Liberalismo de Happy Meal

Muchos «liberales» españoles no pueden evitar sentir admiración (y cosas más fuertes) cuando contemplan el «talento» que tiene Jiménez Losantos para la publicidad. Su programa en la COPE era posiblemente uno de los programas radiofónicos con más audiencia en España. Y, hace poco, nació Esradio: una emisora casi «clandestina» de la que, gracias a Dios, no se oye mucho como cuando el susodicho ocupaba su escaño en la emisora de los obispos católicos.

Losantos ha dicho muchas cosas durante su «carrera» de comentarista político y los españoles eligen su «bando», sacan las palomitas, y disfrutan del circo.
La mayoría de los liberales-incluso aquellos que no escuchan los vómitos losantianos, lo consideran algo «bueno» en el escenario de la política española. Es cierto que su base, su audiencia, forma un entorno clave como base electoral de derechas. Cuando salió el programa de Losantos, muchos en la derecha ya no tenían que conformarse con escuchar coplas, villancicos y sermones católicos en la mañana de COPE.

Losantos tiene una opinión muy favorable de sí mismo también y ha llegado a decir que él es una referencia para la derecha. Como persona, yo he tenido la suerte de darle la mano a Bush padre y conocí a Margaret Thatcher en 1999. Si yo tuviera a Losantos delante de mí, le diría: «Fedeguico, no, tú no eres Thatcher ni Bush, ya quisieras.»

Durante años, las ondas estaban tupidas de la cacofanía sicofanta de Losantos. Y, hoy en día, existe un ritmo parecido en los EEUU que ha llegado a contaminar a la derecha en España: Michael Savage, Glenn Beck (en cuyo programa apareció el lumbreras del presidente del Instituto Juan de Mariana, Gabriel Calzada, mintiendo sobre las energías renovables y mofándose de nuestra patria), etcétera.

En la izquierda, tanto en EEUU como en España, no han sabido «imitar» a estos «pundits» de opinión. Parece ser que el populismo es algo que no hace muy bien la izquierda y yo soy el primero en reconocer que la izquierda en general es aburrida, autoritaria y paternalista. Hay que estar agradecido que existan estas emisoras y estos comentaristas, sin embargo, pues cumplen con una función imprescindible para el electorado: la división. Siempre he dicho que no quiero una España «unida»en el electorado y a más crispación, más democracia.

Quitando su componente importante, ¿hay un lado oscuro en todo esto? El proyecto liberal en España–gobierno limitado, prudencia fiscal, igualdad ante la ley, libertad personal, patriotismo, realismo en la política exterior y cautela en las relaciones raciales han sufrido duros ataques y está claro que ni de lejos se van a asomar esos conceptos en el PSOE. Pero, ¿los Losantos, Becks, Rouco Varelas y Césares Vidales de la vida tienen algo de responsabilidad? Sí.

Esa lealtad ciega ha desacreditado a la derecha en España y en EEUU, y quizás el peor efecto de Losantos et al. ha sido la destrucción de una política enérgica que nos podría haber llevado a participar en un proyecto mucho más realista: el de un conservadurismo liberal realista. No hay nada de malo con un liberalismo barriobajero. Es enérgico y divertido — lo malo es que en la mente de muchos, la «derecha» significa ser barriobajero, y es una impresión que nuestros enemigos siempre sacan de la chistera cuando surge la oportunidad: que no somos intelectuales, que somos homófobos, que somos cutres, que somos racistas, y demás cosas. Es veraderamente espeluznante que Edmund Burke, Adam Smith, Leo Strauss, William Buckley, y Margaret Thatcher estén en manos de gentuza como Losantos. La razón ha sido eclipsada por la propaganda, y las ideas por eslóganes.

Constantemente vemos la degeneración en la derecha: ataques ad hominem — «feminazis» en vez de «feministas» y con la incitación al reflejo en vez de al pensamiento. Érase una vez en que ser de derechas y liberal era ser individualista mientras que Losantos y su tropa agita a las masas. ¿Rebelión contra las masas?, que diría Ortega & Gasset? ¡Losantos es la masa!

¿Y cual ha sido el resultado señores? Un «liberalismo» que yo llamo liberalismo de Happy Meal o de descuento: barato, infantil, familiar y de baja calidad. Fuera han quedado las tensiones internas, las paradojas provocadoras y la inquietud ideológica que una vez caracterizó a la derecha liberal. Pero no niego que este tipo de «marca» losantiana atrae a millones de españoles — de hecho en plena crisis, las acciones del Mcdonalds no dejan de crecer.

También existe un izquierdismo barriobajero y para verlo sólo hay que hablar con un par de mileuristas resentidos o parados. Pero la izquierda no ha aprendido a venderse de la misma forma. Quizás el ejemplo que más éxito haya tenido es el programa de Buenafuente: un «show» que suele atraer a gentuza, pero ésta vez, de izquierdas. También muy a nivel inferior pero interesante es que los progres están aprendiendo algunas tácticas. Han descubierto que para ellos, la clave está en la ironía. «No me tomo esto de la política en serio, pero jooo, qué tontos son estos religiosos y esos fachas de la derecha.» Un estílo de ese tipo lo tenemos aquí. Pero, tampoco podemos decir que estos ejemplos sean «populistas» de izquierdas. Suele atraer al típico jovenzuelo universitario, listillo, «sabelotodo» — gafapastas en otras palabras, culturetas.

Si la progresía no sabe hacer bien lo del populismo españolista, no es menos cierto que a la derecha no le sale bien ser «educada.» Parece ser que todos tenemos que gritar, insultar, agitar y llamar «rojo» a todo lo que no nos guste. Parece que no sabemos cómo comunicarle nuestras ideas a ese sector de la población española que es conservador, que vive dentro de sus medios pero que se aburre con la política y se horrorizan con opiniones muy fuertes.

Algunos me dirán que la derecha no necesita a Losantos para que se destruya y que se ha destruído ella misma, solita. La derecha post-Guerra Fría alegremente cavó su propia tumba. ¿Para qué debatir con un rojo cuando el insulto es mucho más fácil? Algunos son crudos: en vez de debatir con el PSOE acerca del terrorismo, muchos dijeron que Zapatero era un terrorista, un amigo de ETA y un criminal. Otros son infantiles: el «PRISOE» o «pijoprogre.»

