¿Con quién te identificas?

En una de las escenas más famosas de la película «El Club de los Poetas Muertos», John Keating (Robin Williams) inicia la clase instando a un estudiante a leer en voz alta un texto del libro ficticio titulado «Entender la poesía», del autor ficticio J.Evans Pritchard. Dice así:

«Para entender a fondo la poesía debemos familiarizarnos con su métrica, rima, y figuras retóricas y luego hacernos dos preguntas: 1.¿Con cuanto talento se ha conseguido el objetivo del poema? y 2. ¿Qué importancia tiene dicho objetivo?» — Bueno incluyo el vídeo para que lo vean bien y lo analicen con rigor.

El señor Keating, un profesor libertario y algo anárquico, está asqueado con la pedantería «negativa» de Pritchard. Exhorta a sus estudiantes a arrancar las páginas de Pritchard de su libro de texto, y ellos felizmente obedecen. No quiero aburrir a mis lectores con un resumen completo de la película, pero está claro que Keating, como era de esperar de una película de Hollywood, anima a que los estudiantes sean rebeldes, desobedientes y a que rechacen el tradicionalismo de sus padres y de su colegio privado. En palabras de la película, «Carpe Diem». Como siempre ocurre con Hollywood, todo lo que sea tradición, auto-sacrificio y camaradería sanguínea y filial siempre es algo negativo, son los villanos que obstaculizan el camino hacia la felicidad personal. En la película, sabemos que un estudiante se suicida porque su padre prefiere que se enfoque en sus deberes en vez de su amor infantil por las obras teatrales y las actuaciones y los compañeros de Keating, «autoritarios» y «puritanos» lo despiden de su puesto de trabajo.

Después de la escena final donde se celebra la desobediencia y los alumnos se encaraman encima de sus mesas para recitar a Whitman, los estudiantes se ven cambiados para toda la vida. Esta película parece que tiene un mensaje: cualquiera puede ser un poeta si sabe hacer uso de una especie de mezcla entre griteriós maníacos y desafío a la autoridad.

Siempre he pensado que igual soy yo el raro pero en casi todas las películas de este tipo, siempre me he sentido identificado con los «malos de la película» y no con los «buenos.» ¿Por qué tanta hostilidad contra Pritchard? Para mí su explicación sobre cómo entender la poesía es perfectamente aceptable porque ilustra cuales son las habilidades necesarias para poder tener éxito en el arte: por una parte, la técnica y por otra, la expresión. Quizá ponerlo en términos matemáticos es algo excesivo como en la película, pero es una metáfora completa y útil para poder apreciar que el arte es una mezcle entre sensibilidad estética y el conocimiento técnico.

Pero Keating y sus alumnos no están de acuerdo. El acto perverso y vandálico contra el libro es un ataque contra las ideas de Pritchard y uno de los elementos fundamentales de este modernismo que se defiende en la película: la idea de que no hay un patrón objetivo para medir la calidad artística o poder apreciar la belleza. Los progresistas (mi colegio era muy parecido al de la película, y no, no tuvimos ningún profesor como Keating) siempre han dicho que el arte es solo la «creatividad» y la «expresión de cada individuo.» El arte, según ellos, no se puede aprender en un libro – solamente se puede aprender a través del sentimiento íntimo.

No hace falta decir que la historia no avala ese criterio. Shakespeare, que tuvo que sufrir la paliza de Cicerón cuando era un niño colegial, no estaría de acuerdo con Keating. Mozart, cuyo padre era uno de los músicos más famosos de Europa de aquella época, le dio a su hijo una educación completa en el concepto de armonía musical y otros elementos. Mozart tampoco estaría de acuerdo, posiblemente, con Keating. Tampoco estarían de acuerdo Da Vinci o Botticelli — los dos fueron aprendices en el taller de Verrocchio antes de desatar su «preciosa creatividad.»

