I. La Salamanca esperpéntica
Ayer regresé a Madrid después de pasarme el «puente» en la ciudad de Salamanca en compañía de algunos galanes liberales clásicos. Yo ya conocía a esta ciudad porque viví allí casi durante todo el año de 2006 en plena Plaza del Mercado (al lado de la Plaza Mayor) y había ido a intentar abrir una empresa que ahora no viene a cuento porque eso no os incumbe y ya sabéis que yo siempre os hablo sin rodeos y sobre lo que me apetece. Indudablemente, como soy un tipo de persona muy «enrollada» en mis asuntos, bastantes salmantinos me conocen en la zona centro. Este fin de semana ha sido el reencuentro con esos fulanos a los que sólo se pueden conocer cuando uno es un joven de 25 años por esa afición común de darle a la botella y ser universitario. Tuve ocasión de ir a un auténtico antro esperpéntico e infernal que se llama El Paniagua. En el año 2006, época en la cual yo todavía creía en el Partido Popular como alternativa decente al PSOE, unos jóvenes de NNGG de allí lograron convencerme a entrar a ese antro «vestido de traje». Lo hice. ¿La reacción? Pues pensaron en la barra que se trataba de una inspección del ayuntamiento para levantar actas: encendieron luces, y la gente me miraba con cara de odio pensando que yo era un inspector del Ayuntamiento. La verdad es que razones no faltaban – ni faltan – para que clausuren ese local que es un punto de encuentro de frikis universitarios de izquierdas, intelectuales progresistoides, niñas que escandalizarían a cualquier señora decente, rockeros fracasados, indies, y también de ideólogos insólitos. También es un lugar donde mucha gente desgasta sus neuronas a base de litronas, «minis» y porros. En el 2006, de hecho, ya habían clausurado el local durante un par de meses debido a la Asociación de Hosteleros Salmantinos por los habituales altercados y grescas que estos rockeros «pacíficos» provocan en la capital charra. Entré una vez más el sábado (eso sí, en ese local jamás he pedido yo ni una sola copa para no pillar ninguna enfermedad rara) pero entré porque cuando uno va con amigos, no siempre se puede decidir dónde ir que conforme a todos. Sí que saqué algunas fotos del local y las comparto con los lectores. Esta vez no me confundieron con inspector – salió lógicamente el tema del liberalismo y ahora resulta que todos los liberales somos unos pijos. Ver para creer. Incluyo fotos del antro ese.
II. Salamanca: Un retrato del 2006
Estas líneas que váis a leer las escribí en el verano del 2006 en un diario que, por aquellas fechas, era mío personal y mucho antes de que yo me percatara de la existencia de esto de los «blogs.» Sólo pongo una primera parte y mañana pondré la segunda.
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Llegué a Salamanca durante el mes de enero (2006), para intentar ganarme la vida como empresario especializado en el tema de las traducciones jurídicas del inglés al castellano. Salamanca es una ciudad cómoda para salir y bastante segura, quitando cuando las hordas de jóvenes alocados y gamberros salen para imponer su particular reino de terror por la ciudad). Aunque muchas personas parecen creer erróneamente que cualquier parte de España debe mostrar nada más que sol, naranjas, y felicidad perpetua esto no es en absoluto el caso en el corazón de España. En Salamanca, incluso hasta mediados de mayo, puede estar bastante nublado y frío. Yo vivo justo al lado de la imponente, pero impresionante y famosa Plaza Mayor, aunque por la noche es ruidosa porque se llena de borrachos, con una variedad pintoresca de sociópatas socialistas corriendo y jóvenes de América del Norte gritando y aprovechándose del libertinaje imperante en la España moderna. La Plaza Mayor (Plaza de Armas Histórica) es cómoda y agradable y es un lugar para observar a la gente pasar. Salamanca es una ciudad llena de interesantes anécdotas históricas y episodios. En uno de los «colegios», durante la revolución rápida de 1868 que derrocó a la reina Isabel y la llevó fuera de España, la multitud se comprometió a asesinar a un gobernador impopular de la provincia. Se salvó de su condena por el ingenio de una criada -siervo, quien lo escondió entre los colchones de la cama y luego se le tiró encima con un bebé en sus brazos.
En estos días, lamentablemente, Salamanca no es exactamente la ciudad universitaria para jóvenes de «bien» que solía ser en los 1800s. En estos días, los estudiantes de esta ciudad son un cruce entre los estudiantes Erasmus procedentes de diferentes países de la Europa continental, autóctonos, de los españoles de la ciudad, y el puñado de vez en cuando aquí y allá de África o el hijo de algún sudamericano rico. A diferencia de los días de antaño, la pasión política ya no forma parte de la experiencia aquí en la Universidad de Salamanca. En cambio, uno encontrará seguramente como yo, una horda mixta de uniformismo socialista entre los estudiantes, en su mayor parte, con la excepción de los alumnos que estudian aquí Derecho. Aparte de ese desafortunado estado de cosas, todavía creo que Salamanca es una ciudad universitaria aceptable. Es también una de las «joyas» de España, tanto por su arquitectura así como por su Historia. Se dice a menudo que la forma más pura de español se habla aquí aunque discrepo: el mejor español creo que se habla en Valladolid y Madrid (ojo, no Madrid sur). El acento salmantino tiene muchos toques de leonés que a mí no me resultan plenamente castizos.
podrás decir todo lo que quieras pero Salamanca a mí sí que me parece una ciudad bastante facha. Y prefiero mil veces ir a «antros» como Paniagua antes de ir a un sitio como Camelot que está lleno de pijos «liberales». No sé si todos los liberales sois pijos pero muchos sí lo sois. ¿Enfermedad por una copa? ¿Eres tan vacío que sólo juzgas la limpieza de un local porque va gente de buen rollo? ¿Qué peleas? Seguro hay más peleas en los sitios que defiendes pero claro, para la gente vacía supongo que es mejor que dos tios «de bien» se den de hostias antes que un «guarro» con una cerveza y el pelo largo intente pasarlo bien.