Pero la verdad es que la actitud que yo ví en la «derecha» española cuando estuve en el Instituto Juan de Mariana fue una de obediencia ciega y de defender lo indefendible — nada que ver con la derecha real liberal que siempre cuestionó cualquier autoridad, sea de Estado o de un instituto. La metafísica de un «Marianista» o «libegal» eclosionado es la misma que la de un progre: potencial humano infinito, ¡sí se puede! (yes we can), y demás cosas. Eso de que los seres humanos tienen limitaciones y que cada persona tiene distintas capacidades y que siempre habrán fracasados es ajeno a cualquier discurso políticamente viable en la derecha.

Repito: disfruto de vez en cuando de gente como Losantos y ojalá el gobierno socialista no acabe por prohibir esas emisoras. Pero si el liberalismo clásico ha de tener un futuro, vamos a tener que darnos cuenta que Losantos y su gente no es lo que necesitamos realmente. El liberalismo barriobajero no tiene nada de malo, y es cierto que hay que saber vender las ideas y emisoras como la COPE capturan ese mercado útil. Pero, si no hay una presentación seria y rigurosa de nuestras ideas, sólo nos quedamos con el gallinero de Losantos, el nacional catolicismo, Rouco Varela, Calzada & compañía.

Nosotros los liberales no hemos tenido jamás, ni deberíamos tener nunca, un problema con el elitismo. ¿Por qué hemos permitido que feriantes gritones sean los que intenten representar lo que somos y lo que creemos?

Incluyo un vídeo con la voz de Margaret Thatcher diciendo: «We’re determined to stand together and we’re determined to take action.» En víspera de que siempre cabe la posibilidad de una agresión contra territorio español por parte del reino de Marruecos, creo que son palabras que todo liberal debe memorizarse.

33 comentarios

  1. Yo no concibo el liberalismo como un movimiento homogéneo, pero sí creo que en España muy poca gente sabía lo que significaba la palabra liberalismo hasta que un periódico y una radio, aprovechando el tirón de internet, se saltaron la norma políticamente correcta para darlo a conocer. Y en ese sentido la labor de Jiménez Losantos y César Vidal (que por lo que sé, prefiere llamarse «conservador») resulta encomiable.

    No cabe duda de que se ha vulgarizado el término y que hoy cualquiera se considera a sí mismo liberal. Pero eso creo que es asunto de cada cual, y una vez vulgarizado el liberalismo, de lo que se trata es de aprovechar la libertad para criticar las ideas equivocadas, no sólo de la izquierda, sino dentro del propio mundillo liberal.

    Eso que dice usted de la educación y el barriobajerismo quizás sólo pueda solucionarse con honradez intelectual. Hace falta más rigor y más conocimiento, porque está claro que muchos ya tienen claro dónde está el bien y el mal, lo cual es un buen síntoma. Pero no se trata de tener «talante» ni ser «moderado» en el sentido en que lo entiende la izquierda, sino abandonar la posición cómoda y desideologizar el liberalismo; la moral es fundamental, pero si hablamos mucho de la «ignorancia» de la izquierda y no nos preocupamos por poner remedio a la nuestra propia lo que luego digamos carece de valor y nos engañamos a nosotros mismos.

    El liberal, por lo general, es humilde porque es consciente de sus propios errores; lo que le diferencia es que confía y utiliza sus propias fuerzas individuales para mejorarse a sí mismo , mejorándose a sí mismo, mejorar la sociedad. Si además es cristiano, sabe que cuenta con el apoyo de Dios y que sólo debe rendir cuentas ante él. El gran problema es que durante mucho tiempo la izquierda ha denominado «humildad» al servilismo y huyendo de éste a veces resulta muy complicado encontrar aquélla.

    Y todo esto, ¿qué tiene que ver con España? Si le soy sincero, todavía no sé cómo grandes masas de gente pueden avanzar en una misma dirección sin populismo, cosa que me entristece porque el populismo es una tarea bastante desagradable. Sólo el intelectual comprometido se ocupa de ella y creo que casi siempre consigue un efecto distinto al que se imaginaba.

  2. Alfredo, me ha gustado mucho su artículo de hoy, y curiosamente he visto como usted ha expresado algunas ideas que he expresado yo muchas veces y que me han llevado a la acusación de no ser objetivo y de tenerle un odio visceral a la derecha española.

    Yo he escuchado muchas veces a Losantos por la mañana. Le soy sincero, la primera media hora de programa, desde que salía de casa hasta que llegaba al trabajo. Sobre todo los lunes oír semejantes barbaridades te hacía despertar y entrar en un estado de tensión positivo para encarar el trabajo. Pero también le soy sincero, no siempre podía aguantar oyéndole, y a veces tenía que cambiar de emisora. Tanto populismo, tanto odio y tanta barbaridad junta a veces me eran insoportables.

    Comenta usted que la izquierda no es populista y, en efecto, en españa esto es así. En occidente generalmente esto es así, aunque en países más atrasados no (véase Chávez, por ejemplo). Y aunque tanto derecha como izquierda es demagógica, esta última es menos populista.

    Y esto es importante para entender en qué se ha convertido la derecha parlamentaria y política en este país. Fíjese, si analizamos las tendencias políticas de las personas en base a su nivel de estudios (no se puede comparar directamente con el de cultura, pero no tenemos un estudio mejor) observamos como en este colectivo la diferencia entre personas que se consideran de izquierda (o centro-izquierda) y derecha (o centro-derecha) es la más grande a favor de la izquierda y es más acusado que en otros niveles.

    En otros países europeos esto no es así. Una gran parte de la población preparada y culta del país milita en partidos liberales o conservadores. Pero es que esas derechas son civilizadas, más sensatas y no hablan para estúpidos. En España, los ciudadanos cultos, aunque sean conservadores, sienten a esta derecha del PP lejana y patética, y no la suelen apoyar a no ser que su mania al otro lado les haga darles un voto anti-izquierda.

    El hecho de que nuestra derecha haya llegado a ésto se debe,principalmente, a su propio origen. El PP viene funcacionalmente de gentes provinientes del franquismo, tanto por sus orígenes en AP como por su absorción de parte de UCD.
    No obstante la gente de UCD y algunos de AP eran bastante más moderados y menos populistas que los políticos actuales, en contra de lo que cabría esperar. Esto se debe a la composición de la ciudadanía de este país y a su carácter latino.
    Me explico. En España la ideología política muchas veces es heredada familiarmente. Quienes han heredado la ideología de sus padres han heredado una afección a la derecha de origen franquista, con su nacionalismo exacerbado, su victimismo, su percepción de que todos los demás son enemigos, su catolicismo de estado, etc.
    Obviamente esto es muy distinto a lo que defiende un liberal, incluso un conservador, digamos, «europeizado». Por eso los políticos adaptan su mensaje a lo que creen que es mejor para captar votos. Cada país tiene el gobierno que se merece, y también tiene los políticos que se merece.

