Hoy, a raíz de mi artículo de ayer, me llegó una solicitud por correo electrónico del periódico de mi universidad, el Columbia Spectator, diciendome lo siguiente:
«Estimado Don Alfredo: Estamos sondeando a un puñado de ex-alumnos de nuestra universidad, académicos, empresarios, comentaristas, economistas, y gente que destaca por su conservadurismo a lo sajón acerca de Obama, para escribir sobre sus esperanzas para la presidencia de Barack Obama. Nos encantaría contar con su opinión. Si pudiera enviarnos 400 palabras elaborando esas esperanzas, lo necesitamos para la noche del jueves, que sería lo ideal.»
Señores lectores: ¿han visto la trampa? La premisa es, «¿cual es su esparanza?» Mi esperanza, y por favor espero que me entiendan cuando digo esto, no está con las masas fervientes de liberales estúpidos que han cedido y que dicen, con un tono moralista y pesado: «Bueno, espero que tenga éxito. Tenemos que darle una oportunidad, Alfredo, que acaba de empezar.»
¿Por qué? ¿Le dieron esa oportunidad a Bush en el año 2000? Antes de su inauguración, la misión destructiva de la izquierda había comenzado. He estado escuchando a Barack Obama durante más de dos años, mucho antes de que la mayoría de los españolitos que se creen cultos le conocían. Sé cual es su política, sé cuales son sus planes, como él mismo los ha señalado.
NO QUIERO QUE TENGA ÉXITO.
Señores, por favor: estamos hablando de la mayor absorción del sector privado por el Estado en la historia entera de los EEUU, desde el negocio bancario, la industria de las hipotecas, los coches, y la atención sanitaria. No, no quiero ver que el Estado y EEUU se haga cargo de todas estas cosas. No quiero que esto funcione. Así que estoy pensando en el tipo de respuesta, «Muy bien, les envío mi respuesta, pero no necesito 400 palabras, necesito cinco: «Espero que no tenga éxito.»
¿De qué se ríen? Vamos a ver, tontines bienpensantes: Todo el mundo piensa que esto que estoy diciendo algo escandaloso y de mal gusto. Incluso, muchos liberales que me leen. «Ohh, Don Alfredo, usted no puede hacer eso.» ¿Por qué no? ¿Por qué es diferente afirmar esto y decir que espero que fracase el socialismo? ¿No se puede criticar a un negro? Conmigo lo llevan crudo: no me interesa si es negro o chino o blanco: le desearía exactamente lo mismo si Barack Obama fuese rubio y de ojos azules y se llame Winston Smith. El progresismo socialista ES nuestro problema. El socialismo es lo que ha conducido a España al borde del abismo. ¿Por qué hay algunos que esperan otra cosa de Obama? No me interesa en absoluto lo que me dicen algunos españoles acerca de «la unidad en tiempos de crisis» y los mails que dicen «joo aprenda de los americanos jóven, ellos sí están unidos.»
En primer lugar, soy español y no todo lo que tiene EEUU es necesariamente bueno ni apto para copiar. Tiene más cosas buenas en la actualidad que España, eso no lo dudo, pero dejémonos de tonterías por favor. Los españoles no tenemos por qué copiar todo lo que hace EEUU y me importa un bledo que «se sientan unidos» y que «lloren en las inauguraciones.» No veo nada de admirable en rendirle culto a un hombre. Solamente un fascista puede sentir esa obsesión positiva por la «unidad» a coste de cualquier cosa. ¿Por qué hay algunos de ustedes que desean más socialismo?
Para mí sería un gran honor si la prensa, mañana mismo o quizás hoy, ponga como titular, «Alfredo espera que fracase la presidencia de Obama.» ¿Por qué tenemos que jugar de acuerdo con las normas trampa que nos tiende la progresía izquierdista? ¿Por qué tenemos que aceptar la premisa de que, debido a la naturaleza «histórica» de su presidencia, hay que desearle el éxito? Esto es la discriminación positiva si lo hacemos. ¿Queremos promover el fracaso, la incompetencia y desear que EEUU caiga en el socialismo, simplemente porque es negro? Perdón.
Tengo superada la naturaleza histórica de su presidencia. Él es el presidente de los Estados Unidos, él es un líder mundial, un ser humano, y lo que me importan son sus ideas y las políticas que promueve, no su color de piel, ni su pasado, ni si se llama Hussein o Saddam o Dios sabe qué. Incluso, su pasado con terroristas antiamericanos es irrelevante para mí. ¿Quien no ha tenido alguna asociación poco deseable en su juventud? Yo mismo las tuve…y eso no me importa. Estamos hablando de los EEUU de América y es preocupante que los estadounidenses quieran más socialismo. Por eso me bastan cuatro palabras: No le deseo éxito.
A veces me siento como el último liberal de pie, incluso en EEUU. Para mí, todo una honra…sí, quizás yo sea el verdadero rebelde. Si el PP, en España, ha sacrificado todo el concepto de la victoria, lo siento, soy ahora liberal y conservador, no sólo de nombre, y ellos son unos vendidos. Al menos, soy serio. Me niego a aceptar la tiranía de la mayoría. ¿Hay alguien que de verdad piense que lo malo de la izquierda va a cambiar porque Obama sea de raza negra? No, el legado de la esclavitud seguirá siendo el gran negocio de la izquierda, y no nos absolverán, a los occidentales blancos, por el legado colonialista de nuestro pasado. Simplemente, no lo van a hacer, amigos. Es un negocio demasiado grande para la izquierda mantener vivas todas esas cosas que dividen a los ciudadanos en grupos quintacolumnistas, exactamente como ocurre en España con la memoria histórica y otras chorradas. La izquierda seguirá siendo antiamericana y socialista…y nosotros deberíamos seguir siendo lo que somos: de derechas y liberales.
Razones número 100 y 101 sobre por qué ya no soy del PP: Los peperos «buenos» ahora hablan bien de Obama y del bipartidismo, al igual que la mayoría republicana en EEUU. Puedo entender cuando los progresistas rinden culto a los fracasados…pero…¿nosotros?
Pues eso: no esperen buenas voluntades de mi parte ni sentimentalismos baratos.
«No veo nada de admirable en rendirle culto a un hombre. Solamente un fascista puede sentir esa obsesión positiva por la “unidad” a coste de cualquier cosa».
En eso estoy completamente de acuerdo y resulta algo cansino ver cómo muchos medios europeos suben a Obama a los altares a los dos días de haber empezado a gobernar. ¡Qué infantilismo! A un político debe juzgársele por los hechos, pero la izquierda se entusiasma con sólo oírle largar buenos sermones. Son unos idealistas. Es verdad que el discurso de Obama o de quien se lo haya escrito le da diez mil vueltas a los de ZP, pero no deja de resultar algo utópico amén de corrosivo para la libertad individual.
Y de unidad nada: ya están las instituciones ahí para mantener el orden social, precisamente para poder soportar la crudeza de una oposición política seria sin que se destroce el sistema. Al contrario de lo que crea ZP, lo que más quebranta las instituciones es la debilidad de la oposición.
Saludos!
Efectivamente Samuel…y yo creo que la estrategia de la izquierda es eso ahora de la «unidad» para intentar poder colar lo demas. Lo triste es que hay algunos liberales que han tragado un poco de la sangria…o como dicen aqui los estadounidenses, «don’t drink the Kool Aid.»
Saludos