El ciudadano ideal y liberal (I)

Esta semana vamos a tocar muchos temas: ciudadanía, proteccionismo y también vamos a tener la oportunidad de escuchar la voz de Don Javier, que ha contribuido una magnífica grabación sobre la propiedad privada.

Hoy toca hablar sobre la ciudadanía individual, y os toca aprender un par de cosas porque somos parte de un liberalismo democrático y clásico y defendemos esos ideales. Por ello, la cuestión sobre la calidad del ciudadano individual es vital y no podemos ignorarla. En otros sistemas de pensamiento, en los sistemas totalitarios, como el comunismo, lo importante no es la calidad del ciudadano sino la calidad del dirigente. Una nación o movimiento puede ser poderoso siendo comunista o fascista, pero ahí todo dependerá de la inteligencia del líder supremo que lo dirija. Pues os tengo que decir una cosa señores: aquí en Liberalismo Democrático no nos podemos dar ese lujo — aquí, nuestro éxito o fracaso será condicionado por la manera en la que mis lectores cumplan con sus deberes, primero en todo eso que llamamos la vida cotidiana, y luego en aquellas situaciones que requieren firmeza de carácter, honestidad, moral sana, sentido de patria, y coraje. Por lo tanto, nos corresponde hacer todo lo posible para que el nivel y calidad de mis lectores se mantenga alta y eso no puede ser al menos que mi nivel sea mucho mayor que el vuestro en diversos temas. Ahí no creo que haya discusión.

Está bien si por aquí tenemos lectores que hayan heredado su dinero, que sean ricos, pero sólo a condición de que posean los dones de simpatía con gente sencilla, que son la mayoría de nuestros compatriotas, y una devoción a los grandes ideales que defendemos aquí en el nombre de Dios y del liberalismo. Muchos de nosotros hemos tenido ventajas especiales, oportunidades para cultivar la mente, y muchos de ustedes han tenido tiempo libre, la mayoría de ustedes han tenido la oportunidad de disfrutar de la vida mucho más que la mayoría de los ciudadanos españoles. Yo mismo, por ejemplo, siempre he tenido una vida cómoda, sin lujos extravagantes, pero cómoda, sin derroches, sin deudas, sin tragedias agudas, y sin problemas de índole moral-social. Somos, muchos de nosotros somos, no hay que negarlo, netamente burgueses. Sin embargo, hay algunas deficiencias contra las que luchar y eso cobra especial importancia entre los hombres inteligentes y cultivados, y los hombres de riqueza heredada. Hay que tener cuidado con las excentricidades y la tentación de hacernos pasar por cínicos, como hombres que hemos superado emociones y creencias, como hombres que no creemos en el bien y el mal. No hay cosa más repulsiva que un hombre que enfrente los argumentos morales de la vida con una sonrisa de burla. Hay muchos hombres que sienten una especie de orgullo convertido en cinismo, y simplemente se limitan a criticar absolutamente todo. No hay hombre más insalubre y venenoso, ninguno menos digno de respeto y de ser una persona completa, o incluso humana, que el hombre que finge tener una actitud de incrédulo burlón hacia todo lo que es grande y digno de admiración, ya sea en los rendimientos de los héroes nacionales o en el noble esfuerzo de algún compañero menos dotado en inteligencia.

No es el crítico y cínico el que cuenta; no es el hombre que señala cómo tropieza el hombre fuerte. El crédito y la admiración pertenece al hombre que está realmente en el enredo, en la lucha, cuyo rostro está desfigurado por el polvo y el sudor y su sangre, porque ¿quién sabe si a lo mejor al final tiene éxito y que en el peor de los casos, si falla, al menos falla por su gran y audaz atrevimiento, y por un espíritu que esas almas frías y tímidas jamás tendrán porque nunca tendrán éxito en la vida. Esos reptiles, cínicos de profesión, son una verdadera lacra defectuosa que aquí vamos a extirpar lo antes posible. Maldito sea el hombre que, fingiendo ser fino y culto, no sepa, ni quiera saber lo que es alguna vez ponerse un par de vaqueros, arremangarse, tomarse una o dos copas, y pegar un puñetazo en una discusión de bar. El hombre de poca acción siempre será una persona sórdida en las páginas de la historia mundial. Sí, los mismos que dicen: «me gustaría iniciar una revolución contra el gobierno, pero ahora no son momentos adecuados, vamos a ver si mejora la cosa.» Cínicos, descarados, desvergonzados: eso es lo que son esos individuos. ¿Qué respeto podemos sentir hacia un joven que jamás inició un solo acto de rebelión por convicción en su campus o en su colegio? Desde luego que, ningún respeto sentimos hacia el personaje dócil, amaestrado y timido.