    Los liberales en España fueron llevados a la marginación política hace muchos años. Los últimos liberales ya eran débiles durante la II república, superados por partidos católicos de derecha y obreros de izquierda. La guerra civil los acabó de marginar políticamente, y desde ese momento no han levantado cabeza, pues en la transición no tuvieron éxito.
    Algunos políticos de derecha, quizá muchos, asumen la agenda económica liberal, pero no la política, lo que les lleva a ser algún tipo de engendro un poco extraño. Tampoco ayuda este frente popular de la derecha que es el PP, en cuyo seno los conservadores católicos y los ex-franquistas son mayoría.

    Creo que usted ya leyó algo de lo que escribí sobre Losantos, Vidal, Pío Moa u otros de ese estilo. Estas personas (creo que no Vidal,pero sí los demás) militaron en su juventud en partidos marxistas revolucionarios, y cambiaron de chaqueta con una facilidad inusitada.
    Muchos de sus planteamientos, de su maniqueísmo y de sus argumentos tienen un parecido muy grande a aquellos que hacían los Maoístas o los Trostkistas en los años 70. Identifico muchas partes de Marxismo reconvertido en estas personas, y de argumentos a los que han dado la vuelta para que sirvan a la derecha como sirvieron a la izquierda.
    Le dejo el link por si no lo leyó, aunque creo que sí.

    http://lasuertesonriealosaudaces.blogspot.es/tags/progre/

    También es cierto que el fenómeno de personajes como Losantos no es de caracter exclusivo de una ideología política.
    El locutor polémico, que sobreactua, que se jacta de ser políticamente incorrecto, que usa la barbaridad para crear morbo en la audiencia y así asegurársela, es algo que existe desde hace décadas, quizá un siglo.
    Ha habido muchísimos periodístas que han hablado bien exclusivamente de quien les adulaba y de quienes estaban dispuestos siempre a darle prioridad para entrevistas o participaciones radiofónicas. Quien no, era catigado e desprestigiado. Esto a veces tenía incluso relación con cierto chantaje económico a los protagonistas de la actualidad (léase la novela «Pantaleón y las visitadoras» de García Márquez, donde aparece un locutor de radio de esta estirpe).

    Tienen, pues, un gran trabajo desde el liberalismo conservador para hacer que esto cambie, pues parece bastante difícil y parece que en España mantenemos las peores esencias políticas a pesar del paso de las generaciones.
    También es cierto que en la izquierda pasan cosas parecidas, aunque quizá menos acusadas y con un origen bastante distinto.

    Espero que el comentario no parezca una serie de ideas inconexas, pero es un tema tan amplio que me resulta difícil hacer un texto coherente.

    P.D: Lo único que no me ha gustado es su comentario sobre Andreu Buenafuente. Hace tiempo que no lo sigo, pero sí lo seguía mucho hace años en la televisión catalana.
    Que sepa usted que el TV3 el programa de Buenafuente era mucho más político de lo que lo era en Antena 3 (En la sexta prácticamente no lo he visto).
    A mi buenafuente me gusta mucho, y creo que tenemos que agradecerle una cosa: El haber sacado de pantalla a la patética y cutre «crónicas marcianas», programa que sí me provccaba verdadera agonía.

  3. valcarcel · ·

    Samuel, ésto que usted dice me ha parecido muy interesante:

    «Pero no se trata de tener “talante” ni ser “moderado” en el sentido en que lo entiende la izquierda, sino abandonar la posición cómoda y desideologizar el liberalismo; la moral es fundamental, pero si hablamos mucho de la “ignorancia” de la izquierda y no nos preocupamos por poner remedio a la nuestra propia lo que luego digamos carece de valor y nos engañamos a nosotros mismos.»

    ¿qué es lo que ud entiende por desideologizar? Me ha parecido una observación muy digna de atender con más precisión.

    También comparto lo que dice acerca del liberal: es decir, esfuerzo individual y como la mayoría de los liberales somos cristianos, también hay un componente religioso como ya dije en su día aunque no es ni mucho menos imprescindible.

    Yo creo que también tiene que ver con una actitud o espíritu ante la vida y sus problemas cotidianos. La otra noche estuve hablando con unos amigos y claro, alarmados, me preguntaron que por qué me oponía con tanta vehemencia al matrimonio homosexual y a los derechos de la mujer vía la discriminación positiva y la verdad es que si somos honestos, y yo pretendo ser honesto siempre, equivocado quizá, probablemente equivocado en muchas cosas pero es una actitud y claro, cualquier respuesta que yo dé se queda corta: si digo que me opongo por motivos religiosos, inmediatamente saltan a decir que es un prejuicio y tienen razón: lo es. Pero creo que nos vale identificarnos con todo aquél que a lo largo de la Historia haya intentado bloquear cambios sociales radicales — esa es la postura libero-conservadora. Sí, es verdad que ahora, hoy en día, sería impensable que una persona vaya al circo para mofarse de un retrasado mental pero hasta hace 30 o 40 años, eso era lo más normal del mundo. Quizás en 100 años o mucho menos, la gente mirará a personas como yo y dirán «qué reaccionarios» pero creo que la cautela es imprescindible.

    También pretendo tener una actitud que, aunque no sea lógica, simplifica cosas extrayendo de ciertos principios.

    Es verdad que es difícil imaginarse un movimiento de masas sin populismo y más en el caso español pero….bueno iré desarrollando esos temas.

    Quizá yo sea demasiado exigente, es posible…pero muchas veces prefiero que se hagan las cosas de una manera «calladita» sin claudicar por supuesto, eso nunca, ni uniones, ni apoyos a la oposición — pero creo que los liberales debemos ser pesimistas — porque las circunstancias son las circunstancias.

  4. valcarcel · ·

    @Pedro:

    Comparto absolutamente todo lo que me ha dicho así que sería injusto añadirle más.

    Sí, he leído lo que vd ha dicho de Losantos y lo comparto: tiene muchísimas características que yo considero «marxistas» — sobre todo su afán «revolucionario» aunque a la inversa.

