Hace tan sólo diez años, todos los españoles me decían que en España era «imposible encontrar capitalistas como los que yo defiendo», y que «ningún joven español es Protestante, Atlantista, y Liberal-conservador». Diez años después, los acontecimientos que hemos visto nacer en esta bitácora ha desmentido todos aquellos pronósticos que vaticinaban que yo era una especie de «excéntrico» y un «loco Protestante» o, en palabras de algunos estúpidos borrachos, «que los Protestantes me habían comido el coco en los Estados Unidos» (sic), ignorando así que vengo de una larga tradición de PROTESTANTES y DISIDENTES en Europa, y que por la gracia de Dios NACÍ DENTRO del cristianismo.
A partir de la semana que viene, cada viernes dedicaré una entrada completa a algún aspecto de la vida o de la personalidad de Alexander Hamilton. Hoy es sábado y ha sido una excepción escribir la primera entrada hoy pero ayer viernes tuvimos la Boda real en el Reino Unido y había necesidad de hablar sobre el tema.
Últimamente me ha venido mucho a la mente la zona de Wall Street – y tengo que confesar que a mí me fascina el mundo de las Finanzas y el Derecho. Estuve a punto de quedarme en Nueva York y trabajar en Wall Street ganando millones de dólares en plena época del «boom», hasta que me dí cuenta que tenía en aquellos momentos otras necesidades y otros deseos – como los que me conocen ya saben, regresé a la patria y aquí estoy. Hoy quiero simplemente escribir algo que sirva como prólogo y me vino a la mente lo que ha sido mi vida hasta la fecha y lo que fue la vida de Hamilton — una «guerra» o batalla constante a diario. La vida de Hamilton fue tan interesante que muchas veces da la sensación de que las biografías sobre su vida son novelas.
Siempre he dicho, y lo seguiré diciendo porque es algo obvio, que el «dinero no es todo» – pero no es menos cierto que aquí no queremos ver a jóvenes que no aspiren a ser más grande de lo que son y tener más de lo que ya tienen. No es por un afán materialista – se debe a la grandeza – un hombre no es un gran hombre si no logra transcender lo puramente «humano». Es un mensaje totalmente contrario a la filosofía marxista de Carlos Marx.
Antes de empezar con el tema concreto, me gustaría «ambientarlo» un poco y creo que la mejor forma de capturar el «espíritu» hamiltoniano es a través de una anécdota de ayer viernes por la mañana. Los que me conocen bien saben que en general me gusta madrugar, que me basta con dormir 5 horas normalmente y que antes de salir «a dar guerra» me gusta informarme de todo lo que pueda, desayunar «fuerte» (para el concepto español de desayuno) y luego salir con el periódico bajo el brazo, mi bastón, y mi mente aguda. En estos días estoy más agudo que nunca gracias a los temas que me ocupan. Bien, pues supongo que algunos sabrán que soy autónomo y que tengo algunas empresas clientes mías para el tema de las traducciones jurídicas. Ayer por la mañana, de madrugada, me ha llamado un buen amigo mío holandés, un «adicto» al trabajo y a ganar dinero, para decirme que tenía una montaña entera de documentos para traducir del inglés legal al castellano jurídico. Le dije que estaría allí yo a las SIETE Y MEDIA de la mañana o antes de las OCHO como muy tarde. Suele haber otros traductores de menor rango que yo y son los que dirijo cuando hace falta. Pues bien, tras esquivar todo el tráfico de Madrid, las colas, la gente, y llegar a la oficina, noto que soy el único que entra con prisa, energía y con GANAS de trabajar. El «diálogo» a mi entrada y con mis subordinados fue más o menos así:
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Miguel, si quieren seguir ganando 25 millones al mes tienen que recortar gastos, despedir a empleados pero LO ANTES POSIBLE y tomar medidas duras.
Miguel: Jejeje.
Alfredo: ¿De qué te ríes hombre?
Miguel: No, nada, tú como siempre, agudo y excelente en tus análisis.
Alfredo: Ah, por fin te das cuenta. Quítate, que me está hablando la señorita de recepción. Sí, ve poniendo los cafes. No, no, no, aquí mismo vamos a tomarlo, no hay tiempo para esa tontería de la cafetería. Eso es para VAGOS.
Recepcionista: jejeje.
