Mensaje a los musulmanes y a los laicistas

Desde Liberalismo Democrático, tomamos una postura muy distinta con respecto al Islam (y a las religiones en general) que difiere sustancialmente del laicismo y del Islamismo pervertido, es decir, el terrorismo islamista. Pensamos que se debe conectar nuestra tolerancia religiosa con críticas y condenaciones severas hacia los extremistas que utilizan la violencia para abusar de las personas — Musulmanes o no, en el nombre de la religión. Después de todo, son los musulmanes mismos los que más han sufrido violencia y crueldad en manos de extremistas islamistas.

Mi postura es universalista: debemos tomar en cuenta la experiencia histórica, que ha tenido mucho éxito, del concepto de libertad confesional en los países anglosajones como Reino Unido o EEUU. A pesar de que, debido al socialismo fusionado con multiculturalismo, hay muchos problemas de identidad en ciertas comunidades del Reino Unido y de EEUU, lo cierto es que son de los pocos países donde los musulmanes sufren menos odio o discriminación que, por ejemplo, en la Europa continental. La experiencia de un musulmán en Francia es mucho peor que la de un musulmán en el Reino Unido.

Los laicistas europeistas se equivocan y de forma gravísima, cuando exigen que los creyentes, musulmanes o cristianos o lo que sea, dejen sus convicciones religiosas antes de entrar en el discurso público-político. Abraham Lincoln, Martin Luther King, Ronald Reagan, y Margaret Thatcher, entre otros, no sólo se motivaron por su fe personal sino que en repetidas ocasiones utilizaron un idioma o vocabulario religioso para defender sus ideas.

Pero que nadie se confunda: una cosa es que un Islamista radical utilice sus ideas religiosas para justificar la masacre de ciudadanos inocentes y otra muy distinta es condenar la masacre porque así lo exige la fe. Los religiosos deben saber que tanto la religión como la tradición jurídica occidental es importante: la libertad confesional y el imperio de la ley, el Estado de Derecho.

Sin libertad confesional el liberalismo político es incompleto — estas libertades tienen que ir mano a mano. La libertad política correcta y liberal nos abastece a todos con un espacio donde se puede practicar nuestras convicciones religiosas y personales.

Eso no es sólo el modelo anglosajón pero debe ser un modelo para todo el mundo. La libertad política no tiene fronteras ni es algo «cultural» como argumentan algunos deterministas. Me resulta raro que un país como EEUU, a la hora de resolver los graves problemas de la violencia yihadista del Islam, no se aprovecha para dar lecciones de su propio éxito religioso y liberal, una tradición que todos los países musulmanes deberían aprender (y algunos en Europa también, sobre todo los que, como España, se han convertido en países donde la militancia laicista intenta imponer, eso sí, sin bombas de momento, su laicismo peculiar y anti-natural.

Señores lectores: la libertad confesional es posible y funciona y es también la manera más «solidaria» (para que me entienda la progresía laicista) a la hora de acomodar y respetar las religiones del mundo: toda tradición religiosa merece respeto, pero no todos los actos religiosos, sobre todo los que, como el terrorismo, se convierten en pretextos para alcanzar fines políticos en el nombre de la religión.

Para Liberalismo Democrático, el grave problema del mundo y de la política global no es que nosotros los occidentales y cristianos no respetamos al Islam o viceversa. No: el problema central es que existen demasiados gobiernos que no protegen suficientemente a sus minorías religiosas. Algunos países dominados por los musulmanes, como ciertos del Golfo Pérsico, sí que lo hacen pero hay demasiados, como Marruecos o Arabia Saudí, donde se persigue a las minorías confesionales. Estos países merecen nuestra condena y hay que vigilarles de cerca. Y lo que es totalmente lamentable es la postura de regímenes como el Iraní, que no se cansa de exigir disculpas a los occidentales para encubrir la persecución que sufren las minorías en aquél país.

Debemos respetar tanto a las minorías religiosas y compaginarlo con un mensaje bien claro: la libertad confesional también tiene grandes beneficios para los musulmanes. En Liberalismo Democrático nuestra posición ha sido bien clara: los musulmanes deben tener la libertad confesional para practicar su fe, pero sus gobiernos deben respetar a los demás también.

