente aceptaban el mismo sistema económico y eran aliados de los EE.UU. llegó a su fín con la caída de la URSS y recordó las diferentes realidades civilizatorias y culturales de las distintas regiones del mundo, fueran o no capitalistas.

Esta civilización occidental está caracterizada por los rasgos culturales heredados del Sacro Imperio, vía Imperio Occidental, y se circunscriben esencialmente a sus antiguas fronteras territoriales originales (Alemania, Francia, Países Bajos, Italia) a las que podríamos añadir sin dificultad los países del norte de Europa o escandinavos. En la actualidad, es la Unión Europea, creada con el ánimo de resucitar el fracasado e ilegítimo Sacro Imperio, la depositaria de esta cultura imperial occidental. Samuel P. Huntington, dice:

“Los Estados centrales de la Unión Europea, Francia y Alemania, están rodeados en primer lugar por un agrupamiento interno formado por Bélgica, Holanda y Luxemburgo (…) Haciéndose eco de esta realidad, en el otoño de 1994, el partido gobernante en Alemania y funcionarios franceses de alto rango avanzaron propuestas para una Unión diferenciada. El plan alemán proponía que el “núcleo duro” lo constituyeran los miembros originales menos Italia, y que Alemania y Francia formaran el núcleo de ese núcleo duro.” (Huntington, op.cit.,p.210).

Quizá la actual UE hubiera tenido mejor fortuna si hubieran implementado sus planes originales sin querer incluir a países que claramente no son occidentales.

A pesar de que la Unión Europea es una reedición de este imperio católico franco-alemán, no todos los actuales miembros pertenecientes a este ente plurinacional comparten la misma cultura occidental. Desde luego, Grecia no es un país occidental:

“Grecia no forma parte de la civilización occidental, pero fue la patria de la civilización clásica, que, a su vez, fue una fuente importante de la civilización occidental (…). Sin embargo, Grecia es también una anomalía, el intruso ortodoxo en los organismos occidentales. Nunca ha sido un miembro cómodo ni de la UE ni de la OTAN, y han tenido dificultades para adaptarse a los principios y costumbres de ambas.” (Huntington, op.cit., p.217).

Proféticas palabras las de Huntington en 1996. En otras palabras, Huntington viene a decir que por Platón y Aristóteles tenemos que cargar con Grecia. ¿Cuál es el sentido? ¿Hasta dónde llega la arrogancia y la sed de poder del nuevo imperio católico franco-alemán? Grecia es otro país mal llamado occidental e introducido dentro de la civilización occidental, esta es una de las anomalías civilizatorias heredada de la guerra fría que todavía queda por subsanar.

Pero el Reino Unido tampoco es occidental, para sorpresa de los que lean estas líneas, y España tampoco lo es. Al Reino Unido ya le hemos dedicado unas pocas líneas, así que baste ahora con recordar únicamente el escaso influjo de su romanización cultural y su aislacionismo insular y como estas dos características le han alejado del común desarrollo cultural continental y occidental, llegando a generar, con el tiempo, su propia cultura atlantista que consiguió expandir por medio mundo. Podemos decir, así, que el Reino Unido forma parte de la llamada civilización anglosajona o atlántica.

En cuanto a España, tampoco forma parte propiamente dicho del substrato cultural occidental. Si bien es verdad que nuestras actuales políticas culturales y civilizatorias cada vez más nos dirigen hacia la órbita occidental imperial de la católica y socialista Unión Europea, podemos afirmar que el substrato cultural español es mixto, a pesar de la España oficial, una adptación de la milenaria cultura oriental establecida en la península desde el primer milenio antes de la era a la más moderna cultura occidental romano-germánica. En palabras de Samuel P. Huntington:

“Con respecto a Latinoamérica, cabía la posibilidad de que España se convirtiera en el Estado central de una civilización hispanohablante o incluso ibérica, pero sus líderes eligieron conscientemente convertirse en Estado miembro de la civilización europea, aunque manteniendo al mismo tiempo los lazos culturales con sus antiguas colonias (…).” (Huntington, op.cit., p.180).

O dicho de otra forma, en la actualidad los políticos españoles han decidido incorporarse nuevamente al Imperio Occidental y católico. Como podemos interpretar del texto citado, Huntington reconoce la peculiaridad española asegurando que es capaz de ser el núcleo central de una civilización hispánica propia. De este reconocimiento, se deduce, pues, que España no encaja del todo dentro de la órbita occidental o europea. Esto era algo que todos los españoles llevamos intuyendo desde el s.XIX. Huntington solo reconoce esta peculiaridad especial en dos naciones europeas: España y Reino Unido.

Efectivamente, esta falta de sintonía con el nuevo imperio occidental es el efecto de la España cerrada en falso, es el efecto de la España conversa, es el efecto de la tercera España. La política ejercida en los últimos años por los políticos españoles no es más que una continuación de la España oficial nacional-católica que niega Al Andalus y la cultura oriental. Es la España del poder que dice: ahora somos europeos y socialistas, queremos ser una provincia del nuevo imperio. Es la España que niega todo lo heterodoxo como parte de su ser: niega su cultura hispánica, su soberanía, su independencia, su libertad e, incluso, le niega pensar como otrora hizo la Inquisición por causa de la fe, ahora la socialdemocracia por causa de las políticas de igualdad. Pero ¿quién dice que España no piensa? ¿Quién dice que España no cuestiona? ¿Quién dice que España no desea una Reforma?

Este cierre en falso continuado en el tiempo de la España oficial en torno a una civilización occidental, ayer católica, hoy socialista, ejercido por nuestros reyes ayer, políticos hoy, nos ha transformado en lo que, en términos civilizatorios, se denomina un “país desgarrado” desde 1492. Samuel P. Hauntington, entiende por país desgarrado:

“Un pais desgarrado tiene una única cultura predominante que lo sitúa dentro de una civilización, pero sus líderes pretenden desplazarlo a otra civilización distinta. Dicen, en efecto: “Somos un pueblo y juntos pertenecemos a un solo lugar, pero queremos cambiar de lugar”. La gente de países desgarrados está de acuerdo en quiénes son, pero discrepan acerca de qué civilización es propiamente su civilización. Por lo general, una parte importante de sus líderes adopta una estrategia kemalista y decide que su sociedad debe rechazar su cultura e instituciones no occidentales, unirse a Occidente, modernizarse y también occidentalizarse. (…) Los países desgarrados son reconocibles por dos fenómenos. Sus líderes se refieren a ellos como un “puente” entre dos culturas, y los observadores los describen como Janos bifrontes.” (Huntington, op.cit., pp.184-185).

Esta es la realidad cultural y civilizatoria pasada y actual de España. ¿Quién no identifica las palabras de Huntington con actitudes pasadas o presentes de los españoles y sus políticos hoy en día? Sabemos lo que somos pero no quiénes somos. Todo porque no aceptamos nuestro pasado ni lo incorporamos a nuestro presente. España no es occidental ni oriental, no es una tierra de frontera ni está dividida en tendencias. España es española. España es la tercera España conversa y heterodoxa.

41 comentarios

  1. Hola,

    Nada tengo que rebatir en cuanto a los datos históricos aquí relatados y la veracidad de ellos, pero la conclusión me parece absolutamente disparatada.

    Yo no sé si lo que se pretende es que haya algún tipo de línea absolutamente radical en todos los sentidos para dividir culturas. No creo que el autor pretenda eso, porque el propio desarrollo del texto muestra hasta qué punto es absurdo pensar en divisiones radicales y absolutas entre una cultura y otra con las interacciones culturales e históricas que han existido en nuestros países.
    Sin embargo sí que se usan esas influencias para «segregar» la cultura Española de la occidental en general. Francamente no lo entiendo muy bien.

    Pero lo que me parece disparatado del texto es que el fundamento para segregar nuestra cultura de la cultura occidental está enmarcado hace 2000 años, 800 y como mucho 300. Parece como si la idiosincrasia Española no hubiese cambiado radicalmente en los últimos 200 años. De hecho ha cambiado mucho en los últimos 40 ó 50 años.
    España es, hoy, un país más en medio del mar de la occidentalización. Por supuesto que nuestra idiosincrasia y cultura tiene partes y matices propias de toda la herencia cultural recibida, pero la parte esencial de nuestra vida es hoy plenamente homolograble con la de occidente, nos guste o no. Vivimos como occidentales, vestimos como occidentales, usamos nuestro tiempo de ocio como occidentales, trabajamos como occidentales, etc, etc. Con los matices y características que se quiera, pero somos occidentales. Y nuestro país, producto de sus gentes, también lo es.

    No sé si desde el punto de vista del historiador ser tan «crudo» con nuestra realidad actual dándole poca influencia a nuestras raices históricas puede parecer herético. Pero desde el punto de vista antropológico me parece que la colclusión del autor está sostenida en bases tan añejas que no son sostenibles.

    Saludos,

  2. Josep · ·

    Hola Rubén — enhorabuena por tu artículo aunque me surgen algunas dudas. No voy a discutir los datos históricos porque no es mi especialidad pero lo que saco en conclusión de tu artículo es que vale, que básicamente dices que como España es España, no podemos estar en la Unión Europea.

    Por otra parte, sí que me ha parecido bastante interesante este párrafo y tenia alguna que otra pregunta:

    «Por desgracia, la tolerancia e incluso simpatía ejercida por Carlos I no fue continuada por su hijo, el martillo de herejes, el tirano, Felipe II quien no dejó fructificar al movimiento erasmista»

    Tengo entendido que el «peligro» de Erasmus para los totalitarios intolerantes era que se daba cuenta que era preferible formar parte de un movimiento de muchas cosas positivas antes que pelear por una «verdad» absoluta con la pretensión además de imponerla universalmente. ¿Es así lo que se percibia del peligro del erasmismo?

    En tu artículo criticas la exteriorización excluyente del catolicismo, lo cual es cierto pero creo que aún se puede detectar hoy por ejemplo en la falta de una verdadera igualdad entre las confesiones al menos a nivel estatal.
    Por otra parte, ¿no crees que el cristianismo es en sí mismo excluyente? Me refiero sobre todo a las cuestiones morales…

  3. Rubén · ·

    Hola Pedro.

    Bueno, creo que está bien claro lo que pretendo con este artículo, no obstante, voy a explicártelo claramente: pretendo acabar con los mitos que damos por hechos como cosa cierta desde nuestra infancia, pretendo romper moldes y pretendo hacerte pensar y reflexionar fuera de los límites previamente establecidos, luego tú decides Pedro, tú y sólo tú tienes la última palabra.

    Dices: «es absurdo pensar en divisiones radicales y absolutas entre una cultura y otra con las interacciones culturales e históricas que han existido en nuestros países.»

    Esta conversación ya la hemos tenido antes, no obstante te voy a contestar igual.
    ¿Divisiones radicales? ¿Qué es eso? Una división es una división y punto, una frontera o es o no es. Por tu palabras puedo observar que tú mismo reconoces esas divisiones, me alegro de que al menos aceptes lo obvio. La cuestión es ¿esas divisiones nos configuran como una cultura aparte? Mi respuesta es claramente afirmativa y me remonto al pasado para así demostrarlo, para mostrar la génesis de las diferentes culturas y sus desarrollos igualmente divergentes, llegando al punto de que no compartimos ni las características más básicas que definen a la civilización occidental.
    No me estoy inventando nada nuevo, tú lo sabes Pedro. Durante el s.XIX, tras la desaparición del Imperio, ya España sufrió una fuerte crisis de identidad, dos tendencias surgieron: los que querían europeizar España y los que querían españolizar Europa. A ambos carros se subieron intelectuales españoles de gran talla desde Unamuno hasta Ortega. Las dos grandes generaciones literarias e intelectuales de aquella época así lo muestran en sus diversas obras: la generación del 98 y la posterior del 29. Quizá la II República fue un intento de europeizar a España (no estoy diciendo que no se necesitasen reformas). Pero lo más importante de todo no es quién estaba en un bando o en otro en torno al debate, lo más importante es que existía un debate. Tanto unos como otros reconocían una diferencia substancial entre España y el resto de Europa, era lo único en lo que se encontraban de acuerdo.
    ¿Interacciones culturales? Sí por supuesto, ¿desde cuando la existencia de diferentes civilizaciones excluye su mutua interacción o contacto? ¿Acaso no hay interacciones entre China y Europa? Lógicamente, cuanto más cercanas se encuentren una cultura de otra, más interacciones tendrán y más influirán la una sobre la otra. No niego esto. Lo que no quita para que sean culturas diferentes, generadas de forma diferente y desarrolladas de forma diferente.

