Algunos creen que la política es la organización de los distintos odios que abrigamos en nuestro subconciente. Las personas que tratan de dividir a la sociedad en términos étnicos se les suele llamar racistas. Las personas que tratan de dividirnos por líneas religiosas son sectarios. Los que tratan de dividirnos por clase social son populistas.
El populismo y el elitismo parecen diferentes, pero en realidad son reflejos de lo mismo. Ambos asumen un país fundamentalmente dividido. Ambos describen la política como una lucha de clases entre los ilustrados y los corruptos, patriotas y traidores.
Ambas actitudes siempre estarán con nosotros, pero en estos días es el populismo está de moda. Los liberales tenemos nuestros populistas. Federico Jiménez Losantos intentó dividir el país entre los «españolitos de a pie» y las élites de partidos. Y, los socialistas y progresistas también tienen los suyos. Dividen a España en dos grupos supuestamente independientes — «los verdaderos trabajadores», y esa clase «elitista» profesional que ganamos bien y llegamos a fin de mes.
Es fácil ver por qué el populismo está tan extendido. En primer lugar, hace que todo sea muy sencillo. La crisis económica fue causada por una compleja red de factores, como los desequilibrios globales causados por el ascenso de China. Pero con la descripción de los populistas, sólo se puede culpar a Wall Street o «gual estrí» que diría un paleto de bar.
En segundo lugar, absuelve a los votantes de la responsabilidad de sus problemas. En los últimos años, muchos banqueros e inversores se comportaron como idiotas, pero también lo hicieron los españoles, acumulando un nivel sin precedentes de deuda personal para «darle a mis hijos lo que yo nunca pude tener». Con la narrativa populista, se puede acusar a la banca y absolver a los «pobres trabajadores» que durante la bonanza económica adoptaron una actitud de «nuevo rico», arrogante, y olvidándose de que España durante mucho tiempo fue — y es — en muchas cosas, un país pobre. Pero claro, ¿qué españolito medio no iba a estar a gusto por el hecho de que por primera vez, se podía permitir una chacha sudamericana, con voz melodiosa, como hacen los «ricos» en las novelas mejicanas?
En tercer lugar, el populismo es popular entre la clase dominante. En los EEUU, el Partido Democrático ha sido impulsado por una fantasía: que los votantes estarían tan enfadados contra las personas con MBA que van a entregar el poder a las personas con doctorado y a intelectuales baratos como Obama. Mientras, la clase dirigente republicana ha sido impulsado por la misma fantasía pero a la inversa.
Así que es fácil ver la seducción del populismo. No obstante, casi siempre falla. La historia del populismo, que se remonta en los EEUU a William Jennings Bryan y aquí a principios del siglo XX, es generalmente una historia de fracasos. Eso se debe a que los votantes no son tan estúpidos como los populistas quieren pensar. Los votantes son capaces de mantener dos ideas en la cabeza a la vez: En primer lugar, que los ricos y los poderosos saben manipular el juego a su favor, y segundo, que simplemente golpear a los ricos y a los poderosos no se resuelven los problemas del país.
Los políticos populistas parece que no puede comprender que una política basada en el castigo de las élites no producirá una fuerza laboral mejor educada, ni más inversiones, más innovación o cualquiera de las otras cosas necesarias para el progreso y el crecimiento.
De hecho, todos mis lectores ya saben que EEUU fue construido por anti-populistas. Fue construido por gente como Alexander Hamilton y Abraham Lincoln, ambos personajes que rechazaban la idea de que la economía nacional está fundamentalmente dividida en líneas de clase. Rechazaron la mentalidad que está en el corazón del populismo, la creencia de que la economía es una lucha por el botín. Al contrario, creían en una economía nacional unida – un sistema interrelacionado de trabajo, comercio e inversión.
Hamilton defendió los mercados de capitales y Lincoln defendió la banca, no porque amaban a los comerciantes y a los banqueros. Lo hicieron porque sabían que una economía capitalista dinámica maximizaba las oportunidades para los niños pobres como ellos. Ellos estaban dispuestos a tolerar los excesos de los comerciantes, ya que entendían que ninguna institución es más apta para canalizar la oportunidad a nuevos grupos y nuevas personas que los mercados financieros robustos.