Alfredo: Bueno, menos risitas, más café. Estaré en la octava planta con Ernst.
*SUBO A LA OCTAVA EN EL ASCENSOR*
Hola jóvenes, ¿qué hay? ¿Dónde están los documentos?
Joder Alfredo, es muy temprano para ponerse tan de prisa ¿no?
¿Dónde están los DOCUMENTOS COÑO?
Aquí, AQUÍ, TODO TUYO.
Ah, Alfredo, te ha llamado Enrique y dice que ha estado loco por localizarte pero que no tienes móvil y que es urgente que le llames.
Ah, y por favor firma estos documentos que necesitan tu aprobación.
Alfredo: Vale. Eh, ah, se me olvidaba comentaros que la empresa ++++++ se ha puesto en contacto conmigo y tienen mucho trabajo para el sábado y domingo así que no quiero que nadie haga planes para el fin de semana.
Un jovenzuelo: ¿Este fin de semana?
Alfredo: ¿HAY ALGÚN PROBLEMA O QUÉ?
Jovenzuelo aprendiz: No, lo que pasa es que había hecho una reservación en un restaurante desde hace un par de semanas. Es que es el aniversario de mi relación con mi pareja.
Alfredo: Aha bueno eso a mí no me importa. Llamas y cancelas ¿o llamo yo para cancelar?
Aprendiz: No, NO, no, no hay problema, cambiaré de fecha para ir con ella y ya está. No pasa nada.
Alfredo: Bien, ahora quiero ver los documentos. Ah y Ernst, pónte en contacto YA con el director de la empresa ++++++.
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Así es señores, como yo «manejo» las cosas y mi trabajo lo tomo muy en serio. Enlazando con Hamilton, veremos lo que significa todo esto.
Pocos personajes de la Historia de los EEUU han provocado tantas pasiones positivas y negativas como Alexander Hamilton. Hasta hoy en día, persiste el mismo debate entre los que defendemos el sistema «hamiltoniano» contra los que defienden el sistema agrario de Thomas Jefferson. Para Jefferson y sus seguidores, casados con esa visión de un supuesto Edén agrario, Hamilton representa el Mefistófeles americano, defensor de artificios «diabólicos» como los bancos, las factorías y la Bolsa de Wall Street. Lo demonizaron como un peón servil de la corona británica, un monárquico en el armario, un hombre maquiavélico, y un César en potencia. Noah Webster decía que la «ambición, orgullo y carácter furioso» lo destinaron a ser «el genio malvado de los EEUU». Incluso, algunos admiradores sospechaban de algunos aspectos de este transplante caribeño — el demonio Woodrow Wilson, dijo que Hamilton fue «un gran hombre, pero no un gran americano».
Sin embargo, muchos somos los que pensamos que nunca se le ha hecho mucha justicia a Hamilton hasta que no salió el libro de Ron Chernow. El estadista británico Lord Bryce observó que para nosotros los europeos, Hamilton es el americano más fascinante.
Si bien es cierto que fue Thomas Jefferson el que aportó la poesía imprescindible para el discurso político americano, no es menos cierto que fue Alexander Hamilton el que inventó la prosa esencial para poder gobernar en condiciones. Ningún otro fundador pudo articular una visión tan clara sobre el futuro político, militar y de poderío económico de los EEUU y ninguno pudo diseñar tantos mecanismos constitucionales para poder mantener el país unido.
Aunque en un principio, en su juventud, Hamilton fue promiscuo con sus opiniones políticas, también intentaba ser lo más reticente a la hora de hablar de su vida «personal». Hamilton nunca pudo superar el estigma moral de haber nacido bastardo y al contrario de lo que muchos piensan, tenía un tacto exquisito.
Resumiendo todo esto, creo que es un momento propicio para volver a examinar la vida y la ideología de Hamilton, profeta de la revolución capitalista en los EEUU. Hamilton siempre estuvo un paso por delante de su tiempo. Hemos dejado atrás la retórica y la realidad agraria color de rosa de la democracia esclavista de Jefferson y residimos en el bullicioso mundo del comercio, la industria, los mercados y los bancos que Hamilton había previsto. El abolicionismo acérrimo de Hamilton también ayudo a contribuir a una economía mejorada. Hamilton también fue el arquitecto principal del gran sistema de gobierno americano — en una época en la que Madison y el Jefferson celebraban el poder legislativo como la expresión más pura de la voluntad «popular», Hamilton abogaba por tener una rama EJECUTIVA dinámica y un Poder judicial INDEPENDIENTE junto con unas FFAA profesionales, un BANCO CENTRAL, y un sistema financiero avanzado. Hoy, todos los liberales respetables en el mundo Occidental somos los herederos indiscutibles del legado que nos dejó Alexander Hamilton y repudiar su legado es, en muchos sentidos, repudiar el Modernismo y el progreso bien entendido.