Muy al contrario de lo que dicen los enemigos y amigos del modernismo en el arte, tampoco encaja lo que dice Keating con las obras maestras del siglo XX. Piense, por ejemplo, sobre el hecho de que Schoenberg dominaba las complejidades de la tonalidad del romanticismo tardío o en los principios de pintura de Picasso. Estos artistas aparentemente «transgresores» no crearon obras impresionantes sin tener en cuenta la tradición — veneraron la tradición.

Sin embargo, uno puede ver por qué John Keating es tan popular entre muchos jóvenes y adultos que defienden la película. Su filosofía es una filosofía que no exige nada de sus usuarios; nada de técnica, ni educación, ni inteligencia, ni talento. El que quiera ser artista sólo tiene que invocar el dios todopoderoso del «auto-estima» y «expresión individual» y ya está. De hecho, esto ocurre más tarde en la película cuando Keating presiona a uno de sus estudiantes a pronunciar una locura de monólogo donde afirma que Walt Whitman era «un loco» — esto se acepta en la película como «poesía» porque es un sinsentido y un disparate.

Pobre J.Evans Pritchard. Entendió perfectamente lo que todos los profetas modernos del narcisismo sin base no entienden, y lo castigan duramente. Pritchard entendía que una libertad artística sin límites, es un ejercicio peligroso y una aventura precaria. Es como darse una ducha sin jabón.

Cuando los artistas piensan en los términos de J.Evans Pritchard, venerando la tradición y la técnica rigurosa, producen sinfonías, odiseas literarias y catedrales. Cuando los artistas se dejan llevar por las doctrinas de John Keating, arrodillándose ante su hedonismo y egocentrismo, producen «….» en vinagre, arquitectura horrososa como el Museo de Colecciones Reales en mi querida ciudad (dicho sea de paso, maldito sea el arquitecto y los que lo apoyan) y, por supuesto, producen películas mediocres y con mensajes peligrosos o confusos como «El Club de los Poetas Muertos.»

20 comentarios

  1. Francisco · ·

    Curiosamente este es un debate que mantengo muchas veces con algunos amigos.

    Curiosamente usted mantiene la misma postura que un amigo que dice ser (pero que, evidentemente, no lo es) nihilista. Sin embargo, me sorprende por igual que mantengan dicha postura.

    Cuando usted, y mi amigo, defienden que «hay un patrón objetivo para medir la calidad artística o poder apreciar la belleza», están afirmando la existencia de un modelo de perfección al cual imitar.

    Al hacerlo, están defendiendo, implícitamente, la existencia de un «ídolo», o sea, de un dios. Esta postura me sorprende por igual de un ateo como de un cristiano «radical». Al crear modelos de perfección, mi amigo «ha matado» al dios cristiano, pero lo ha sustituido por nuevos dioses/ídolos; y usted se está «convirtiendo» en un hereje.

    La realidad es que, por mucho que no me guste, ni usted, ni mi amigo, ni nadie, pueden aportar un argumento objetivo por el cual Mozart sea mejor que cualquier basura salida de Operación Triunfo.

    Aparte de todo esto, toda obra de arte (también) es producto de su época, sin la cual no podría explicarse ni tendría valor; por lo que las características que le dan valor a un obra también van variando con el tiempo.

    También podemos llevar esta discusión al ámbito de las mujeres. A lo largo de la historia podemos ver como los gustos van variando. Por ejemplo, mientras que hoy día se valora la delgadez y el tono moreno de piel, en otras épocas se valoraba la obesidad y el tono blanco de la piel.

    Por cierto, una de las citas que más me gusta de Thoreau es con la que el Club de los Poetas Muertos inicia sus sesiones:

    «Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida…para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido«.

    Un saludo.

  2. valcarcel · ·

    Francisco: ¡cuanto tiempo! Me alegro de verle por aquí de nuevo. Pues, antes que nada, quería decir que para mí la cita favorita de esa película fue la de, en inglés: «Oh captain, my captain» — porque soy un gran admirador de Abraham Lincoln y porque ese poema de Whitman encaja perfectamente con mis valores republicanos-liberales en los EEUU y también porque es encajable con una oración sobre Cristo y que Cristo es el «capitán» — no me gusta toda la poesía de Whitman, ojo, ni mucho menos los detalles que se conocen sobre su vida personal pero aún así…

    Tema mujeres: pues fíjese yo sigo pensando que la belleza sí es objetiva más o menos Francisco. ¿Por qué cuando hay una «chica guapa» todos los chicos normales se dan cuenta y la miran? Sí que es verdad que hoy en día se valora demasiado a la mujer con tono de piel morena y a mí personalmente no me gusta mucho eso aunque sí me gusta la mujer delgada, no gorda.