    «Parece como si la idiosincrasia Española no hubiese cambiado radicalmente en los últimos 200 años. De hecho ha cambiado mucho en los últimos 40 ó 50 años.»

    De hecho sí ha cambiado. ¿Quién niega eso? Pero no durante los últimos 40 o 50 años, más bien desde la muerte de Franco. Incluso hasta más tardíamente, yo diría 1982 y el empecinamiento de González en meternos en la CEE. Es más que evidente el continuado proceso de ingeniería social realizado desde el poder sobre el resto de la población española para tratar de encajarnos en unos estándares europeos muy concretos, en la socialdemocracia. La socialdemocracia como forma de gobierno y ya no como partido concreto que gobierna si le toca y ejerce su política si puede. No una forma de gobierno democrática. Europa no tiene ni democracia ni representatividad, la forma de gobierno europea es la socialdemocracia partidocrática.
    No obstante, y a pesar de esta magna obra de ingeniería social, España continua siendo diferente y sigue teniendo un substrato cultural diferente. Ahora bien, si seguimos por este camino, estoy de acuerdo contigo, poco o nada nos diferenciará de una Francia o una Alemania.

    «Vivimos como occidentales, vestimos como occidentales, usamos nuestro tiempo de ocio como occidentales, trabajamos como occidentales, etc, etc. »

    Bueno Pedro, esto es pura demagogia y tú lo sabes.
    Los chinos y los moros (al menos una gran mayoría) también visten como occidentales, usan su tiempo de ocio como occidentales o trabajan como occidentales, pero no son occidentales. ¿También los chinos, japoneses o moros son occidentales?

  4. Rubén · ·

    Hola Josep. Gracias por tu felicitación.

    Paso a responderte. Dices:

    «lo que saco en conclusión de tu artículo es que vale, que básicamente dices que como España es España, no podemos estar en la Unión Europea. »

    Bueno Josep, esa es solo una conclusión o la conclusión en última instancia pero ni mucho menos es la más importante sino más bien una aplicación práctica derivada de la verdadera conclusión: no somos europeos.
    Te digo como a Pedro, quiero que te sientes a reflexionar sobre ello, sobre que buena parte de lo que te han contado en el «cole» no se ajusta a la realidad o por lo menos, que hay variables que no te han contado porque no les ha interesado. Que te han contado una interpretación de España basada en un axioma «a priori», no es una deducción basada en la realidad, en datos empíricos, en hechos, sino que se tenía una idea muy concreta y conforme a ella se ha manipulado la historia y a la sociedad para adaptarla a ese axioma. No han dicho: «tenemos estos hechos,luego España es…», han dicho de forma interesada: «España es…, y el resto lo apañamos conforma a la mentira, la tergiversación, el falseamiento y la ocultación».

    «¿Es así lo que se percibia del peligro del erasmismo?»

    El peligro del erasmismo era claro para Felipe II y su proyecto imperial igual que para Roma: se ponía en duda el dogma de fe. El erasmismo es un intento de reforma de la Iglesia desde dentro, desde el mismo catolicismo. Pero esto suponía reconocer errores para la soberbia de la Iglesia y era reconocer que el Papa se había equivocado, y todos sabemos que el Papa nunca se equivoca. Por otra parte, suponía tambalear los pilares del poder absoluto sobre la libertad y el pensamiento que la Iglesia poseía, y todos sabemos que eso es malo para la clase dirigente que la gente piense. En suma, había muchos intereses afectados.
    Podemos decir incluso, que fue una acertada decisión desde el punto de vista católico. No en vano, las principales tesis de la Reforma de Lutero y Calvino ya las había planteado previamente Erasmo. Llama la atención siempre como Erasmo, siendo holandés, apenas tuviera seguidores suyos en su país o alrededores. Craso error, sí que los tuvo, y montones, lo que ocurrió es que dieron el siguiente paso hacia la Reforma siguiendo a Lutero y Calvino mientras que Erasmo no se atrevió a seguir adelante. Sencillamente los erasmistas europeos no podían hacerse notar demasiado porque el erasmismo no plantea una ruptura sino una tímida reforma. Por la misma razón, apenas hay recuerdo de los erasmistas españoles a pesar de su suma importancia. Cuando los erasmistas europeos alzaron la voz y se hicieron notar ya no eran erasmistas, ya eran luteranos o calvinistas.
    El erasmista era como un esclavo que se acerca a su amo, se postra de rodillas ante el y le pregunta: ¿permite una sugerencia, mi señor?

    «¿no crees que el cristianismo es en sí mismo excluyente? Me refiero sobre todo a las cuestiones morales…»

    Completamente de acuerdo contigo, Josep. El cristianismo es excluyente y dualista: o conmigo o contra mí. Sin embargo, esto no tiene por qué ser forzosamente malo mientras se ejercite también la tolerancia, algo que el cristiano debe hacer. El cristianismo es excluyente sí, lo que no es, es inquisidor, no persigue a sus adversarios ni los quema en la hoguera, algo que el catolicismo sí hace. Creo que es una importante diferencia, ¿no crees?

  5. Josep · ·

    Hola Rubén – agradezco tu contestación.

    Dices que lo más importante es que no somos europeos. Suponiendo que fuera así, hay miles de conclusiones prácticas que pueden derivar de ese hecho. ¿Tienes alguna forma de trazar algún límite? Es cierto que también he oido a ingleses decir que «estamos en Europa pero no somos de Europa», lo cual me parece también interesante como punto de vista político.

    Estoy de acuerdo con lo que dices de suposiciones a priori. Debemos huir de ese tipo de planteamiento como «España es esto y punto», precisamente porque provoca un exclusivismo que no es deseable.

    Erasmismo: «se ponía en duda el dogma de fe». No entiendo eso – ¿se pone en duda la fe como dogma o el dogma de fe católico?

    «Sin embargo, esto no tiene por qué ser forzosamente malo mientras se ejercite también la tolerancia»

    Estaría de acuerdo salvo con una cosa – hablas de la tolerancia pero la tolerancia requiere no ser absolutista. Si alguien se plantea que está en posesión de la verdad absoluta, no entiendo cómo cabe la tolerancia salvo si ese mismo «sistema» religioso o «teológico» como le queráis llamar, lo plantea. Quiero decir, si la Biblia dijera algo así como «hay que matar al infiel», ¿lo defenderías?

    «Creo que es una importante diferencia, ¿no crees?»

    Completamente de acuerdo pero sigo con la duda de si esto lo dices porque la propia Biblia lo plantea así o porque se ha de entender así desde algunos otros postulados.

    Saludos

  6. Alexander · ·

    Yo había leído a medias la segunda parte del tema en el blog de Javier, pero no comenté porque hablaba de la historia de España, tema del cual no tengo mucha información. Ahora que he leído el artículo completo, voy a dar mi opinión acerca de lo que se entiende como «occidente»:

    Yo no entiendo occidente como una civilización propiamente dicha, yo más bien lo entiendo como un conjunto de civilizaciones que tienen en común la enorme influencia que tuvieron en la humanidad, la colonización de nuevas tierras, el compartir ciertos valores que les diferencian de otras civilizaciones y la reforma protestante. De acuerdo a ello, yo afirmaría que hoy, occidente lo conforman: España, Inglaterra, Francia, Benelux, Escandinavia, Alemania, Italia, toda América (a excepción de Haití) y los países que formaron el imperio austro-húngaro. Tal vez soy injusto si no incluyo a los países bálticos, y soy muy generoso al incluir a todos los países del imperio austro-húngaro. No concibo la idea de un «occidente» sin Inglaterra ni España, ya que estos países fueron los verdaderos creadores del occidente tal como lo entiendo.

  7. Rubén,

    Bastante de acuerdo con tu explicación de las dos Españas de los siglos XIX y XX, pues ciertamente una pretendia modernizar España entendiendo como modernidad las ideas provenientes de Europa (liberalismo, ilustración, revolución francesa, y posteriormente republicanismo, marxismo, etc.) y la otra representaba la reacción contra esto. Pero esa reacción era, como su nombre indica, puramente reaccionaria, es decir, era la negación de la modernidad y la vuelta al pasado y no por evitar un contagio cultural, sino por y para la pervivencia de anacronismos sociales y políticos.
    Fuera de aquí no estoy de acuerdo en casi nada, aún reconociendo tu valiosa aportación como punto de vista contrario al pensamiento dominante. Como sabes, me encantan los heterodoxos.

    «Una división es una división y punto, una frontera o es o no es. Por tu palabras puedo observar que tú mismo reconoces esas divisiones, me alegro de que al menos aceptes lo obvio. La cuestión es ¿esas divisiones nos configuran como una cultura aparte? Mi respuesta es claramente afirmativa»

    No,no, a ver, esto es una pirueta dialéctica para justificar las opiniones propias. Una división es una división, pero las divisiones en temas sociológicos no son simples, no están compuestas de una realidad binaria de cero y uno, de blanco y negro. Las fronteras y las diferencias entre seres humanos y las realidades que estos han creado no son nunca duales, están compuestas por infinidad de componentes y luego es quién los interpreta quién decide si lo que separa es suficiente para segregar o no. Y esta interpretación es totalmente subjetiva.
    ¿Somos una cultura aparte? No vale responder afirmativamente, ni negativamente. Si tu me dices que somos una cultura aparte ajena a lo occidental yo te diré, como Valenciano, que no tengo nada que ver con un Gallego o un Vasco y, si me apuras, con un castellano (este último no es mi caso por raices familiares, pero podría serlo). ¿Tendría razón? Pues la misma que tienes tú. Yo me meto en mi cantó y digo que los mios somos una cultura aparte y te lo puedo justificar hasta el infinito, sin que tenga porque ceder a tus argumentos pues igual de válidos serán los mios.
    Como todo esto está relacionado con la realidad europea actual y hablamos de estados, yo desde mi posición digo que sí, somos una cultura aparte de europa, y los Italianos también son una cultura aparte, y los Griegos, y los Franceses, y los británicos y los Vascos. Y también digo que cada vez somos menos diferentes culturalmente, que cada vez nos parecemos más, que nos estamos todos occidentalizando, globalizando si quieres, y que por lo tanto posicionamientos como los tuyos aplicados a lo que lo quieres aplicar tienen cada vez menos sentido.

    «De hecho sí ha cambiado. ¿Quién niega eso? Pero no durante los últimos 40 o 50 años, más bien desde la muerte de Franco. Incluso hasta más tardíamente, yo diría 1982 y el empecinamiento de González en meternos en la CEE.»

    Esto no es cierto, y el origen de tu percepción errónea lo achaco tu «maldito» estructuralismo de historiador.
    Después de la II república España es un país que se encierra en sí mismo, pero el aperturismo de los 60 trae muchas influencias del exterior de todo tipo. Los Españoles salían a trabajar a Europa, llegaban los turistas, la mode extranjera, importaciones de todo tipo. El flujo cultural fue cada vez mayor y los Españoles empezaron a cambiar muy rápidamente. La diferencia cultural, mental, ideológica y de costumbres entre un Español y cualquier europeo en los años 50 era mayor que en los 80. Y esto no es una cuestión política, no es una cuestión de entrar en la CEE o no, eso es una realidad de la era que nos ha tocado vivir.