Para mí, el papel del gobierno no debe estar del lado de una facción o para librar una guerra de clases. Se trata de despertar la energía y la industria de las personas en todos los niveles. Se trata de aumentar la competencia y hacerla justa – para asegurarse de que ningún grupo, alto o bajo, sea capaz de levantar barreras que priven a los ciudadanos de una oportunidad justa. Celebro el desarrollo, la movilidad y el trabajo, donde se puede generar riqueza.
Los populistas tienen una mentalidad de «nosotros contra ellos». Algunas de las reformas bancarias que ha emprendido Obama en los EEUU son positivas, la mayoría no: pero sí que es cierto que hace falta no más regulación, sino más normativa: dos cosas muy distintas. Y, en cierto modo, Europa de momento no ha aplicado la misma normativa. Se ha intercambiado, al parecer, el optimismo dinámico, que siempre gana, por la división combativa, que siempre pierde.
Bastante de acuerdo con usted hasta el párrafo último sobre la regulación.
Hablar del populismo es muy amplio y podriamos encontrar en todos los países y en todas las tendencias políticas. De hecho creo que vivimos en una época terriblemente populista debido a la realidad de nuestras democracias y nuestras sociedades.
La democracia moderna está basada casi en exclusiva en la propaganda. El principio Goebbleliano de que «El nivel intelectual de la propaganda política debe ajustarse a la persona del menor nivel intelectual del grupo a la que va dirigida» está aplicado de facto por doquier.
Cuando escuchas a cualquier político Español hablar prácticamente siempre me indigno de cómo es posible que estas personas cultas y preparadas hagan argumentos tan simples y tan absurdos, pero es lo marcado por asesores para hacer llegar los mensajes a las personas de menor nivel cultural, que suelen ser precisamente los más manipulables.
La derecha en España es terriblemente populista, hasta puntos obscenos y vomitivos. La izquierda también lo es, pero menos, y más bien encara su discurso hacia siento sentimentalismo, que es flojo pero no tan asqueroso como el populismo españolista, identitario, etc.
Cuando ha hablado usted de los odios que intentan dividir a la sociedad en términos étnicos o religiosos me ha recordado el por qué me considero republicano (en un sentido Europeo, quizá Francés, de la palabra).
Para mi el republicanismo, como principio filosófico, se opone radicalmente al nacionalismo ideológico. Los nacionalistas pretenden construir las sociedades sobre «valores» superiores a las propias personas. Estos valores son la religión, la raza, la lengua, la cultura, los valores identitarios, y alguno más.
Los nacionalistas consideran que la esencia nacional de un país puede ser blanca, católica, euskoparlante o simplemente basada en ciertas costumbres. Pondrán eso por encima de la voluntad de su propia población, y basarán la vida colectiva en alguno de esos parámetros.
Yo me opongo a esto, por varias razones, principalmente porque no se puede someter a un país a esencias «mágicas» por encima de la voluntad de los propios ciudadanos que componen la nación, y porque estos principios son el campo de abono perfecto para el populismo y el soterramiento del debate intelectual.
Creo que usted enfoca el populismo muy hacia aquellas tendencias que impiden la libertad empresarial, pero ese es sólo un populismo de los infinitos que hay. Pero todos comparten un punto: El hundimiento del pensamiento crítico e intelectual aplicado a la política.
Comenta usted que los EEUU fueron creados por antipopulistas, pero prácticamente cualquier estado liberal del S.XIX fue creado por antipopulistas, al haber entonces gobierno de las «élites». No obstante, que algo sea creado por antipopulistas no implica automáticamente que tenga que ser bueno. Puede ser también una verdadera aberración.
Lo peor del populismo es que ha sido asumido por la sociedad. El mensaje populista es fácil y sencillo como usted ha comentado, y ha hecho creer a la gente que la llegada de un gobierno u otro va a resolver sus problemas automáticamente.