    Es interesante lo que usted dice sobre la calidad de Mozart — quizá no le resulte aceptable mi criterio pero yo creo que si una obra perdura durante siglos, es una obra de calidad — dudo mucho mucho mucho que Operación Triunfo dure siglos y se valore de la misma forma.

    No estoy de acuerdo con usted sobre lo de la herejía y la perfección – precisamente se trata de que Dios es perfecto y por lo tanto sí hay un patrón de perfección — no es que una obra sea perfecta, no – es que hay un patrón que es mejor que otros y que nos acerca más a esa perfección idílica de la belleza en una obra de arte. Eso no quiere decir que no sea yo una persona realista. De hecho, en la película, me gusta mucho la parte donde sale el señor Keating comiendo con sus compañeros y el compañero se mofa de él llamándole idealista.

    Yo valoro más al ideólogo que al idealista. El idealista es una persona que no tiene mucha ideología política ni misiones concretas — es una persona que, en efecto, suele ver «lo bueno» en el ser humano cuando el ser humano no tiene nada de bueno.

    Y otra cosa que siempre me cuesta explicar: hablaba en esta entrada sobre mi evidente «identificación» con los «villanos» de Hollywood — otra película en la que sentí «conexión» con «el malo» fue en la película Código de Honor (School Ties) — me sentí más identificado con el «malo», interpretado por el famoso artista Matt Damon — no por su antisemitismo ojo: sino más bien por su ingenio aunque al final le sale mal. No sé, a mí me dicen que siempre me identifico con «los fuertes» y no con los «débiles.»

  3. valcarcel · ·

    **En general suelo disfrutar con películas que tratan sobre colegios masculinos porque esa fue y ES mi experiencia educativa. En «School Ties» hay una escena en la que los chicos están escuchando música rock y el guardián de la residencia entra en la habitación y les apaga la música. Les dice: «yo no permitiré que mi casa se convierta en una jungla.» Ese tipo de actitudes las he vivido y las valoro. Por supuesto que en la película pintan a ese personaje como negativo, conservador y autoritario pero me identifico también con él. No soy compatible con los valores de Hollywood.

  4. Francisco · ·

    «¡cuanto tiempo! Me alegro de verle por aquí de nuevo.»

    He estado leyendo todos sus artículos, aunque por falta de tiempo no he podido comentar.

    «precisamente se trata de que Dios es perfecto»

    Por eso mismo lo digo. Si para usted dios es perfecto, al considerar que existe un patrón objetivo, esta estableciendo un modelo de perfección y, por ende, un «dios».

    «yo creo que si una obra perdura durante siglos, es una obra de calidad»

    El hecho de que no exista la objetividad no quita que la subjetividad no sea perfectamente válida. Yo también disfruto más con una buena obra musical antes que con un producto «prefabricado» al estilo backstreetboys o operación triundo.

    Aunque también es verdad que cada obra tiene su momento. Este tema lo trata muy bien Hermann Hess en «El lobo estepario». Hay obras que son creadas para el «momento», para una «noche»; y otras que son creadas para la «eternidad».

    Aunque tampoco es del todo cierto, ya que muchos artistas que hoy son de «culto», en su momento eran de lo más comercial: The Beatles, The Doors,…

    «En general suelo disfrutar con películas que tratan sobre colegios masculinos porque esa fue y ES mi experiencia educativa. »

    No es exactamente lo mismo, ¿pero conoce Brideshead Revisited? (Aun no he leído la obra, pero me la han recomendado y tengo interés en hacerlo)

  5. sociata latinoamericano · ·

    Parcialmente de acuerdo. Mozart recibió una rígida instrucción, lo cual hizo impecable su técnica, mas tenía un don único: «la genialidad». Otros no tan afortunados, se han visto obligados a largas e intensas horas de estudio para poder trascender.

    p.d. Ver películas donde actúa Robin Williams daña la psique.