    «Europa no tiene ni democracia ni representatividad, la forma de gobierno europea es la socialdemocracia partidocrática»

    Me parece diparatado este argumento y ojo, te lo digo yo que estoy en posiciones cada vez más contrarias a las partitocracias imprantes. Europa es democrática y es representativa más que en cualquier otra época de su historia (hablo de los últimos 60 años, si comparamos los 70 con la actualidad quizá diría lo contrario).

    “Bueno Pedro, esto es pura demagogia y tú lo sabes.
    Los chinos y los moros (al menos una gran mayoría) también visten como occidentales, usan su tiempo de ocio como occidentales o trabajan como occidentales, pero no son occidentales. ¿También los chinos, japoneses o moros son occidentales?”

    ¡¡¿Pero cómo que demagogia!!?? Esta es la prueba evidente de la subjetividad de tus afirmaciones y de la base histórica que le has dado a este problema.
    Los chinos y los moros…Bien, insisto, ¿qué diferencia cultural ve un occidental cuando va a China hoy y cuál veía en el siglo XIX? Evidentemente hoy es mucho menor, y te lo digo yo que conozco dos personas que trabajan en China. Lo mismo es aplicable al Japón y en parte a los países Árabes.
    El problema es de grado. ¿Son occidentales los chinos? No, obviamente, porque a pesar de su relativa occidentalización permanece en ellos desde una lengua radicalmente distinta a la nuestra, una cultura familiar, gastronómica, de relaciones sociales, religiosas, etc, etc. Que es, aún, radicalmente distinta a la nuestra. Por eso en un análisis sereno y equilibrado, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, diríamos que nos parecemos cada vez más a los chinos pero que aún somos muy distintos para compartir ciertas estructuras comunes.
    Pero eso mismo análisis, aplicado al caso Español con el resto de Europa, acaba dando un resultado contrario. ¿En que me baso yo para decir eso? Pues en que la realidad de los estados europeos también es heterogénea (en una parte cultural, en lengua, en costumbres), pero eso no impide que se hayan generado y hayan perdurado de forma relativamente estable estructuras políticas comunes y una sociedad relativamente homogénea. Si yo veo como Ingleses y Escoceses, Vascos y Andaluces, Piamonteses y Calabreses, Bretones y Provenzales, etc, etc. Viven bajo estructuras comunes exitosa, ¿cómo puedo aceptar yo que un Español no puede hacer lo mismo con un Portugués, un Italiano, un Francés, y a medio plazo incluso con un Checo? La argumentación no se sostiene, y no me vale. Si se quiere rechazar la UE, la CEE o lo que sea que se haga con argumentos pragmáticos, lógicos, de intereses o de proyecto, pero lo que yo no puedo aceptar es retirar mi mente a la época del Al-Andalús para justificar reticencias que o bien son pura reacción, o bien tienen otras justificaciones de características bien distintas.

    Saludos y no interpretes que mi crítica es incompatible con una buena valoración de tu trabajo y conocimientos, que no lo es en absoluto.

  8. El empalme no falta · ·

    Vale que está mal insultar a Rubén por apariencia personal y tal, como dice Alfredo y no faltar al respeto pero que es un zumbao no se lo quita nadie jajaja. Este es el clásico tipo de artículo post-siesta que te deja frito por sus excentricidades.

  9. Javier · ·

    Lo primero que noto en este artículo, debido quizá a que lo que se esta analizando es el término occidental y oriental desde el punto de vista de los paises europeos surgidos desde el siglo XV especialmente
    al oeste del continente europeo, un falta de atención sobre dos regiones «orientales» especialmente: India, y sobre todo China.

    «Tan occidental era la Galia, la Germania, o la Britania como el Magreb o Libia. Tan oriental era Grecia como Siria.»

    En la época en que el imperio Romano era la civilización dominante, solo había otra civilización que le igualaba y que posiblemente le superaba. Esta es la China Han, con una extensión bastante similar a la China de hoy en día, con una dominación completa y absoluta de los reinos fronterizos (parecido al estilo romano, sin tributos monetarios) y que nunca entró ( por las distancias ) en conflicto con Roma, y sin embargo tenía una balanza comercial muy favorable debido al comercio de la Seda. Además de inventarse la caligrafía china y tener unos avances en ingeniería y educación muy superiores al romano, se establecieron las bases de las religiones y filosofías que determinarían la idiosincrasia de los paises que caen bajo suinfluencia, en especial la filosofía de Lao Tse y Confucio. Para los chinos desde entonces hasta ahora, aquel imperio o reinos que existían en el occidente eran una parte de un todo.

    No hay más que ver que en cualquier diccionario de coreano (idioma que conozco bien) o japonés al español por ejemplo se incluye la palabra 西 ( occidente ) en vez de tener una caligrafía para cada idioma.
    Esto es sin duda muy significativo.

    «Esto es el Islam y está claramente delimitado geográficamente desde el norte de Africa hasta la India y de ahí hasta el último extremo de Asia.»

    Esta frase de nuevo obvia la cultura del extremo oriente. Japón, Corea, Vietnam, Mongolia y China en su mayoría son paises en los que la influencia islámica es prácticamente nula, por no decir inexistente. Sin embargo la India influenció notablemente a China y sus estados satélites. Cuando los pequeños reinos en el oeste del continente europeo se lanzaron a buscar los mercados orientales, la civilización más importante era sin duda la China, y en China estaba la ciudad más grande
    del mundo en ese momento.

    «¿Es casualidad que la Spania bizantina y oriental exactamente con el Al Andalus islámico?»»

    Esto es una bárbaridad. La zona de control efectivo bizantino fué una región pequeña alrededor de Murcia. Parece durante el texto que los romanos estuvieron en la península 400 años echando un ojo
    a ver si la gente se comportaba, y lo de hacer senderos transitables, anfiteatros y ciudades del estilo de Zaragoza o Mérida lo hicieron los locales orientales sin más. La tradición de los toros,¿es occidental u oriental? Creo que no podemos negar que España tiene una base romana bien fuerte.

    «Negamos este hecho porque, si bien un pueblo bárbaro puede tener una cultura, como así es, es evidente que su desarrollo es tan inferior que no puede compararse a la de aquellos pueblos más avanzados.
    Fue el caso de los indios americanos cuando se encontraron con los conquistadores españoles y también es el caso de los pueblos germanos cuando se encontraron con las luces de Roma o Bizancio.»

    Se olvida incluir aqui a los Judios, que adaptaron su mitología y maneras a las de Egipcios o Mesopotámicos, asi como se helenizaron posteriormente, se romanizaron, etc, etc. Un bárbaro no es solo
    un nórdico sin afeitar con un hacha. Las tribus del norte de Africa fueron también bárbaras, asi comolos árabes eran un pueblo practicamente de la edad de piedra hasta que salieron de la península en el
    siglo VII D.c.

    «La recientemente catoliquísima España transformándose en apenas veinte años de musulmana oriental a martillo de herejes papista»

    Se obvia que la parte norte llevaba desde el 790 d.C. ( Reino de Asturias ) siendo critiana; hablamos del tercio superior. El error es considerar que España ha sido siempre un todo y habría que hablar más bien de regiones, un norte de la península que el paisaje y la forma de las ciudades es más parecido a lo que podemos encontrarnos en
    los paises del centro y noroeste europeo, y un sur con una configuración más parecida a las ciudades orientales, sin duda alguna.

    «Heterodoxia española que comenzó en el siglo XVI con el erasmismo y continuó con los reformadores protestantes españoles»

    Si tenemos que conectar la españa orientalizada con la reforma de la religión en el siglo XVII, entonces¿desoccidentalizamos a Holanda o a Inglaterra? ¿Que hacemos con los franceses? ¿Nos olvidamos que la católica Francia del cardinal Richelieu fué la que dividió los reinos germánicos apoyando a los reformistas durante las guerras de los 30 años y de los 80 años contra la España Habsburgo?

    «Como hemos demostrado en el desarrollo de este artículo, definitivamente existe una civilización occidental y España no pertenece a ella»

    Yo lo que advierto en el artículo, es que se ha definido lo «oriental» en España y se ha querido quitar de un plumazo y sin justificación, lo occidental. Es mi humilde opinión.

    Dejo una pregunta al aire, ¿Qué paises son los que podemos definir como occidentales?

  10. Rubén · ·

    Hola Josep.

    Empiezo a responderte. Dices:

    «¿Tienes alguna forma de trazar algún límite?»

    No entiendo muy bien la pregunta ni a dónde quieres llegar. ¿Puedes explicarte un poco mejor?

    «he oido a ingleses decir que “estamos en Europa pero no somos de Europa”

    Correctamente. Esto es exactamente lo que defiendo. Geográficamente hablando nadie puede negar que estamos en el continente europeo, sin embargo, estrictamente hablamos, no participamos de la cultura continental europea. Aunque, y aquí le doy la razón a Pedro, cada vez más esto está cambiando.

    «Debemos huir de ese tipo de planteamiento como “España es esto y punto”, precisamente porque provoca un exclusivismo que no es deseable»

    Si interpreto correctamente esta frase, te diría que no confundas lo que estoy diciendo. Que España no sea Europa, no significa que España no sea española. España tiene una personalidad clara y definida gracias a su cultura, costumbres, pasado y lengua. No estoy diciendo que España no sea nada o que libremente todo pueda ser español, estoy diciendo que, contrariamente a lo que nos han dicho, España no es europea. Nada más. Esta afirmación mía no es cajón desastre donde todo cabe.

    «¿se pone en duda la fe como dogma o el dogma de fe católico?»

    Básicamente se ponía en duda, de una forma indirecta, la autoridad papal y el magisterio de la Iglesia. Es evidente que si se critican ciertas decisiones relativas a la institución eclesiástica, así como ciertas costumbres católicas como el culto externo, indirectamente se critica y se afirma que quien tomó estas decisiones en el pasado estaba equivocado. ¡Peligro! Hereje que piensa por sí mismo a la vista…

    «hablas de la tolerancia pero la tolerancia requiere no ser absolutista»

    Entiendo lo de absolutista como más tarde lo defines: como tener la verdad absoluta. No como una tendencia autoritaria y tiránica que coarta la libertad.
    Partiendo de esta definición, no estoy de acuerdo contigo. Precisamente, el verdadero significado de la tolerancia está relacionado con dos posturas enfrentadas que piensan tener la verdad absoluta (o por lo menos una de ellas) y se toleran para no agredirse mutuamente.
    Yo puedo tener la verdad absoluta y saberlo y tratar de hacértelo entender, ahora bien si no logro convencerte es cuando se produce el fenómeno de la tolerancia. Te tolero y no tomo ninguna clase de represalia contra tí aunque pudiera hacerlo, sencillamente trataré de tener el menor trato contigo, incluso te discriminaré de mi círculo social porque no quiero tener nada que ver contigo, y punto. Esto es precisamente lo que la Inquisición no hizo.

    «si la Biblia dijera algo así como “hay que matar al infiel”, ¿lo defenderías?»

    No es cuestión de lo que la Biblia pudiera decir, sino de lo que dice.
    No lo dice porque si lo dijera, no sería la Biblia. Sin embargo, la Biblia dice algunas cosas similares como la condena de muerte para el idólatra, por ejemplo, en el AT. Por fortuna para todos, Jesucristo vino al mundo y separó la política de la fe y, aunque moral y éticamente, sea algo incorrecto, el Estado no tiene por qué condenarlo. Ya lo hará Dios.

    «sigo con la duda de si esto lo dices porque la propia Biblia lo plantea así o porque se ha de entender así desde algunos otros postulados.»

    No entiendo muy bien lo que quieres decir con esto.