Auto-responsabilidad, sí, sentido común, y el poder aceptar la responsabilidad individual, el coraje y la resolución permanente — estas son las cualidades personales que distinguen a una noble ciudadanía. Sin ellos, es fácil controlarnos, o ser controlados desde fuera. Lamentablemente hay mucha gente sin esas cualidades. Hay mucha gente que, si me permite nuestro estimado amigo Javier compartir su magnífica frase son: «Cretinos que salen de una sala de cine tras ponerse hasta arriba de palomitas y refrescos creyéndose que han descubierto la enésima conspiración judeo-masónico-capitalista-fundamentalista-cristiana que mueve, en la sombra, los hilos de este mundo.»
Amén — y sí, de esos hay muchos, lo que no nos falta en esta patria son cerdos. Tenemos cerdos para regalar y darle de comer a gran parte del mundo: el hambre mundial se resolvería en 24 horas si fuera moral y ético ser caníbal y comer cerdos humanos.

Pero esas cualidades de las que hablaba son necesarias: incluyen la voluntad para trabajar, para luchar en caso de necesidad, y tener un montón de hijos sanos si se puede y si procede ya que hay familias que no pueden. La necesidad de que el hombre común necesita trabajar es tan claro que apenas es necesario recordarlo. Hay pocas personas en cada país, que puedan nacer y llevar una vida de ocio. Estos desempeñan una función útil si se aprenden que el ocio no debe convertirse en ociosidad, pues algunos de los trabajos más importantes que se desempeñan en un país tienen un carácter no remunerado y por supuesto las personas que hacen este tipo de trabajo ya vienen, normalmente, de esas clases que no necesitan vivir de su trabajo.

En segundo lugar, el buen ciudadano debe ser a la vez fuerte y valiente, es decir, debe ser capaz de pelear, él debe ser capaz de servir a su patria como soldado, en caso de necesidad. Hay filósofos bien intencionados que declaman contra la injusticia de la guerra. Tienen razón si ponen todo su énfasis en la injusticia. La guerra es una cosa horrible, y la guerra injusta es un crimen contra la humanidad. Pero es un crimen porque es injusta, no porque sea una guerra. La opción debe ser siempre a favor de la justicia, y esto es asi con paz o guerra. La pregunta no debe ser si debe haber paz o guerra sino si es lícito prevalecer y GANAR. ¿Son las grandes leyes de la justicia las que se defienden? Y la respuesta de un pueblo fuerte y viril debe ser «Sí», cueste lo que cueste. Siempre se deben hacer honorables esfuerzos para evitar una guerra, al igual que debemos evitar en nuestra vida privada una pelea innecesaria y mantenernos sin problemas, pero ninguna persona que se precie, ninguna nación que se precie y sea digna de ser nación puede o debe someterse al mal.

Por último, incluso más importante que la capacidad de trabajar, aún más importante que la habilidad para combatir en caso de necesidad, es de recordar que la principal bendición para cualquier nación es que el ciudadano, si puede, deje su semilla para heredar la tierra. Era la corona de bendiciones en los tiempos bíblicos y es la corona de bendiciones ahora. La más grande de todas las maldiciones es la maldición de la esterilidad, y la más severa de todas las condenas en el campo de la herencia es la interrupción voluntaria de un embarazo por capricho. La raza debe perpetuarse, pues de lo contrario, morimos y nos extinguimos para siempre.