El otro día leía en un blog amigo que los Españoles somos quejicas y algo destructivos contra nuestro propio país, nuestros políticos, nuestro estado. Como usted sabe yo me opongo a ese pesimismo destructivo, pero creo que el hecho de que sea generalizado responde precisamente a lo que digo: A la gente se le ha contado que Felipe, que Aznar o que ZP iban a solucionar sus problemas con mágicas recetas. A la gente se le ha contado que sólo tiene derechos y no tiene casi obligaciones más que votar al político manipulador de turno. Eso provoca un pesimismo generalizado, una cultura de que los problemas están ocasionados por los demás, que es muy peligrosa.
De todos modos también hay que ser realistas. Más de la mitad dela población no tiene las mínimas nociones básicas de política y mucho menos de economía.
Recuerdo un compañero de carrera, allá por tercer curso, que me dijo que él no sabía que era la derecha ni que era la izquierda. Me pareció increible, pero es la realidad.
Así es casi imposible tener una política decente.
Estoy de acuerdo en general con el comentario sobre la gente que pidió créditos sin criterio ninguno. Todos somos responsables de lo que ha pasado como sociedad, y aquellos que colaboraron con su demanda a esta situación deben ser conscientes que son corresponsables.
Otra cosa es como se evita esto, que ahi discreparemos, pues yo pienso en que la manera objetiva de hacerlo es limitar las «Alegrias» de la banca y sus actividades.
En fin no me quiero extender, dejo que ustedes manejen el hilo.
Un saludo.
Hola Pedro, muy de acuerdo contigo. Has dicho muchas cosas que tenia en mente asi que no me voy a repetir. Sólo voy a discrepar en parte con una cosita aunque mas que discrepar es una puntualización.
Yo no considero que la izquierda en España sea tan populista como la derecha y como bien dices lo es mucho menos. Hay casos en los que lo son y hace poco un ejemplo que me dieron unos ultras fue lo del matrimonio gay. Seamos sinceros, eso es todo menos populista pero fue necesario. Yo creo que persiste una actitud de que los políticos tienen que hacer siempre lo que les pide «el pueblo» y el pueblo es soberano, en eso estoy de acuerdo en mi espíritu medio francés jeje.
A mi modo de ver las cosas, y yo sé que esto va a sonar fatal pero como es un artículo «anti» populista diré que hay cosas que ellos saben más «que el pueblo». Una de esas cosas fue lo de la memoria histórica y el matrimonio.
Por eso creo que cuando Pedro dice que:
«De todos modos también hay que ser realistas. Más de la mitad dela población no tiene las mínimas nociones básicas de política y mucho menos de economía.»
Me inclino a pensar en esos términos. Seamos sinceros también en otra cosa: puede que Losantos sepa comunicar bien con los suyos, nadie duda eso pero ¿tiene el una mínima idea de economía? Alfredo, por mucho que a usted no le guste Zapatero, ¿preferiría un presidente Losantos?
En lo que no estoy de acuerdo con mis propios correligionarios en la izquierda es que muchas veces dejan que «ESPAÑA» y el patriotismo sea sólo algo de la derecha. Pues fijese Alfredo que yo me considero muy patriota y jamás contemplaría vivir en otro país a largo plazo. Como usted es una persona muy «anglosajona» le daré un ejemplo que seguro que conoce: la izquierda con la que más me identifico es tipo la de Tony Benn, que como usted sabrá es bastante británico pero socialista. Hace un tiempo Benn dijo que para él ser socialista no está reñido con ser británico y que él considera que las dos personas más «typically English» en los últimos tiempos fueron él y Thatcher, a pesar de ser enemigos férreos en la política. Por un lado, Thatcher representaba una variante de lo que es ser inglés y Benn al inglés industrial, al trabajador.
Uno de los motivos por el cual empecé a respetarle a usted como persona fue cuando dijo que regresó a España por patriotismo y porque usted no se adaptó del todo a estar fuera. Yo creo que en la izquierda debemos dejarnos de ese complejo de que ser pro España significa ser fascista o ultra conservador.