    Sobre Buenafuente: yo no conozco toda su trayectoria y me refería más bien a su última etapa y al tipo de gente que yo conozco que le gusta su programa: gracias a usted veo que hay excepciones.

  5. Creo que hay dos posturas: la del liberal que no quiere tener ideología, y acaba siendo un relativista, lo cual es otra ideología, y la del liberal que, creyendo que el liberalismo necesita una base moral, acaba encerrándose en un sistema cerrado de ideas, semejante al marxismo, donde todo se explica de acuerdo a ciertos dogmas teóricos, sin comprobación ninguna. La repetición de determinadas ideas -la creación, digamos, de un programa político- acaba siendo el objetivo de todo. Sólo importa el dogma y la acción, en ningún modo los puntos en los que se pueda estar equivocado, porque eso no es político.

    Fíjese que, además, en los medios de comunicación rara vez las personas que están de acuerdo «en lo fundamental» no discuten entre sí los puntos clave y hacen frente común contra la izquierda. Eso ha favorecido que no se profundice en lo que se defiende y ha creado una atmósfera ideológica, en donde lo que menos importa es el debate de las ideas, y lo que más la acción política.

    Tal vez eso sea efectivo, ya le digo, tal vez mueva a las masas y tal vez no haya otra forma de «hacer política», ni siquiera de llevar un medio de comunicación. Pero en el camino mueren los matices y las ganas de buscar lo que no se sabe y no sólo de repetir lo que ya sabemos. Quizás ésta sea sólo una labor individual, pero está claro que muchos de quienes se subieron al carro del liberalismo siguen anclados en la ideología.

  6. valcarcel · ·

    Exactamente Samuel: mire yo pienso personalmente que la «civilización» se está jubilando, poco a poco, y por eso soy pesimista. Ya sé que no es la primera vez que alguien habla de decadencia, y no es ni mucho menos una idea original pero se lo explico.

    Creo sinceramente que, por lo menos por ahora, los liberales estamos en peligro por haberse subido al carro ese.

    Este proceso de descomposición, además de tener características ideológicas también es parecido al burbujismo inmobiliario: curiosamente, el «liberalismo» español — entendido esta vez ampliamente, incluido Losantos, creció de forma espectacular con la burbuja y si usted se fija en los últimos 10-12 meses, realmente ¿qué es lo que queda de ese liberalismo revolucionario? Ni siquiera en Red Liberal escriben ya y los que lo hacen son precisamente los que dependen de ciertos institutos para comer o amigos personales de DRH y Calzada pero fíjese bien en RL: Ya no es lo que era una vez.

    Vamos a otros temas:

    Sí que es verdad que han habido movimientos positivos para el liberalism o mejor dicho, eventos: la caída de la URSS y lo que se asocia — por ejemplo, la ejecución de Nicolae Ceausescu y su mujer me animó mucho las navidades del 89, a pesar de que yo sólo contaba con 8 añitos pero ya a esa edad empezaba a mirar cosas políticas.

    También podemos decir cosas buenas de Reagan en EEUU aunque él era muy pesimista por debajo de toda su retórica positivista pero realmente todos sabemos que no pudo reducir el tamaño del Estado.

    Y no es que no haya que tener programa: es imprescindible tenerlo y si yo estuviése en condiciones de ser político, mi programa incluiría:

    El abandono de ayudas externas a países que no nos interesan, la eliminación paulatina del Ministerio de Educación — sobre todo a nivel universitario, una congelación de inmigración idéntica a la famosa ley 1924 de EEUU que frenó en seco la llegada masiva de extranjeros inmigrantes, acabar con las subvenciones a institutos culturales y sobre todo políticos, y a partidos también, reiniciar un programa de defensa moderna, incluida la opción nuclear,

    A riesgo de sonar bien feo, creo en efecto que hace falta una masculinización de la política en general y dejar atrás la histeria y el griterío.

  7. Gallito · ·

    Intentando seguir la línea de lo que comenta Pedro, y estando de acuerdo también, creo que ustedes los liberales, esta vez me refiero a los liberales coherentes, no hacen un suficiente esfuerzo para aislar al PP como partido de origen franquista. Creo que en todos los partidos hay impresentables pero lo del PP es bastante llamativo: Fabra, Camps, y corruptelas por todas partes, amiguismo, clientelismo y un estílo de partido muy a lo berlusconi.

    saludos

  8. valcarcel · ·

    Es fácil Gallito: En España no hay sociedad civil y nadie se queja.

  9. Parado · ·

    ¿sociedad civil dices? Claro que no hay sociedad civil Alfredo. En un país donde el índice de paro rebasa parangones y medidas, y que no se encuentre a nadie crítico con esta sociedad. Servidor está orgulloso de ser crítico y lo más honesto posible sobre los hechos, sean crudos o agradables.

    Me siento orgulloso de estar en paro, pese a mi titulación, expediente académico, cursillos y experiencia laboral. En un entorno en que se valora más la sumisión que la competencia, supone un galardón no ser contratado. He demostrado con creces mi valía en la universidad, los trabajos y de cara a la gente. Ya vemos los intereses del gran empresario español medio. Para qué hablar de escatimar derechos y sobre inmigración. A buen entendedor, con pocas palabras basta.

    Me siento orgulloso de no maquear los hechos ni el carácter general de un pueblo, de ser capaz de decir «miel» cuando veo «miel» y «caca» cuando lo que veo es «caca».

    Me siento orgulloso de estar solo hasta el punto de padecer soledad crónica. En un país económica, social y culturalmente hundido para el grueso de la población, no congeniar con sus habitantes, enmudecidos, resignados y consentidores, verse excluido es toda una distinción nobiliaria.

    Pero no, Alfredo, no, ¿liberalismo dice usted para España? No sé si vivimos en el mismo tipo de país o si nos rodea el mismo tipo de gente pero hablar de liberalismo para España es de muy mal gusto. El liberalismo requiere muchas cosas, ninguna la tiene España como país.

    ¿De verdad que usted pretende fiarse del empresariado español? No sé en qué cabeza cabe eso o igual es que usted no los conoce como los que lo hemos sufrido.

    Decirle que me ha gustado su entrada, y ha sido una grata sorpresa encontrarme con una voz crítica en la derecha. En un país como el nuestro, es casi heroico ser crítico. No hemos cambiado nada, ni en los siglos de los siglos cambiaremos como país.

