Pues hoy ya terminamos con esta mini-serie sobre el veneno libertariano. Si he dejado algo en el tintero, aprovechen en el hilo y PREGUNTEN que para eso estoy yo aquí: mi deseo e intención es ayudar a la juventud que esté explorando estas ideas así que no tengáis miedo y preguntad. Eso sí, siempre le digo lo mismo a todo alumno: si crees que tu pregunta es tonta, seguramente lo es.
Bien, ayer decíamos que los libertarios y otros afines como los ancaps suelen afirmar que la propiedad de una persona se extiende también a propiedad en sí misma y eso implica propiedad del producto del fruto de sus obras y, por tanto, la propiedad sobre el «producto» de su propiedad. Pero el problema es que el «producto» de una persona o «contribución» no se puede establecer fuera en un marco institucional independiente de contexto. Los libertarios normalmente suponen, sin mucha discusión, que estos derechos absolutos de propiedad se derivan de la apropiación en el/un estado de naturaleza.
También dije y afirmo que la institución más central en el liberalismo es la protección de los derechos y libertades básicas necesarias para asegurar la libertad individual y la independencia. Los libertarianos nos quieren hacer creer que aceptan todos los derechos básicos que afirmamos los liberales y simplemente agregan más libertades, a saber, la libertad absoluta de contrato y de la propiedad. Luego, nos dicen que su punto de vista nos ofrece una libertad aún mayor, y que solamente mejoran el liberalismo, extrayendo conclusiones naturales. El problema es que cuando añadimos todas esas libertades y las combinamos con el cuento libertariano de la auto-propiedad, acaba destruyendo la idea de las libertades básicas porque en última instancia, los libertarianos otorgan la misma relación normativa a la persona-lidad moral que a las cosas. Todos los derechos son concebidos como derechos de propiedad. Pero dada la ENORME importancia que tiene la libertad absoluta de contrato que ellos defienden — y que además exigen que deben ser públicamente reconocidos y hasta respetados, lógicamente implica que todas las libertades pueden ser enajenadas, como cualquier otro bien económico. No es sorprendente, pues, que Nozick defienda la esclavitud. En su lugar lo que es fundamentalmente importante para los defensores del libertarismo es el mantenimiento de un sistema de «libertades» propietarias generadas por la historia y nuestra posesión de esas libertades. El libertarianismo al final se trata, no tanto de la libertad, sino proteger y hacer cumplir la propiedad absoluta y los derechos contractuales. Las libertades que los libertarios ofrecen se definen por referencia a la propiedad absoluta de personas y en las cosas y quienes tengan esos derechos al final no es lo moralmente importante, siempre y cuando sus posiciones sigan el esquema libertariano.
Los libertarios insisten en que la distribución de los derechos de propiedad de las personas y las cosas deben ser generadas por el consentimiento entre propietarios libres. Pero esto no demuestra que los libertarios valoren la libertad de cada persona al igual que los utilitaristas, solo por el hecho de valorar la igualdad, no necesariamente creen en el mantenimiento de la felicidad de cada persona por igual. En ambos casos se trata de una característica del procedimiento para la distribución de bienes (la felicidad para el utilitarismo, los derechos en el libertarianismo) sin realizar un control sobre las distribuciones de este procedimiento genera. Para los libertarios, cada persona se inicia con la propiedad de su persona y cualquier posesion
adquirida por transferencia. Estos derechos de propiedad son considerados de igual importancia, y cada persona tiene libertad completa o absoluta para la transferencia de todo tipo de derechos que posee. Así llegamos a una posibilidad peculiar: el mundo y todas las cosas de este mundo puede pertenecer a alguien (o más probable a alguna clase de persona/s), y todos menos uno (persona o grupo) carece de la libertad y la independencia que defendemos los liberales y, a la vez, todo es correcto y justo ya que los procedimientos libertarios han sido satisfechos. Véase por ejemplo la teoría de Nozick sobre el «proviso» Lockeano.