11 comentarios

  1. Eduardo I · ·

    Alfredo, usted se ha referido en numerosas ocasiones al «libegalismo» y al «losantianismo». En España no ha habido una dirección liberal constante jamás y en estos momentos el movimiento liberal en España no tiene ninguna dirección particular, salvo usted y la suya, pero muchos españoles están muy confundidos y hay demasiadas tendencias en el liberalismo nacional.

    Quería, entonces, conocer qué usted piensa o cuáles son sus reflexiones con relación al movimiento en general, no solo desde el punto de vista interno, con nuestras luchas, sino también cuál puede ser la mejor forma en que podemos proyectarnos y tener un mensaje concreto. Usted lo tiene pero parece que hay una tendencia que quiere ir hacia el anarquismo y «libertarianismo». Eso es todo.

    Un saludo

  2. Alfredo · ·

    Eso es todo pero es una colosal pregunta, Eduardo.

    Yo creo que esos liberales que ud dice están navegando como en un inmenso Titanic, con los mismos riesgos. Pienso que si no unificamos la voz y un mensaje en unísono, el movimiento se hundirá. Lamentablemente eso implica que hay que extirpar a ciertas personas, hay que hacer una limpieza total.

    Cuando tantos jóvenes demasiado fiados están en esos grupos y se han dejado confundir, se les puede ayudar por supuesto — no mediante «destapes» innecesarios, no mediante actos violentos, ni siquiera mediante exhortaciones a diario. Hay que sembrar las ideas y transmitirlas, desarrollarlas, y concienciar.

    Hay que denunciar los peligros en el liberalismo del consenso español, la necesidad de superar esos peligros y la posibilidad de que después de esta globalización que vivimos venga una globalización de ciertas ideas y principios, una globalización de este tipo de liberalismo democrático que aquí defendemos.

    Yo tengo la seguridad —como expresé aquí muchas veces— de que el liberalismo español tal y como está planteado ahora es insostenible. No he querido hablar más extensamente de eso; pero cuando uno ve, y nosotros estamos informados, cuadros realmente tremendos, no puede ignorar la realidad. El de la propia economía no anda nada bien: ilusiones y más ilusiones.

    Le doy una analogía Eduardo: yo recuerdo bien el año 1999 — estaba yo, ese mismo año, en EEUU, iniciando mis estudios universitarios. Ese mismo año, 1999, en octubre, días 5 y 6, se reunieron Clinton, el director del FMI, Greenspan, Rubin, del tesoro y se dieron cuenta de que, en vez de la inflación que temían, se iba a producir una recesión gravísima y decidieron inyectar casi 100 millones de dólares en la economía mundial, solo para ganar un poco de tiempo. Nunca funcionó. Hoy, el crecimiento mundial es bajísimo en Europa, sobre todo España, América Latina y África O INCLUSO el propio EEUU.

    La situación es difícil, difícil, muy difícil, y en Estados Unidos se estaba viviendo un sueño, una ilusión. Crecía y crecía el gigantesco globo del valor de las acciones, hasta que ocurrió la gran crisis.

    Tenga en cuenta usted que en 1929, menos del 8% de los norteamericanos tenía su dinero en acciones; mientras que hoy más de la mitad lo tiene en ellas. Lo que hemos tenido no ha sido capitalismo: ha sido un casino y un cachondeo vicioso, inflacionista e inmoral, profundamente inmoral caballero, profundamente tóxico, altamente nocivo.

    En España eso de la construcción ha sido como jugar a la ruleta rusa, que es aquella en que se pone una sola bala en el cilindro de un revólver, le dan vueltas al azar y aprietan el gatillo apuntándose a sí mismo, hasta que la sexta, la séptima vez, o antes se matan con toda seguridad.

    El sistema tiene sus leyes y no lo controla nadie, mucho menos en un mundo globalizado donde cualquier cosa que ocurra, por ejemplo, en el sudeste asiático, inmediatamente tiene efectos en todo el mundo.

    Ahora mismo están discutiendo si hay peligro o no de que suban los tipos de interés y en EEUU se habla de bajarlos, ¡sí, bajarlos! En ese dilema están. Vamos a esperar los próximos meses qué decisión toman.