  11. Rubén · ·

    Alexander.

    «Yo no entiendo occidente como una civilización propiamente dicha, yo más bien lo entiendo como un conjunto de civilizaciones»

    Bueno, llámalo como quieras, esto no invalida lo que estoy diciendo aunque cambies la denominación. Me he inclinado por el nombre de civilización occidental por el eco histórico que tiene desde los romanos. Pero puede valer otro.

    «(…) y la reforma protestante»

    Te recuerdo que varios de los países que nombras más tarde identificados con estas características no son protestantes, entre ellos la propia España sin la cual, según dices: «No concibo la idea de un “occidente”.

    Lo que tú concibes como occidente, es prácticamente toda Europa pero, ¿realmente toda Europa es occidental? Esto es lo que pretendo discutir.

  12. Rubén · ·

    Pedro.

    Vamos a ver, te autoproclamas soberano absoluto de «los analisis serenos y equilibrados, sin prejuicios ni ideas preconcebidas», según tus propias y palabras y, sin embargo dices: «Pero esa reacción era, como su nombre indica, puramente reaccionaria»

    Tú la catalogas de reacción (yo no, he dicho un bando, postura o tendencia ideológica), tú la catalogas de reaccionaria, peyorativamente (yo no, insisto en lo de las dos tendencias ideológicas) ¿Y tú me acusas a mi de subjetivo e imparcial? Querrás decir que tú partes de un axioma socialdemócrata y europeista donde todo lo que viene de Europa, por el mero hecho de ser europeo, ya es bueno y moderno y «progre».
    Por otra parte. Mi artículo tiene dos partes claramente visibles: una de análisis y estudio, y otra de conclusiones e interpretación. Mis análisis son serenos e imparciales, basados en hechos que, como tú muy bien has dicho antes, no te atrevías a poner en duda. Mi interpretación es claramente subjetiva, como toda interpretación por otra parte, en base a las conclusiones deducidas racionalmente de los hechos empíricamente probados.

    «Una división es una división, pero las divisiones en temas sociológicos no son simples, no están compuestas de una realidad binaria de cero y uno, de blanco y negro»

    ¡Vaya! Otro análisis sereno, equilibrado, sin prejuicios ni ideas preconcebidas de los tuyos…
    Evidentemente no estoy de acuerdo. Aunque efectivamente pueda aceptar ciertas variaciones de grado siempre llegará un punto «x» donde se producirá la ruptura, se creará la división y se diferenciarán los dos bandos, de otra forma, sin esa falla de ruptura jamás existirían dos partes, y es evidente, como tú mismo admites, Pedro, que existen.
    En temas sociológicos, a pesar de que existan escalas de grises y cierta evolución en las opiniones siempre existirá un punto de fractura que diferenciará una opinión o postura de otra. Si no, no existirían las disensiones.

    «Las fronteras y las diferencias entre seres humanos y las realidades que estos han creado no son nunca duales, están compuestas por infinidad de componentes y luego es quién los interpreta quién decide si lo que separa es suficiente para segregar o no. Y esta interpretación es totalmente subjetiva.»

    Bueno, esto es ya un debate epistemológico, pero bueno, vamos con ello.
    El científico social, estudia y analiza, averigua, mediante hechos probados, esos componentes de los que hablas. Y parte de una evidencia «a prioristica» basada en la observación: existe disensión entre las partes. A partir de aquí, el científico social no decide nada y mucho menos donde está el punto de ruptura ni si existe, pues es evidente que existe ya que hay disensión, el científico social trata de hallar el punto de ruptura «x». Y cuando lo halla, obtiene conclusiones lógicas y, ahora sí, a partir de ahí interpreta subjetivamente.

    «¿Somos una cultura aparte? No vale responder afirmativamente, ni negativamente.»

    Pues algo habrá que responder, digo yo…

    «Si tu me dices que somos una cultura aparte ajena a lo occidental yo te diré, como Valenciano, que no tengo nada que ver con un Gallego o un Vasco»

    Y si dijeras eso, ¡ojo! no digo que lo digas, estarías demostrando tu estulticia.

    «¿Tendría razón? Pues la misma que tienes tú. Yo me meto en mi cantó y digo que los mios somos una cultura aparte y te lo puedo justificar hasta el infinito, sin que tenga porque ceder a tus argumentos pues igual de válidos serán los mios.»

    La verdad. No sé a qué estás jugando ni que pretendes demostrar.

    «yo desde mi posición digo que sí, somos una cultura aparte de europa»

    ¿Pero no acabas de decir que, y cito textualmente: «No vale responder afirmativamente, ni negativamente.»? ¿En qué quedamos? ¿Ahora te contradices? Me parece que estás haciendo un lío…

    «y los Italianos también son una cultura aparte, y los Griegos, y los Franceses, y los británicos y los Vascos»

    Sí, y Villatocinos de Arriba (provincia de Teruel) también es una cultura aparte.

    «Y también digo que cada vez somos menos diferentes culturalmente, que cada vez nos parecemos más, que nos estamos todos occidentalizando, globalizando si quieres, y que por lo tanto posicionamientos como los tuyos aplicados a lo que lo quieres aplicar tienen cada vez menos sentido.»

    Deducciones lógicas de tu párrafo:

    1. Si cada vez somos menos diferentes, es que en el pasado lo hemos sido mucho, y en el presente todavía lo somos, luego me das la razón.
    2. Aclárate porque primero dices que no vale posicionarse y ahora te posicionas claramente, y, encima me estás dando la razón ¿Por qué estamos discutiendo?
    3. Me acusas de imparcialidad y prejuicios cuando en las dos últimas líneas de tu párrafo obtienes una conclusión sin base o hecho probado, basada en el prejuicio por tanto.
    4. Me acusas de dualista cuando tú, en las dos últimas líneas, te posicionas claramente en mi contra, habiéndome dado previamente la razón, y marcando notoriamente dos bandos o posturas, blanco y negro, sin escalas de grises, identificando tu postura como la correcta, o sea, la que tiene la verdad absoluta, o sea, el bien, y mi postura como la incorrecta, la equivocada, o sea, el mal, cuando la calificas de no tener sentido.

    Este párrafo no tiene desperdicio…

    «Esto no es cierto, y el origen de tu percepción errónea lo achaco tu “maldito” estructuralismo de historiador.»

    Para estudiar las cosas, efectivamente hay que analizarlas, dividirlas a su mínima expresión y sí estructurarlas. Pero esto es el método científico… ¿Qué esperabas?

    «Después de la II república España es un país que se encierra en sí mismo, pero el aperturismo de los 60 trae muchas influencias del exterior de todo tipo. Los Españoles salían a trabajar a Europa, llegaban los turistas, la mode extranjera, importaciones de todo tipo. El flujo cultural fue cada vez mayor y los Españoles empezaron a cambiar muy rápidamente.»

    Si con esto quieres decirme que gracias al «benéfico» y «moderno» influjo europeo sobre la cateta población española, España comenzó a cambiar «para bien» en los 60, no estoy de acuerdo contigo.
    Si algo tuvo el régimen del general Franco es que dominaba con mano de hierro cualquier libertad de pensamiento.
    No confundamos los términos. Que ciertas «moditas» extranjeras llegaran a España como los pelos largos de los Beatles, no quiere decir que el substrato o esencia cultural española fuera modificada en algo. Algo tan serio como el alma de una cultural no se cambia por adoptar cuatro modas.
    Podemos observar una cierta continuidad en el substrato cultural español desde la Edad Media, casi sin cambios, hasta bien entrado el s.XX y sin embargo las tendencias y modas foráneas nos han estado invadiendo y no ha pasado nada. Los Austrias trajeron ciertas costumbres germanas a España que se terminaron adoptando, con los Borbones pasó lo mismo. Sin embargo, España seguía siendo España.

    «Europa es democrática y es representativa más que en cualquier otra época de su historia»

    Sí, y España es ahora más democrática que con Franco. ¡Qué consuelo!
    O se es democrático o no se es. Políticamente hablando, una forma de gobierna democrática tiene unas características establecidas por los politólogos desde Arístóteles con su «Política», no he sido yo el que las ha establecido. Y estas características o se cumplen o no se cumplen, no hay más, no hay grises. Si se cumplen todas, no unas pocas, todas, entonces se cumplen los requisitos establecidos formalmente para considerarlo una democracia: representación de los ciudadanos ante el Estado, igualdad ante la ley y separación de poderes. Y no se cumplen en Europa.

    «Esta es la prueba evidente de la subjetividad de tus afirmaciones y de la base histórica que le has dado a este problema.»

    No he negado en ningún momento que para estudiar el tema haya tomado una perspectiva histórica pero eso no quiere decir que haya obviado el presente. De hecho, lo he tenido bien presente cuando parto de la obvia realidad actual, que tú me has reconocido, de la diferencia cultural existente entre España y el resto de Europa.

    «El problema es de grado. ¿Son occidentales los chinos? No, obviamente»

    ¿Pero no acabas de decir que el problema es de grado? ¿Te contradices en la misma frase?
    Si el problema es de grado, los chinos, lógicamente, son occidentales pero menos que, por ejemplo, los rusos o los marroquíes que están más cerca. Y luego niegas que sean también occidentales… ¿Pero son occidentales o no lo son? ¡Qué lío!

    «¿En que me baso yo para decir eso? Pues en que la realidad de los estados europeos también es heterogénea (en una parte cultural, en lengua, en costumbres), pero eso no impide que se hayan generado y hayan perdurado de forma relativamente estable estructuras políticas comunes y una sociedad relativamente homogénea.»

    Deducciones lógicas de tu párrafo:

    1. Europa es heterogénea y homogénea a la vez. ¿?
    ¿Esto qué es, como lo de iguales en la diversidad?
    2. ¿Cómo siendo los Estados heterogéneos en cultura, política y sociedad pueden generar a su vez una cultura, política y sociedad homogéneas? ¿De verdad no te das cuenta del absurdo lógico de tu afirmación? Es este precisamente el problema de la UE, algo heterogéneo no puede convertirse en homogéneo, de ahí todos los problemas que sufrimos. Y si lo forzamos solo obtendremos el más absoluto de los fracasos porque las esencias de las culturas no son las mismas.
    3. Asumes, sin prueba o hecho alguno que Europa ha creado y perdurado estructuras políticas comunes y una sociedad homogénea…
    De los miles de años de historia de Europa no ha existido tal cosa sino bajo el Imperio Romano y con dudas… Sólo puedes referirte entonces a los escasos 50 años, para España unos 20, de instituciones comunes de la UE… ¿Y de verdad crees que eso va a acabar con miles de años de cultura y tradición?
    4. Hablas de la perduración en el tiempo, luego para tí también es importante la perspectiva histórica de la que tanto me achacas que abuso para el estudio de la cuestión. Tú también haces uso de la historia para afianzar tus opiniones aunque erróneamente… Solo quería dejarlo claro…

    «La argumentación no se sostiene, y no me vale.»

    Ya, y la tuya llena de incongruencias, contradicciones y absurdos lógicos sí. Pero si hasta me has dado la razón…

    «Saludos y no interpretes que mi crítica es incompatible con una buena valoración de tu trabajo y conocimientos, que no lo es en absoluto.»

    Tranquilo, no lo interpreto así. Gracias por tu reconocimiento a mi esfuerzo.

    Un saludo.

  13. Rubén · ·

    Javier.

    Respecto a tus comentarios sobre China y demás.
    Pues sí, efectivamente, el artículo está narrado desde una óptica eurocentrista como no puede ser de otra manera ya que estamos en España y no en China o Japón.
    En cuanto a los términos civilizatorios, bueno, no los he inventado yo, son estas sus denominaciones. Si mal no recuerdo el término adecuado para la civilización china no es oriental sino sínica y para la India indostánica y para el Japón nipona. Ya ves, cosas de la lengua…

    «Esto es una bárbaridad. La zona de control efectivo bizantino fué una región pequeña alrededor de Murcia.»