Alfredo: como es una serie de artículos no sé si me adelanto con estas preguntas: ¿Hamilton le sugirió a Washington la instauración de una monarquía? ¿Es eso un mito creado por los jeffersonianos? ¿Qué quería Maria Reynolds?
No me sorprende para nada tu admiración por Alexander Hamilton, puesto que es el «padre del Imperialismo estadounidense». Yo, en lo particular, lo considero un destacado promotor de las políticas de dirección económica. Durante su carrera siempre mostró chapa librecambista, pero en los rincones de su mente y corazón era un claro intervencionista. Su trágico y absurdo deceso significó una gran pérdida a los EEUU y, por qué no, al mundo. Aaron Burr no valía ni una bala.
Y sí, es importante recordar la contradicción de Thomas Jefferson, un apologista de la igualdad «dueño» de seres humanos provenientes de África.
p.d. tu dominio del inglés es incuestionable.
Sociata: Pues no, no se adelanta en este caso —
1. No, Hamilton nunca le sugiere a Washington la instauración de una monarquía — ese es uno de los mitos de los jeffersonianos. ¿Cómo que qué quería Maria Reynolds? Quería mucho a Hamilton…
2. Creo que es un poco «injusto» o cuando menos, «una provocación» hablar del «imperialismo estadounidense» como tal, ya que no es un «imperio». Yo no diría que fuera un «intervencionista» — diría que acertaba cuando decía que una economía necesita tener un propósito – sobre todo uno de grandeza. No tiene sentido que 5 personas sepan fabricar balas y la nación no las emplee para su propio bien. MUY DE ACUERDO con lo que dice de Aaron Burr – era un miserable y un envidioso.
3. Tema esclavitud: sí, así es – Jefferson por un lado hablaba de la igualdad y tal pero esclavizaba a los negros y no les quería permitir votar (Hamilton SÍ, y eso para el siglo XVIII es interesante). Quizá se debe a que Hamilton vio de primera mano los horrores del tráfico de personas.
PD: Gracias.
Sabes que eres compañero de trabajo de Alfredo si…….
1. No te deja tener tiempo libre para ti y atender tus necesidades personales.
2. Sientes paranoia por si acaso tienes un desliz inmoral…
3. Puedes dormir más allá de las 7 de la mañana y si te despiertas a las 8 piensas que ha sido un milagro que Coll no te haya despertado…
4. Te parece ya «normal» trabajar sábados y domingos sin descansos.
5. Si el domingo te lo pasas hablando con Coll de la Biblia…
6. Conoces más a tus compañeros de trabajo que a tu propia familia.
7. Te grita por llevar deportivas o chanclas por la calle.
8. Sabes lo que son copos de avena
9. No te da tiempo mirar la tele y te parece normal
10. Cambias de ropa dos veces al día, traje matutino, traje o ropa de tarde…
11. Se burlan de tu acento si no eres de Madrid…sobre todo si eres de Extremadura o de Andalucía…..
12. Miras tu correo todos los días por miedo a que haya un «destape» en la web de Coll contra tu persona…
13. Abres el blog de Coll a diario «por si las moscas» y por si le da un arrebato destructor.
14. Los asalariados son llamados «asalamierdas».
15. Siempre estás privado de sueño y destrozado de los nervios.
16. Tus padres piensan que trabajas con un «loco» que no ama a nadie más que la riqueza, y los Protestantes.
Alfredo, te queremos, pero por favor déjanos descansar UNAS HORAS por lo menos.
Saludos esto de Hamilton está interesante.
Hola Conor, pues a mí SÍ me gusta trabajar con Alfredo aunque reconozco que a veces es un poco difícil si tienes otros planes. Al menos es honesto y no va con rodeos.