    Usted debe saber, Eduardo, que los españoles no son muy ahorradores hoy en día, y sin embargo, hace unos años muchos españoles estaban casi comprando el mundo. No ahorraban nada, se endeudaban, compraban cochazos, segunda vivienda de veraneo, vicio, en fin, que a lo largo y ancho de una década entera, prácticamente casi todos los españoles en edad laboral y en mayor o menor medida se prostituyeron a la especulación, a los tipos de interés bajo, al dinero barato, a la demagogia de que «España va bien», o que somos la «Champions League» del mundo, y el gasto público se duplicaba, y más deuda, y venga más deuda, y más y más.

    Se mantenía, al igual que en EEUU, una economía artificial sobre la base de estimular el consumo, y así se mantenía de forma artificial el empleo masivo, precisamente porque todo el mundo estaba comprando todo lo que aparece por ahí.

    Una economía que tenga que sostenerse sobre la base de comprar mucho y gastar cada vez más materia prima, más energía, contaminar más el ambiente y derrochar recursos, es una economía insostenible.

    Todo esto lo sabemos y la mayoría de los liberales españoles lo saben pero ¡ah! para ellos sus medios son sagrados; tienen una fe mística, se puede decir, en ese sistema losantianista y ancapista y «libertariano» que tampoco es liberal.

    Tendría que ocurrir alguna tragedia dentro de las filas libegales para que esa gente que les sigue tome conciencia del problema. Yo lo que no veo son posibilidades de que los que los dirigen tengan suficiente juicio para rectificar, y si algunos lo comprenden, no tienen el suficiente poder para ello, se los lleva el viento, los arrastran las olas de los acontecimientos.

    He dicho todo esto porque hay que contar con esto cuando se va a pensar en lo que va a ocurrir en el futuro. Es una gran cosa que haya algunos liberales conscientes.

    Mira, por ejemplo, los del IJM han prohibido tocar el tema de esta web entre sus miembros, creo que es el único grupo liberal del mundo que impone a sus miembros qué cosas deben decir en el portal de su web, nos hemos convertido en algo así como la manzana prohibida del liberalismo español.

    Claro, cuando se vive una vida cómoda, sin problemas, y todos los días te dicen que lo que ellos defienden es liberalismo y que no pasa nada por defender la esclavitud, o la prostitución infantil, o la inmigración masiva, o el tráfico de drogas, se ve que realmente hay que preparar las conciencias de esos jóvenes que se dejan engañar.

    Nosotros algunos de estos mensajes los enviamos; algunos de estos materiales los repartimos a veces por la universidad y hay que hacer un esfuerzo.

    Pero, claro, uno sabe el valor de la palabra y el valor de los hechos. Desgraciadamente estas cosas no se comprenden, no hay manera de persuadir. Lo mismo que decíamos cuando Irak, que era una guerra necesaria, y había sido algo que será un éxito en el futuro.

    Ha pasado tiempo, pero, realmente, yo no veo posibilidades de que puedan rectificar fácilmente, y si algunos están conscientes —no importa cuán elevada sea su autoridad o jerarquía—, los demás no se lo permiten. No hay más que oír las polémicas que tienen entre ellos.

    Lo que podría desearse es que, por primera vez en la historia española después de más de un siglo, la conciencia y la racionalidad humanas se impusieran sobre las leyes ciegas que han regido el destino hasta hoy.

    ¿Quién tiene la culpa? El sistema con su inmenso poder de desarrollo y monopolio de los medios de divulgación masiva.

    Entonces, por dondequiera salen los frutos del sistema. Yo pienso que los jóvenes españoles liberales tienen que meditar sobre estas cosas, estudiar y profundizar, y, aunque sean diez, decir verdades donde quiera que puedan decirlas, escribirlas y trasmitirlas. Ayudarán con ello a enfrentar el momento trágico en que llegue la hora de una gran crisis que vendrá inexorablemente.

    Perdón por extenderme, porque la pregunta, de otra forma, no podría responderla.