Por mucho que esta situación sea poco probable, el ejemplo pone de relieve la falta de interés que tienen los «libertarios» a la hora de defender los derechos básicos y las libertades, individuales o de autogobierno e independencia que es inherente al liberalismo. Esto marca una diferencia irreparable con el liberalismo. Ningún régimen liberal haría cumplir o permitiría la ejecución de un acuerdo en contra de una persona que ha tratado de alejar a uno o más de sus derechos fundamentales protegidos por la Constitución ya que estos son los derechos que definen la condición de una persona como agente libre, capaz de decidir racionalmente y asumir la responsabilidad que sus acciones conllevan. El liberalismo afirma este ideal de libre albedrío, y trata de asegurar a través del reconocimiento institucional los derechos fundamentales. Estos derechos no son susceptibles a ser anulados por los deseos de nadie. Son fundamentales — los derechos básicos están asegurados contra el deseo agregado de una mayoría u otro.
Los libertarianos dirán que los liberales somos «menos» respetuosos con la libertad, ya que nos negamos a reconocer todas las «decisiones libres» de una persona. Pero no existe ninguna cosmovisión que diga que todas las decisiones «libres» han de ser respetadas; los libertarios, como todo el mundo, también exigen que las decisiones libres no violen los derechos de terceros. La cuestión, entonces, es ésta: ¿son todas las libertades igualmente importantes? Los libertarios dan prioridad a la libertad de contrato y propiedad. Los liberales damos prioridad a distintas libertades: libertades imprescindibles para mantener la independencia de una persona. Los liberales NEGAMOS una enajenación completa. El reconocimiento libertario a una libertad absoluta de contratos no es respetar la libertad — la envilece, y hace que la libertad se convierta en una cosa fungible, negociable a cambio de algo con un valor cualitativamente diferente y menor.
En el hilo, el que quiera también puede desarrollar el tema de los monopolios: una sociedad libertaria tendría este problema de mercados también.
¿CONCLUSIONES?
Entre las naciones, los EEUU es única ya que, como parte de su conciencia nacional, celebra el modelo de Locke (algunos dirían «mito») de la creación de una sociedad política por un pacto/consentimiento originario
entre iguales — y — importante — entre propietarios, todos igualmente en posesión de ciertos derechos básicos «naturales» o «divinos». Quizá es posible que el libertarismo sea tan «popular» en EEUU debido a su historia de gobierno limitado y descentralizado pero a pesar de todo, aunque sólo modifiquen este «contrato social» con unas dosis del libertarismo de Nozick o Rothbard y los de la Escuela Austriaca, ya no habría liberalismo de Locke — EEUU ya no sería un país liberal clásico – sería una tiranía entre distintas facciones y un caos, un país anárquico. Los liberales NO defendemos eso.
Le felicito por este último resumen, que me aclara definitivamente su posición y que coincide absolutamente con la mía, ya que remarca y se centra en los mismos errores que yo le encuentro al ideario libertario.
Sin embargo, no lo digo por lo que escribe hoy, en dos cuestiones sí creo que yo estoy más cerca de las posiciones de alguien como Milton Friedman que de las de usted : los aranceles a la importación y los monopolios.
Milton Friedman consideraba que el establecer aranceles perjudicaba a quien lo hacía y que el legislar en ese sentido como respuesta a lo dispuesto en otros países no era más que una perdida de tiempo en el mejor de los casos.
Y algo parecido opinaba en relación con los monopolios «naturales», es decir, siempre que no fueran producto de las mentes calenturientas de los gobernantes.
Cierto Moli — no toqué el tema del comercio pero lo haré en este mismo hilo un poco después.
Saludos
Tema aranceles:
Creo que su penúltimo párrafo, Moli, es totalmente irrelevante a la cuestión de los aranceles y se lo explico — le explico cual es mi postura y por qué más o menos:
Casi todos los países tienen algún tipo de aranceles y cuotas. Obviamente hay organismos internacionales, como el ya gonocido GATT — supongo que usted conocerá ese organismo. Dentro del GATT, los liberales históricamente hemos intentado reducir los aranceles por acuerdo mutuo y es cierto que muchas veces no se han reducido a una velocidad adecuada.
Pero usted sabe perfectamente que para tener un mercado realmente libre y abierto, no puede existir una acción unilateral. Yo siempre he dicho que de manera que los países débiles se hagan más fuertes (como China o Brasil), ellos también tienen que abrir sus mercados mucho más de lo que hacen ahora.
Todos los países tienen aranceles y cuotas porque todos los países tenemos problemas estructurales de ajuste.