Me parece además de muy mal gusto venir a airear esas cosas aquí por puro resentimiento – fuiste TÚ el que te marchaste por vago y porque piensas que las cosas tienen que funcionar al ritmo español cuando hay clientela de otros países que quieren el trabajo YA.
No enmierdes el trabajo de los demás y si no te gusta trabajar, muy bien pero no vengas a airear cosas que sólo le interesan a TI.
Sí, hay que levantarse temprano el sábado ¿qué pasa? Coll me despertó a las 7.30 xdd y no me he muerto por eso.
Alfredo:
¿Sabes dónde puedo conseguir el libro de Chernow? ¿Es difícil leerlo en inglés?
jeje, a mi lo que me gusta es la «guerra fria» entre jefersonianos y hamiltonianos, y entre «papistas» y «cristianos». ¡Coll provoca dos guerras frias a la vez y todo en el nombre del liberalismo! Vaya tela.
Alfredo: tiene vd razón en que hoy en día es más posible encontrar a gente como vd, o como Javier y demás pero menos mal tampoco es lo que «abunda». En España, para bien o para mal, somos más solidarios, más abiertos y la mayoría de la gente tiene mucha más empatía que vd.
Ah y sus «consejos» de esta mañana a los jóvenes en el paro NO NOS SIRVE DE NADA. ¿Cómo que «abrir nuestra propia empresa»? ¿Cree vd que es tan fácil abrir una empresa así como así? Sus consejos están muy bien para los jóvenes que ya tengan familias de dinero pero a nosotros no nos ha servido de nada.
Agradezco el tiempo que nos dedicó y sé que usted no es «anti» pero es que tampoco nos puede decir que «simpatiza» porque NO ES CIERTO que usted simpatice con los jóvenes en el paro más allá de darnos consejos anticuados que no van a la raíz del problema: LA ESPECULACIÓN contra nuestra economía y una clase empresarial podrida que le interesa mucho más el beneficio económico que generar empleo para la juventud española.
Eso quizá sea difícil para usted entenderlo porque para entenderlo hace falta tener algo que se llama EMPATÍA.
Sin acritud
Nacho: Primero córtate el pelo y cambia un poco la «pinta» que tienes e igual se te respetaría más y hasta encontrarías un empleo.
Retro: es un placer trabajar con Alfredo, que siempre está dispuesto a contestar a los jóvenes y demás a pesar de que no se lo agradecen, como el bastardo que marca en negativo todo lo bueno que indica el señor.
Conor:
uy, pobrecito. Ojalá te pudras en el hospital por un ataque de nervios jaja.
@sociata latinoamericano:
Jefferson esclavizaba y hasta se tiraba a las negras que esclavizaba. Hay documentos históricos que apuntan incluso hasta la posibilidad de múltiples violaciones a las negras. Las pruebas de ADN han demostrado la existencia de ascendientes mulatos que tuvo Jeferson.
Hamilton siempre fue un personaje admirado, respetable, capitalista y abolicionista. Como buen Protestante, temía que el catolicismo iba a esclavizar a su nuevo país adoptado y a diferencia de Jefferson, se ganó su fortuna. Jefferson era en aquella época lo que hoy llamariamos un cantamañanas.
Saludos
Conor: Veo que tus payasadas no tienen límite y ya que te has dedicado a intentar decir sandeces en mi hilo y en mi página web, saldemos las cuentas enseguida: Transparencia y «nerviosismo», como te gusta:
1. Durante el mes de abril, es decir, durante éste mes, has «trabajado» un total de 25 horas.
2. De esas 25 horas, sólo has producido lo que se te pidió en un 65% del total —
3. Te recuerdo, por si has sufrido una crisis de memoria, que normalmente la gente civilizada paga sus cuentas y sus gastos — tú habías vivido, desde enero, en propiedad que pertenece al presbiterio (fuimos lo suficientemente bondadosos contigo como para permitirte vivir en ese alojamiento sin pagar una fianza) — se ha descontado, de tu sueldo actual, lo que debes ahí como es lógico y tal y como está estipulado en tu contrato mercantil (firmado por tí, con fecha 18 de octubre de 2010, y sellado ante Notario).
4. Además de eso, había gastos de luz, y de otros asuntos que también están incluidos en nuestro acuerdo.
5. De las horas que colaboraste, se te ha pagado un total, neto, después de pagar los impuestos correspondientes que exige el Estado socialista, de 750 euros — incluido lo que habías producido en realidad. De ese total de 750 euros, se te descontará por supuesto lo que debías en lo demás — con un total restante para ti de 438,23 €.