  6. valcarcel · ·

    Francisco>

    «Por eso mismo lo digo. Si para usted dios es perfecto, al considerar que existe un patrón objetivo, esta estableciendo un modelo de perfección y, por ende, un “dios”.»

    Ah, entiendo pero no lo veo así: creo que si Dios nos dio un patrón absoluto se debe a que ese patrón no es otra cosa que un reflejo de Dios y yo no veo a Dios reflejado en obras de arte que no siguen la técnica y el patrón que Él nos deja.

    «Aunque también es verdad que cada obra tiene su momento. Este tema lo trata muy bien Hermann Hess en “El lobo estepario”. Hay obras que son creadas para el “momento”, para una “noche”; y otras que son creadas para la “eternidad”.

    No se imagina usted cómo llegué a odiar ese libro de Hess – fue de lectura obligatoria durante mi último curso en el colegio pero es verdad que trata sobre el tema.

    «No es exactamente lo mismo, ¿pero conoce Brideshead Revisited? (Aun no he leído la obra, pero me la han recomendado y tengo interés en hacerlo)»

    Sí conozco. Tiene cosas con las que uno se puede identificar — por ejemplo, le diré esto: no es lo mismo ser un hombre blanco en el 2010 que serlo en 1920 en Oxford. Creo que en el fondo, todo hombre blanco que conozca la historia quisiera poder saber lo que era ser un hombre blanco en la Universidad de Oxford, con dinero, en 1920. Una experiencia, sin duda, mucho más enriquecedora y vital de lo que eso significa hoy en día.

  7. molondro · ·

    Je je…

    Hoy estoy de acuerdo con usted. “El club de los poetas muertos” me parece una película mediocre, ñoña y sensiblera, con el agravante de estar protagonizada por Robin Williams, actor histriónico y sobreactuado al que no soporto.

    Los alumnos de Keating no “transgreden” nada, más allá de hacer alguna payasada inofensiva como subirse a la mesa.

    Su artículo me recuerda una lección que me dio mi padre. Mi padre pinta al óleo y es gran admirador de Picasso. Una vez, de pequeño, yo me reí de un cuadro de Picasso y dije que no sabía pintar, que cualquier niño lo haría mejor que él. Entonces mi padre me mostró unos cuadros que Picasso pintó con 14 años (creo que eran “Retrato de un pescador” y “Ciencia y caridad”). Estos lienzos son de un estilo realista admirable y muestran un conocimiento y un dominio de la técnica pictórica muy superior al de muchos artistas adultos. Como es sabido, el padre de Picasso era profesor de pintura y enseñó exhaustivamente la técnica a su hijo. Sólo después de conocer la tradición, Picasso fue capaz de innovar y transgredir.

    No se puede ser un gran artista sin dominar perfectamente las técnicas, ni un gran escritor sin haber leído a los clásicos, ni un gran filósofo sin conocer al dedillo la obra de Platón, Aristóteles o Kant. Eso vale para todas las artes y disciplinas humanas.

    Discrepo solamente en una cosa: en la posibilidad de medir objetivamente una obra de arte. Pero discrepo porque la propia naturaleza del arte es cambiante, se modifica y enriquece en cada época, y posee, además, una dimensión emocional que es muy difícil de valorar. Un soneto puede ser técnicamente perfecto y sin embargo ser malo. Pero eso sí: no puede ser bueno si tiene fallos técnicos. Y aun en el caso de los poemas escritos en verso libre; se nota mucho cuando el autor conoce las leyes de la métrica y cuando no. En el primer caso el poema tendrá ritmo y fluidez, en el segundo carecerá de ellos.

    Kant decía que, puesto que todos los seres humanos somos parecidos, tenemos una tendencia a que nos gusten las mismas cosas, lo que implicaría la existencia de unos gustos estéticos más o menos universales (no basados en la objetividad, pero sí en una cierta inter-subjetividad). Pero ese es un argumento un poco tramposo: es cierto que hay artistas admirados en una época y denostados en otra, y viceversa.

