Inflación de derechos (III): ¿Cómo regular los derechos?

Uno de los errores importantes que han cometido muchísimos liberales españoles es la noción de que los derechos no pueden estar sujetos o bajo la esfera del Derecho Administrativo. Voy a poner un ejemplo: es obvio que actualmente hay algunos «derechos» o libertades que los liberales consideramos importantes pero que son a la vez reguladas. Yo por ejemplo no creo que sea legítimo, por falta de potestad dentro de mi pensamiento liberal para lo que son las funciones de un gobierno, prohibir proferir gritos racistas en el nombre de la «paz pública» pero sí creo que algún tipo de Ley Orgánica es absolutamente necesaria para regular las manifestaciones de determinados grupos controvertidos. Porque, no es lo mismo que se manifieste en la calle un grupo de abuelitas pidiendo pensiones a que se manifieste un grupo de neo-nazis de Democracia Nacional (sobre todo porque estos últimos casi siempre destruyen la paz pública).

¿Cuáles son los derechos fundamentales del ámbito público, pues?

No existe gran conformidad de opiniones respecto a cuáles son estos derechos. Algunos lo ven como intereses jurídicamente protegidos; otros ven un Poder jurídico concedido por el derecho objetivo a la voluntad del titular. Podríamos decir, y así seguir dentro de cierta «tradición» hispano-liberal, que un derecho fundamental público ha de ser un interés protegido mediante el reconocimiento de la voluntad individual. Siempre existe, por supuesto, el riesgo de que un derecho fundamental definido se convierta en un poder de exigir alguna cosa de otro, como hemos apuntado ayer. Sin entrar de lleno en la naturaleza de esos derechos, es evidente que no son los mismos los «derechos» del Estado que los de otras personas; pero éstas tienen, en general, poderes (derechos)/inmunidades para cumplir los fines que tienen asignados. Tampoco debemos ignorar que si un derecho significa otorgarle a un individuo un recurso contra determinados actos o deseos de las autoridades públicas, en realidad estamos reconociendo concretamente el ordenamiento administrativo. Hay algunos otros juristas que refieren el derecho del individuo al derecho a la legalidad, reemplazando la idea de los «derechos fundamentales» por la de situación jurídica del miembro de la comunidad, diferenciado de los derechos fundamentales de los que para el individuo tiene su origen en la ley (como ocurre con el Bill of Rights de los EEUU — no olvidemos que «Bill» es en realidad «LEY» en el sistema anglosajón — y la «carta de derechos fundamentales» de los EEUU no es realmente una carta o tabla de Moisés — en realidad es una LEY que tiene como intención regular determinadas licencias que ya consideramos arraigadas para los hombres «libres». No olvidemos que por ejemplo, la 1A Enmienda de los EEUU, protege la libertad confesional y para hablar libremente pero que nadie se engañe y piense que los padres fundadores hubieran defendido que un tiparraco entre en un teatro y grite ¡¡FUEGO FUEGO!!, para causar alarma y daño, en el nombre de la «libertad de expresión».

La doctrina anárquica liberaloide de los derechos individuales no se armoniza con las preocupaciones que algunos liberales en España sienten — no quiere decir que se excluyan los «derechos individuales» como concepto — pero lo que preocupa a muchos jóvenes liberales españoles es que en el nombre de los derechos «individuales» se cometan verdaderas atrocidades y barbaridades que se deben frenar. ¿Alguien en su sano juicio cree que esclavizar a otro ser humano es un «derecho individual» como sostienen idiotas como un tal «yoz»? Por eso el otro día tuvimos que delimitar aquí lo que significa el «derecho a portar armas» y bajo qué condiciones es permisible hacerlo desde la óptica liberal y democrática. Por la misma razón, vamos a tener que evaluar todos los derechos para así determinar su regulación adecuada y dirección.

¿Cómo clasificamos todo esto? Pues hay varias formas y muchos métodos diversos pero yo siempre digo algo para empezar: el Estado, puestos a hablar de derechos, también tiene el derecho a ser obedecido y a la fidelidad de sus súbditos, y a éstos los de obtener de aquél la protección en el interior, en el exterior y la participación de la vida constitucional. Es cierto que esto es insuficiente pero es un buen punto de partida.

DERECHOS PÚBLICOS DE LOS «INDIVIDUOS»

Todo individuo atraviesa por una serie de condiciones vitales en cuanto a su relación con el poder. En primer lugar, los que no somos partes del PODER estamos SUJETOS a él — es decir, que somos pasivos. Esto se traduce en que hay una serie de leyes y prohibiciones a las que estamos subordinados a partir del concepto de la legitimidad del Estado para dictar determinadas normas y prohibiciones de obligado acatamiento para la ciudadanía. Significa que existe una obligación por parte del individuo hacia el Estado — nada de esto que digo es nuevo, pues hasta ya sale avalado en Romanos, capítulo 13. Todo poder es una institución de Dios y todo ciudadano e individuo debe determinada obediencia al Poder.