    PD: Sin acritud: le recomiendo que alguna vez hable con la gente de a pie para que vea la cantidad de problemas que hay en este país porque me da la impresión que usted vive en una burbuja alejado de las preocupaciones de la gente de a pie. NO lo digo como crítica, es sólo para que usted tenga otras perspectivas que puedan ser igualmente interesantes.

  10. Cabrit0 · ·

    «El abandono de ayudas externas a países que no nos interesan,»

    ¿Y cuáles son los países que sí interesan? ¿Qué parámetros se utilizarán para medir si interesan o no?

    Yo soy muy escéptico con eso de las ayudas externas. A mi me gustaría sencillamente cerrar el grifo.

    Un saludo.

  11. Lo malo de Jiménez Losantos es que se ha quedado en la política del día a día, olvidando las ideas y debates de fondo. Parece ser el sector aguirrista del pp.

    En Usa, claro, el abanico es más grande. Citas a Beck y Savage. Así como están Hannity, el portento de Rush Limbaugh; aunque a mí me gusta especialmente Mark Levin, ese liberalismo casi libertario, anclado perfectamente en el patriotismo y la religión.

    Un saludo

  12. valcarcel · ·

    ¡Hola Persio! No sabía que me leía.

    Mark Levin es, ciertamente, muy bueno.

    @Cabrit0:

    Los que puedan ser aliados militares — pero me inclino a su posición.

    Saludos

  13. valcarcel · ·

    @Parado:

    conozco a gente en el paro y no son tan negativos como usted. No necesito sus consejos pues siempre soy bastante realista.

    Vaya con Dios,

    Alfredo

  14. Dardo liberal · ·

    Me ha parecido muy interesante este análisis que hace.

    Y tiene razón en lo que dice de Red Liberal a lo que yo añadiría que efectivamente ya nadie habla de Losantos. Es lo que tienen los trolls, que al principio hacen mucho ruido pero al final acaban saturando y se les deja de hacer caso. Va camino de ser el próximo José María García, como ya algunos finos analistas predijimos en su momento álgido.

    Por otra parte, es curioso el tipo de liberalismo que usted defiende. De lo que yo sé, lo que yo he visto en el caso español es que casi todo el liberalismo es del tipo Ron Paul. El suyo me resulta mucho más a lo Bush padre, ni siquiera diría Reaganista, le veo más en la línea de Bush padre y Margaret Thatcher. Lo digo principalmente porque Reagan era un hombre «del pueblo», muy populista, simpático, bromista y en mi opinión también vendía un liberalismo «happy meal» jeje. De hecho le recomiendo que lea si ya no lo ha hecho algunas bios de Reagan, donde se asegura que en las reuniones del Despacho Oval, era Thatcher quien dominaba mientras el solo escuchaba. Lo de la propuesta nuclear me ha gustado bastante también además de que generaría empleo.

    Saludos y enhorabuena por dar otra perspectiva del liberalismo mucho menos «libertarian»

  15. uno más · ·

    Me animo a comentar en parte por el comentario de Samuel. Yo me considero una persona de centro, es decir, Gallardón me parece más preferible que la Aguirre. Samuel, usted habla del talante de la izquierda y que es equívoco pero yo creo que hay un problema de fondo en la derecha que va mucho más allá del fascismo del que comenta Pedro, yo creo que hay algo más de fondo, mucha envidia, muchas luchas internas, mucha corrupción.

    Alfredo, usted dice que hay que tener cautela con los cambios y entiendo que usted como muy conservador, no le gusten los cambios pero reconozca que hay problemas. Es decir, que el centrismo y la moderación es lo correcto. Mucha gente de derechas se indignó cuando Gallardón dijo que no era bueno abuchear a Zapatero en el día del desfile y creo que tiene razón, Zapatero merece un respeto. Además de eso, también sería bueno reconocer cuando la «izquierda» tiene razón, como es en el caso del laicismo, la tolerancia, el pluralismo, y la igualdad.

    Me gusta su web, creo que es conservadurísimo a lo liberal pero al mismo tiempo hay muy buenos textos, me gusta su estílo a pesar de que no comparto nada de su ideología. Pero su ideología me parece respetable y se ve que se da a respetar. Eso no significa que no le combata o que no me oponga a sus ideas porque a mí me da lo mismo que el que me quite mis protecciones laborales sea un joven trajeado o un casposo losantiano. Pero bueno no me extiendo más.

    Saludos

  16. Uno más dice: «Me animo a comentar en parte por el comentario de Samuel. Yo me considero una persona de centro, es decir, Gallardón me parece más preferible que la Aguirre. Samuel, usted habla del talante de la izquierda y que es equívoco pero yo creo que hay un problema de fondo en la derecha que va mucho más allá del fascismo del que comenta Pedro, yo creo que hay algo más de fondo, mucha envidia, muchas luchas internas, mucha corrupción».

    Como definición de persona de centro está muy bien, ser de Gallardón y no de Aguirre. O preferirlo, me da igual. La cuestión es que de lo que se trata es de no preferir a nadie, aunque sus ideas coincidan con las nuestras, y juzgar a los políticos no tanto por sus discursos como por sus actos y jubilarlos del poder después de que hayan cumplido o incumplido su misión. Eso es lo que debe hacer un ciudadano cuando no hay primarias; si alguna vez hay primarias, entonces hablamos de preferencias.

    Habla usted de «envidia», «luchas internas» y «corrupción» como el problema de fondo de la derecha. No sé si cree que esos son componentes característicos de la derecha o también lucen en otros círculos. En cualquier caso, yo creo que esos componentes son comunes a los políticos y sólo pueden mitigarse con la acción civil de los ciudadanos.

    «usted dice que hay que tener cautela con los cambios y entiendo que usted como muy conservador, no le gusten los cambios pero reconozca que hay problemas. Es decir, que el centrismo y la moderación es lo correcto».

    A mí me parece que su razonamiento tiene algún defecto. Que haya problemas no implica que el «centrismo» y la «moderación» sean lo correcto. Sólo son lo políticamente correcto. Digamos que es una posición que destruye toda posición moral: de lo que se trata es de saber cuándo conviene gritar y cuándo es mejor hablar más bajo. Todo depende de la gravedad del asunto: si el asunto es grave, puede que hablando bajo consiga que me respeten más, pero también puede significar que no le doy importancia a lo que hago y que, si yo mismo pongo tantos reparos, el asunto no es tan grave. El tono no determina nada, aunque tenga mucha influencia y diga mucho de nuestra categoría moral.