6. Estás, efectivamente y a partir de ayer a las 8 de la mañana, oficialmente despedido. Ahora podrás dormir todas las horas que te dé la gana sin contaminar a tus compañeros y sin decir estupideces en mi hilo de discusión.
7. Tienes hasta el martes a las 9 de la mañana en punto para retirar tus cosas del despacho de Ernst — si no llegas a las 9 de la mañana, tiraremos tus pertenencias a la basura. Te recuerdo que en la página 3 de tu contrato, dice claramente (con tu firma incluido), que cuando un contrato o relación se extingue con nosotros, tienes un total de 49 horas laborales después del «despido» para recoger tus pertenencias si es que las hay — en tu caso, se trata de una chaqueta americana, 3 revistas, un estuche con bolígrafos, y un bolso de cuero, color marrón claro.
8. Se te pagará en talón, y recibirás el cheque el día 5 de mayo, de 2011, tal y como estipulan los límites legales pactados y tu contrato.
Ahora si no te importa, los asuntos laborales se airean en otros sitios y si tienes un problema conmigo, lo más correcto es hablarme directamente en vez de venir como una serpiente venenosa a sembrar discordia y rumores sobre mi persona. Te ha salido el tiro por la culata, no obstante, porque yo no me ando con bromitas ni risitas. No me ha hecho ninguna gracia tu «mofa» y como sabrás, «Roma no paga a traidores» — en mi caso, menos mal que no soy Roma, y te pago con justicia.
Retro:
Muchísimas gracias por tu apoyo joven. En cuanto a tu pregunta: El libro está en un inglés demasiado avanzado para ti y no lo venden, además, en librerías españolas.
Lo siento.
Nacho:
A mí SÍ me molesta mucho que haya jóvenes en el paro pero es que usted mismo se pone un precio demasiado alto para el mercado laboral. No voy a repetirle aquí lo mismo que ya sabe: usted tiene capacidad para encontrar empleo pero eso requiere salir de su ámbito protegido y mimado.
¿Qué pasa, que no se puede abrir una empresa? Sí se puede joven: lo que pasa es que hay que tener la voluntad de hacerlo y claramente a usted lo que le interesa es tener un contrato indefinido y un empleo ficticio y mantenido por el contribuyente y las clases altas y medias-altas. Eso sencillamente NO puede ser.
De nada, siempre un placer pero ahora me gustaría que aplique los conocimientos que yo le he dado.
¿Empatía? Lo que yo sé es que hay cosas que funcionan y cosas que no — esto no tiene nada que ver con la empatía.
Sin entrar en lo valioso que es la memoria histórica de un hacedor de la talla de Hamilton, sigo pensando que muy pocos países pueden tener su Hamilton sin que se degenere su esencia. Quizás España alguna vez lo logre. Por desgracia, lo que entiendo es que muchos países con una raíz hispánica moderna y baja influencia sajona y protestante, son más propensos a un jeffersonianismo. Y en dichos países, aunque parezca mentira, es preferible la tendencia a la anarquía que la tendencia al autoritarismo.
Leak: La anarquía jamás es preferible, en ningún país –
No comparto parte de su diagnóstico: es cierto que la tendencia hispánica es más centralismo y autoritarismo pero eso sería igual con o sin jeffersonianismo – ciertamente, en los países de raíz hispánica, incluido España, hay más «jeffersonianismo» porque hay más díscolo y menos gente «suficientemente disciplinada» en lo moral para poder sostener un buen «hamiltonianismo» competitivo. En el caso de nuestros países, leak, ser hamiltoniano es muy controvertido y complicado pero pongamos que para nosotros (y yo sé que vd en el fondo tiende al «hamiltonianismo») es necesario tener un sentido muy muy fuerte de lo que es una «venta» y en estas circunstancias, y debemos rechazar, dentro de lo posible, la opinión mayoritaria de las masas — el jeffersonianismo puede funcionar en USA a nivel local porque de momento tienen un pueblo bastante «responsable» pero no ocurre lo mismo aquí – por eso en los países hispánicos la tendencia de derechas ha sido «elitista». ¿Qué me importa a mí lo que opine una mayoría analfabeta? Lo importante es cerrar el contrato y vender — vivir es vender (aunque no es sólo eso, por supuesto) — pero el que no vende, no vive bien, no sabe vivir la vida, no toma riesgos, el que no se arriesga en esta vida es un ser marcadamente mediocre, y no es plenamente «blanco» (uso la palabra aquí porque vd es el que más entendió mi definición).