Yo no sé que pensarás al respecto Pedro pero yo amo mi país y defiendo a España. Es curioso como de hecho ha sido la derecha en los últimos años los que intentan echar nuestro país por tierra en los EEUU y en Europa. ¿Alguien se imagina a Thatcher haciendo eso contra Blair? ¿Alguien se imagina a Benn haciendo eso a la inversa? Se pueden criticar a los políticas pero decir que nuestro país es una basura como han hecho muchos «patriotazos» en el extranjero da mucho que pensar.
Por lo demás Pedro, me ha gustado mucho tu criterio en todo.
Un saludo a los dos
El populismo es ciertamente aberrante; trata a las personas como seres tremendamente simples y previsibles, maneja grandes grupos de gente basándose en consignas y apelando a lo más primitivo del ser humano. Implica, además, un alto grado de demagogia, o sea, de engaño colectivo y aparta a las personas de pensar por sí mismas.
Quien guarda semejantes propósitos evidentemente es un miserable. Pero a mi juicio el populismo es consustancial a la política, al menos a la política contemporánea, y no hay político que vaya por ahí diciendo que defiende a las élites porque es la mejor manera de que el pueblo se enriquezca y tenga un patrón moral que le sirva de estímulo para prosperar.
Es verdad que, como dice Pedro, «a la gente se le ha contado que Felipe, Aznar o ZP iban a solucionar sus problemas con recetas mágicas». Además la gente lo ha creído porque es lo que está acostumbrada a creer; y no hay político que no fundamente su oposición en los errores del contrario y promesas acerca de sí mismo y de su futuro gobierno.
Como siempre, nos encontramos ante el eterno dilema. ¿Qué hacemos, nos centramos en los cambios objetivos que Felipe, Aznar o ZP han producido y los juzgamos, al modo de algunos historiadores, de acuerdo con ese criterio, o nos centramos en los aspectos más concernientes a la ciencia política, o sea, a la ética del político? Ambas opciones creo que deberían integrarse, y si bien es cierto que la retórica y la carga sentimental que manejan nuestros políticos parece dirigida a niños de diez años, no es menos cierto que los cambios objetivos es lo que al final cuenta en la historia material de un país.
Ahora bien, ¿habrá alguna vez en la que los políticos, entretenidos en ganar o perder elecciones, piensen que lo que mejor que pueden hacer es no utilizar armas ilegítimas en esa batalla? Lo dudo, y si tal hiciera, como la gente está acostumbrada al populismo, es probable que perdiera las elecciones.
Pero es un hecho que si los ciudadanos adquieren cultura y dejan de ser pasto de las consignas la actitud de los políticos puede volverse más responsable y empiecen a elevar el nivel dado el grado tan fuerte de exigencia al que le someten los medios de comunicación y la sociedad civil. ¿Cómo se lleva a cabo ese proceso de madurez en la opinión pública? Podemos pensar cínicamente que el pueblo siempre será el pueblo y como no se ganan elecciones apelando a la élite, que es una minoría, habrá que dar al pueblo lo que el pueblo quiere, sea bueno o malo.
Sólo los políticos pueden, a la postre, hacernos salir de este círculo vicioso. La tendencia, sin embargo, es la opuesta, ya que cada vez tienen menos nivel. Además sucede que no quieren y los «intelectuales comprometidos» están igualmente vendidos al poder político. Un fenómeno que ayudaría a reducir ese estado de separación entre la política y la ciudadanía sería aprovechar el tirón de cierta clase media lo suficientemente inteligente como para no dejarse llevar ni por unos ni por otros.
Tal proceso es deseable siempre que se tenga en cuenta un hecho; ni siquiera esa clase media que se echa a la calle está a salvo del populismo, que no es otra cosa que el culto al poder persuasivo. Habrá que luchar por reducir esa tendencia, pero creo que es imposible eliminar la tentación populista y demagógica mientras se hable de política.
Quizás esa sea la razón por la que tantos eruditos amantes de la verdad prefieren conservar la dignidad antes que meterse en política. Tomando como ejemplo a Platón, al filósofo siempre le cuesta rebajarse a educar a los que no han visto la luz y prefieren dedicarse a los placeres del conocimiento antes que vender su dignidad. Y gobernar para esta aristocracia de la perfección, a la postre, tampoco sería lo más deseable. ¡Hay tanto farsante!
Saludos.