Sois unos hipócritas.
No he visto la ciudad y la tengo pendiente de visitar -me encanta Castilla y León en general, especialmente Segovia y Ávila-, Alfredo, pero discrepo con que el español de Madrid sea la forma más pura del castellano, aunque también depende de lo que uno entienda por puro. Esperanza Aguirre, con todos mis respetos, parece en ocasiones sacada de una zarzuela tipo «La verbena de la Paloma», y esa manía tan popular de convertir las «des» finales en «zetas» es algo que sonará muy español -aunque ahora empieza a tener unas connotaciones bastante irónicas-, pero no deja de ser muy peculiar. No sé si es originario de Madrid o de Castilla y León, aunque lo he oído también a gente de otras regiones. Imagino de todos modos que como Madrid es una ciudad a la que vienen personas de tantos sitios de España se haya ido perdiendo el acento de origen y todo el mundo empiece a hablar de una manera más uniforme.
A algunos les parecerá que lo más español del mundo es el acento andaluz y a otros el castellano de Castilla o Madrid, pero en cualquier caso el español más seco y desprovisto de musicalidad, si es eso lo que entendemos por puro, tengo entendido que lo tenemos en Alicante ciudad, en la comunidad castellanoparlante. Tenemos expresiones y pronunciaciones peculiares como en todas partes, como aquello del «vamor-a-ver» o el seseo alicantino -una paletada indignante-, aunque se nos identifica por una entonación más bien neutra y monótona. De todos modos eso de la «pureza» o la casticidad del idioma creo que es un tanto subjetivo. Al fin y al cabo, las comunidades lingüísticas no son compartimentos cerrados y se van alimentando a lo largo de la historia de expresiones de otras regiones y países con los que han entrado en contacto.
Saludos.
Me he reído mucho con el comentario de Samuel porque es la verdad. Por cierto Alfredo, lo digo tanto para los madrileños en general como para tí en particular que conozco: ¡qué manía tenéis en Madrid de usar el «la» para todo hasta para decir LA portátil.
El acento de Madrid me gusta, ojo, pero sí que tenéis acento los de Madrid.
@Bolchevique: Nunca dije que Salamanca es de izquierdas. El Camelot está muy bien hombre, y hay de todo. Por lo menos uno puede tomar algo sin salir con olor a porros.
@Samuel:
A mí también me gusta mucho Castilla sobre todo porque no soy playero y prefiero el campo cerrado, especialmente en verano.
Respecto al tema de los acentos: pues le comento. Yo creo que acento puro no implica necesariamente castellano correcto del todo. Como dice Germánico, aquí tenemos el laísmo y yo soy una de las personas que más peca de decir cosas como «la» portátil en vez de el portátil y me dicen que suelo convertir las d’s en zetas. Sin embargo, yo sí puedo distinguir enseguida un acento madrileño clásico y no hablo del famoso «ej que» que en realidad no es de Madrid sino de Castilla-La Mancha y lo suele decir personas de clase humilde en Madrid sur como en Leganés y Fuenlabrada. También es verdad que los hijos aquí nacidos de extremeños y andaluces se les nota muchas veces porque estas personas emigraron a Madrid sur sobre todo y tienen un «aire» de aquellas tierras.
Me resultaría imposible demostrarlo por aquí porque hay que ser de aquí y vivir aquí para detectarlo. No obstante, como usted bien dice, aquí también hay gente de todas partes pero el acento madrileño sigue existiendo.
Sí que me ha sorprendido lo que dice de Alicante porque eso yo no lo sabía. Mi bisabuela era de un pueblo de Alicante pero no era castellano-parlante y sólo hablaba el valenciano. A ella sí le notaba musicalidad pero más que nada porque el idioma valenciano es más musical.
Y también me ha sorprendido lo del seseo porque nunca me lo habían comentado de esa zona.
A mí el seseo no me gusta para nada. En cuanto a musicalidad y pureza, yo creo que en Madrid no cantamos (los que tenemos el acento clásico) pero sí damos a veces patadas al castellano correcto en términos gramaticales como lo de cambiar artículos, entre otras cosas y por ciertas expresiones maniáticas como cuando hablamos preguntamos mucho «¿sabes lo que te digo?»
De todas formas si usted quiere poder oír uno de los típicos acentos clásicos de Madrid, ponga en el youtube a Olga Ramos. Sí señor, todavía existen personas con ese acento tan característico de Madrid, sobre todo Madrid capital.
@Germánico:
No es que en Madrid tengamos acento o no: es que en Madrid es el acento más deseable para los españoles según una encuesta. Obviamente todo el mundo tendrá acento o pronunciación pero creo que el de Madrid es mucho más «puro» que el andaluz o el leonés.
Saludos