    La definición del arte es muy compleja, pero una cosa está clara: nadie puede empezar de cero, nadie nace siendo un genio. Para serlo es preciso, además del talento, una gran dosis de estudio, esfuerzo y conocimiento previo.

    Saludos.

  8. valcarcel · ·

    Me sorprende muchísimo su opinión, molondro — y ojo, yo sé que es casi «imposible» medir el arte y que todos nos pongamos de acuerdo pero creo que hay métodos que son más fiables que otros. No es lo mismo resolver 2x + 5 pensándolo que utilizando las normas lógicas del algebra.

    Y bueno me puse a pensar en esa película anoche tras reflexionar como hago siempre sobre los problemas de la derecha liberal en España. Claro que me vino a la mente el señor Keating porque su irracionalismo me recuerda mucho a lo que aqueja a la derecha actual: sentimentalismo, afán de creerse los perseguidos («¡que nos quitan la cruz del aula!!!») y una obsesión con mirarse al ombligo en vez de analizar la calidad de lo que producen: por ejemplo, cualquiera con un poco de formación sabe perfectamente que lo que escribe Gabriel Calzada es bazofia, un montón de crápula, «excremento», como diría Keating. Pero él ha sabido venderse bien a base de mentir (sí, tengo pruebas legales) y entonces ha logrado convencer a «los suyos» de que es un autor de valor e imprescindible.

    Totalmente de acuerdo con usted hoy y muy interesante el relato de su padre. Usted ha estudiado, si mal no recuerdo, Filosofía. ¿Ha escrito algún libro?

    saludos

  9. molondro · ·

    Alfredo,

    he publicado algún libro, pero no de Filosofía, sino de poesía.

  10. leak · ·

    No me identifico ni con los Keating ni con los Pritchard, al menos totalmente. Con todo, soy favorable a muchas tradiciones, porque generalmente enfocan algunos valores que siempre han sido una suerte de núcleo de mi existencia, como la austeridad, la abnegación y el respeto. Sin embargo, trasgredir es inherente al ser humano y hasta necesario, de alguna manera, para que no se estanque la experiencia humana y no se convierta una sociedad en un modelo de inmovilismo dialéctico.

    No a todos les resulta fácil observar los beneficios de siglos y siglos de conocimientos, ni aceptar que la permanencia de algunos conceptos sociales se debe a la justeza con que definen el derrotero y el carácter de diversos grupos humanos, pero tampoco soy de los que promueven la constante transgresión sólo por rebeldía o por ignorancia.

  11. valcarcel · ·

    Leak: entonces permítame provocar un poquito. Si usted ve una injusticia que sus compañeros colegiales estén cometiendo contra una persona que usted sabe que es «inocente», y su mejor amigo es uno de los implicados en esa injusticia contra el «inocente», ¿tomaría el lado de su amigo y la tradición, para defender el «corpus» del todo, o tomaría el lado del «inocente» sólo porque es lo «justo»?

  12. leak · ·

    Alfredo:

    Me preocupa ser honesto conmigo mismo. La tradición tiene su importancia, pero más importante es la verdad. Por eso, y por mi propia experiencia, jamás me pareció apropiado el bullying escolar que era tan caro (y lo sigue siendo, en forma encubierta) a grandes porciones de los involucrados en los sistemas escolares.

  13. valcarcel · ·

    Bueno, lo preguntaba por algo: creo que obviamente la verdad es importante – pero existe aún hoy ese conflicto entre los que quieren ser justicieros móviles, y los que piensan que ajusticiar les corresponde a otros…

  14. leak · ·

    No recuerdo haber estado nunca del lado de los «rebeldes transgresores», que curiosamente, en mi vida, siempre he asociado con los justicieros móviles. Creo que la justicia móvil, especialmente en ciertos microcosmos sociales, como las escuelas, universidades, es la culpable de la destrucción psicológica de varias personas. No todos tienen el carácter para tolerarlo, no todos pueden «endurecerse» ni volverse más «sociales».