En segundo lugar, tenemos una relación de libertad negativa en un ordenamiento liberal. En esta situación, somos amos y señores de determinada esfera individual y las facultades y autoridades del «Leviatán» no tienen alcance para penetrar. Podríamos decir que aquí sería el conjunto de acciones que son irrelevantes para el Estado. Podríamos hablar aquí, como Jellinek, de acciones libres, que no se encuentran ordenadas ni prohibidas — por ejemplo, comer a la hora que te dé la gana.

En tercer lugar, tenemos la condición de ciudadano político — el Estado reconoce al individuo la capacidad jurídica de reclamar para sí el poder estatal y utilizar sus instituciones en beneficio propio, en resumen, el ciudadano lucha por el otorgamiento de pretensiones positivas. Digamos que son pretensiones jurídicas positivistas y formales que el individuo puede imponer en un procedimiento para la protección de otros derechos. Otro ejemplo más cotidiano de esta condición es el sufragio — poder votar. En realidad, aquí hablamos de los llamados derechos políticos: poder participar en la administración, ser funcionario, nacionalidad (aunque esto no es un derecho ni debe serlo NUNCA), etc.

El ejercicio de los derechos públicos y «fundamentales» origina una distinción fundamental: la del aactividad administrativa libre, discrecional, y la vinculada o reglada, distinción de cuyas consecuencias trataremos aquí más adelante.

7 comentarios

  1. Profesor Keuleneer · ·

    ¡¡Muy interesante Alfredo!!

    Desde hace tiempo estamos minando la esencia del Derecho. Cualquiera puede formular hoy día una reivindicación presentándola como «derecho fundamental» a hacer tal cosa, y a continuación encontrará un abogado y luego un juez que le den la razón.

    Nuestro sistema jurídico se ha convertido en un catálogo de reivindicaciones, primero individuales y, conforme pasa el tiempo, de grupos arbitrarios. La política y el legislador ya no son los garantes de una cierta coherencia, sino los creadores de reglas que satisfagan todas las reivindicaciones.

    Las reformas de las Constituciones van introduciendo un inventario de nuevos derechos: «derecho» a la salud, a la vivienda, a un medio ambiente sano, a la autodeterminación de la propia vida… En cuanto a la igualdad entre los sexos, el poder judicial y no el legislativo ha adoptado la perspectiva
    de «género» para las personas, que no se basa en la distinción biológica, sino en la libre elección de la identidad sexual. Esta proliferación de nuevos derechos puede convertirse en un instrumento al servicio de la lucha política, que se desplaza así a los tribunales, donde se toman las decisiones políticas fundamentales.

    El Derecho se convierte de este modo en una coartada para el individualismo. A falta de un lenguaje ético común, cada uno apela a su propia cultura de la vida. Bajo el derecho de autodeterminación se reclama el derecho a poner fin a la propia vida cuando se desee y además con la asistencia de la sociedad. El derecho a la salud incluye el acceso al aborto.

    ¡Qué paradoja de que asuntos públicos, como las grandes cuestiones morales, se han relegado al ámbito «privado», mientras que asuntos PRIVADOS, como FUMAR o la decisión de alquilar tu vivienda a quién QUIERAS, son objeto de reglamentación pública, que te pueden situar fácilmente en la ilegalidad.

    La gente ESTÚPIDA se preocupa mucho por la «contaminación medioambiental» pero IGNORAN la contaminación cultural y espiritual.

    Un segundo factor es la internacionalización del Derecho.

    En los organismos internacionales hay un proyecto puramente ideológico que está creando ‘nuevos derechos humanos’. Este movimiento reemplaza
    tradiciones cristianas y liberales por valores individualistas y de grupo, redefiniendo lo que ha de entenderse por salud, persona, democracia, desarrollo… Se declara prioritaria la estabilización de la población mundial, la salud se entiende como un estado total de bienestar, incluyendo los ‘derechos reproductivos’…»

    Soy positivo, Alfredo, al igual que usted. Como ha ocurrido con otros sistemas incoherentes, no resistirá el paso del tiempo. Razón de más para trabajar por crear un orden hecho a la verdadera medida del hombre.

    Uno de los caminos es reconsiderar conceptos de la moral clásica: En ella, un derecho no existe sin su correspondiente obligación, una obligación
    existe sólo en relación con una norma, una norma general. La moralidad de una acción no depende de su efecto en otros, excepto cuando ese efecto
    es buscado. El hecho de que alguien se sienta ofendido o discriminado no convierte per se mis acciones en reprobables. Son necesarias otras circunstancias que muestran que mi modo de actuar ha violado la moral. Derecho y moral no son idénticos, es verdad, pero si el orden jurídico se aleja del moral, sus prescripciones pierden legitimidad.

    Un saludo a todos sus lectores y especialmente a usted, que es un placer haberle conocido.