    «Mucha gente de derechas se indignó cuando Gallardón dijo que no era bueno abuchear a Zapatero en el día del desfile y creo que tiene razón, Zapatero merece un respeto».

    La verdad es que yo no iría a abuchear a un político, por muy malo que el tal fuese. Pero a eso es a lo que me refiero con el barriobajerismo. Que aprovechando la mala educación de algunos, empecemos a pensar que toda acción contundente es de por sí mala y que toda acción ecléctica es necesariamente buena. Juzgar el acierto o la falsedad de las ideas de acuerdo con el tono y la forma en que se expresan es entrar en un relativismo peligroso: para mí un demócrata pegando berridos siempre será preferible a un stalinista educado y de voz amable que intenta vendernos la moto.

    «Además de eso, también sería bueno reconocer cuando la “izquierda” tiene razón, como es en el caso del laicismo, la tolerancia, el pluralismo, y la igualdad».

    Bueno, eso es caer una vez más en la superficialidad de las palabras campanudas. ¿Quién ha dicho que la izquierda tenga razón en todo eso? ¿Es, digamos, una especie de concesión, que ellos tienen razón en unas cosas, porque les ha tocado, o porque cuando las dicen ellos suenan más bonitas, y la derecha tiene razón en otras? Pues mire, yo pienso que la igualdad que propone la izquierda con tan bellas palabras es otra forma de injusticia, que el laicismo es un caramelo envenenado, la tolerancia en ocasiones un acto de debilidad y el pluralismo la conjunción de diecisiete ideologías disparatadas y diversas y falsas en un mismo espacio y el arrinconamiento de los pensamientos razonados alegando que son demasiado efusivos.

    Como ve, pueden pasar años hasta que nos pongamos de acuerdo, y derramar ríos de tinta debatiendo sobre estos asuntos. Pero si yo adquiero una posición cómoda y me conformo con que estemos todos juntitos y reconozco que la izquierda -ellos- y la derecha -nosotros- tiene razón en algunas cosas sí y en otras cosas no -¿lo dejamos al 50% y así nadie se enfada?-, resulta que acabo renunciando a un método de búsqueda de la verdad mucho más fiable: el contraste de ideas es más importante que el tono y conocer la verdad no requiere ninguna prisa.

    ¿Que hay que hacerlo con respeto? Pues claro, pero no porque Zapatero me parezca una persona digna de respeto, ni tampoco porque el respeto siempre venda más, sino porque si me dejo llevar por la ira es imposible defender una idea con un mínimo de rigor y objetividad.

    Saludos cordiales.

  17. valcarcel · ·

    @dardo liberal:

    Yo no llegaría a ese «punto» – aunque es cierto que hay cosas de Bush padre con las que estoy mucho más en sintonía — acepto, por ejemplo, la píldora como método anticonceptivo para las mujeres — cosa que no hacen los católicos. También suelo tener un punto de vista sobre el aborto más en acorde con Bush padre: hay situaciones en las que sí procede aunque no creo que es un derecho inalienable de la mujer.

    En política fiscal también soy mucho más a lo Bush padre: no se pueden bajar impuestos para financiarlo con déficits. Si se van a reducir los impuestos, también hay que ser coherente y recortar gastos públicos pero no tener los dos a la vez.

    Y ya sé bien que era Thatcher la que dominaba en las reuniones pero tiene usted que tomar en cuenta también el funcionamiento tan distinto que tiene un presidente en EEUU a un líder europeo — en EEUU importa mucho más el marketing y no tanto el poder intelectual del político.

    @Uno más:

    No, no comparto su criterio: lo que hace falta en España precisamente es una oposición seria y real.

  18. uno más · ·

    @ALFREDO:

    Pues yo creo que tanta «oposición» en el sentido en el que se ha practicado en España no suele ser positiva pero reconozco que es un tema complicado y con muchos matices.

    @SAMUEL:

    De acuerdo en lo de las preferencias.

    «Habla usted de “envidia”, “luchas internas” y “corrupción” como el problema de fondo de la derecha. No sé si cree que esos son componentes característicos de la derecha o también lucen en otros círculos. En cualquier caso, yo creo que esos componentes son comunes a los políticos y sólo pueden mitigarse con la acción civil de los ciudadanos.»

    Claro que existen en otros círculos pero el «baronismo» del PP no es tan evidente en otros partidos españoles.

    «Todo depende de la gravedad del asunto: si el asunto es grave, puede que hablando bajo consiga que me respeten más, pero también puede significar que no le doy importancia a lo que hago y que, si yo mismo pongo tantos reparos, el asunto no es tan grave. El tono no determina nada, aunque tenga mucha influencia y diga mucho de nuestra categoría moral.»

    Yo no me refería a un relativismo moral ni mucho menos.

    «para mí un demócrata pegando berridos siempre será preferible a un stalinista educado y de voz amable que intenta vendernos la moto.»

    Hombre sí, la cuestión es que los que suelen pegar esos gritos no son precisamente los más democráticos de la sociedad. ¿Alguna vez se nos ha cruzado la mente de que muchos de esos que gritan apoyarían un golpe de estado contra Zapatero? No sé si eso se puede afirmar con mucha seriedad pero está claro que los fines de muchos de esos no son los más liberales que digamos.

    «¿Quién ha dicho que la izquierda tenga razón en todo eso? ¿Es, digamos, una especie de concesión, que ellos tienen razón en unas cosas, porque les ha tocado, o porque cuando las dicen ellos suenan más bonitas, y la derecha tiene razón en otras?»

    Yo hablo del proceso histórico: ¿quién hoy en día defiende que al mujer no debe votar?

    ¿quién hoy defiende que sólo los propietarios deben tener acceso a las urnas?

    ¿Quién niega que todos esos cambios fueron de la izquierda y han sido positivos? Lo que yo veo es que ni los conservadores se atreven a defender lo que defendían hace 100 años. Hoy nuestro interlocutor afirma tajantemente que se opone al matrimonio gay pero si seguimos esa lógica contra igualdad, también procede defender que hace 100 años la mujer no votaba ni tenía derechos.

    Y Samuel con lo del respeto quizás la palabra no sea la mejor. Me refería casi mejor a una serie de posturas jugando o estando conforme en línea con lo que enlaza Alfredo de la ironía de la izquierda más progresista.