Los individuos musulmanes, quitando algunos casos de radicalización como ocurre en Francia o incluso en España debido a las políticas socialistas que únicamente provocan más aislamiento, no son, en general, terroristas en potencia. El origen del terrorismo islamista son los Estados que financian la violencia en el nombre del Islam. Por eso, desde Liberalismo Democrático, he defendido, personalmente, la intervención en Irán. Si acabamos con en el Estado iraní, acabamos con una de las mayores fuentes de financiación con la que cuentan los terroristas. No obstante, de momento hay más probabilidad de que en una ciudad como Madrid un ciudadano muera por la violencia de un redskin (o algún otro militante violento de la izquierda) que por una bomba en el metro. Dicho de una forma más clara: es mucho más probable morir en manos de un jóven de Izquierda Unida o algún anarcocapitalista en Madrid que por culpa de algún extremista religioso.

También es cierto que en muchos países musulmanes, la población siente un poco de asco por la imagen que damos a los demás. Muchos se ofenden por el laicismo militante de ciertos países europeos. Ven que en un país como España por ejemplo, donde últimamente todo vale, y sacan sus conclusiones. Muchos piensan que somos antireligiosos cuando los únicos anti religiosos de España son una reducida minoría en el Gobierno de Zapatero, dirigidos y alentados por Bibiana Aído.

Muchos sacan esas conclusiones después de ver el estado de nuestra televisión y cultura pop o incluso después de escuchar algún discurso de Zapatero.

Tenemos que aprender a hablar de la religión en otros términos. No debemos venderles lo malo que tenemos: las Jennifer López y Sorayas del mundo, pero tampoco deberíamos ser demasiado arrogantes. Simplemente demostrarles que nuesta experiencia histórica ofrece muchas lecciones en convivencia y sobre todo cuando vemos la relación entre religión y libertad política.

¿Y cual es esa lección? Hay muchas pero la más importante, para Liberalismo Democrático, es que cuando mejor está la religión es cuando crece libremente como resultado de una conciencia individual.

Creo que los liberales españoles cometeríamos un fallo gravísimo si adoptamos el laicismo militante. El laicismo ha provocado la exclusión de miles de ciudadanos en Francia y ha contribuido a su radicalización.

Por último: eso no quita de mis anteriores recetas con respecto a la inmigración masiva. Pero la inmigración masiva es un grave problema no porque los que vengan sean musulmanes o ateos o (ponga la religión que quiera) sino porque los que vienen reagrupan a sus familiares para que vivan gratis del dinero ajeno/arcas públicas. Y sinceramente, a la hora de combatir a los parásitos, nos debería importar poco qué color tengan o cuales sean sus origenes: lo importante es no tenerlos. De ahí a que sigo defendiendo una reducción drástica en los números de inmigrantes que llegan cada año. Tenemos que acabar con la inmigración TAL Y COMO la conocemos actualmente y optar por modelos más sostenibles que puedan incrementar nuestra productividad.

Buen día a todos mis lectores.

12 comentarios

  1. «Creo que los liberales españoles cometeríamos un fallo gravísimo si adoptamos el laicismo militante. El laicismo ha provocado la exclusión de miles de ciudadanos en Francia y ha contribuido a su radicalización. »

    No entiendo xq el laicismo ha provocado la exclusión de nadie. Al fin y al cabo no es más que la no internvención del Estado en materia religiosa.

    Creo que no lo he entendido bien, xq aplicando su simil a la economía, podría decirse que el capitalismo provoca la exclusión de los pobres…

    Un saludo

  2. Por cierto, respecto a la inmigración, mi propuesta es restringir las ayudas que generan parásitos, y no el libre tránsito.

  3. valcarcel · ·

    No, snake, entiendo la fuerza de su argumento pero no es así. Me explico:

    una cosa es la NO intervención en lo religioso (eso NO es el laicismo). Al contrario, el laicismo es un programa tan «ideológico» o «religioso» (por llamarlo de alguna forma) como el Catolicismo de Estado.

    Ha provocado la exclusión porque el Estado, los Estados oficialmente laicistas como el francés, no permiten la entrada de ningún otro tipo de manifestación cultural.

    Creo que usted confunde la no intervención, que es lo que yo defiendo, con el laicismo — el laicismo no es una ideología tolerante, todo lo contrario. Mi modelo es el anglosajón: la tolerancia.

    Con respecto a la inmigración, abogo por eliminar esas ayudas pero también me opongo a la anarquía fronteriza. Si no existieran controles fronterizos, tendríamos caos mundial y anarquía. No es eso lo que queremos en Liberalismo Democrático.