  2. Profesor Keuleneer · ·

    Don Alfredo, le recomiendo a usted y a sus lectores este artículo nada más y nada menos que de El Cato: Da gusto ver como por lo menos hasta 1999, organizaciones como el Cato también criticaban eso de los «derechos derechos derechos». Está claro que usted es un liberal a la vieja usanza, un clásico de verdad. Hacía tiempo que no leía ensayos tan enriquecedores como los suyos.

    http://www.elcato.org/publicaciones/articulos/art-1999-03-17.html

  3. Alfredo:

    En cierta ocasión leí que el gobierno debería dedicar su tiempo exclusivamente a problemas que afecta a TODA LA SOCIEDAD, y dejar los gustos degenerados de los particulares a su criterio. En cambio, hoy en día se ve lo contrario: los gustos de los seres subhumanos están en primera agenda, mientras que los problemas que pueden DESTRUIR a una sociedad ni se les toca. No sé si entendí bien este argumento.

  4. Profesor Keuleneer:

    «Soy positivo, Alfredo, al igual que usted. Como ha ocurrido con otros sistemas incoherentes, no resistirá el paso del tiempo. Razón de más para trabajar por crear un orden hecho a la verdadera medida del hombre.»

    Lo malo de todo esto es que esos sistemas se hunden con MUCHOS INOCENTES. Si se hubiera hundido en los 80 o 90 no hubiera pasado de ser un hecho pintoresco, como cuando Calígula nombró cónsul a su caballo, pero como lo veo, ese sistema va a cargarse muchísimo de lo que occidente ha logrado. Espero que no llegue a afectar a otros pueblos más «sanos» cuando finalmente se derrumbe. La progresía sabe que es un virus; sin embargo, lo acepta con gusto, a pesar que saben que, una vez muerto su huésped, ellos le seguirán a la tumba.

  5. Karchardoon · ·

    un ejemplo de eso que apunta anti sindicalista es el tema del «acoso sexual» a las mujeres. Antes como es lógico se castigaba la violación, pero porque el daño era un daño moral. Hoy en día, tocar a una mujer solamente se considera «acoso sexual» y el hombre tiene todas las de perder.

    Incluso se ha llegado al extremo totalmente liberticida de que se considera lo MISMO pegarle una paliza a una mujer que solamente darle una torta «light». No soy un experto en leyes ni jurista como Coll y los suyos, pero es que el sentido común dicta que no es lo mismo darle una paliza a una mujer que darle una torta «light». Sin embargo, hoy con los «derechos» está todo al revés y todo tipo «nosotras parimos, nosotras decidimos» (eso sí, a la hora de la custodia, bien que piden el dinero de los padres)…

  6. Karchardoon:

    «Incluso se ha llegado al extremo totalmente liberticida de que se considera lo MISMO pegarle una paliza a una mujer que solamente darle una torta “light”. No soy un experto en leyes ni jurista como Coll y los suyos, pero es que el sentido común dicta que no es lo mismo darle una paliza a una mujer que darle una torta “light”. Sin embargo, hoy con los “derechos” está todo al revés y todo tipo “nosotras parimos, nosotras decidimos” (eso sí, a la hora de la custodia, bien que piden el dinero de los padres)…»

    Otro ejemplo de esto es de los maricas asquerosos. Comenzaron EXIGIENDO que el gobierno y las personas no se metan en sus asuntos, pero ahora piden que esa asquerosidad que ellos se empecinan en llamar «matrimonio gay», sea reconocido por TODA LA SOCIEDAD, porque si no es así son unos «nazis discriminadores». Claro, para que se metan martillos neumáticos por el culo ellos piden que la gente no se meta «en su vida privada», pero cuando quieren casarse («error en la función 843994777») la sociedad tiene que aprobarla y legalizarla.

  7. Alfredo · ·

    Señor Keuleneer:

    Excelente comentario que comparto ABSOLUTAMENTE. Gracias por ese enlace — a los juan marianistas y demás escoria se les caería la cara de la vergüenza al ver que en realidad son social-demócratas hablando de «derechos derechos derechos» pero poco tienen que decir de la LIBERTAD.

    Eso sí no lo tocan — bueno sí, «drógate y folla con una puta» — eso es lo que significa «libertad» para esa gentuza apátrida que ni siquiera sienten orgullo de ser españoles. MALNACIDOS.

    Antisindicalista:

    Más o menos lo que ocurre es lo siguiente: ¿eres un hombre, eres heterosexual? ¿Encima eres tradicional, de origen blanco, y adinerado? Entonces no tienes nada que decir — lo que está de moda es el buen rollismo post-moderno — como el antitabaquismo radical, el ambientalismo, la homosexualización de la «sociedad», etc, etc. Está todo muy podrido, socialmente y muy «individualizado» pero no en un sentido liberal — el individualismo de hoy en día es atomización y nada que ver con la libertad ni con el individualismo que defendian los liberales auténticos.

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