«Los Congresistas que voluntariamente tomen decisiones/acciones en tiempo de guerra que hagan daño a la moral y socaven la moral de los militares deberían ser detenidos, exiliados o ahorcados» – esto es lo que el Presidente Abraham Lincoln dijo durante la guerra entre los estados. Hasta la fecha, nadie ha sugerido tales medidas con relación a la guerra contra el terrorismo que enfrentamos en el mundo Occidental. Aun así, la advertencia de Lincoln nos demuestra la seriedad de la responsabilidad política en tiempos de guerra y establece unos límites muy claros: una cosa es la disidencia política legítima, y otra cosa es ayudar al enemigo. Durante mucho tiempo, el Partido Republicano de los EEUU tachaba al Partido Demócrata como el partido de la traición a la patria. No nos olvidemos que en aquellos tiempos, el Partido Demócrata de los EEUU albergaba a una serie de personajes muy parecidos a los anarco-capitalistas sediciosos de nuestros días.
Hoy en día, algunos dicen que el Partido Demócrata sigue en este juego sucio de la traición. El objetivo que tuvieron desde los inicios de la guerra en 2003 para liberar a los iraquíes siempre fue el mismo: destruir al presidente republicano, George W. Bush. Al igual que, en el caso de nuestro país, el Partido Socialista Obrero Español tuvo desde el principio, un objetivo bien claro para desestabilizar el gobierno del ex – presidente Aznar. Hemos de tener cuidado a la hora de utilizar la palabra “traición” porque es un delito bastante grave y no se puede usar a la ligera. Para los del Partido Demócrata, parece que no es un tema muy serio. En la guerra de Vietnam, muchos de sus actuales dirigentes mostraron apoyo total hacia el enemigo comunista y ofrecieron apoyo al Viet Cong en diversas manifestaciones, muchas de ellas encabezadas por Jane Fonda. Es lógico que para ellos, la palabra “traición” no signifique algo grave y punible. La gran diferencia entre los traidores del siglo XIX en EEUU y los de ahora es que los traidores demócratas y socialistas atacan al presidente diciendo que es por “apoyo” a las tropas.
Todo comenzó poco después de la liberación de Irak, cuando los demócratas del Senado pidieron a la Comisión Especial del Senado sobre Asuntos de Inteligencia que examinen si los servicios de inteligencia fracasaron y obligaron a que Bush mienta sobre el tema de las armas de destrucción masiva. El presidente de la comisión, el senador Pat Roberts, mostró su apoyo a una investigación ya que desde los años 70, esa comisión tenía una tradición de carácter cooperativo y no partidista. Los demócratas rompieron con esa tradición, alentados por el Senador demócrata Jay Rockefeller. Él, actuando en conjunto con el Senador Levin de Michigan, decidió convertir la investigación en una batalla y arma contra el presidente George W. Bush. Hay una serie de pruebas de que el Partido Demócrata quería utilizar esta comisión para fines partidistas y políticos. Como no quiero alargar esta entrada porque luego mis lectores me dicen que escribo demasiado, sólo os diré que si quieren leer el “memo” oculto del Partido Demócrata (está en inglés), que me lo digan en los comentarios y lo cuelgo.
Los que estudian y se especializan en temas de inteligencia nacional están casi todos de acuerdo en que el plan del Partido Demócrata es un ejemplo de una grave violación en tiempos de guerra, mostrando así un desprecio increíble por la seguridad nacional y los objetivos bélicos.
Como respuesta, se exigieron tres cosas: que el autor o autores de la carta de los demócratas se identifiquen, que el autor o autores y el destinatario o destinatarios nieguen una vez por todas, este ataque partidista en su totalidad y pidan una disculpa personal al presidente de la comisión. Increíble, pero lo cierto es que no se les exigió más. Tenemos un caso muy claro de algunos demócratas jugando con la traición y un partido Republicano débil en su respuesta. Personalmente creo que Bush pudo hacer más contra estos esfuerzos en su momento, porque creo que ahora ya es demasiado tarde y el daño está hecho.