    Saludos

  4. valcarcel · ·

    Dicho de una forma más cruda: la religión es como la economía: mejor no tocarla.

  5. Entiendo lo que me dice.

    Creo que el problema está en que utilizamos términos distintos. Para mi el «laicismo» es tolernacia a todas las religiones y la no intromisión del Estado en materia religiosa. Sin embargo, la actitud intolerante a la que usted se refiere yo la definiría como una especie de «ateismo Estatal».

    Un saludo

  6. valcarcel · ·

    Ah, entendido entonces sí: el ateísmo estatal es lo que no debe ocurrir. Un ejemplo bien claro es lo que ha ocurrido en Francia con la prohibición del velo en las aulas. Me parece totalmente inaceptable en un orden liberal. Si viaja a Inglaterra por ejemplo, los conductores de los autobuses son casi todos musulmanes y llevan el turbán — nadie se inmuta.

    El problema, uno de ellos, del movimiento liberal español es que intenta copiar demasiado de lo francés — como UPyD. Yo prefiero mirar más hacia lo que nos corresponde: las alianzas atlánticas.

  7. Buenos días, Valcárcel y compañía. El artículo me pareció bien interesante.

    Dejo aquí mi aportación sobre el asunto, en cuanto a un aspecto que el laicismo de hoy parece llevar intrínseco, en opinión de muchos que funcionan por consignas de partidos.

    Saludos a todos. lamento no disponer últimamente del tiempo suficiente para venir a menudo.

    http://elrepublicanodigital.blogspot.com/2008/11/persecucion-religiosa-disfrazada-de.html

  8. valcarcel · ·

    Buen artículo: es esa la posición de L.Democrático, sobre todo esto que dice:

    «Y una verdadera libertad de culto debe empezar por el respeto del gobierno y demás instituciones hacia todas las confesiones religiosas, sin disculpar desde su posición de poder que el partido que sostiene al gobierno sea el principal promotor de la persecución y escarnio constante contra un sector de la sociedad española tan numeroso como los católicos, sean estos practicantes o no practicantes.»

    Y ese es el modelo «anglosajon» que es el que mejro funciona.

  9. De acuerdo con la esencia del artículo y con la diferenciación de Snake entre laicismo y ateísmo de estado.

    La verdad considero que un régimen laico como el americano es el ideal, pues aunque gobierno e iglesias se hayan separados, no se atenta contra el legado cultural, humano y social que supone la tradición judeo-cristiana para las naciones occidentales. Es decir, el gobierno no puede estar conectado con las iglesias, pero si con las confesiones y credos a título individual de los ciudadanos y los líderes políticos. Algo como jurar el cargo sobre la Biblia no debería escandalizar a ningún laicista más que a aquellos que defienden el ateísmo de estado y pretenden desterrar la religiosidad al más puro ámbito privado.

  10. valcarcel · ·

    Así es Andrés: uno de los debates que esto plantea en España, muy a mi pesar, es que muchos en la derecha han adoptado posturas «anti Islam» — el Islam o su manifestación en sí no supone problemas, más allá de los individuos radicalizados, y no olvidemos, financiados por estados terroristas.

  11. JUANMA · ·

    Si el laicismo es el aconfesionismo.

    Un estado puede ser aconfesional, osease, España. Como dice la constitución.

    Una persona puede estar a favor del laicismo.

    Pero una persona no puede ser laica. Es contradictorio. Si un pais es laico significa que las personas que viven o componen dicho país pueden tener la ideología que quiera. Yo por ejemplo soy Cristiano. Pero no puedo ser laico porque sería una contradicción.

    El que es ateo es ateo y por lo tanto puede ser laico pero el que es cristiano no puede ser laico pues de por si conlleva tener una confesión.

    El problema de tanto laicismo es que se lía a la gente a seguir una semántica que está de moda y sin saber el trasfondo que lleva detras.

    Ser laico es como si fueses guay porque si no estás anticuado y eres un facha. Publicidad comunista total.

    «del concepto de libertad confesional en los países anglosajones como Reino Unido o EEUU».

    De qué hablas………. si en Inglaterra se perseguían a los católicos y se obligaba al protestantismo……….

    El laicismo es una mentira que idiotiza a la gente a estar contra la iglesia católica porque generalmente son más cercanos a la derecha. si los curas votaran al psoe seguro que les daban 50 televisiones para que dieran misa todos los días.