    Lo que dices es tremendamente falso. El dominio bizantino en España llegó a Córdoba. Estudia un poco más antes de hablar. Aquí tienes hasta mapas y todo:

    http://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_de_Spania

    «Se olvida incluir aqui a los Judios, que adaptaron su mitología y maneras a las de Egipcios o Mesopotámicos, asi como se helenizaron posteriormente, se romanizaron, etc, etc. Un bárbaro no es solo
    un nórdico sin afeitar con un hacha. Las tribus del norte de Africa fueron también bárbaras, asi comolos árabes eran un pueblo practicamente de la edad de piedra hasta que salieron de la península en el
    siglo VII D.c.»

    1. Los judíos no es el tema de estudio. No fueron bárbaros en la época que a nosotros nos interesa, a partir del primer milenio aC, y no fueron nunca helenizados.
    2. Parece que no sabes lo que es un ejemplo, podría haber puesto cientos, sí, también podría haber puesto a los bárbaros del sur o bereberes o a los nativos australianos pero eso no cambiaría para nada el hecho principal.

    «Se obvia que la parte norte llevaba desde el 790 d.C. ( Reino de Asturias ) siendo critiana, hablamos del tercio superior.»

    Estrictamente hablando podríamos decir que el Principado de Asturias «siempre» fue «cristiano». Y digo «siempre» y «cristiano» porque el paganismo celta aun está vigente hoy en día en esas tierras y más que cristianos deberíamos hablar de católico.
    Y no, no hablamos del tercio superior, hablamos de tan solo la cornisa cantábrica y apenas el Pirineo.

    Y la influencia que ejerció fue ridícula o menos en comparación con la rica cultura andalusí del resto de la península.

    «¿Qué paises son los que podemos definir como occidentales?»

    Termina de leer el artículo y lo sabrás.

  14. Alexander · ·

    Rubén:

    «Te recuerdo que varios de los países que nombras más tarde identificados con estas características no son protestantes, entre ellos la propia España sin la cual, según dices: “No concibo la idea de un “occidente”.»

    No expliqué bien mi planteamiento, así que lo haré de nuevo.

    Hay 4 características que podemos catalogar como occidentales. Éstas serían:

    1. La colonización de territorios en ultramar.

    2. La influencia científica, tecnológica, ideológica, etc. que tuvieron en el desarrollo de la humanidad.

    3. Unos valores fundamentales que son ajenos al despotismo oriental.

    4. La reforma protestante.

    Yo opino que para ser considerado un país occidental, se debe tener al menos 3 de estas características, y la tercera característica sería obligatoria.

    De acuerdo a ello, podemos ver que los únicos países que cumplen estas características serían los países que mencioné anteriormente. Europa oriental quedaría excluída, ya que esos países a lo sumo tienen una de las características anteriores. América Latina (excluído Haití) sería un caso particular, ya que es una especie de prolongación de España, y los nórdicos estarían en la órbita alemana Es obvio que la definición es subjetiva, pero creo que se acerca a la realidad.

  15. Rubén,

    …No esperaba de ti una respuesta basada en la demagogia, en la confusión y en el recorte de frases para descontextualizarlas como la que has hecho. No sé si es que te sientes, quizá, un poco atrapado en tu análisis, o bien es simplemente una técnica facilona de desacreditar a los oponentes, en cualquier caso creo que es peor la respuesta que has dado que la aceptación parcial de los puntos de vista del rival. Tus análisis basados en puntos no tienen desperdicio, porque pareciera como si no estuvieses entendiendo absolutamente nada de lo que he escrito, aunque creo que sí lo entiendes y no es más que demagogia dialéctica.
    Muchas veces le critiqué a Alfredo por hacer lo mismo, por responder a frases aisladas dándoles el sentido que tenían aisladas del texto y no el que tenían en el texto. Con los meses me di cuenta que Alfredo lo hacía así porque iba respondiendo conforme leía, no porque lo usase como arma en el debate (aunque alguna vez sí lo hace, 😉 ) No me resisto a comentar un par de cosas de los puntos:

    “1. Si cada vez somos menos diferentes, es que en el pasado lo hemos sido mucho, y en el presente todavía lo somos, luego me das la razón”

    Este comentario es transparentemente demagógico. No he negado, en ningún momento, que no existan las diferencias y eso está evidentemente claro en todo lo que he escrito y lo sabes.

    “2. Aclárate porque primero dices que no vale posicionarse y ahora te posicionas claramente, y, encima me estás dando la razón ¿Por qué estamos discutiendo”

    Sabes de sobra que digo que no vale posicionarse en términos absolutos sobre los conceptos “iguales” o “diferentes”, y en ningún caso en la aplicación sociopolítica de las diferencias a la hora de generar realidades comunes, que evidentemente es el ámbito de la discusión y si no, como bien dices, no existiría.

    “4. Me acusas de dualista cuando tú, en las dos últimas líneas, te posicionas claramente en mi contra, habiéndome dado previamente la razón, y marcando notoriamente dos bandos o posturas, blanco y negro, sin escalas de grises”

    La respuesta a esto es exactamente la misma que en el caso anterior. Quieres confundir al lector sobre lo que es una concepción sobre lo diferente a nivel abstracto y lo que es una aplicación política de una realidad compleja, en escala de “gris”. En tú texto marcas diferencias radicales entre España y Occidente sin hacer referencia alguna a ninguno de los procesos de transfusión cultural de los últimos dos siglos, poniéndote en una posición preconcebida con unos argumentos creados de antemano y siendo ese el motivo de selección de las justificaciones.

    “1. Europa es heterogénea y homogénea a la vez. ¿?
    ¿Esto qué es, como lo de iguales en la diversidad?”

    Qué demagogo ¿no?, sabes perfectamente lo que es. Europa es homogénea en ciertos aspectos y heterogénea en otros (estoy seguro que hasta nuestro lector más joven lo habrá entendido). En cualquier caso en este texto, y lo sabes, hablo de los grandes estados y la creación de gran homogeneidad desde unas diferencias importantes, no de Europa ni de la UE.

    “2. ¿Cómo siendo los Estados heterogéneos en cultura, política y sociedad pueden generar a su vez una cultura, política y sociedad homogéneas? ¿De verdad no te das cuenta del absurdo lógico de tu afirmación”

    ¿Pero cómo puedes ser tan demagogo y trocear de forma tan táctica los textos? Tienes la explicación en el párrafo siguiente, pero te la repito: Si los grandes estados europeos han creado sociedades relativamente homogéneas con un origen de sus gentes bastante heterogéneo, ¿Por qué no va a poder la UE?

    “3. Asumes, sin prueba o hecho alguno que Europa ha creado y perdurado estructuras políticas comunes y una sociedad homogénea…”

    Creo que hasta un niño de primaria entiende, leyendo el texto y no troceándolo interesadamente, que cuando hablo de sociedades homogéneas hablo de la de los grandes estados europeos. Y tú también lo entiendes fuera de que hagas como que no lo entiendes.

    “4. Hablas de la perduración en el tiempo, luego para tí también es importante la perspectiva histórica de la que tanto me achacas que abuso para el estudio de la cuestión. Tú también haces uso de la historia para afianzar tus opiniones aunque erróneamente… Solo quería dejarlo claro…”

    No he criticado el uso de la historia per se, critico que el uso de la historia y fundamentalmente el uso de los periodos más lejanos de nuestra historia sean la base única y exclusiva para sacar conclusiones obviando las realidades sociológicas y culturales presentes. Yo también uso la historia, por supuesto, faltaría más.

    Y no, no me he situado como adalid de debates serenos y objetivos, lo que pasa es que creo que jamás he creado una selección de datos para justificar planteamientos preconcebidos como sí has hecho tú. Creo hacer siempre, con el matiz de que muy probablemente mis prejuicios me condicionarán a dar más credibilidad a unas cosas que a otras, los análisis de forma científica, dejando que los datos me muestren la conclusión y no al revés.
    Hacer estudios para justificar conclusiones preconcebidas es algo desgraciadamente habitual. No sólo en el campo de la historia, te sorprendería saber cómo en la investigación científica también se hace eso muchas veces (por varias razones, desde intereses económicos hasta de promoción de carreras profesionales).
    Creo que eso es lo que has hecho tú aquí, y por eso no me vale casi nada de tu apartado de conclusiones, no así de la recopilación y exposición de datos, muy conseguida pero sin la relevancia suficiente para concluir lo que quieres concluir.

    Saludos sin acritud,

  16. Riubén · ·

    Alexander.

    Desde luego, ahora está mucho más claro tu planteamiento e, incluso, coincido con él. Pero yo, personalmente, no lo identifico como una civilización o cultura sino como unos rasgo comunes que poseen las distintas culturas europeas.
    No podemos identificar, con estos rasgos tan escasos y superficiales, una identidad de Europa como cultura o civilización, tienen que ser más profundos como lengua, ideas, sentimientos, religión, etc. Y estos difieren claramente unos de otros en las distintas culturas europeas de la que participan los múltiples Estados europeos.
    En cuanto a tu denominación de estas características comunes como «occidentales», puede valer desde una perspectiva exclusivamente geográfica ya que se dan en el extremo occidental del continente euro-asiatico.

  17. Riubén · ·

    Pedro.

    La verdad que yo tampoco esperaba una respuesta tuya tan mal construida como la anterior. Sé que eres una persona con las ideas claras y que escribes bien pero tu anterior respuesta estaba llena de errores y contradicciones internas y de acusaciones gratuitas a mi interpretación en las que, por cierto, tú también caes. Porque, Pedro, cuando dices que mis posturas de valores absolutos son incorrectas, que solo son correctas tus posturas de escalas de grises, aunque no lo parezca por tu aparente tolerancia, estás siendo absoluto también ya que afirmas que sólo tu postura es la correcta, ni tan siquiera dejas un resquicio para la duda metódica y reconocer que, quizá, el equivocado seas tú mismo y mi posición pueda ser la correcta. Así que no me vendas lo de la escala de grises tolerante porque tú hablas en los mismo términos absolutos que yo. Este no es un problema epistemológico de valores absolutos-relativos, este es un problema de orientación ideológica en la interpretación de los términos absolutos. Tu orientación es evidentemente socialdemócrata o progresista, mientras que la mía es cristiana -conservadora.

    En cuanto a la manipulación de tus palabras, no puedes estar más equivocado. He citado no solo frases sueltas sino párrafos enteros, amigo mío, somos esclavos de nuestras palabras y lo que está escrito, queda escrito y se puede revisar, así que sí Pedro, así es, aunque no hayas sido consciente tu anterior intervención ha sido desordenada y un reflejo de tu desorden de ideas y mezcla de conceptos. Dices:

    «porque pareciera como si no estuvieses entendiendo absolutamente nada de lo que he escrito»

    Y así es Pedro, creo que lo he dejado bien claro. ¿Cómo voy a comprender tu discurso y se te contradices cada tres palabras?
    Y aunque debo reconocer que en la oratoria es una estrategia válida desacreditar al oponente, como muy bien dices, y que en numerosas ocasiones la he utilizado conscientemente, éste precisamente no ha sido el caso porque las contradicciones en tu discurso son evidentes, por eso me ha sorprendido tanto de tí la falta de coherencia en tus ideas.

    Cito parrafos (no frases descontextualizadas):

    «Este comentario es transparentemente demagógico. No he negado, en ningún momento, que no existan las diferencias y eso está evidentemente claro en todo lo que he escrito y lo sabes.»

    ¿Es demagogico, Pedro? ¿Desde cuando obtener conclusiones lógicas es demagógico? Entiendo que no desees aceptarlo pero, así es Pedro, tú has dicho eso.