Anoche estuve leyendo la Proclamación de Emancipación del ex – presidente norteamericano Abraham Lincoln. Poco después de firmarla en 1863, Lincoln habló con dureza sobre la necesidad de detener, condenar y, en su caso, ejecutar a los congresistas que de palabra o de hecho socavaban el esfuerzo de la guerra. Al menos un congresista tuvo que exiliarse mientras a otro se le sentenció la pena capital (la horca en esos tiempos). Sobre la detención de esos traidores, Lincoln escribió al respecto (traducción mía):
“Su detención se realizó porque estaba obrando, con algún efecto, para evitar la concentración de tropas; para alentar las deserciones del ejército, y para fomentar actos de sedición y rebelión. Él no fue detenido porque estaba dañando las perspectivas políticas de la Administración, o los intereses personales del comandante general, sino porque le estaba haciendo daño al Ejército, a la existencia y el vigor que le da vida a la nación. Estaba luchando contra el Ejército, y esto nos dio la jurisdicción constitucional para castigarle.”
Militancia peligrosa contra los militares y el Ejército: deberíamos contemplar seriamente las palabras de Lincoln para ver si pueden aplicarse a algunos diputados y congresistas de estos tiempos, aunque insistan, incluso el más radical, que lo hacen para “apoyar a las tropas.” Desde un punto de vista jurídico, creo que la ley podría permitir que EEUU detenga a esos ó aquellos congresistas/políticos que socavan la eficacia militar o la moral de las tropas mientras exista una situación bélica. Algunos me han dicho que las detenciones de la época de Lincoln fueron declaradas anticonstitucionales por el Tribunal Supremo de ese país. Pero se olvidan que el TS dictaminó la inconstitucionalidad porque aquellos políticos vivían fuera de la zona de guerra en el momento de sus acciones y no porque no sea punible una conducta particular.
Es algo que deberíamos estudiar más. No obstante, el propio reglamento del Senado de los EEUU (aunque no se cumple cuando se debe, al igual que ocurre en nuestro Congreso de los Diputados), contempla la posibilidad de expulsar a aquellos congresistas que pongan en peligro a los servicios de inteligencia en tiempos de guerra o que obstruyan los esfuerzos y objetivos bélicos, como mínimo.
En resumen: una cosa es la disidencia, y otra cosa es la traición al jefe del Estado en tiempos de guerra.
una cosa es la disidencia, y otra cosa es la traición al jefe del Estado en tiempos de guerra.
Totalmente de acuerdo, sólo que usted no la conoce.
una cosa es la disidencia, y otra cosa es la traición al jefe del Estado en tiempos de guerra.
Totalmente de acuerdo, sólo que usted no conoce la diferencia.
Mario, yo creo que la diferencia es más que evidente: criticar la guerra de forma pacífica por ejemplo sería disidencia. Obstruír descaradamente las obras de combate en los campos de batalla, divulgar información de los servicios de inteligencia e intentar frenar ilegalmente (con comisiones extraparlamentarias por ejemplo) los objetivos bélicos, es traición punible. El Tribunal Supremo de los EEUU reconoció esos hechos como delictivos que conllevan la pena capital.
Aprovecho también para decir que en el caso de los militares, los que cometan actos de agresión contra un Estado extranjero (por ejemplo el narcotráfico o las violaciones) también pueden ser llevados ante un tribunal militar y si se esclarece que han cometido ciertos actos delictivos (hay otros), se les puede fusilar.
En este caso, hablamos de políticos civiles, esta vez del partido Demócrata de los EEUU, que han cometido posibles delitos de traición. Ahora han pasado ya 5 años, pero yo si fuera Mccain abriría una investigación judicial para determinar si se sobrepasaron de los límites jurídicos. Si es así, deben enfrentarse a las penas que contemple el Código Federal de los EEUU contra los que cometen tales infracciones penales.