Tenemos algunos aranceles, algunas cuotas. Debemos plantear renegociar nuestros acuerdos obviamente y pensar en la liberalización más adecuada, salvo lo que conlleve apertura de fronteras a inmigrantes y delincuentes/mafias — que suelen estar vinculados en todo ese proceso de contrabando de mercancía y personas.
Pero por ejemplo, tome el caso chino: ellos han duplicado o cuadruplicado la producción de textil y tienen acceso casi total a nuestro mercado común europeo. Es verdaderamente sorprendente lo abierto que seguimos siendo, incluso en una recesión tan severa, a los productos de esos países en desarrollo. Lo hacemos porque reconocemos que si, por ejemplo, a nosotros nos corresponde vender maquinaria o tecnología o fármacos, y que esos países sigan desarrollándose, necesitan tener resquicios para comerciar.
Debería usted ver una lista de todos los países que tienen aranceles y las tasas que cobran: ¡muy interesante!
Ahora toco la segunda parte de lo que está insinuando…
Casi todos los países intentan aprovecharse de algún tipo de ayuda o subvención de ciertos contratos. Esa es la realidad del mundo en el que vivimos.
La segunda realidad, aunque no necesariamente en el caso de España y sus políticos, es que muchos países intentan utilizar esos contratos protegidos para ayudar a sus ciudadanos con el tema del empleo. Eso podría merecer la pena siempre y cuando se haga dentro de los acuerdos y métodos fijados en el GATT.
Yo no creo que tenga algo de «malo» o «antiliberal» obtener un producto más barato mientras que otro país a cambio genere empleo — eso ha sido lo que ha ocurrido con China, por ejemplo: gracias a la exportación de productos baratos y sueldos «indignos» (que dirían los sociatas) han generado empleo en su patria y los españoles tenemos más opciones a la hora de la compra. Yo personalmente no suelo comprar nada en los chinos porque yo tengo un sentido fuertemente identitario y una conciencia nacional: pero la MAYORÍA de los españoles son totalmente apátridas y lo que buscan es un chollo, no ayudar a sus compatriotas. Mientras, los empresarios autóctonos se niegan a reducir sus costes y precios y a trabajar para competir con el resto del mundo — por eso los «malos chinos» hacen lo que no se hace aquí y lo que se debería haber hecho hace tiempo si queremos seguir siendo competitivos.
¿Conclusión? No abogo por exigir o establecer más aranceles de los que ya existen — pero sí ejecutar los existentes mientras siga el ajuste.
Pequeñas puntualizaciones, pequeños detalles :
Yo sí creo que en la cuestión de los aranceles su eliminación unilateral puede ser una opción y por eso digo que en esto estoy más próximo a Friedman que a usted.
Y, sin embargo, luego, cuando dice que los «empresarios autóctonos se niegan a reducir sus costes y precios y a trabajar para competir con el resto del mundo — por eso los “malos chinos” hacen lo que no se hace aquí y lo que se debería haber hecho hace tiempo si queremos seguir siendo competitivos» se expresa a favor de la libre competencia de tal modo que parecería que me está dando la razón.
Muy de acuerdo con estas conclusiones, a ver si, ya pasado el ajetreo de la “mudanza”, tengo más tiempo para leer las anteriores más detenidamente, aunque, de todas formas, en lo básico, es la pelea que hemos tenido estos días. Es de lo que no se enterará en la vida, por ejemplo, el tal “Cliente X” (el tío, por cierto, ya no ha vuelto a aparecer), que lo que se habrá leído es un manualillo comprado en un todo a un euro y me saca la famosa frase de Adam Smith de la benevolencia del cervecero, como si Smith hubiera hablado de eso alguna vez de eso, de vender tu propio cuerpo. Los negocios sobre el propio cuerpo o sobre la propia libertad de uno mismo, privadamente, como poder, se podrán concertar, pero no se puede exigir que sea una transacción reconocida públicamente ni el auxilio de los tribunales si una de las partes incumples, ni hay legislación civil seria que prevea eso.