Los hamiltonianos somos personas «inquietas», y al igual que el 90% de los estadounidenses, somos «pioneros», nuestras familias eran inquietas — ya queríamos tener otra casa más grande y mejor antes de terminar de construir la actual, sufrimos de cierta ansiedad y cierto sentido de «no tener techo» permanente — por eso el hombre necesita constantemente reinventarse y venderse. En cierto modo somos lo más anti-marxista — el marxismo detesta el concepto de la alienación — y yo lo celebro, celebro la alienación y cuanto más alienado de sí mismo, es decir, de su instinto humano esté el individuo —
Para el marxista y el jeffersoniano, supongo que el «heroe» sería el «obrero apegado a su tierra» — para mí, un héroe por excelencia sería por ejemplo Jay Gatsby…
Gatsby necesitaba algo más que dinero: necesitaba «ser» alguien que siempre lo tuvo y esa fe ciega que le anima a cambiar su identidad por completo, es el alma del Gran Gatsby — es la historia clásica del famoso «sueño americano» o sueño capitalista — en todo caso, lo mismo que siempre defiendo: LA VENTA. Muchos me han acusado, en eso, de tener cierta afinidad con Ayn Rand, pero no, no es exáctamente eso – es más bien cierta admiración hacia el que puede elevarse por encima del héroe mediocre de Jefferson y los marxistas.
Don Alfredo:
Es cierto que la anarquía no es preferible nunca, pero yo hablé de la tendencia a la anarquía, así como la tendencia al autoritarismo. Como ud. ya sabe, reconozco como un enorme estadista a un coterráneo mío, inspirado por Hamilton en gran medida: Juan B. Alberdi. Y debo reconocer que el período en que más cerca estuvo mi país de trascender, de alcanzar la grandeza fue cuando más se basó en Alberdi (por más que nunca se logró superar el barniz cultural de la decadencia).
Pero como dije en el comentario anterior; tener algún coterráneo de la talla de Hamilton en tierras que son fecundas para otro tipo de pensamiento es un doble peligro: por la tergiversación que harán muchos de su figura y por la confusión que provocará. La derecha en España y en gran parte de la Latinoamérica tiene íconos que la acercan a la mediocridad, al conformismo y al espíritu acrítico y su tendencia al autoritarismo significa el más evidente desprecio por el individuo.
Acomodaticios son, en su gran mayoría, los que pasan por derechistas en Latinoamérica y en gran parte de los países de la órbita latina. Por eso admiro su férrea voluntad de sostener (como no podría ser de otra manera) este proyecto, su proyecto, pero el saber «vender» es un asunto un tanto más complicado de lo que aparece a simple vista. No acostumbro a plantear estas preguntas, porque ud. está enfocado en España (como es lógico), pero ¿puede ser preferible que el caballo de Troya cultural del liberalismo en la órbita latinoamericana sea el jeffersonianismo, aún a riesgo de su anarquía latente, antes que un hamiltonianismo para el que nuestras sociedades están escasamente adaptadas? Mi respuesta a ese interrogante (que para muchos aquí puede ser absolutamente intrascendente) es un «quizás», que probablemente ud. no comparta, pero que me veo en la obligación de explicar.
Espero que no me lo tome a mal, pero vender a Hamilton desde la concepción moral que inspira su filosofía, recta y arrojada conduce al rechazo en muchas sociedades, mientras que el jeffersionianismo, con su idealismo «poético» está más cercano a la cultura hispana y latinoamericana. Mientras nuestros pueblos no sean responsables, muy difícil será «vender». Si ud. me lo pregunta ahora, España puede tener un hamiltonianismo como corresponde, pues creo que está lo suficientemente madura, pero lo que ud. y yo vemos como el sistema que garantiza al hombre su integridad es, para el subcontinente mío, nada más que un objeto de desprecio.