Si quiere le puedo enviar el «memo» clandestino del Partido Demócrata.
Pues yo estaría muy orgulloso de defender la paz y todavía más orgulloso de que alguien como Alfredo Valcarcel quisiera meterme en la cárcel… o ahorcarme.
¿poner la vida de los soldados en peligro y defender a los terroristas es defender la paz? Increíble.
Y tenga cuidado con lo que desea: puede que se cumpla.
En algunos países, sobre todo los que usted defiende, no solo se castigan a los traidores sino a toda la familia.
Apelar a declaraciones hechas por Lincoln en el marco de una guerra «casi total» (al menos de las primeras guerras industriales), como fue la de Secesión es un claro exceso. Lo cierto es que lo que usted propone es un disparate entre otras cosas porque EEUU no se encuentra en tal clase de guerra y, de hecho, ni siquiera está en guerra sino en una suerte de labor de policía global. Criticar semejante labor policial no tiene nada de traicionero sino de, acaso, errado. Y la democracia ampara el error. ¿O no?
Iracundo:
Le explico; primero haciendo una pregunta. Reflexione, ¿hasta qué punto puede llegar a ser traición lo que quiera pasar por política?
Hecha la pregunta, quiero recordarle que Lincoln (es cierto que las circunstancias no son las mismas y en eso estoy de acuerdo con usted)…no sólo mandó al paredón a decenas de soldados sino también tuvo el sentido de encarcelar a muchos «periodistas» y políticos. El número total de personas detenidas por estos motivos rondan los miles y es un hecho bastante bien documentado en la historia.
¿Quiere usted un precedente idéntico a ciertos políticos que rozan lo traicionero y que no se les ha hecho nada?
Tome:
http://en.wikipedia.org/wiki/Clement_Vallandigham
Algunos datos de ese artículo interesante que son comparables a los políticos de izquierdas de ahora:
«He denounced «King Lincoln,» calling for Abraham Lincoln’s removal from the presidency. On May 5 he was arrested as a violator of General Order No. 38.»
Hay muchos ahora que denuncian al tal «rey Bush» (no se ha detenido ni a uno sólo). Es curioso.
Lo más duro, Sr. Iracundo, es ésto:
«Vallandigham was tried by a military court 6-7 May, denied a writ of «habeas corpus», convicted by a military tribunal of «uttering disloyal sentiments» and attempting to hinder the prosecution of the war, and sentenced to 2 years’ confinement in a military prison. A Federal circuit judge upheld Vallandigham’s arrest and military trial as a valid exercise of the President’s war powers. President Lincoln wrote the «Birchard Letter» to several Ohio congressmen offering to release Vallandigham if they agreed to support certain policies of the Administration.»
Usted sabe que yo abogo por la teoria conocida como «unitary executive» que le da poderes casi absolutos a la rama ejecutiva de un gobierno federal en circunstancias excepcionales. Incluso soy más generoso que Lincoln, ya que he defendido que se haga siempre y cuando exista autorización congresional. Con Lincoln, ni siquiera eso.
Ahora vamos a lo importante de su comentario:
Usted afirma que EEUU no se encuentra en tal clase de guerra sino en una labor de policía global.
Estoy de acuerdo (casi) pero en lo importante estoy de acuerdo con su afirmación. Eso no quita de otras cosas: aquí lo importante es saber qué poderes constitucionales tiene el presidente de aquel país para detener a ciertas personas en circunstancias excepcionales. No será una guerra, algunos dicen eso, pero no me podrá negar que son circunstancias excepcionales en las cual nos encontramos todos, o casi todos los occidentales que, para bien y mal, dependemos de lo que haga el «imperio.» La const. no solo dice «guerra» sino también la const. de EEUU habla de circunstancias excepcionales (la const. original no, me refiero a la jurisprudencia const).
Creo que Bush debería haber sido mucho más «linconesco» en su trato a los que haciendose pasar por «oposición» son los «copperheads» (busque la def. si no la sabe) del siglo XXI.