Hola Progresista,
Como sabe Alfredo yo me siento Español y hago de España mi ámbito de actuación política. De hecho Alfredo me dice muchas veces que ambos somos «patriotas».
Yo soy muy opuesto al pensamiento nacionalista (como puedes ver arriba) y una de mis ideas políticas básicas es romper ese cordón umbilical que une a la izquierda Española y al nacionalismo desde los tiempos de la Guerra Civil.
A colación de lo que dice Samuel necesitamos, urgentemente, una «culturización» del país en temas políticos.
Los ciudadanos tenemos una responsabilidad con nuestro propio voto. Obviamente nos podemos equivocar, pero no es aceptable echarlo a una urna como si fuese una tómbola o un concurso de belleza.
¿Cómo se procede a esta culturización? Es complicado,pues es obvio que en los colegios eso no se puede explicar pues sería dogmatización.
Pero si vemos a Francia, por ejemplo, una cosa que admiro mucho de los franceses es que todos entienden de política. Mucho o poco, pero no existe este desconocimiento general que hay en España.
También hay otra cosa importante que me ha venido a la cabeza con el comentario de Samuel. En este país los políticos se aferran al poder de forma patética, en parte para defender los intereses corporativos de partido.
En España necesitamos políticos serios que entiedan que, si sus ideas no son aceptadas por la mayoria, es mejor que no gobiernen.
Durante la II república, por ejemplo, los políticos eran más honestos en este punto. Defendían lo que pesaban y no hacían giros demagógicos para arañar votos.
Es muy interesante en este punto leer las memorias de Manuel Azaña en las que se ve claro como veía el poder político casi como un castigo, y como aceptaba perfectamente que no se debía gobernar un país que no era afín, y que en esas situaciones hay que dejar que gobiernen otros.
De todos modos en esto volvemos a la responsabilidad de las personas, pues son nuestros votos quienes validan a los políticos irresponsables y demagógicos.
Hace poco que descubrí este blog y estoy encantado. He aprendido muchísimo leyendo los artículos de Alfredo y de los comentaristas. Soy un chico joven español y por desgracia nunca estudié la política en el colegio pero llevo 3 años poniéndome al día. Me está encantando este blog porque soy de derechas y antes de conocer bien las teorías yo me dejaba llevar por el franquismo, pensando que eso era la derecha que necesitábamos. Si se me permite la participación, diré que una cosa que he notado en España es la falta de esa cultura que ya ha mencionado el comentarista Samuel y Pedro. Si viajas a Francia, allí tienen las famosas «grandes ecoles» para los políticos y su formación, Inglaterra tiene su Eton y los colegios internos, y EEUU más de lo mismo. ¿Qué tenemos en España más allá de los concertados que ni se asemejan a esos colegios de calidad?
Alfredo, quiero pedir disculpas antemano si mi pregunta es impertinente pero yo estoy muy interesado en el tema educativo y estoy terminando un Masters en educación. ¿Podría compartir una lista de libros de textos que utilizaban en su colegio para clases como matemáticas o lengua? Los libros de texto en España son pésimos, y la educación está por los suelos. Me interesaría la lista más que nada para comparar calidad educativa ya que usted estudió fuera, lo cual le da una gran ventaja.
A Pedro le diré que opino que hace falta una culturización y que se puede empezar con la construcción de colegios «de élite» aunque esa frase suena horrible pero me refiero para darle oportunidad a los chicos más comprometidos de nuestro país. La calidad de nuestros políticos también es de vergüenza.
Una cosa que también me llama la atención es la falta de interés político que veo en muchas mujeres españolas. No me refiero a los partidos que siempre «colocan» a una de cara a la galería. Estoy hablando de que a nivel de calle, no conozco casi a ni una sola mujer que se interese por estos temas. Es cierto que siempre hay menos mujeres en la política pero el caso español es interesante.
Lo de la Espe es algo puntual y no es ni de lejos normal en nuestro país. Donde sí veo más participación fémina, aunque también reducida, es en los blogs más de izquierdas pero en los de la derecha no veo ni a una casi nunca.
Saludos y seguid así que esto se pone interesante.