    Laicismo=manipulación.

  12. Mitxel · ·

    Buenas Sr. Varcarcel.

    Permítame ser algo crítico con usted.

    Usted ha empleado el término laicismo no de forma sesgada, sino incorrectamente. El laicismo es la opción por la independencia del Estado con respecto a cualquier organización religiosa. En Europa esa separación ha sido tradicionalmente entre el Estado y la Iglesia Católica, lógicamente (por ser ambas corporaciones las que venían estando históricamente vinculadas).

    Esa total independencia es, en mi opinión, deseable, en tanto que no es justo para el resto de confesiones y no confesiones religiosas el actuar en pro de alguna de ellas, valiéndose del dinero (en lo económico) y la soberanía (en lo político) de todos.

    Sin duda, el laicismo bien entendido facilita la libertad religiosa, entre otras porque fundamenta un clima de neutralidad muy propicio para la convivencia interreligiosa y el trato en igualdad de las minorías confesionales.

    Otro asunto es, ciertamente, los atentados contra la libertad individual religiosa que gobiernos como el francés o el español han cometido en nombre de cierta «aconfesionalidad» activa, más o menos islamófoba, en los últimos tiempos.

    Desgraciadamente la palabra laicismo se está tergiversando y desvinculando de su sentido esencial. Los socialistas y los conservadores de este país no ayudan sino al contrario: minan su definición con un constante uso populista del término, a favor y en contra de lo que supuestamente representa, para ellos.

    El Sr. Juanma, por ejemplo, se equivoca. Laico, en lo individual, significa «que no tiene ordenación religiosa», porque si no tiene creencia religiosa, según el motivo, a esa persona se la llama «indiferentista», agnóstica, atea, escéptica, etc. Por otro lado, el laicista es aquél que está a favor de la independencia del estado con respecto a organizaciones religiosas de cualquier índole. Y por tanto, un católico, un musulmán, un hinduista y un ateo pueden ser laicistas, y en mi opinión «deben», por ser lo más justo para todos.

    Un ateo que quisiera vincular fundaciones ateístas con el estado, de algún modo, no sería un ateo laicista, sino un «ateistócrata» 😉 Del mismo modo, un católico que persiste en la concesión de privilegios a la Iglesia no es laicista, pero bien debería serlo, en pro de la neutralidad del Estado en esta materia.

    ***

    Por otro lado, Sr. Valcarcel, déjeme decirle que proponer la guerra contra Irán dice muy poco en favor de usted. En Irán viven sometidas al estado militarista una gran masa de personas que usted se llevaría por delante sin pestañear, por lo que veo. Usted sin duda es un muy buen político, lo que no dice nada en favor de su categoría como ser humano.

    Me resulta, además, ofensivo que usted se llame cristiano a sí mismo: «nosotros los occidentales y cristianos». Un cristiano que incita a la guerra es un ignorante esperpéntico de su propia religión y no merece el título de cristiano en absoluto, sin importar cuántos sacramentos haya recibido en su vida.

    Y me perdonará ese arrebato de idealismo, pero como decía el Sr. Bernad Shaw: «lo único malo del crisitianismo es que nadie lo practica». Y ojalá fuese al contrario, y se lo dice un no cristiano que lee atentamente los evangelios.

    ***

    Al margen de lo anterior. Permítame decirle que el actual «terrorismo internacional», encarnado en movimientos tales como el talibán, en su día fue alentado por los estados occidentales para luchar en contra de la influencia comunista en el medio oeste, y que por ello tienen poco que ver con los estados en los que medran.

    Decir que Irán financia a los terroristas islámicos, en general, dice mucho de su ignorancia. ¿Se refiere por ejemplo a los Mujaidines del Pueblo que cometen atentados en contra del propio estado iraní? ¿Se refiere usted a los talibanes afganos? ¿Se refiere usted a grupos radicales chiíes como Hezbolah? ¿O se refuere usted a otros movimientos paramilitares y políticos vinculados a Palestina?

    Sepa usted que aunque todos esos grupos compartan una categoría humana muy baja y que ciertamente algunos de ellos son financiados o ayudados por el regimen islamista, no son ni lo mismo ni parecido. Decir, por tanto, «guerra a Irán porque ayuda a los terroristas» es de un populismo feroz e ignorante.

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