    No obstante, continuemos a partir de tu última frase, no niegas las diferencias. Ahora me voy a citar a mí mismo:

    «Y parte de una evidencia “a prioristica” basada en la observación: existe disensión entre las partes»

    1. Parto de una realidad reconocida por tí mismo ya que es imposible negarla debido a su evidencia: existen diferencias culturales.

    «A partir de aquí, el científico social no decide nada y mucho menos donde está el punto de ruptura ni si existe, pues es evidente que existe ya que hay disensión, el científico social trata de hallar el punto de ruptura “x”.»

    2. Estudio y analizo el problema para comprender esas diferencias y encontrar el punto de ruptura que, seguro, debe existir, ya que, de otra manera, culturalmente hablando, la similitud sería si no exacta, la misma que pueda existir entre, usando tu simil, un valenciano y un gallego, algo que la observación nos desmiente, ya que la similitud entre un gallego y una valenciano no es la misma que la que pudiera existir, si existe, entre un español y un alemán.
    Sería largo y tedioso ponerse ahora, aquí, a enumerar las diferencias culturales entre alemanes y españoles, frente a valencianos y gallegos, pero puedo enumerar unas pocas: historia común, mismo Estado, mismo Gobierno, misma religión, costumbres similares, mismo idioma, mismas instituciones, similar forma de pensar, y un largo etc… de todas estas características no existe ni una sola compartida entre un alemán o francés y un español (a menos que consideres que una guerra es tener una misma historia común, claro).

    «Y cuando lo halla, obtiene conclusiones lógicas y, ahora sí, a partir de ahí interpreta subjetivamente.»

    3. Ahora es cuando interpreto y encuentro las diferencias tan profundas que las denomino como culturas claramente diferentes.

    Y aquí es cuando tu empiezas a hacerte un lío diciendo que es un problema de grado primero y negándolo seguidamente cuando dices que los chinos no son occidentales, por tanto negando el grado ¿?

    Dices:

    «Sabes de sobra que digo que no vale posicionarse en términos absolutos sobre los conceptos “iguales” o “diferentes”, »

    ¿Cómo que no? ¿Y quien dice que no? Por cierto, otra vez estás usando valores absolutos y dualistas cuando niegas mi utilización de los términos absolutos.
    Me autocito porque ya te lo he contestado antes:

    «Aunque efectivamente pueda aceptar ciertas variaciones de grado siempre llegará un punto “x” donde se producirá la ruptura, se creará la división y se diferenciarán los dos bandos, de otra forma, sin esa falla de ruptura jamás existirían dos partes, y es evidente, como tú mismo admites, Pedro, que existen.
    En temas sociológicos, a pesar de que existan escalas de grises y cierta evolución en las opiniones siempre existirá un punto de fractura que diferenciará una opinión o postura de otra. Si no, no existirían las disensiones.»

    «En tú texto marcas diferencias radicales entre España y Occidente sin hacer referencia alguna a ninguno de los procesos de transfusión cultural de los últimos dos siglos, poniéndote en una posición preconcebida con unos argumentos creados de antemano y siendo ese el motivo de selección de las justificaciones.»

    Esto, Pedro, no sólo es falso sino que además indica que no te has leído el artículo por entero pero entiendo que te haya resultado largo y denso.
    Cuando he analizado las raíces occidentales, he tocado esta cuestión y no me he detenido en exceso en ella ni la he desarrollado porque corresponde con lo ya sabido por todos, así lo he dicho. Si también me hubiera puesto a desarrollar esa parte, el artículo hubiera sido una tesis. Se supone que lo ya sabido, no hay que explicarlo otra vez.

    «Qué demagogo ¿no?, sabes perfectamente lo que es. Europa es homogénea en ciertos aspectos y heterogénea en otros (estoy seguro que hasta nuestro lector más joven lo habrá entendido).»

    Sí, qué demagogo, pero tú. No he negado en ningún momento los aspectos culturales que tenemos en común los pueblos europeos, nuevamente vuelvo a recordarte el epígrafe de las raices occidentales que parece ser no has leído. Unicamente me he detenido en explicar lo que nos diferencia que, desde mi unto de vista, y esta es mi interpretación subjetiva, es mucho, demasiado, lo suficiente como para mantenernos separados.
    La cuestión que subyace aquí no es si hay aspecto comunes o diferentes en cuanto a valores absolutos o relativos, la cuestión que subyace aquí es que yo demuestro con pruebas y hechos las grandes diferencias que nos separan, mientras que tú las obvias alegremente, las minusvaloras como en los últimos años se ha hecho en España, y les das un enfasis e importancia que no tienen a las cosas comunes que tenemos, todo porque partes de la idea preconcebida y «a priori» de que todo lo que viene de Europa es moderno y bueno y que Europa vendrá a «salvar» a los españoles. Permite, entonces, Pedro, que yo con unos argumentos iguales, al menos si no más, en peso a tus rasgos comunes, me fije en los que nos separan o heterogeneos como tú los llamas y opte por una interpretación diferente a la tuya.
    Como ya he dicho no es una cuestión de valores absolutos frente a relativos, sino de interpretación de los mismos valores absolutos que ambos reconocemos por medio de la observación directa del presente.

    «No he criticado el uso de la historia per se»

    Sí lo has hecho.

    «No he criticado el uso de la historia per se, critico que el uso de la historia y fundamentalmente el uso de los periodos más lejanos de nuestra historia sean la base única y exclusiva para sacar conclusiones obviando las realidades sociológicas y culturales presentes. Yo también uso la historia, por supuesto, faltaría más.»

    No sólo he usado la historia. A esto ya te he respondido antes y no tengo ganas de repetirme.

    «Y no, no me he situado como adalid de debates serenos y objetivos, lo que pasa es que creo que jamás he creado una selección de datos para justificar planteamientos preconcebidos como sí has hecho tú. Creo hacer siempre, con el matiz de que muy probablemente mis prejuicios me condicionarán a dar más credibilidad a unas cosas que a otras, los análisis de forma científica, dejando que los datos me muestren la conclusión y no al revés»

    Sí Pedro, si te has convertido en ese adalid, te recuerdo lo que has dicho antes:

    «Por eso en un análisis sereno y equilibrado, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, diríamos que nos parecemos cada vez más a los chinos pero que aún somos muy distintos para compartir ciertas estructuras comunes.»

    No sólo lo has hecho sino que, implícitamente, dices que mi análisis es preconcebido.

    En cuanto al tema de «lo preconcebido» ya te he demostrado en los tres puntos epistemológicos de más atrás que no era así y como tus prejuicios (igual que los míos a mi) te condicionan en la interpretación de los hechos. Pero la interpretación siempre es subjetiva.

  18. Josep · ·

    Hola Rubén:

    «No entiendo muy bien la pregunta ni a dónde quieres llegar. ¿Puedes explicarte un poco mejor»?

    A ver – si «no somos europeos» o no somos «occidentales», repito que se pueden sacar miles de conclusiones lógicas – entre ellas, por ejemplo, el no comprometerse con defender a «Occidente» como tanto reclaman en esta web – sobre todo la línea «alfrediense». Cuando hablo de trazar líneas, me refiero a las consecuencias para la política exterior.

    «Si interpreto correctamente esta frase, te diría que no confundas lo que estoy diciendo. Que España no sea Europa, no significa que España no sea española».

    Yo no he dicho lo contrario. He dicho que si prima la filosofía exclusivista que tú criticas del nacional-catolicismo, entonces hay una serie de exclusivismos – ¿o es que sólo vale el exclusivismo protestante o tus ideas contrapuestas a otras?

    No me refería a que todo pueda ser español – me refiero a que como decias en otro momento, tenemos o la opción de la tolerancia o la opción del absolutismo.

    «Esta afirmación mía no es cajón desastre donde todo cabe».

    ¿Y qué cabe entonces? Eso es lo que te falta decir en tu artículo.

    «incluso te discriminaré de mi círculo social porque no quiero tener nada que ver contigo, y punto. Esto es precisamente lo que la Inquisición no hizo».

    Porque la Inquisición de hecho, y perdona que te lo diga, no reconoce la neutralidad de nada y dice que o estás con ellos o estás contra ellos – ¿por qué te pido perdón? Porque tú también has dicho en otras ocasiones que no hay neutralidad, que o se es una cosa o se es la otra – ahora me podrás decir lo que quieras pero sabes perfectamente que la Biblia no sólo defiende la pena de muerte para «brujas» (Exodo 20) sino que incluso la EXIGE. En respuesta a eso que conoces muy bien, me dices que «Por fortuna para todos, Jesucristo vino al mundo y separó la política de la fe y, aunque moral y éticamente, sea algo incorrecto, el Estado no tiene por qué condenarlo. Ya lo hará Dios».

    Agradezco que de una vez digas eso porque de nuevo, se extraen unas consecuencias lógicas que tú no has defendido en anteriores ocasiones. Por darte un ejemplo: yo estoy totalmente de acuerdo en que la fe se debe separar de la política. Visto así, ¿por qué os molesta tanto (hablo de ti, de Alfredo, Alexander, Javier) que haya laicismo de estado y que haya matrimonio entre homosexuales? Vosotros, si mal no recuerdo, quereis prohibirlo!! ¿Y en base a qué? A cuestiones de fe. Entonces, muy señor mio, ¿en qué quedamos? Si me dices que de hecho NO defiendes eso, te respetaré y aceptaré tu criterio pero en muchas ocasiones has defendido eso que comento.

    «No entiendo muy bien lo que quieres decir con esto»

    ¿No me entiendes? Pues pregunto que si defiendes lo que defiendes porque así es como entiendes la Biblia, o piensas que además de la Biblia también hay otras fuentes de autoridad o conocimiento, pensamiento, etc?

    Saludos

  19. Adán · ·

    Muy interesante el artículo de Rubén.
    Discrepo en que España y Reino Unido no son occidentales, es más, también somos europeos pese a que Reino Unido nunca se haya considerado europea, la historia a engullido a estas islas en Europa.

    Según Rubén:
    «Hay 4 características que podemos catalogar como occidentales. Éstas serían:

    1. La colonización de territorios en ultramar.

    2. La influencia científica, tecnológica, ideológica, etc. que tuvieron en el desarrollo de la humanidad.

    3. Unos valores fundamentales que son ajenos al despotismo oriental.

    4. La reforma protestante.

    Yo opino que para ser considerado un país occidental, se debe tener al menos 3 de estas características, y la tercera característica sería obligatoria.»

    Bien, Rubén, yo que tú cambiaría el punto 4 por Cristiandad (el árbol o si quieres el tronco del catolicismo y el protestantismo, el anglicanismo, en prebiteranismo, evangelistas, mormones, etc.), es un concetpto mucho más amplio y seguro que engloba a muchas más «culturas» dentro de la civilización occidental, puesto que si vamos a ser dualistas (Oriente-Occidente) hay que abarcar a todo lo que supone Occidente, SIN recortes.

    Te recuerdo que Fenicia estaba localizado en el actual Líbano (Oriente Medio), no era exactamente en Oriente, pero claro, si no te basas en situaciones geográficas, sino en religiones, también te puedo argumentar que la mitología religiosa fenicia fue tomada de la mitología religiosa de Atenas y del entorno de Grecia, que a su vez, Roma tomó posteriormente también de Atenas y su entorno, tómese por caso a la Diosa de la Sabiduría romana (Minerva) y la Diosa de la Sabiduría griega (atenea), son las mismas pero con distinto nombre, al igual que el Dios Melkart (fenicio) es el mismo (aunque distinto nombre) que el Dios Hércules (griego). Por tanto, a donde quiero ir es que diferenciemos bien el entorno interrelacionado del Mediterráneo del entorno de Irán, Persia, Mesopotamia, China y La India, que son totalmente distintos.