  3. Eduardo I · ·

    Gracias, Alfredo, es una larga respuesta pero entonces por lo que veo, ¿para ud. la principal amenaza no es la izquierda o el estatismo?

    El problema con su conclusión, que comparto, es que los jóvenes españoles NO piensan ni están para eso. Les interesa el lema fácil, la etiqueta, las cenas, y salir en LDTV. Me refiero a los liberales, obviamente.

    Por otra parte, ¿dónde cree que en España hayan más jóvenes liberales?

    Un saludo

  4. valcarcel · ·

    No es eso, Eduardo — tenemos, por un lado, el fenómeno de la pesadilla de que hay gente «liberal», que se hace llamar así, que en realidad son fascistas o corruptos o personas indeseables en general. El famoso Mises Institute es un ejemplo de lo que hablo y de eso ¡hay cientos! Calcule usted lo que debe estar pasando por ahí y piense en cómo han destruido el liberalismo esos enfermos. Es cierto que ellos en muchos casos defienden buenas ideas económicas pero son el beso del diablo. Si hace unos años el liberalismo en España podía ser un sueño, hoy es, una necesidad vital. A mí me sirven de diversión todos esos teóricos liberales del Mises Institute. Ya ni siquiera necesito ir al teatro o al cine o ver una comedia, casi nunca. Me pongo a leerles para divertirme: sus analistas, sus analistas más agudos y sabios siembran confusión, desesperación, queriendo cuadrar en el círculo de lo respetable y debe ser terrible. Yo recuerdo esos muñequitos con los que jugábamos los niños de mi quinta, el «He-Man» y tal en vez de hacer nuestros deberes, perdíamos el tiempo con castillos y figuritas del fabricante Mattel. Pero me divierto, disfruto, gozo, y tengo que agradecerles eso al Mises y compañia pero también agradezco lo que me enseñan. Pero los que más disfruto son los jeffersonianos pirados, esos que quieren que no haya banco central o como mucho, que el banco central esté en la luna. La verdad es que a veces me confundo y me pregunto si algunos artículos no los habrán escrito algún extremista izquierdista. Hay desconcierto, han perdido el norte y la doctrina entonces algunos resistimos en solitario en el campo de las ideas porque las ideas traen consecuencias: escepticismo, etc. Todo eso trae cinismo, confusión, falta de juicio, falta de perspectiva y eso confunde a la gente. Son tan frívolos que sus ideas han durado menos que una moneda de euro desatendida a las puertas de algún centro para inmigrantes ilegales.

  5. El Moli de Getafe · ·

    No soy un experto en Hamilton, de hecho me estoy empezando a interesar por él gracias a usted.

    Hace tiempo leí un libro muy crítico, que creo que se llamaba «Los Libertadores USA», y sí recuerdo que el autor describía a Jefferson como alguien «mentiroso» y a Hamilton como «algo más honrado».

    Pero lo que quiero hoy señalarle es ese elogio fúnebre que le hizo James Kent a su amigo recién fallecido Alexander Hamilton aplaudiendo su resistencia a las ideas de Adam Smith.

    Un poco en broma y un poco en serio :

    ¿ Fue Hamilton el primer «austriaco» ?

  6. valcarcel · ·

    Sí, es un buenísimo libro pero hay otros mejores desde luego — Jefferson cometió varios actos que rozaron la traición a su propio país y no quiero ni recordarlos — Hamilton fue el que lo frenó. Digamos que Hamilton fue el primer realista, dentro de aquél sistema que estaba naciendo pero era mercantilista.

  7. leak · ·

    Alfredo:

    Comprendo su repulsión hacia muchos en el Mises y hacia varios jeffersonianos, aunque debo decirle (como recuerdo haber dicho antes) que las ideas hamiltonianas no necesariamente son las más aplicables a distintas partes del globo. Puede que en España si lo sean, puesto que, desde el vamos, el país tiene una visión posibilista y realista.