    Si hay algo que valoro de esta web es precisamente la diferencia notable que veo entre lo que aquí se defiende en términos generales como lo liberal versus el metodo mas politizado y radical de sitios como Red Liberal. ¿No hay nadie por aquí que reconozca no haberse partido de risa con algunas de las cosas extremistas y ridículas que hay en sitios así?

    Un saludo y gracias por contestarme

  19. El baronismo del PP es inversamente proporcional al liderazgo de Rajoy. Y barones corruptos también los hay en el PSOE, lo que pasa es que los liderazgos de la izquierda suelen ser más duraderos y por eso no se notan tanto a nivel nacional.

    «Hombre sí, la cuestión es que los que suelen pegar esos gritos no son precisamente los más democráticos de la sociedad. ¿Alguna vez se nos ha cruzado la mente de que muchos de esos que gritan apoyarían un golpe de estado contra Zapatero? No sé si eso se puede afirmar con mucha seriedad pero está claro que los fines de muchos de esos no son los más liberales que digamos».

    Ya, pero normalmente uno se fija más en los que gritan… A mí me interesan más los que pretenden hacerse pasar por personas fiables sólo con bellas palabras. Son exactamente iguales que los que gritan, sólo que más arteros.

    «Yo hablo del proceso histórico: ¿quién hoy en día defiende que al mujer no debe votar?
    ¿quién hoy defiende que sólo los propietarios deben tener acceso a las urnas?
    ¿Quién niega que todos esos cambios fueron de la izquierda y han sido positivos? Lo que yo veo es que ni los conservadores se atreven a defender lo que defendían hace 100 años».
    «Hoy nuestro interlocutor afirma tajantemente que se opone al matrimonio gay pero si seguimos esa lógica contra igualdad, también procede defender que hace 100 años la mujer no votaba ni tenía derechos».

    Usted habla del proceso histórico, y yo hablo de las ideas. Usted habla de los conservadores, y yo hablo de los individuos que defienden tal o cual pensamiento. Si deja usted de encasillarme como un producto ideológico de los individuos que habitaron este planeta hace cien años, quizás entonces nos entendamos.

    Es indudable que soy heredero de ellos y que los hechos técnicos -el sufragio femenino, el sufragio universal- se consiguieron en un determinado momento de la Historia, donde la derecha no era «la derecha» de ahora ni «la izquierda» de entonces era la izquierda de ahora. Pero mi herencia es puramente accidental y yo no estoy obligado a defender todo lo que defendían los conservadores de antaño: ni siquiera estoy obligado a pensar que defender la dignidad de la mujer es una «idea de izquierdas»; ¿acaso la han patentado? Yo defiendo el sufragio femenino y no soy «de izquierdas», ni feminista. Mucho menos hoy, cuando estoy viendo que el feminismo tiene tan poco que ver con el reconocimiento de la dignidad de la mujer y sólo pretende culpar al varón de todos los males que acontecen. Dígame, si estos son de izquierdas, o sea, por definición herederos de los que consiguieron el sufragio femenino, ¿cómo quiere que juzgue la realidad de acuerdo con la herencia histórica de cada cual y no con las ideas concretas que defienden individuos concretos en el tiempo presente? ¿Voy a reconocerle a la izquierda actual ser propietaria y heredera de la defensa de los derechos de la mujer? ¿No será que la distinción entre «izquierda» y «derecha» no es más que un juego para atribuirse méritos técnicos -envueltos en ideología de género y lucha de sexos- que no les corresponden para después señalar con el dedo al enemigo? ¡Propaganda!

    Saludos.

  20. valcarcel · ·

    Me veo obligado a intervenir en este magnífico debate entre Samuel y «unomas» y apoyo todo lo que ha dicho Samuel. Pero voy a añadir un par de temas más:

    En cierto sentido, la palabra «conservador» no es correcta para encasillarme por completo. Considero que hoy en día, los conservadores son precisamente los socialistas y los que pretenden «conservar» el status quo: intervencionsimo, ingeniería social, y lo políticamente correcto.

    Uno de los grandes errores que tienen ustedes los «moderados» y posibilistas es que siempre juzgan algo por sus intenciones y no sus resultados.

    Yo simpatizo con todo el que me dice que «tiene sentimientos», y que se «preocupa» por el sufrimiento de las personas. Desgraciadamente, lo que ocurre en muchos casos es que esa «suavidad» de corazón se extiende al cerebro.

    Tomemos el ejemplo de la mujer y el feminismo y lo que usted pretende imputarme: no se trata de mostrarme a favor o en contra del voto femenino sino de oponerme a una actitud – casi siempre, las buenas intenciones acaban por fastidiar mucho más a los que pretenden ayudar. Siempre hay dos grupos detrás de una ley bienintencionada: los pringaos que piensan que todo es posible y que el ser humano es «bueno» y los intereses partidistas y ocultos que pretenden que las sociedades se tengan que acomodar a las preferencias morales de una minoría. Porque lo cierto es que sí, que hace 100 años, la mayoría moral se oponía al voto femenino y al sufragio universal en general. Por mi parte, aun cuestionó en qué nos ha beneficiado tantos cambios. ¿Somos mejores hoy en día por el hecho de que votan las mujeres? No ha habido siglo tan sangriento y mortífero como el XX y éste siglo en lo que va…aunque eso no debe interpretarse como que yo quiera ir contrarreloj en todo. La mujer vota, es un hecho, sí, bien para la mayoría, quizás negativo para un machista de los de verdad. Pero aún estoy por ver en qué beneficia tanto el cambio por cambiar.

    Lo mismo pasa con el salario mínimo, que condena a mucha gente al paro que no puede justificarse ese sueldo fijado como compatible con sus conocimientos reales.

    La caridad es buena, pero la mayoría de los empresarios no pueden permitirse eso. La ley más machista hoy por hoy es el salario minimo y la paridad.

    ¡Justamente lo que pretenden combatir! La desigualdad y resulta que la provoca más.

    La realidad es que este tipo de leyes «progresistas» sólo sirve a la minoría de esos sindicalistas privilegiados que tendrían algo que perder con la libertad y la libre competencia.

