Salvador Sostres: Déjenlo en paz

Salvador Sostres es un tertuliano del canal Telemadrid y colaborador de El Mundo. Antes de inciarse el programa de la tal Isabel San Sebastián, declaró que se sentía atraído por las jóvenes de 17 y 18 años «porque ellas no huelen a ácido úrico. Recién rasuradas, con el primer rasurado, que aún no pica».

Cabe destacar que no apoyo todo lo que dice Sostres y me parece profundamente inmoral y vicioso en lo sexual por hacer este tipo de declaraciones. De igual forma, aún más reprochable me parece lo que dijo Sánchez Dragó en su libro, donde defendió el sexo con menores de edad. Si yo fuera el jefe de Sánchez Dragó, ya le habría despedido de su puesto subvencionado por decir inmoralidades en un libro — inmoralidades tan perversas que ofenden la sensibilidad moral de cualquier persona con un mínimo de la decencia. Pero, lo siento, no puedo apoyar el linchamiento contra Salvador Sostres porque él sí dice muchas cosas que, a pesar de ser ofensivas para algunos, contienen ciertas verdades incómodas.

Sostres ha dicho algo que muchos pensamos acerca de, por ejemplo, la presencia de inmigrantes de todo tipo donde quiera: cuando la presentadora le dijo que en el plató «había marroquíes», Sostres dijo: «parece esto una ONG». Puede que eso ofenda, pero es la pura verdad. ¿Quién no lo ha pensado cuando usa el Metro de Madrid? El otro día tuve que utilizar el Metro porque yo no tengo coche ni lo quiero y cuando me senté en el vagón, sólo ví que casi todos eran o mujeres de color o inmigrantes — no es que los inmigrantes sean criminales, pero sí da la sensación incómoda de que no estás en tu país cuando tú, un español, eres la minoría. Yo ya estoy cansado de tener que «mirar por no ofender» con mis comentarios. Entre los inmigrantes hay buenas personas y malas personas pero eso es irrelevante: el Metro de Madrid parece, con perdón, una PUTA ONG o anuncio de Cáritas.

Gracias, señora Aguirre y señor Gallardón: ustedes han convertido a Madrid en una especie de pequeño Guayaquil en algunas zonas. ¿Quién lo paga? Pues los madrileños por supuesto — sí, los de verdad, los de «toda la vida», no estos nacionalizados sin arraigo, sin patria y sin identidad.
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Repito: Salvador Sostres me parece una persona despreciable pero NO por lo que dice sino por lo que es y lo que hace: es el típico enchufado sin titulación que nunca ha hecho nada de valor para este país pero cuando dice la verdad, es la verdad. Todos mis lectores saben que yo también he sufrido este tipo de ataques por expresar mis opiniones en un país en el que cada vez más se está poniendo de moda ofenderse por decir verdades desde cierto punto de vista. La conversación de Sostres era, además, de carácter privado y está claro que se ha filtrado para generar polémica. Sostres es, además, Catalán — diré algo sobre este punto porque me resulta algo cercano: los Valencianos y los Catalanes son muy parecidos y cualquiera que conozca la cultura catalana-valenciana sabe perfectamente que la crudeza en los comentarios no es nada «inusual» – yo aún recuerdo lo que le ocurrió a un primo mío valenciano cuando estuvo en Madrid hace muchos años y yo aún era un adolescente. Él discutió con una persona acerca de un tema político y lo cierto es que fue bastante soez con sus comentarios. La persona era de Salamanca y se enfureció con mi primo, diciéndole lo siguiente: «sí, tenías que ser de Levante…la gente más asquerosa que hay en España, junto con los catalanes.» No entraré a valorar ese comentario pero sí diré que es cierto que en la costa son un poquitín más crudos al hablar. Lo mismo ocurre según la zona en el Reino Unido: el que haya visitado el Norte de Irlanda, por ejemplo, sabe que allí no se cortan y son bastante crudos en comparación con los Ingleses del sur de Inglaterra.

Lo dicho: si le quieren cesar, que le cesen pero por algún incumplimiento de las normas. Que Dios nos salve si lo echan por ejercer un derecho inalienable como es la libertad de expresión, por muy ofensiva que resulte.

Ahora aprovecho yo y diré tres cosas, ejerciendo mis derechos:

1. No me gustan las chicas gordas — me resultan ofensivamente feas.

2. No me gusta sentirme como el único español en el Metro de Madrid, mi ciudad – Madrid no es Nueva York y NUNCA debería convertirse en un Nueva York multicultural.

3. No me gustan las cerdas feministas cincuentonas que van a las piscinas municipales en verano en bragas – ¡un poco de auto-respeto señoras!

Por último: gracias a Dios, finalmente han decidido detener al fundador de Wikileaks, Lassange, por un delito de violación. En esta bitácora ya denuncié a Lassange y me pregunté que por qué la CIA no le había matado a estas alturas — esto debe servir como una oportunidad dorada para que los EEUU le cierre la organización terrorista que mantiene y todo ese tinglado que tiene montado para destruir a las tropas de la OTAN. Julian Assange: espero que la justicia te destruya y que te pudras en prisión. Por poner en riesgo la seguridad de Europa y de los EEUU, eres, además de un presunto violador, un hijo de la gran putísima madre.

Tóma la libertad de expresión, estimado lector — y si no te gusta, cómete mis palabras. No esperen que me disculpe y espero que Sostres tampoco pida disculpas. Los derechos no se piden, se toman — así lo decía José Martí y nadie tiene por qué pedir disculpas por ejercer derechos que Dios nos ha dado.

Pues, en el nombre de Dios, digo todo esto y en el nombre de Dios espero que Lassange se pudra en la cárcel.

Etiquetas: Julian Lassange, libertad de expresión, Salvador Sostres, Sánchez Dragó