    En un país como el que habito, una idea hamiltoniana degeneraría casi con seguridad en un estatismo proteccionista recalcitrante. No porque la idea en si sea fallida, sino porque presupone una elite instruida y respetuosa de la libertad, lo que no es común por estos lares. Con todo el respeto que le debo a la obra de fundamentación de un seguidor de Hamilton, como lo fue J.B Alberdi, en momentos como este, la ausencia de Banco Central sería un gran adelanto para mi país. Aquí, en donde en los últimos 70 años, debido a la emisión se la han quitado 13 ceros a la moneda, quitarle herramientas de acción a los gobernantes es una medida de seguridad.

  8. valcarcel · ·

    Leak: La verdad es que no recuerdo que usted haya dicho algo acerca de las ideas hamiltonianas en relación con su país u otras partes del globo. Yo estoy totalmente de acuerdo en que en un país como Argentina existe el peligro de caer en una nacionalización absolutista y socialista y precisamente por el motivo que ud dice. Pero dígame una cosa, porque sin ese elemento no me podré extender mucho como suelo hacer: ¿existe la más mínima posibilidad en un país como el suyo de entregar un banco central digamos a una especie de «élite» distante? Me explico: se ha hablado mucho de una unión entre los países latinoamericanos (algo que creo que se debe combatir porque con esa unión ustedes van a caer en el comunismo, eso fijo) pero la verdad es que en este momento, aún sin conocer su hemisferio, veo dos posibilidades: o ganan los que quieren esa «unión bolivariana», o se gestionan algunos de vuestros recursos desde fuera, por un grupo de personas más responsables, como lo sería el «malvado» FMI. Realmente, y le soy sincero, no veo otra posibilidad en este momento que no sea la mano extranjera del FMI, pese a que la población creo que no lo toleraría a estas alturas. Ustedes se encuentran en una encrucijada difícil.

  9. valcarcel · ·

    Por cierto leak, no recuerdo si le he preguntado pero, ¿tiene ud una bitácora o alguna página web?

  10. leak · ·

    Sin duda, lo que ud. dice es verdad señor. La encrucijada es esa. Si la unión es del estilo bolivariana, estaremos en peores condiciones que en la actualidad, pero sería prácticamente imposible que un país típico de América Latina cediese competencias monetarias a instituciones extranjeras. Con el odio y el recelo que existe hacia el FMI, Banco Mundial y otros, cualquier intento por quitarle alguna competencia a los estados nacionales sería tomado como una afrenta antipatriótica. Así estamos.

    Un economista formado en Chicago, Jorge Ávila, ha expuesto un sistema de banca offshore para solucionar parte de los problemas monetarios que suceden debido al mal uso de la institución del Banco Central. Si bien no estoy completamente de acuerdo, me parece una referencia válida. Aquí puede ver un artículo al respecto:

    http://www.jorgeavilaopina.com/?p=134

    En este momento, no tengo bitácora ni página web, aunque es probable que inaugure una a la brevedad. Apenas tenga presencia en la web, lo haré público.

  11. valcarcel · ·

    Muchas gracias por el enlace, leak. Yo creo que usted debería, si puede, abrir una bitácora y posiblemente, dadas las circunstancias de su patria, hacerlo de forma anónima por supuesto pero yo soy un creyente firme, firmísimo en que las ideas se tienen que repetir y difundir una y mil veces. En eso los marxistas siempre nos han superado: en la propaganda y en la difusión de sus doctrinas y nosotros ahí tenemos un grandísimo campo que rellenar porque existe un vacío. Gran parte de ese vacío se debe a lo que hablábamos un poco antes con un compañero sobre la falta de una voz «unida» que diga «esto es liberalismo, esto es así lo otro es asá»- y con gente como las que hay en el Mises jamás lo vamos a lograr, y usted bien sabe que es así. Por eso necesitamos, como liberales, unificarnos alrededor de una serie de principios indiscutibles.

    En cuanto a Alberdi, me encanta su obra y cito algo que dijo que considero que sigue siendo relevante para el argumento aquí:

    «La democracia es la libertad constituida en gobierno, pues el verdadero gobierno no es más ni menos que la libertad organizada.»

    Sí, y a ver si nos organizamos.

    Un saludo

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