    ¿Sabes por qué se expandieron los fenicios a través del Mediterráneo? porque su territorio estaba acotado por tierra, esto es, existían civilizaciones más poderosas que ellos y expansionistas, y su única salida estaba en el mar, esta razón y además debido a en sus tierras existían gran cantidad de árboles de cedro, hicieron que construyeran la más grande embarcación de aquella época (si exceptuamos la marina China). Pero los fenicios no eran propiamente orientales, sino semitas que venían desde el Este sin más intención que el de comerciarlizar, dar a conocer su religión, arte y sabiduría, por tanto, fue una visita pacífica.

    Además, también discrepo cuando dices que los romanos eran pacíficos, cuando si por algo se han carecterizado los romanos es por ser la civilización más violenta que Occidente ha conocido, no en vano, Rómulo al matar a su hermano gemelo Rémulo para ser el único que mamara de la loba, ya estaba diciéndonos qué instintos asesinos y de supervivencia tenían los romanos. Cada pueblo que invadían obtenían la pax romana, sí pero gracias a tributos y esclavos, sin dejar de lado el control aférrimo de los ejércitos romanos a cada pueblo conquistado, supervisando toda la economía, y cuando digo toda es TODA. Bien, pues Roma cayó porque los emperadores romanos habían caido en la inmoralidad (que después sería sustituida por la moralidad cristiana) y también porque consideraban que ya no existían más enemigos (perdieron ese instinto asesino y de supervivencia), las tropas fueron descuidadas en todos sus extremos (dieta mediterránea, sueldos bajos, pésimamene armados, desentrenados, sin estrategas y sin emperadores ambiciosos).

    Conclusión, España que es Occidental es obvio, nadie en su sano juicio lo puede discutir, pero además, España es europea no sólo geográficamente, sino también culturalmente, pero con unas características o hidisincracia que al igual que Portugal, Italia, Grecia e Irlanda (si quieres también UK), los PIGS, que nos hacen diferentes al resto de Uropedos. Pero aunque diferentes, estamos integrados y cada vez más, por cierto.

    Un saludo Rubén y felicidades por tu artículo.

  20. Adán · ·

    En cuanto a tu interesante teoría de «La Tercera España» me ha recordado a cierto discípulo de Ortega que escribió un ensayo titulado «Germanos contra Bereberes». Los germanos serían los visigodos (los tradicionalistas, los cristianos, los conservadores y si quieres hasta los monárquicos); enfrentados a los bereberes (los infieles, los usurpadores, los violentos, los que negaban la existencia de España porque se disgreron en Reinos Taifas) en la Reconquista de España o Hispania.

    Saco esto a colación porque la «Tercera España» sería la que se encuentra en tierra de nadie o en territorio «enemigo» y se quiere integrar y quedar aquí para siempre, aunque sea preciso convertirse al catolicismo, o adherirse al movimiento nacional-católico. Sin duda tienen algo que perder aunque para mí no son los perdedores, puesto que se adaptan a los nuevos tiempos y siguen aquí. Los verdaderos perdedores son los que se van, los que se exilian, ya sea en 1492, o en 1571 (Segunda Guerra de las Alpujarras), o en 1609 (con la expulsión de Felipe III), o por qué no, en 1939, y también por qué no, en 2008-9-10-11. Esperemos que este año 2012 que faltan pocas horas para que dé entrada en nuestra historia particular de nuestras vidas y en la de nuestra Patria, no sea necesario más exilios involuntarios.

    Feliz Año 2012 a todos, amigos y camardas.

  21. Adán · ·

    Por cierto Rubén, el punto 2. también lo retocaría:

    «2. La influencia científica, tecnológica, ideológica, etc. que tuvieron en el desarrollo de la humanidad.»

    Los cordobeses Maimónides y Averroes, aunque árabes, influyeron en el desarrollo de la humanidad.
    El persa Avicena, uno de los principales médicos de todos los tiempos. El premio Avicena es un prestigioso galardón que la UNESCO otorga a las personas que se distinguen en la ética en el quehacer científico.
    Por no hablar de los egipcios, el código de Hammurabi (que alude a un manual de cirugía) y sobretodo a los chinos… porque entonces ya ni tendría tiempo de comerme las uvas.

    La Ciencia no apareció en el siglo XVIII-XIX y en Europa.

    Por cierto, no existía tal generación del 29, era la del 27.

    En España el Regeneracionismo de finales del siglo XIX tuvo a su máximo exponente a Joaquín Costa, después vendrían otros, pero no fuimos capaces de unirnos todos los españoles en una causa común (y no por falta de cerebros lúcidos, como Isaac Peral, De la Cierva, Juan Ramón Jiménez, Santiago Ramón y Cajal, etc.), sino por los males de los nacionalismos de finales del siglo XIX y principios del XX y por los movimientos revolucionarios marxistas-leninistas-stalinistas, los cuales irrumpieron en el PSOE (más tarde Frente Popular) como tabla de salvación a los males de España y no hicieron sino sumirnos en una Guerra Civil, dividiéndonos y enfrentándonos si cabe más desde el desastre de la Guerra de Cuba. La fecha de 1640 no me parece tan memorable en cuanto al nacionalismo catalán, puesto que ¿ganó alguna batalla el Conde-Duque de Olivares? pero si las perdió todas, ¡qué más dá que la haya perdido en el Rosellón catalano-francés! si era un inepto estratega, ésa sólo será una excusa sin fundamento de los pancatalanistas.

  22. sociata latinoamericano · ·

    Sé que nada tiene que ver esto con el tema, pero me parece interesante:

    http://www.publico.es/dinero/414634/tijeretazo-historico-del-gobierno-de-rajoy-es-solo-el-inicio-del-inicio

  23. Alexander · ·

    Adán:

    Los cuatro puntos que atribuyes a Rubén yo lo escribí. Lee detenidamente y verás.

    Respecto a tu objeción del cuarto punto: no, no puedo cambiarlo por «cristianismo», ya que hay naciones «cristianas» como Rusia que claramente NO son occidentales. Los países bálticos, a pesar que dos de ellos adoptaron el protestantismo, tampoco los considero occidentales, ya que a lo sumo cumplen 2 requisitos (nadie sabe que existen incluso hoy, y sus contribuciones a la humanidad tampoco es visible). La reforma protestante tuvo un impacto trascendental en la historia de la humanidad, no sólo para los protestantes, sino incluso también para el mundo católico, ya que la «competencia» obligó a preparar muchísimo mejor a sus seguidores (al menos a los académicos). Respecto a los avances científicos, tecnológicos, ideológicos, etc. de otras culturas no occidentales, no tuvieron ni de lejos el impacto que tuvieron los logros de los países que mencioné; y si lo tuvieron, fueron rescatados y difundidos por los occidentales, que por cierto, usaron mucho mejor los aportes de los pueblos no occidentales.

    Espero haber aclarado tus dudas.

  24. Alexander · ·

    A ver, Rubén, voy a escribir lo que entendí de tu mensaje respecto a que España e Inglaterra no son occidentales:

    Es simplemente un problema de términos.

    Te doy la razón cuando dices que las características de occidente son superficiales, y es cierto, porque occidente no es precisamente un lugar, es una idea bastante subjetiva y difícil de definir, pero existe. El problema surge cuando pretendemos clasificar a los pueblos que la conforman. Yo creo que básicamente la conforman: Inglaterra, España y Europa continental (incluído Escandinavia), esta última empieza en Francia y termina en las fronteras del imperio austro-húngaro. Si se entiende a Europa continental como «Occidente» y «Europa», es obvio que España e Inglaterra no son occidentales ni europeos.

  25. Ruben · ·

    Lamento deciros a todos que ultimamente estoy bastante ocupado por cuestiones familiares, en cuanto disponga de algo de tiempo libre os respondere a todos.
    Gracias a todos y lo siento mucho.

  26. Francisco · ·

    Tengo pendiente pasar este artículo -y todos los comentarios- a mi kindle para leerlo con tranquilidad, tiene pinta de ser muy interesante y, por lo que veo, bastante polémico.

  27. Adán · ·

    Hola Rubén.

    Espero que no sea nada grave el asunto familiar, mis mejores deseos de que salga todo bien.

    Alexander, aclarado, bien como dices esos son conceptos subjetivos que tú has considerado a tu libre albedrío.

    Pero el que Rusia no sea Occidental no se lo cree nadie, incluso en la etapa comunista (1917-1989) Rusia era occidental, anteriormente existía una religión ortodoxa muy enrraizada en la población y los comunistas la desenrraizaron (ya sabemos cómo) y antes, y en los siglos XVIII- XIX, nadie dudaba de que Rusia era una superpotencia militar, de ahí las diferentes alianzas que tuvo Rusia en la Triple Entente -1882- (Francia, Reino Unido y Rusia), alianza con Austria contra el Imperio Otonomano -desde 1726 hasta 1761-, así como la Alianza entre Rusia y Prusia -1762-con Catalina II La Grande. Afirmar que Rusia no es occidental es como afirmar que Cuba tampoco lo es.

    Para sacar conclusiones al respecto habría que tomar varios elementos en consideración:
    – La Historia.
    – Las costumbres y cultura.
    – La situación geográfica o entorno.
    – La religión.
    Me gustaría que me contestaras con respecto a África ¿qué paises son orientales, qué paises son orientales y qué paises no son ni occidentales ni orientales?.

    Rubén.

    Cuando tengas tiempo, revisa eso que has dicho de que los gaditanos en época romana eran ciudadanos romanos. Porque me temo que te has equivocado en el término, posiblemente fueran ciudadanos latinos pero nunca romanos, los ciudadanos romanos única y exclusivamente tenían que haber nacido en Roma. En el año 73 con Vespasiano se otorga a todos los municipios de Hispania la condición de ciudadanos de derecho latino, ese derecho anterirormente se otorgaba de forma individualizada a determinadas ciudades ya sea con el nombre de Colonia o con el nombre de Municipia, hubo muy pocas Colonias (con derecho latino) puedo nombrar a Itálica (Sevilla), Córduba, Astagi, Colonia Libertinorum Carteia (San Roque -Cádiz-), etc pero eso se debe a privilegios especiales. Nosotros éramos latinos, no romanos, los romanos eran por ejemplo las ciudades. Mayormente estos privilegios se otorgaban bien porque esos pueblos hispanos apoyaron a Roma en la Segunda Guerra Púnica a los romanos (caso de Olissipo, -actual Lisboa- y Sevilla), o bien porque fueron pueblos tan nobles y acogieron tan bien a las milicias romanas que se les otorgó ese privilegio de amistad, o bien porque a los soldados veteranos romanos se les otorga una ciudad de nueva construcción para que vivan allí del mismo modo que si vivieran en Roma (a modo de prolongación de Roma), entonces en éste último caso, sí se les otorga el privilegio de ciudadano romano puesto que ya lo eran y los que no lo eran lo serán como premio a su contribución a la victoria de Roma, así es como nace Emérita Augusta (Mérida) -emérito significa veterano de guerra jubilado-, como consecuencia de las Guerras Astur-Cántabras, nacieron las ciudades Mérida, Astorga y Zaragoza (Caesar Augusta) entre los años 30-20 A.JC. supongo que sabrás la tragedia y la epopeya de Numancia (Soria) y del suicidio colectivo de todos sus habitantes, así como también del duro trabajo de los esclavos que estaban confinados en Las Médulas (León) recolectando el oro para Roma. Así pues, hasta Augusto no hubo ciudadanos romanos y éstos fueron principalmente los soldados eméritos de las legiones romanas que lucharon en las Guerras Astur-Cántabras(Mérida, Zaragoza, Astorga -Asturica Augusta- estas ciudades Hispanas serían como una prolongación de Roma), es imposible que una ciudad cartaginesa como lo era Cádiz y desde donde precisamente desembarcó Aníbal Barca en la Península desde África en su lucha contra Roma, obtuvieran los ciudadanos gaditanos ese privilegio. Además, sería en el siglo II cuando Mérida pasa a ser la capital de la Dióceses de Hispania (abarcaría gran parte de Marruecos, Sahara Occidental y Túnez) hasta el fin del Imperio romano. También, sabrás que la Ley escrita más antigua que existe en la Península Ibérica son las Tablas de Bronce de Osuna (Sevilla), precisamente porque apoyaron a Pompeyo contra Julio César en la Batalla de Munda, y éste al ganar finalmente la guerra civil, no se olvidó de los pueblos que lucharon en su contra y mandó poner unas leyes (principalmente obligaciones y deberes) en el foro de Osuna (Colonia Genetiva Iulia) para que fueran por todos los ciudadanos conocidas.