Muchas gracias a todos los comentaristas por participar. Empiezo lógicamente con Pedro:
«La derecha en España es terriblemente populista, hasta puntos obscenos y vomitivos. La izquierda también lo es, pero menos, y más bien encara su discurso hacia siento sentimentalismo, que es flojo pero no tan asqueroso como el populismo españolista, identitario, etc.»
No sé si me «gusta» más el populismo sentimental de la izquierda o el populismo rancio de la derecha. Personalmente nunca me identifiqué con el populismo derechista pero creo que menos con el populismo de la izquierda. Ambos creo que se deben extirpar dentro de lo posible.
«Cuando ha hablado usted de los odios que intentan dividir a la sociedad en términos étnicos o religiosos me ha recordado el por qué me considero republicano (en un sentido Europeo, quizá Francés, de la palabra).
Para mi el republicanismo, como principio filosófico, se opone radicalmente al nacionalismo ideológico. Los nacionalistas pretenden construir las sociedades sobre “valores” superiores a las propias personas.»
Yo tengo un sentimiento mixto: no soy de los que dicen que una nación se reduce a la suma de los habitantes que habitan en cada momento determinado e histórico aunque estoy mucho más en ese bando que en el «nacionalista». Sin embargo, pienso que hay ciertos factores históricos que nos han ido forjando y que no podemos ignorar porque eso es irresponsable. Yo no sé si científicamente haya un «carácter español» pero muchas veces me inclino a pensar que sí — hay personas que son muy «españolas» o muy «inglesas» y creo que quizás esa percepción se deba a lo que nosotros queremos creer de lo que es una nación u otra debido a ejemplos extendidos, como lo puede ser el pelo rubio en partes de Inglaterra o la chulería madrileña.
«Los nacionalistas consideran que la esencia nacional de un país puede ser blanca, católica, euskoparlante o simplemente basada en ciertas costumbres. Pondrán eso por encima de la voluntad de su propia población, y basarán la vida colectiva en alguno de esos parámetros.»
Claro, es aquí donde está el peligro porque con eso caemos en dictaduras y actitudes contrarias a la libertad individual. No soy de los que suelen hablar de «esencias» pero sí creo que existen ciertas idiosincracias por la Historia. Le pongo un ejemplo: para mí es tremendamente chocante que el Presidente de los EEUU sea negro. No porque yo piense que los negros no deben ser presidentes, ¡faltaría más! Ni se debe a un sentimiento de asco u odio contra las personas de esa raza. Simplemente que como los EEUU siempre ha tenido presidentes blancos, protestantes y anglosajones, cuesta acostumbrarse a que, efectivamente, el actual presidente se llama Obama, y es negro o bueno, mulato en términos técnicos. A mí me cuesta acostumbrarme a ciertas cosas distintas como le dije en su hilo sobre la inmigración. No me gustan los cambios radicales.
«Yo me opongo a esto, por varias razones, principalmente porque no se puede someter a un país a esencias “mágicas” por encima de la voluntad de los propios ciudadanos que componen la nación, y porque estos principios son el campo de abono perfecto para el populismo y el soterramiento del debate intelectual.»
Aquí estamos de acuerdo también.
«Pero todos comparten un punto: El hundimiento del pensamiento crítico e intelectual aplicado a la política.»
Sí y de hecho esto es uno de los fallos de la derecha: no somos exigentes con los «nuestros» y la izquierda lo es un poquito más y quizás por eso vote menos o no exista tanta disciplina de partido.
«No obstante, que algo sea creado por antipopulistas no implica automáticamente que tenga que ser bueno. Puede ser también una verdadera aberración.»
Cierto, cierto.
«los Españoles somos quejicas y algo destructivos contra nuestro propio país, nuestros políticos, nuestro estado.»
Lo somos — creo que es un enorme fallo pensar que todo lo de fuera es mejor. No, no lo es en todo. España en algunas cosas no tiene nada que envidiarle a otros países del entorno.
«Eso provoca un pesimismo generalizado, una cultura de que los problemas están ocasionados por los demás, que es muy peligrosa.»
De acuerdo también con esto.