Yo respaldo la disciplina social que se engarza en una tradición del que Hamilton es uno de los tantos tributarios, uno de los más brillantes en lo que se refiere a los aspectos más necesarios de la construcción de un sentido de trascendencia. Me entusiasma su decisión de hablar de sus acciones, pero no puedo dejar de pensar que hay pocos que llegarán a identificarse con el mensaje. Mi lado «socialmente responsable» (y quizás un tanto «inocente») siempre ha intentado hacer llegar a mi pueblo la idea de la libertad. Desgraciadamente, mucho me temo que será un campo yermo de insistir con un camino que, en su brillantez, es inadecuado para algunos pueblos, al menos en su evolución actual.
Leak:
«Pero como dije en el comentario anterior; tener algún coterráneo de la talla de Hamilton en tierras que son fecundas para otro tipo de pensamiento es un doble peligro: por la tergiversación que harán muchos de su figura y por la confusión que provocará. La derecha en España y en gran parte de la Latinoamérica tiene íconos que la acercan a la mediocridad, al conformismo y al espíritu acrítico y su tendencia al autoritarismo significa el más evidente desprecio por el individuo».
De acuerdo pero es que incluso en el caso de los «anarquistas» en nuestros países, no está tan claro, y a los hechos históricos me remito, que sean tan «pro-individuo» como se quieren vender – la hispanidad es, ciertamente rarísima en ese aspecto. Hay «rasgos» marcadamente individualistas pero siempre en un sentido corto-placista, destructor y egoísta — nunca un individualismo bien entendido — que incluye algo de egoísmo por supuesto pero con la mirada fijada siempre en cosas a largo plazo.
«No acostumbro a plantear estas preguntas, porque ud. está enfocado en España (como es lógico), pero ¿puede ser preferible que el caballo de Troya cultural del liberalismo en la órbita latinoamericana sea el jeffersonianismo, aún a riesgo de su anarquía latente, antes que un hamiltonianismo para el que nuestras sociedades están escasamente adaptadas? Mi respuesta a ese interrogante (que para muchos aquí puede ser absolutamente intrascendente) es un “quizás”, que probablemente ud. no comparta, pero que me veo en la obligación de explicar.»
Es que yo pienso que no es una posibilidad viable — soy muy histórico y siempre miro la historia – lo que demuestra toda la historia de los países hispanos y latinos es que cuando éstos caen en anarquía, es más destructivo y pernicioso que cuando caen en el autoritarismo — pongamos el caso chileno — no es que yo sea «pro» Pinochet — en todo caso soy «anti» comunista, pero normalmente lo que sí tiene la hispanidad a veces son a individuos que «destacan» por encima de la «muchedumbre» y en cierta medida «arreglan» el país. No, obviamente eso no es liberal tampoco, pero mirando las alternativas, aquí lo único que conllevaría un jeffersonianismo, por la clase de población que tenemos, es un comunismo agrario o algo tipo Cuba — una especie de democracia directa y populista. No, como liberal, me interesa defender por lo menos algún interés liberal y si tiene que ser sólo lo económico, pues bienvenido sea un sistema menos «libre» antes que un sistema castrista y populista.
«Espero que no me lo tome a mal, pero vender a Hamilton desde la concepción moral que inspira su filosofía, recta y arrojada conduce al rechazo en muchas sociedades, mientras que el jeffersionianismo, con su idealismo “poético” está más cercano a la cultura hispana y latinoamericana».
No no me lo tomo a mal, leak – lo que digo es que precisamente ese idealismo «poético» suele conducir, y de nuevo le remito a los hechos históricos, a ideas como el comunismo — y eso se debe a que gran parte de la población hispana en el mundo, y latina en general sea italiana, portuguesa, rumana, etc, suele tener un idealismo demasiado emocional e irracional, porque es totalmente sentimental, que es lo que conduce a que nuestros países sean en general tan colectivistas y sí, de izquierdas.
Una cosa que siempre me ha chocado muchísimo de mi propio país es que aquí en general NO HAY Jay Gatsbys de la vida y sí hay mucho Pepito Ruiz apegado al trozo de terruño colectivista.
Yo no creo, no obstante, que la irresponsabilidad impida vender algo positivamente.
«Me entusiasma su decisión de hablar de sus acciones, pero no puedo dejar de pensar que hay pocos que llegarán a identificarse con el mensaje».