Pero incluso en la propiedad sobre muchas cosas, que sí entrarían dentro del comercio de los hombres, hay límites. Yo puedo talar árboles para obtener madera de un bosque que esté dentro de una finca de mi propiedad pero no puedo, por ejemplo, arrasarlo y sembrar la tierra de sal, como los romanos tras destruir Cartago, para que no vuelva a crecer nada puesto que, para empezar, estaré perjudicando a mis propios herederos.
Javier:
El tal «cliente x» cierto, no ha vuelto a aparecer: cuando vio como ponemos en su sitio a los masones, con argumentos contundentes, se suelen sentir intimidados — él seguro esperaba toparse con algún inculto de la COPE o algún Losantos de turno que censure e insulte pero no: le dimos bien duro con argumentos.
También es cierto lo que ud dice de no perjudicar a los herederos: por ejemplo, aunque los hijos sean «nuestros», hay límites — no le podemos poner nombres que le perjudiquen, por ejemplo, ni tampoco podemos hacer con ellos «todo» lo que nos plazca. Por ejemplo, yo sí estoy a favor de quitarle los niños a una familia monoparental (ES SOLO UN EJEMPLO) si se demuestra que la madre es una cocainómana, o que el padre es un alcóholico, et cétera.
Hay que distinguir entre disciplina legítima, y crueldad completamente inusual y fuera de lugar: no es lícito, por ejemplo, coger un cigarro y quemar a un niño con él, aunque para mí sí es legítimo pegarle siempre y cuando no deje lesiones permanentes.
Moli:
No, no, perdone: yo doy el ejemplo del empresariado español pero es solo para ilustrar que hace falta un cambio de actitud. Pero en cuanto a los aranceles — no es lícito eliminarlos de forma unilateral si no está previsto ningún beneficio duradero para el país. Eliminarlos de esa forma es caer en un globalismo bastante peligroso y, lo que es peor, innecesario.
Lo que yo afirmo es que dicha supresión unilateral sí traería beneficio duradero, ya que obligaría a competir sin salvaguardas y eso fortalece, mientras que lo contrario debilita.
Ah entiendo pero su premisa es falsa ¿no cree? ¿O cree usted que eso es algo demostrable? Confieso que suena muy bonito y liberal pero —- será que yo soy mucho más cínico y realista porque no me fio de los seres humanos que siempre intentarán buscar resquicios y hacer trampas para salirse beneficiados.
Creo que se desistió después de estos otros mensajes que mandó, intentando hacerse el gracioso (estoy seguro de que alguna sustancia se metió en el cuerpo antes de escribirlos):
http://la-voz-liberal-melvin.blogspot.com/2010/07/es-posible-llegar-la-verdad-absoluta-en.html
http://la-voz-liberal-melvin.blogspot.com/2010/07/la-moralidad-en-los-impuestos-de-juan.html
Es carne de Red Liberal, lo que me extraña es que todavía no esté dentro. Sería un fichaje magnífico.
Lo de los nombres es cierto, la Ley del Registro Civil no permite los que objetivamente le perjudiquen o poner al nacido nombre de uno de sus hermanos. Con los niños, causarles lesiones no, por supuesto, lo que ha sido impresentable es la eliminación de la posibilidad de padres y tutores a corregir «razonable y moderadamente» a sus hijos y a los menores, como hablamos alguna vez.
Javier: me ha gustado mucho su nueva bitácora — luego me pasaré porque estoy enredadísimo estos días con los jóvenes y los problemas disciplinarios que siempre hay a principios de curso — ya he tenido que contactar con dos familias pero…a ver si la cosa se va normalizando. Sí, el «cliente x» desde luego que sería un fichaje—está ahí en la misma línea de Daniel Rodríguez Herrera y los drogadictos que leen la Red Liberal. Sí, digo «la red liberal», soy madrileño y peco de laísmo a veces, lo siento.
Ah bueno sí: lo del Código Civil es cierto pero cada vez tenemos más tiranía en este país — prepárese para la ley antitabaco que se avecina…¡en eso sí que son más americanos que una tarta de manzana!
Es decir: en España se es americano para lo MALO — imitamos todo lo MALO de los EEUU en vez de lo bueno. Yo, por mi parte, seguiré emitiendo «malos humos» hasta que yo decida cesar y al que no le guste que se fume, que no me hable o se ponga mascarilla.
[…] Esta entrada es la conclusión de la serie publicada por Alfredo, “¿Quién es Liberal?” […]