«Más de la mitad dela población no tiene las mínimas nociones básicas de política y mucho menos de economía.»
Es verdad: a veces me espanta lo que dicen ciertas personas en la calle.
Si se fija, todos los países que han sufrido dictaduras tienen un déficit de políticos y de personas cultas en este tema ya que en una dictadura lo que prima es ser apolítico y obedecer sin cuestionar nada.
Le voy a hacer una pregunta un poco desafortunada porque el ejemplo no es el mejor pero pongamos un ejemplo colegial: si usted estuviése en un colegio con una normativa estricta, y entre esas normas se prohíbe fumar tabaco, suponiendo que usted sea fumador, ¿cumpliría esa norma siempre? Mi pregunta está motivada por otra cosa pero necesitaría saber su respuesta y se lo explico.
«Otra cosa es como se evita esto, que ahi discreparemos, pues yo pienso en que la manera objetiva de hacerlo es limitar las “Alegrias” de la banca y sus actividades.»
Aquí discrepo pero no tanto como usted piense: creo que hace falta un código de ética básica codificado en ley. Lo que no se puede permitir es que un país se hunda por un grupo de sinvergüenzas que sabían perfectamente que venía una gran crisis y se aprovecharon de la estupidez de los ciudadanos medios. Porque no nos vamos a engañar tampoco: el ciudadano medio es bastante tonto y por opción y encima se enorgullece de no tener ni idea.
@Progresista: Yo no sé por qué «era necesario» el matrimonio homosexual. Discrepo totalmente pero lo achaco a su postura política.
Yo no considero, y en eso sí estoy de acuerdo con ud, que el patriotismo sea patrimonio exclusivo de la derecha. A España hay que defenderla, y me repatea como algunos que no han viajado piensan que aquí todo es malo. No, no lo es, hay cosas muy buenas en España: la calidad de vida por ejemplo.
@Samuel: ciertamente que es muy complicado en un sistema democrático hacer política antipopulista. Me gustaría desarrollar en otra entrada eso que ha dicho sobre las clases medias y la formación — es imprescindible. También tengo varias otras cuentas pendientes con usted de lo que hablamos en otro hilo. Estoy organizando una serie de artículos específicos a esos temas.
@Germánico:
sea usted bienvenido y gracias por sus palabras. Creo que en el caso específico de este blog, no sé si se deba a la política que defiendo o a mi estílo. Yo estoy acostumbrado a trabajar en entornos plenamente «masculinos». Creo que hay muchas mujeres interesadas en la política pero se cuidan más el estílo supongo. Yo conozco a varias mujeres de derechas y tradicionalistas, de esas que llevan falda y tacones como preferimos muchos hombres pero no se manifiestan tanto.
Respecto a los libros, tendré que buscar en mis antiguas bibliografias y en los expedientes pero pondré algunos en el hilo. Muy interesante todo eso que dice de la educación comparada. Yo he visto algunos textos aquí y son lamentables, apenas tienen gramática, no enseñan lengua correctamente y nuestros jóvenes apenas saben escribir salvo los que se interesan por el tema.
Un saludo a todos
«si usted estuviése en un colegio con una normativa estricta, y entre esas normas se prohíbe fumar tabaco, suponiendo que usted sea fumador, ¿cumpliría esa norma siempre? »
No sé si le valdrá este ejemplo porque yo no soy fumador y, además, estoy a favor de la eliminación del tabaco en los lugares públicos.
Considero, pues, que no se debe fumar en presencia de otras personas que no sean fumadoras y por eso cumpliría la normativa.
¿Y si estuviese sólo en mi habitación y no molestase a nadie? Bien, ahí quizá la incumpliria. Pero quizá no sea el mejor ejemplo para mi.
Respecto a lo del código ético codificado en ley, en fin, no sé muy bien si es mejor esto o la limitación de actividades bancarias, o quizá ambas cosas.
La cuestión es que no se puede volver a repetir que unoc cuantos centenares de ejecutivos bancarios pongan el mundo patas arriba, creen un apalancamiento brutal y unos riesgos inasumibles por el mero hecho de cobrar sus millonarias primas. ¿Cual es la solución? Supongo que habrá muchas, y como soy una persona esencialmente pragmática me vale cualquiera que solucione el problema.