Bueno yo ante estas cosas siempre pregunto: ¿y cuántas personas pudieron escuchar directamente el discurso famoso de Lincoln? Pienso que las ideas, aunque sólo unos pocos la vean, tienen mucha fuerza.
«Desgraciadamente, mucho me temo que será un campo yermo de insistir con un camino que, en su brillantez, es inadecuado para algunos pueblos, al menos en su evolución actual.»
Por eso en este caso simplemente se trata de que por lo menos algunos podramos tener algo de libertad y utilizar las cosas para cierto provecho por encima de esa «voluntad general».
Connor:
El día que trabajes 56 horas a la semana recién puedes llorar como el marica que eres, ya que es el promedio laboral de mi país (el promedio real es 60 horas).
————–
Alfredo:
Hay mucho gilipollas que piensa que el capitalista ya tiene su futuro asegurado, cuando en realidad tiene que dormir con un ojo abierto para estar al tanto de su clientela, proveedores y otros factores externos. Tengo un amigo que comenzó de cero con su negocio de celulares; trabajé con él durante algún tiempo, y después trabajé por mi cuenta (de empleado pasé a «capitalista», jeje). El punto es que cuando trabajaba para él, a veces sentía de que no era pagado de acuerdo a mi «esfuerzo»; pero cuando trabajé por mi cuenta, recién pude comprobar lo «terrible» que es ser un «capitalista»: tienes que estar al tanto de los proveedores, de los clientes, de la «guerra de precios», de los posibles desperfectos del producto que ofreces, etc. etc. etc. Después de tres meses agotadores, donde había noches en que no podía dormir, y sólo experimentaba pérdidas, recién empecé a recuperar mi capital y, a veces, ganar algo. Lamentablemente, cuando empezaba a respirar más tranquilo, salió otro producto que me mandó al carajo mi naciente «negocio» . Ello, unido a que todavía estaba estudiando me obligó a abandonarlo. Así es el mercado: inmisericorde y brutal con los «débiles». En cambio, el «asalamierda» sólo le preocupa en qué gastarse su sueldo, que es relativamente fijo, y se lo gana sin preocupaciones; y aún así, son envidiosos y malagradecidos.
Totalmente de acuerdo, antisindicalista. Ojalá más jóvenes en España fuésen emprendedores y aptos para asumir riesgos.
Va usted tan rápido que apenas tengo tiempo de «digerir» los contenidos de este blog.
Ya se ha colgado el nuevo hilo, y yo todavía estoy en éste.
Pero permítame, señor Alfredo, un consejo que, por razón de edad, creo que puedo darle:
No desprecie una cita de uno de sus empleados con su novia, y menos ¡¡¡para celebrar el aniversario!!!
Las novias no perdonan que uno se olvide de eso… Y las novias enfadadas… bueno, usted es protestante y no sabe nada de eso, pero le aseguro que las novias enfadadas le amargan la vida a uno…
Entre pelearme con mi jefe y pelearme con mi novia, prefiero pelearme con mi jefe. Al menos no tengo que dormir con él.
Saludos.
Molondro: pero no se preocupe caballero — yo nunca «abandono» los hilos sólo porque sean antiguos — si de verdad quiere decir algo, dígalo. Es cierto que últimamente voy muy rápido porque hay muchos temas que he querido ir zanjando y todos los días surge algo muy importante para mí.
En cuanto al tema de las novias…pues sin ánimo de pecar de arrogancia, creo que cuando esa novia vea lo que yo pago por producir cosas, se le quitaría el cabreo…
Y bueno, si se pelean, pueden hacerlo, pero en los tiempos que corren, prefieren no tener que escuchar de mis labios «estás despedido».
Saludos
Es cierto. Entre todos los jefes que pueden despedirle a uno, seguro que usted es el más implacable. Iba a pasarle mi currículum, pero me temo que me despediría antes de contratarme.
Saludos.
¡Pero bueno! ¿Y eso por qué molondro? Bueno, quizá por su «comportamiento» en algunos temas—es posible. Ya van TRES personas en lo que va de 24 horas que me atribuyen un «carácter» implacable. Como decía un amigo mío — «vas a tener que aprender a vivir con la etiqueta de «hombre de hielo».
Saludos
Era una broma, hombre.
De todos modos, no creo que usted necesite a un filósofo en su equipo.
Saludos.