    Las diversas instituciones sociales con rígidas jerarquías entre pares y bajos niveles de libertad, que instigan al comportamiento irreflexivo de masas y desprecian la individualidad, son las que suelen abrir la puerta a las transgresiones. Y si bien, algunas de esas transgresiones son éticamente justas, muchas terminan siendo sólo respuestas más violentas, liberticidas y condescendientes que aquellas a las que pretendían oponerse.

  15. valcarcel · ·

    Leak — entonces usted parte de la base que yo defiendo aquí y ha captado el mensaje. Precisamente lo que quiero decir es que estas películas de Hollywood lo que hacen es idealizar un poco a los «rebeldes» y en efecto, «justicieros móviles». Totalmente de acuerdo con esto leak:

    «Creo que la justicia móvil, especialmente en ciertos microcosmos sociales, como las escuelas, universidades, es la culpable de la destrucción psicológica de varias personas.»

    Pero precisamente por eso yo NO puedo simpatizar con gente como Keating — y hay muchos Keatings, cuidado con ignorar ese hecho, al igual que hay muchos como el «judío victima» de la pelicula «School Ties».

    Lo que no entiendo es eso que usted dice de que «no todos pueden endurecerse ni volverse más sociales» — se refiere a que eso se da en la estructura «puritana» que reivindico o que eso se da más por culpa de los revolucionarios?

  16. Samuel · ·

    Pues no creo identificarme ni con los rebeldes ni con los estirados, aunque en algún momento convenga ser rebelde y en otros estirado. Algunos rebeldes, a fuerza de ser cursis en su afán de libertad, acaban desnaturalizando el arte tanto como los estirados. Quiero decir que la libre expresión, fuera de reglas y normas, es muy hermosa, pero si lo que uno tiene que decir es una basura, porque no se tiene nada dentro, pues evidentemente chirría, por mucha alma de artista que se tenga. Yo me inclino más a lo rebelde y al verso libre, pero eso no significa que haya que ponerse a arrancar páginas de un libro. El cine español moderno, por ejemplo, es muy rebelde, sincero y expresivo, pero da náuseas no porque pretenda ser original y apartarse de lo academicista, sino porque lo que llevan dentro esos espíritus libres es pura bazofia sólo apta para su propio estómago. Me da igual que conozcan la técnica y admiren a los grandes cineastas de los 40 y 50, lo que tienen que decir no es bello, y no porque sean unos neuróticos, que Woody Allen también lo es y al menos sabe, o sabía hacer estas cosas.

    Por otra parte, yo tampoco creo que el arte tenga que ser necesariamente puritano. Charles Baudelaire y otros poetas malditos son grandes artistas aunque lo que lleven dentro, a su modo, merezca una reprobación moral. Pero yo lo prefiero francamente a un artista puritano, por llamarlo de algún modo, que sea incapaz de crear algo genial por su remilgada sujeción a unas normas que, en arte más que en ninguna otra cosa, se han hecho para quebrantarse con elegancia.

    Un saludo.

  17. leak · ·

    Alfredo:

    En ambas estructuras se da, por desgracia. En las estructuras llenas de revolucionarios, cualquiera que sea partidario de cierto tradicionalismo es despreciado, considerado un autoritario, un represor y todas las cosas que ud. tan bien ha descrito. Hay a quienes no les importa y utilizan ese desprecio como combustible, pero no siempre se puede reaccionar así.

    En estructuras que yo llamaría más bien rígidas a ultranza (y no necesariamente «puritanas»), pasan cosas similares, aunque menos públicas. Los excesos, que no son precisamente racionales ni propios de mentes honestas, se dan cuando se pretende «imponer» prácticas y costumbres irrespetuosamente.

    Por supuesto que hablo de casos más bien extremos, puesto que roces y opiniones diversas son naturales a la condición humana. La existencia de estos conflictos (y sus efectos), depende de la libertad de asociación y expresión que uno pueda tener en determinada institución y el respeto que se tenga por dichos derechos.