Germánico,
Cuando me refería a la «culturización» lo hacía a nivel de sociedad general, no de una cultura especialmente exigente para ciertas minorias.
Sé que en Francia hay ciertos centros de donde salen casi todos los políticos, pero a lo que yo me refería es que, por ejemplo, cualquier franceés aunque sea campesino u obrero de la construcción sabe qué propone Sarkozy, que quiere Bayrou o Segonele Royal. Y para hacer la democracia algo viable que no caiga en el populismo y en manos de gente desaprensiva, creo que eso es lo importante.
Pedro: me refería a cualquier norma…que si la cumpliría aun pudiéndola incumplir en ese colegio…ponga otro ejemplo si lo prefiere….
Pues de forma genérica le diré que yo soy un reformista, no un revolucionario. Me gusta cumplir las normas, pero me gusta mucho también ponerlas en cuestión y buscar métodos para cambiarlas. Eso sí, si una norma es esencialmente contraria a mis principios generalmente la incumplo.
¿Ve? esto ya va más en su línea. Eso de meterse con FJL es para lo que le pagamos Fredy, esta gente que nos está dando cera todo el día no nos gusta, y no sólo nos apoyamos en el amigo Roures, necesitamos Nicetos como usted que nos ayude en esa tarea.
Me alegro de que el amigo progresista entre aquí a menudo, nos hace falta gente como él no vaya a suceder que el día menos pensado a Fredy le vuelva a dar por defender de nuevo a la derecha.
Saludos con el puño en alto.
Borjachenko: yo no puedo defender el fascismo, lo siento. ¿Cual es la derecha en España? Explíquemelo que estoy por ver a una derecha liberal de verdad.
Dan grima sus comentarios.
@Pedro: je, bien lo decía porque mi pregunta se debe a que eso lo valoro — me refería a lo de cuestionar las normas, algo casi inexistente en los partidos españoles, como ya nos demuestra el ilustre borjachenko.
que va borjachenko, que para eso ya está el propio pp y la espe, para llamar hijoputa a compañeros del partido.
la derecha española es una mierda pinchada en un palo.
Te tienen manía Alfredo, por cantar verdades como un puño. Estos idiotas de la derecha ajpañola no aguantan ni un sólo pensamiento crítico.
Yo diria que a Alfredo no lo soportan los idiotas, sean de izquierdas o de derechas. Poco importa la orientacion politica cuando sobra estupidez.
Alfredo, muy interesante su post, este populismo imperante no es mas que otra muestra de la mediocridad que prevalece a todos los niveles… o tal vez una de las causas?.
Suscribo el comentario de Samuel, me parece muy interesante y descriptivo:
«Ahora bien, ¿habrá alguna vez en la que los políticos, entretenidos en ganar o perder elecciones, piensen que lo que mejor que pueden hacer es no utilizar armas ilegítimas en esa batalla? Lo dudo, y si tal hiciera, como la gente está acostumbrada al populismo, es probable que perdiera las elecciones.»
La gente, en mi opinion, no solo esta acostumbrada al populismo politico, sino al populismo en general, y es por ello que nuestra sociedad produce politicos mediocres, periodistas mediocres, artistas mediocres… El sistema universitario español es mediocre, populista y provinciano y por lo tanto forma lideres mediocres y populistas. Un sistema universitario con acceso mas restringido o programas mas exigentes produciria una sociedad mas culturizada en corto plazo, produciria lideres mas singulares y menos populistas. El comentario de Germanico acerca de la educacion de elite en ese sentido me parece interesante: si nos comparamos con EEUU , menos populista-aunque tambien tiene lo suyo- vemos que los lideres (no solo los politicos)se forman en las mejores universidades, como Harvard, que ha dado 7 presidentes norteamericanos y personajes como Bill Gates, a diferencia de España, donde el sistema educativo funciona a la velocidad del mas lento.
La derecha española querido fredy, obviamente es la suya, yo no quiero otra, quiero una derecha que se divida y se autodestruya y su papel lo hace tan bien que hasta el propio Niceto ha resucitado para alabarle.