  21. Borjachenko · ·

    Ah, camarada Freddy Valcarcel, cómo me alegra saber que ha vuelto usted a la senda del colaboracionismo con el socialismo. Ya era hora, generalmente sus artículos son un coñazo de agárrate y no te menees, pero por lo menos uno puede contemplar cómo trata de cerrar las bocas de la derecha expañola, con escaso éxito, lamentablemente, pero siempre se agradece, sobre todo si se trata del malvado federico y además contra Gabriel Calzada de paso.

    PD: No diga que salió en un programa de TV en EEUU coño, no le dé publicidad, una cosa es que usted nos sirva de tonto útil y otra cosa es que haga el tonto a secas.

    Saludos y le animo a seguir por esta vía.

    Socialismo y/o Muerte (valga la redundancia)
    Su trabajo será recompensado freddy.

  22. valcarcel · ·

    Borjachenko: lejos está cualquier intención de callar a nadie – la derecha española ya lo hace ella solita sin mi ayuda. Si hay alguien que lleva años colaborando con el socialismo es precisamente la derecha liberal española, que, en vez de presentar argumentos contra el socialismo que tenemos, se dedica al insulto de su propia gente, y también como ya dije, defendiendo lo indefendible y pervirtiendo los cimientos democráticos. Si criticar que la derecha en España es lo más inútil que se ha visto es colaborar con la izquierda, pues que así sea: y la verdad es que no sería muy distinto un Rajoy en la Moncloa que un ZP, excepto por una cuestión de intelecto: ZP no es inteligente. ¿Qué cambiaría en España a nivel sustancial con Rajoy en La Moncloa? ¿Acaso se devolvería poderes al individuo? ¿Acaso bajarían drásticamente los impuestos? ¿cambiaría la política sexual del PSOE? No, y usted lo sabe. Nada o poco cambiaría con un Rajoy gobernando.

    Y claro que seguiré por esta vía, destruyendo lo que no es liberal, destapando a los fascistas que intentan hacerse pasar por liberales, y bloqueando cualquier intento de acercamiento entre los liberales y los fascistas de cualquier color político.

    Y sí, mi trabajo será recompensado: Dios es justo con los honestos.

  23. Borjachenko · ·

    Bien, me alegra que use los conceptos «colaborar con el socialismo», ya veo que está familiarizándose por fin con su función.

    También me alegra que usted considere colaborar con la izquierda el criticar a los que critican a la derecha, es lo que yo hago como socialista, no me importa el fin, sólo derribar al enemigo como hace usted.

    Finalmente le felicito, es importante que se ratifique usted en seguir por esa vía, es la mejor para evitar que la derechona cavernaria y rancia llegue al poder.

    Su labor es inestimable camarada, Niceto era un aficionado a su lado.

  24. Alfredo, despida usted a su enfermera, siempre le admistra la pastilla equivocada.

  25. valcarcel · ·

    Así me gusta: a falta de argumentos, insulto personal — me agrada que los fascistas se enfurezcan así conmigo, eso significa que voy por buen camino. Usted no tiene argumentos Sr. Morales: exijo que rectifique sus declaraciones de hace unos días sobre Franco y también sobre las confesiones que a usted no le gustan: retire esas palabras sin condiciones previas. Lo que he visto de usted es un incremento peligroso del fascismo en la Red Liberal. Expulse la intolerancia de su cuerpo, y pídale a Dios que le ayude a rectificar.

  26. Alfredo, hijo, es que la conversación que pretende ya la hemos tenido, al menos, un par de veces. Y como comprenderá, me aburre volver al mismo tema, y mucho menos, con analfabetos funcionales como usted.

  27. valcarcel · ·

    ¿Dónde está el analfabetismo? Y su comportamiento verdaderamente es asqueroso: estoy segurísimo que si yo le diría a usted la mitad de las paridas y vómitos que usted deja por aquí en su página, no me lo permitiría pero claro: yo soy liberal, usted un fascista. Dos mundos aparte: y gracias a Dios que así es, pues yo quiero a los fascistas bien lejos de mí. Pero continúe haciendo el ridículo: así todos mis lectores ven la clase de calaña que habita por la r.Liberal y el Instituto Juan de Mariana. Y no me llame «hijo» que con usted no tengo ninguna filiación y dudo mucho que usted sea padre, tan siquiera de algo.

  28. Por de pronto, repase usted su último comentario o respuesta. En mi Universidad no habría pasado de primero. Y, por supuesto, no pida trabajo en mi despacho y ni mucho menos en mi empresa. Su expresión escrita es infame.

  29. valcarcel · ·

    ¿cómo? ¿y quíen le ha dicho a usted que me interesa trabajar por y con usted? Y sí: estamos en un BLOG y no delante de un catedrático. Usted parece que quiere presumir de un no sé qué de cultura y eso a mí me la trae floja. No me interesa ni su nivel cultural, ni su despacho, ni su profesión, ni su vida privada: me interesa que se sepa que usted es un fascista.

    Preocúpese por lo suyo y no se preocupe por mi redacción que si de verdad me importáse eso, utilizaría el word o algún programa de corrección de textos. ¿Mi expresión escrita es infame? Parir a una persona como usted es mucho peor y nadie se ha muerto por eso. Qué gracia me ha dado su comentario, como si yo necesitáse de un pedazo de basura humana fascista como usted para comer. Ponga los pies en la tierra, cacho de payaso.

  30. Con esa impronta que luce, bien podría ganar, conmigo, ciento ochenta mil dólares anuales, aunque habría que pulir algunos aspectos de su procaz y promiscua personalidad. Por supuesto, jamás le presentaré a mis hijas. Nunca me lo perdonarían.

  31. valcarcel · ·

    Perdone si le he lastimado o que me haya interpretado así Sr. de Morales: yo soy una persona directa, y lejos estoy de querer ofenderle — recuerde que sólo ofende el que puede, no el que quiere, y yo ni quiero ni puedo ofenderle, pues ni nos conocemos. ¿A qué se dedica usted? ¿abogado? Es que no sé a qué viene esta discusión sobre profesiones — de todas formas yo estoy muy satisfecho con lo mío y con quién soy.

  32. Efectivamente, Alfredo, sólo conocemos de nosotros el alias, pero ello no le permite insultarme cada vez que se refiere a él. Ya se lo dije en su momento. Y desde luego no me ofende, pero algunas veces sí que es desesperante.

  33. valcarcel · ·

    Claro, pero si usted me llama analfabeto y hasta cuestiona mi «salud mental», no está de más que yo me defienda: tengo derecho como todo el mundo a defenderme ante cualquier ataque, sea de un alias o de una persona que conozca.

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