La democracia ampara el error, ciertamente: lo que no ampara es el crimen imperdonable que supone la traición.
Saludos.
PD: Me sorprende que tome usted esa postura cuando todos los del vonmises en EEUU son férreos enemigos de Lincoln y de medidas linconescas.
Al innombrable que dice que yo «censuro» y de que aquí no hay libertad de expresión le diré un par de cosas:
Yo ya le he dicho a usted que nunca se sabe cuando habla en serio o está bromeando porque es muy grave este tema.
Aquí no hay ningún problema político: deje de andar charlataneando por esta bitácora….porque pese a lo que digan algunos propagandistas de su querida Red Liberal, aquí hay libertad de expresión…sí…yo estoy hablando y expresándome aquí, ¡y otros también!
Aquí hay democracia y si no que se lo pregunten a todos los que me dejan comentarios. ¿He editado yo un solo comentario? ¡NO!
¿Qué pasó con Stewie Griffin?…ustedes todos lo van a saber; ya eso pasó.
¿Qué pasó con Victor? Pues no sé si lo van a saber pero…lo más probable es que lo sepan. Para amigos y enemigos, lo «oficial» es lo que yo publico en mi bitácora aunque no quite de nada de lo que yo haya podido decir en otro medio.
Para que vea usted que yo no censuro, le contesto:
Vamos a ser sinceros, por favor. La gente habla y se hace eco, y lo otro, muchas veces cosas vagas que se dicen, en la interpretación que se hace de mi texto y de mi persona.
Le respondo a su repugnante pregunta recordándole que ese individuo tuvo una oportunidad de salvarse, ¡sí! Si hubiera asumido sus responsabilidades…y hubiera sido un hombre verdaderamente arrepentido. Yo considero que ese tribunal militar fue generoso, yo creo que casi todos los inculpados deberian haber sido sancionados a la pena capital. El Tribunal de Lincoln fue justo (pero generoso en muchas decisiones).
Pero en el momento en que se quiera cuestionar ¡la cohesión! y ¡la propia autoridad del comandante en jefe en tiempos de guerra, en una guerra como aquella, pienso que los tribunales de Lincoln lanzaron ¡una advertencia! para que todos nos entendamos mejor.
Ahi tiene mi respuesta (no le he censurado, le he contestado, pero esta bitácora cumple con la ley vigente en España y no se permite la apología del terrorismo ni la incitación a cometer actos delictivos ni amenazas a terceros). No censuro, cumplo con la ley vigente y si usted tiene un problema con Iracundo y conmigo, escriba un artículo ó ábrase una página web. Los que hacen apología del terrorismo no tienen nombre, lo siento.
Está claro que el límite es la lealtad al Poder, que puede tornarse en deslealtad o abierta conspiración cuando se utiliza el estado de guerra para favorecer intereses partidistas.
Claro que también hay que tener en cuenta que el concepto de estado de guerra hace referencia a un riesgo inminente y total, relativo a un escenario bélico que se desarrolla sobre el territorio nacional o que aún siendo lejano genera una situación extraordinaria de peligro de la seguridad nacional. Lo cierto es que desde la Segunda Guerra Mundial, las guerras a posteriori en las que América ha intervenido no han sido ni en el peor de los casos un riesgo real y preocupante para la seguridad o integridad de los Estados Unidos.
Las guerras desde 1945 y más aún desde la caída del Telón de Acero, se han desarrollado en lugares lejanos a Europa y América del Norte y ante enemigos poco acostumbrados a la guerra convencional o regular, por lo que tales poderes extraordinarios se vuelven innecesarios.
Otra cosa es que se recurra al gobierno por decreto en un estado de guerra declarado legalmente, supuesto con el que estoy de acuerdo.
Saludos.
Andrés nos presenta con una verdadera alternativa: estoy de acuerdo con él…sobre todo en el último párrafo aunque yo siempre he insistido en que se le de esos poderes mediante autorización congresional.