  28. Ruben · ·

    Adan.

    En el año 212, el edicto de Caracalla extendio la ciudadania romana a todos los habitantes libres del imperio.

    Gracias por tu preocupacion y feliz año nuevo.

  29. Ruben · ·

    Alexander.

    La cuestion no es solo terminologica, es de fondo. ¿Que entiendes por Occidente? ¿Es una civilizacion? Yo creo que si lo es con los argumentos del articulo.
    En cuanto a tu definicion, estoy de acuerdo contigo tanto en cuanto se refiere a caracteristicas en comun de los distintos pueblos de Europa pero sin poder a llegar considerarlos como parte de una misma civilizacion, la Occidental, por los argumentos ya esgrimidos.

    Feliz año nuevo.

  30. Ruben · ·

    Josep.

    En cuanto a relaciones internacionales nuestro lugar siempre estara con nuestros intereses geo-estrategicos y economicos. Nada tiene que ver en esto nuestra occidentalidad o falta de ella. Y me consta que la posicion de Alfredo en este tema es la misma aunque considere que los intereses norteamericanos son afines a los españoles.

  31. Ruben · ·

    Josep.

    Correcto, falta esa definicion porque el articulo trata de desmitificar un concepto, la occidentalidad de España, no pretende definir exaustivamente lo que es ser español, sino mas bien lo que no es.

    En cuanto al laicismo del Estado es algo que yo personalmente he defendido siempre y me consta que en esta pagina tambien porque se defiende la tolerancia. Pero tolerancia no es permitir el crimen y lo que esta mal, por eso se critica el matrimonio homosexual, a parte de por otras cuestiones mas tecnicas relacionadas con el derecho, argumentos de peso que Alfredo ha definido en numerosas ocasiones respecto a los «derechos» individuales.
    Y una cosa es no permitir el gaytrimonio y otra cosa es convertirlo en un delito penal perseguible. No se condena, se despenaliza, pero tampoco se va a fomentar. Vale tambien para el tema de la brujeria que dices y otros crimenes del AT.
    Quiza, si España fuera un pais cristiano esas cuestiones del AT podrian implementarse como legislacion estatal. Pero España no es cristiana como tampoco es nacional-catolica a pesar de ciertas elites interesadas y de la curia romana. Y esta realidad hay que aceptarla tal y como es y usar de la tolerancia para poder vivir todos dentro de las mismas fronteras sin procesos inquisitoriales ni hogueras.

    Feliz año nuevo.

  32. Rubén.

    Hola, el Edicto de Caracalla es precisamente la puntilla a la caída del Imperio Romano, existen diferentes interpretaciones de juristas e historiadores a la efectividad de esos derechos universales del derecho romano, el caso de que fuera un cambio real (ya digo que puesto en entredicho todavía hoy por numerosos investigadores y eruditos), pues de ser así Roma estaría en todas partes y en ninguna (como dijo alguien), es decir, sería sí una Roma eterna, cosmopolita y universal, pero sin sentido, sin rumbo, sin identidad y sin patria. Empecemos por conocer al personajillo de Caracalla, nacido en Francia pero de origen semita, mataría a su hermano en presencia de su madre para eregirse como único emperador, pero antes cometería incesto con su madre, sería conocido como un sanguinario, un iluminado y un imitador enfermizo de Alejandro Magno, casi nada al aparato. El caso es que principalmente se concedió para recaudar fondos (no para otorgar derechos) era la única manera de que los «extranjeros» a través de su contribución por medio de impuestos (los de sucesión principalmente) contribuyeran a tapar los agujeros del barco que estaba yéndose a pique irreversiblemente, o sea, es como si zetapé otorgara la nacionalidad a los inmigrantes para que contribuyeran a pagarnos la Seguridad Social argumentando que estamos en quiebra y que era el único modo de seguir con nuestro bienestar social.

    Hay quien compara el edicto de Caracalla con la Unió Europea de Maastrich de 1992, con el Plan Kalergi (paneuropeismo) y con la Alianza de Civilizaciones (eso me recuerda a zetapé). Yo no voy a ir tan lejos, pero tampoco me creería sabiendo quién es el «bicho» que lo hizo en un buenismo y en una pax romana inmaculada.

    Saludos.

  33. No quiero seguir hablando mucho más acerca de los romanos puesto que el tema no es Roma, sino España, pero me ha venido a la memoria una anécdota que no he podido resistirme a contarla, bien, esto no tiene que ver con nada que ver con este tema de España y Occidente, pero valga la pena decir en nuestro favor de condición de españoles que dos emperadores romanos fueron españoles, uno fue Adriano (uno de los más grandes emperadores romanos de todos los tiempos, no en vano, el Plan de informática del Ministerio de Justicia se llama «Adriano», y el otro fue Trajano (el mejor sin duda de todos los que hubo después de JC), bueno pues en todo el siglo I después de JC. (no soy antisodomita que quede claro) sólo un emperador era heterosexual y ése era el que en apariencia parecía un tonto aunque en realidad era muy astuto y ése era Claudio. Sí, Claudio sólo se acostaba con mujeres, los demás emperadores del siglo I o bien eran homosexuales o bien bisexuales, Trajano era totalmente homosexual, para que vean que nada tiene que ver la inclinación sexual con la capacidad humana y moral de las personas, se puede ser heterosexual y ser un depravado y ser un homosexual y ser una persona refinada en todos los aspectos de la vida.

  34. Alexander · ·

    Adán:

    El que una cultura haya aportado avances a occidente y ser una superpotencia militar no lo hace «occidental». Si así fuera, China sería occidente, ya que gracias a ella occidente es lo que es hoy (la imprenta, el papel, la pólvora y otros más). Ya mencioné los requisitos para ser considerado un país occidental, en especial el punto 3 que es obligatorio. Curioso que un pueblo «occidental» como el ruso haya dado tantos aportes a la humanidad cuando tenían capataces que les daban con látigo. Muy occidental.

  35. Alexander.

    El problema que aprecio en tus palabras es que confundes Occidental con civilización y Oriental como despotismo y retraso cultural y ético. Me gustaría que obviaras esos prejuicios para tener una visión más justa y amplia. Somos diferentes pero no por esos aspectos negativos, busca axiomas que no sean ni negativos ni positivos y procura ser más imparcial.

    Sí la pólvora la inventaron los chinos y la primera batalla que hubo en Europa con fuego de pólvora fue en España (llegada aquí a través de los moros -siglo X-) y muchísimas más cosas que también asimila Occidente de Oriente y viceversa (la acupuntura, por ejemplo). Ningún problema, los avances se globalizan vengan de donde vengan y sean de la época que sean, que sugieras que han venido más avances de Occidente que de Oriente tampoco es significativo porque eso sólo responde a etapas cíclicas, en la edad antigua y en la edad media inventaban más los orientales que los occidentales y en la edad moderna alrevés, ¿pero quién te asegura a tí que no vayan a inventar más los japoneses y los chinos en este siglo XXI que los occidentales?. Por eso digo que ese axioma no es descriptivo de un modo indefectible de que hablemos de Occidente o de Oriente, lo siento, no me sirve eso. No rivalizamos en inventos provechosos para la humanidad puesto que tanto han habido de un lado que de otro, ni tampoco nos diferenciamos de ellos en eso precisamente, te podría decir que eso sería a lo largo de la «larga» Historia de la Humanidad, una anécdota simplemente. Lo siento pero das la impresión de que desprecias la aportación al acervo cultural de Oriente y eso no lo puedo permitir.

    En cambio sí nos diferenciamos de ellos en su filosofía, en su religión, en sus costumbres, en su situación geográfica, en su etnica, en su carácter, en su cultura y en su Historia.

  36. Se me olvidaba, los occidentales también tenían esclavos a los que flagelaban y hasta el siglo XX existía distinción de privilegios por razón de la raza y del sexo. Ah!!, y Oriente no es sólo China, también es Japón entre otros muchos países.

  37. Alexander · ·

    Adán:

    No, yo no hago una diferenciación como occidente=desarrollado y oriente=subdesarrollado. Japón no es occidental, pero es bastante desarrollado, más que varias naciones occidentales. China fue más desarrollada que occidente durante un tiempo mucho mayor.

    Respecto a los valores que diferencian a occidente de otras culturas: no puedo hacer un análisis dizque imparcial, ya que los valores orientales me parecen muy inferiores a los de occidente.

    Y la susodicha globalización del conocimiento científico es algo casi exclusivamente occidental. Los chinos tuvieron los avances que permitieron a occidente llegar a su hegemonía indiscutida durante un tiempo muchísimo mayor, y no lograron nada. Tuvieron que ser los occidentales los que tomaran el conocimiento oriental y lo llevaran a todos los rincones del mundo. Eso es la diferencia entre occidente y otros pueblos.

    En lo que sí te doy la razón es el carácter cíclico, aunque con algunas matizaciones: El hombre ha vivido en la tierra durante miles de años, y lo que conocemos como civilización sólo es un oasis en medio de un enorme desierto de salvajismo. El esplendor de las grandes civilizaciones han sido apenas un parpadeo en el tiempo, y es de esperar que el futuro nos muestre cosas que ni siquiera podemos soñar. Occidente y oriente son términos recientes, y lo más probable que dentro de poco tiempo ya no signifiquen nada en el futuro.

  38. Alexander.

    No podemos pensar tan a largo plazo, sólo podemos contar el día a día, lo mismo para la historia, como mucho podemos predecir a 2 ó 3 años vista, las situaciones cambian radicalmente de un año para otro, así que de momento y esperemos por mucho tiempo siga habiendo un Occidente y un Oriente diferenciados (más o menos pero diferentes) porque eso significaría que no se nos ha ido la «olla». La diversidad es cultura.

    Al hilo de lo que comentaba antes, como Carl Marx dijo, la Historia se repite dos veces una como tragedia y otra como comedia, y eso me recuerda la quinta columna del 15-m que este verano se dirigía hacia Madrid con banderas republicanas, pues no puedo evitar compararlo con la quinta columna del 37, cosas de la historia y de las paradojas. Por supuesto si esta paradoja la trasladamos al nacimiento de Roma, como ya comenté, Rómulo mata a su hermano Rémulo y se produce el nacimiento de Roma, pues en el caso de Caracalla, cuando éste mata a su hermano, sería equiparable (en la Dialéctica de la Historia hegeliana) a la muerte de Roma, paradojas de la Historia.

  39. […] ESPAÑA ¿OCCIDENTAL? […]

  40. smaara · ·

    deseando contactar con Ruben, twitter? blog?

  41. Arturo Mtz · ·

    Estoy de acuerdo con el autor.

    España, como muchos otros países, tiene una cultura propia; pero sus instituciones son parches que no están en consonancia con lo que es el pueblo. Buscan un «paradigma » en otros países, que no se les parecen. Sus leyes gritan una cosa y su realidad es otra; desgraciadamente muy diferente. El pueblo español debe desarrollar sus propios paradigmas en cuestiones políticas, sociales, legales, institucionales y no copiar a los comunistas o a los capitalistas, al «Este» o al «Occidente». No son ni uno ni otro.

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