    Por eso considero que las peores transgresiones y el peor acoso son propios de lugares frecuentados por un conjunto relativamente pequeño y estable de personas que en una condición de relativa paridad, exaltan cierto concepto de justicia basado en el desprecio y no en la responsabilidad y la equidad. Por eso, y por algunas experiencias personales, rechazo el bullying escolar. Hay pocas cosas más psicológicamente destructivas que la humillación y el desprecio por parte de pares y/o docentes, sea quien sea el que realice tal acción. El carácter se forja, pero no todos los «golpes de martillo» son necesarios y no todos tienen las mismas consecuencias.

  18. Hola,

    Tema muy interesante y muy complicado a la vez. Me cuesta entrar en el tema porque no soy hombre de arte y tampoco tengo una opinión muy formada, y con gente como Molondro creo que mi opinión va a ser totalmente secundaria, pero bueno diré algo.

    Estoy bastante de acuerdo con el comentario de Samuel. A mi me resulta incómodo y poco adecuado situarnos en un enfrentamiento entre una concepción individualista y subjetiva de lo que es arte contra una más objetivista.
    Personalmente soy de los que rechaza el arte actual en terrenos como la pintura y la escultura y considero que es un fraude. Disfruto más con las pinturas y esculturas más elaboradas, en las que se nota que hay un gran trabajo detrás, sean realistas o no (hay cuadros cubistasm surrealistas, etc. que son excelentes y se nota que contienen un gran esfuerzo y trabajo en su realización). Para mi, por ejemplo, es una aberración comparar una escultura clásica con cuatro latas abiertas encima de una mesa. Me parece que el arte se está desprestigiando.
    No obstante en todo esto hay un componente subjetivo muy importante, no lo niego. Y creo que es precisamente eso lo que hace al arte evolucionar.

    Alguien ha dado el ejemplo de la belleza femenina y en parte tiene razón, pero no debemos olvidar dos hechos fundamentales: Primero, que la concepción de belleza cambia con el tiempo (por lo que no podemos situarla en una objetividad total) y segundo que no a todos nos gustan el mismo tipo de mujeres.
    ¿No les ha atraido muchísimo alguna chica que sabían que no era guapa dentro de la visión general de la sociedad? Yo creo que eso nos ha pasado a todos. Existe una belleza objetiva pero también una concepción subjetiva, y ambas son cambiantes en el tiempo. Me pregunto si en el arte no pasará algo parecido.

    Les dejo por unos días, pues viajo por motivos laborales hasta el viernes.

    Saludos,

  19. valcarcel · ·

    Veo mucha mezcla en el hilo, pero mezcla interesante — Samuel siempre tiene esa capacidad de casi casi justificar lo «injustificable» y quedar bien.

    En cuanto a su pregunta sobre las mujeres…hmmm…sé que nunca me he sentido atraído a una gorda ni a chicas con rasgos «sudamericanos» nativos. Tampoco es que me guste lo que pasa hoy por «modelo» — pero, hmm, digamos que el tipo de mujer que me gusta es muy controvertido como para explicarlo aquí. Pero no, en mi experiencia yo sé cuando alguien es «fea» y por algo será que la mayoría se da cuenta. ¿Por qué será que cuando hay una chica fea todo el mundo lo dice a la vez? ¿Todos hemos tenido los mismos patrones y educación? No — es más complicado que eso.

  20. carlos · ·

    creo que estas tomando mal el concepto amigo, ya que el mensaje no es crear poetas mediante un medio de rebeldía y de destrucción a la tradición; la película da el mensaje de vivir tu vida con pasión y vitalidad, la vida dionisíaca que tanto propuso Nietzsche, la vida que se encuentra en la fuerza de la poesía de Whitman, ese es el mensaje principal y el arrancar la hoja del libro solo es una confirmación de esto. También otro aspecto importante que dejas de lado es el contexto totalmente autoritario no solo en el ámbito académico sino en el familiar, son chicos totalmente dominados, controlados, y por ende sin decisiones propias, el profesor solo es un símbolo que hay en la película de luchar contra esto.

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